blackravenatnight
Planet Alpha 217
Dicen que soy muy bueno haciéndome pasar por eso que te hace falta..
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Compañero de vida
Comprendí las diferencias, por fin. Yo deseaba un mar sin límites, explorar sin restricciones cada rincón de lo que soy.. Un viaje sin fin, compartiendo la vida contigo mientras vos también navegabas tus propios mares.. Quería conocer almas, tejer historias, vivir momentos efímeros, llenarme con experiencias diversas, y compartir la riqueza de estas vivencias con aquellos que despertaban mi curiosidad, y siempre volviendo a nuestro mundo a analizarlos contigo, y vivir las nuestras..
En cambio vos, soñabas con un refugio íntimo, un mundo tejido solo para nosotros dos, donde nuestra existencia se arraigaba en una complicidad secreta, impenetrable para los demás.. Querías, capaz, que nuestra conexión fuera un misterio, un eco de amor que solo nosotros pudiéramos entender, alianza contra el mundo entero, burbuja donde solo nuestra esencia tuviera cabida y sentido..
Ambos sueños son una vida hermosa, dos formas sublimes de amar y existir.. Y aquí me encuentro, atrapada en la encrucijada de desear ambas sin poder decidirme por ninguna.. Quiero amarte con esa profundidad insondable que nos define, pero también, la libertad que me permita expandir ese amor me llama, insaciable, repartir mi vida sin perder la certeza de que mi compañero de destino está conmigo..
Quiero vivir en la inmensidad de mi ser y tener microcosmos de nuestro amor, porque en el fondo sé que, sin importar cuántos horizontes crucemos, siempre volveremos a nuestros abrazos, nuestros besos, la calidez de nuestras almas, el entender más sincero, la conexión más real.. Te quiero, hermoso ancla, alas al vuelo, viaje y destino, y en ese equilibrio frágil y hermoso reside la verdadera libertad..
-Ela
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-Ojalá.
-Pero no es.
-Me gustaría que fuera.
-A mi también.
-Somos reales después de todo?
-Siempre lo fuimos, pero hey, espero sigas creyendo que la magia existe, que yo no lo sea, no significa que no sea real.
-Ya no busco la magia, busco la realidad, es más sano, menos ilusión, pero más vida.
-Nos vemos del otro lado de la brecha..
-O no..
-Te amo.
-Yo también te amo.
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Mediodía en Montevideo
Somnolienta ciudad de grises, donde se cruzan mil fachadas, cada una una máscara, cada sonrisa un velo, cada sombra un relato..
Vivimos entre anhelos, clamando por la autenticidad que se escapa entre nuestros dedos al cruzar el umbral y entrar al delirio compartido, la obra pre aprobada del mundo..
Si la especie estallara en una danza caótica de verdades desnudas, de subconcientes ahora prominentes, emociones enfatizadas, no sería a caso un caos celestial, una sinfonía etérea de sentimiento puro?
Cómo serían las interacciones más allá de las formalidades y las cortesías?
Cuánta conexión genuina florecería entre almas despojadas de disfraces?
Humanos, seres desesperados, necesitados, anhelantes, hambrientos, rotos, existiendo..
En medio de ese vendaval de realismo, encontraríamos la esencia más pura de cada ser, compartiendo el dolor y la alegría en un encuentro profundo y sincero, hasta que cada alma se sitúe su lugar en el vasto tapiz de la existencia...
-Ela
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Ojos Azules
Es otoño, me sumerjo en la evocación de los días en que nuestros destinos se entrelazaron, con tus vaqueros desgastados y la profundidad de tus ojos azules. Tu presencia imponente me desconcertaba, irradiabas una autenticidad que te volvía inquebrantable.
Durante el invierno, te contemplé mientras dabas vida al arte en las noches de niebla, preguntándome si algún día reuniría el coraje para invitarte a ahuyentar el frío a mi lado. En una tarde frente al mar, tus palabras dibujaban historias mientras mi atención se aferraba a tu figura, resistiendo la idea de despedirnos mientras buscábamos cualquier excusa para prolongar nuestro tiempo juntas con risas cómplices. Te abrí las puertas de mi mundo y, en un gesto tan esperado como inesperado, tus labios encontraron los míos, rompiendo todas las barreras de timidez que habían existido entre nosotras. La suavidad de tu piel contra la mía en una noche sin pensamientos me cautivó más de lo que jamás hubiera imaginado.
Sin embargo, la llegada de la primavera trajo consigo una brisa de incertidumbre que te llevó lejos de mí, ajeno a mis sentimientos y confusiones. Ya no éramos cómplices, ya no compartíamos risas; ahora, solo podía observarte mientras parecía que de una punta a la otra del salón habían quilómentros entre nosotras, cuestionarme en silencio qué había salido mal..
-Ela
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Enriedo de lo complejo, mi primer instinto es la risa,
Por mi propia imbecilidad o por lo cómico del juego?
Opto por el segundo, sin embargo lo primero me consume,
Elegir saber, riesgo sin fin, camino incierto.
No puedo eternamente quedarme en sombras,
Busco la grieta, el hueco en el muro,
Cuando la nada roce mis dedos, avanzaré,
Perdiendo más de lo ganado, siempre en busca.
Quiero saltar al abismo y ser devorado,
Que mi ser se expanda, estalle y crezca,
Llenando el vacío con mi propia esencia,
En este plano, un poco más completo.
Exhausto de las personas y sus dilemas,
La maraña de sus existencias, me atrapa y retiene.
Harto de sus aflicciones, de sus contratiempos,
Anhelando la serenidad, de un respiro lejano.
- Ela
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SOY
En la densa monotonía de esta ciudad, me fui perdiendo al punto de no retorno, entre la rutina, la política, las masas, las doctrinas, y el eterno cáncer de la humanidad, decidí hacer lo impredecible, por mero hartazgo.
Viajé a un lugar cuyo nombre omitiré por el momento, en un rincón de América Central, me lancé al vacío de un viaje sin regreso.
La densa selva, entre la humedad que cala los huesos y los sonidos que tejen historias ancestrales, me sumergí en el viaje más profundo de mi existencia. La ayahuasca me condujo a través de las sombras del pasado, donde las líneas borrosas de la realidad se desdibujaron.
Vi mis pies descalzos, hundidos en la tierra fértil de una era olvidada. Fui madre y cazadora.
Sentí el aliento de la selva en mi piel, mientras mis manos forjaban la vida en la tierra y en la familia que cuidaba con devoción. Pero también presencié la sombra que acechaba entre la maleza: el tigre, un depredador voraz que se llevó a uno de mis hijos.
Recuerdo la angustia palpable en el aire, la desesperación mientras buscaba a mi hijo perdido en la oscuridad de la jungla. Los días se volvieron noches, y las noches se convirtieron en un eco de aullidos y rugidos que mis pies perseguían sin poder alcanzar. Un día, finalmente lo encontré, no como madre, sino como cazadora, enfrentándome al tigre en un duelo mortal.
La lanza y los colmillos se entrelazaron en una danza macabra, mientras el rugido del tigre se fundía con mi grito de batalla. Y cuando la lucha llegó a su fin, cuando la jungla se sumió en un silencio sepulcral, vi más allá de mi propia rabia y dolor. Vi a los cachorros del tigre, su hambre insaciable, su necesidad de sobrevivir.
En ese instante, el peso de la existencia se posó sobre mis hombros como un manto de comprensión. Yo, madre, cazadora, alma perdida en la vorágine del tiempo, comprendí el ciclo implacable de la vida y la muerte. Y así, con el eco de la batalla aún resonando en mis oídos, regresé a la realidad, cargando conmigo la verdad que había encontrado en las profundidades de la selva.
Pero el presente se volvió un laberinto de realidades entrelazadas, donde los hilos del pasado se enredaban con los del presente. Entre los recuerdos invasivos y fugaces de la ayahuasca en esta vida y en la otra, la otra donde me sumergía cada caída del sol en esa cueva fría a dibujar con mi sangre la piedra rugosa, contaba cada dibujo la muerte de mi hijo, mi supervivencia en la selva y la batalla con ese tigre, y de a poco entre mis dibujos de líneas
brutas y poco realistas comenzaron a aparecer figuras extrañas, no eran lanzas, no era selva, no eran animales.
Me encontré vagando entre dos mundos, dos versiones de mí misma buscando desesperadamente comprender el misterio del tiempo.
En el presente, devoré libros y teorías, buscando respuestas en las palabras de científicos y en los versos de antiguos sabios, libros sagrados, filósofos, todo. Mientras tanto, en mi vida pasada, contaba historias alrededor del fuego, danzando entre las sombras proyectadas por las llamas, comunicando con gestos lo que la falta de idioma no me permitía expresar.
Y cuando la muerte acechó en ambos horizontes, ambas vidas, no hubo luz divina ni revelaciones celestiales. Solo el encuentro de mis propios ojos reflejados en otros, el eco de mi voz resonando en mil moléculas diferentes pero unidas por el hilo invisible del tiempo.
Entendí entonces que el tiempo no es más que una ilusión, una manifestación de diferentes momentos de mi propia existencia, la cazadora, la ciudadana, el tigre, sus cachorros, los libros, la ciudad, la selva, la ayahuasca, el suelo húmedo que sostiene mis pies, el aire que respiro, soy todo, entrelazado en una danza eterna de vida y muerte. Y en ese entendimiento, en la mirada final hacia mí misma, encontré la paz que tanto había buscado en las
profundidades de la selva y en los recovecos de mi mente.
Yo soy ustedes, y ustedes, son yo.
-Ela
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Despertemos donde la timidez no exista, donde rompamos esa tela translúcida que enmascara todo nuestro sentir.. Releyendo entre líneas saco conclusiones nuevas, y a la madrugada cuando el sueño invade, tus letras escritas se deforman, toman alas y vuelan, formas versos en prosa, toman bandos, arman guerras, unos luchan por mantener cautivo, otras luchan por liberar.. Libertad es su bandera, quien gana la guerra y toma la llave, abre la reja y levanta al prisionero, ese moribundo pensamiento de que lo que siento y transmito son realidad y no mero instinto... Vuelo con tu idea un rato más, y la fiebre me saca ventaja, lo que parecía real ya desencaja, abro los ojos y entiendo, que esos colores no son más que un sueño, y sigo en la incertidumbre, de entender si estoy en el juego o si el juego está en mi mente..
-Ela
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