Tumgik
nuestroparchecali · 11 months
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nuestroparchecali · 11 months
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El lado oscuro del amor: La historia de un caso real de cachos
Durante casi toda la historia de la humanidad, estuvimos regidos en Europa (yo soy de allí) por monarquías, un sistema basado en un grave error de concepto: los descendientes de los reyes que regían una nación, seguramente heredarán las características físicas y de liderazgo de sus ancestros (en un principio los reyes eran aguerridos conquistadores), por esta razón, sus hijos gobernarían de idéntica forma a la de sus padres y sus abuelos (si bien la idea tiene cierta lógica, ya sabemos que la genética no sigue los principios de la alta aristocracia sino los propios, y que algunos reyes terminaron saliendo «chiveados» y en vez de parecerse a Ricardo corazón de León, se terminó pareciendo al borracho de la esquina de tu barrio). Con el paso de los años y viendo los engendros que salían después de producirse  varios matrimonios entre primos, hermanos o hijos, los súbditos se percataron de que esta regla no se cumplía para nada, más bien al contrario.
Como las leyes de la genética de Mendel todavía no estaban escritas, y mucho menos aún se sabía de el ADN y cómo esté funcionaba, los reyes pensaron que sería buena idea casar a sus príncipes con las hijas de monarcas o aristócratas de otras comarcas para reforzar vínculos políticos y también económicos con sus países vecinos y que los beneficios aristocráticos siguieran siempre en manos de los mismos. Al cabo de unos siglos, todos los reinos de Europa compartían lazos de sangre, aumentando así los riesgos de transmitir a los futuros mandatarios enfermedades de origen genético.
Sin embargo, había algo que podía salvar a Europa y que ésta fuese gobernada por monarcas «retrasados mentales» cómo la historia nos ha enseñado que en varias ocasiones ha sido, y esto era la gran promiscuidad de los mismos que permitía la introducción de genes nuevos a través de esas relaciones. Normalmente éstas infidelidades reales pasaban desapercibidas o no se les daba mucha importancia. Pero hubo un caso muy especial. La hija negra de Luis XIV de Francia, el Rey Sol.
María Teresa, la hija de Felipe V de España, contrajo matrimonio con ‘El Rey Sol’ en el año 1660. Los primeros meses el matrimonio parece que fueron relativamente bien, pero después pasó a ser un infierno para la reina debido a las muchas infidelidades del Rey. Según sé sabe, fue una boda de conveniencia, y cómo es natural en estos casos, al poco tiempo se fue la pasión y llegó la realidad, el Rey era muy bajito (utilizaba altos tacones), tenía ojos saltones y una nariz prominente, además de ir siempre con grandes pelucas debido a los piojos y cómo ya sabemos era excesivamente promiscuo (viéndome a mí, hasta podría ser su descendiente directo, por lo bajito y narizón, no por los piojos). La reina tenía los dientes muy mal puestos, no hablaba francés y no era mucho de lavarse tampoco. Así que fueron separándose y haciendo prácticamente cada uno su vida sin apenas verse (de vez en cuando un poco de sexo conyugal y poco más).
El 16 de noviembre de 1664, la reina María Teresa dio a luz a su tercer hijo. Y ante la sorpresa de su marido el Rey, era una niña, y era negra (aquí ponéis todos cara de sorpresa).
Según las crónicas reales de la época, la princesa murió 40 días después. Con el nombre de María Ana de Francia al no aguantar los inconvenientes y dificultades del parto.
¿Cómo pudo ser que la reina tuviera una hija negra?
María Teresa se sentía más aburrida que los discursos de campaña política que tenemos en Colombia éstos días. Nadie le hacía mucho caso a la reina que además no hablaba el idioma ni era muy querida en el entonces palacio en construcción de Versalles, sólo la excepción del duque de Beaufort, quien con permiso del Rey Sol,  tuvo la idea que regalarle un esclavo pigmeo al que nombraron Nabo para que hiciera compañía a su majestad la reina.
Al poco más de un año, la Reina María Teresa dió a luz una niña negra (que además se parecía a Nabo). La princesa, llamada Ana Isabel, «convenientemente» para el Rey se dijo que murió a los pocos días, y el esclavo pigmeo también pasó oportunamente al más allá (lo suicidaron, claro está contra su voluntad, un falso positivo que se dice por éstas tierras).
Veinte años después de la supuesta muerte de la niña, la corte francesa asistió a la ceremonia de votos de una monja negra llamada Louise Marie Therese  en el convento benedictino de Moret Sur Loing, a la cual el Rey Sol le concedió una pensión vitalicia de 300 libras de oro. La monja solía ser visitada por distintos miembros de la familia Real e incluso por el nuevo Rey, su «hermano» el delfín de Francia.
Luis XIV tuvo un mínimo de 18 hijos naturales con diferentes mujeres, sin embargo cómo veis el karma existe y quien pone cachos, cachos recibe por muy Rey Sol que se sea…!!!
(Eso sí, al menos se ocupó de ella y le pasó pensión).
En unos días espero que haya un nuevo tema que os resulte tan interesante como los anteriores.
Escrito por: Ángel Moreno
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