Tumgik
andreangulo · 3 years
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Desprender
Horas como granos de arena,
pensamientos que se escurren entre los ojos. 
El pasado vuelve a posarse sobre los párpados y a latigar la espalda. 
¿Cuántas cosas que se callan por miedo al ruido?
¿Cuánta luz se gastará para otros? 
¿Cuántas hojas deben caer de los árboles para alzar la mirada?
Es tiempo de cerrar cortinas, 
sacar a la niña de paseo, 
mirar a los ojos sin dar la mano y
aprender a despedirse de los lobos. 
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andreangulo · 3 years
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Paisajes nocturnos #1
Huir hacia la oscuridad. 
               Frío. 
Convertir la certeza en fantasma. 
               Hiperventilación.
Salir de los caminos conocidos.
               Contractura.               
Deambular por los bordes, en el vértice entre el deber y el deseo. 
                Dolor en el pecho. 
Cerrar puertas, convivencia entre paradojas. 
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andreangulo · 5 years
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Bitácora #7
El transporte público es un espejo social. Su naturaleza cotidiana lo vuelve un espacio donde se expresan las formas de ser de la gente. Como muestra, la Ecovía. Este medio público recorre la parte oriental de Quito, desde la Av. Río Coca hasta el Playón de la Marín. Maneja otras dos rutas que se extienden hasta el sur. Las he tomado un par de veces y de manera inconsciente.
En mis viajes, he notado una serie de patrones que me permiten comprender el ethos quiteño. Y es que mientras uno permanece en la unidad, sin poder hacer nada, por el apretujamiento humano se fija en detalles que resumo en estas líneas:
1. La división social del trabajo
Los vendedores ambulantes son la fuerza laboral que acompaña cada trayecto en la Ecovía. Su configuración no parece aleatoria, porque cada grupo social ha sido destinado, por un sistema invisible (tal vez vinculado con la trata de personas) para realizar ciertas actividades. Así funciona el asunto: las personas con discapacidad visual, cantan (mayormente, temas religiosos); los niños ofrecen barriletes, caumales o frunas y los extranjeros (gran parte compuesta por migrantes de Venezuela) venden maní enconfitado y dulces, la promoción de lápices y esferos, gadgets para celulares o cualquier otro producto que surja del espíritu de emprendimiento.
También participan los grupos vulnerables como ancianos y discapacitados que se dedican a narrar historias terribles sobre sus situaciones de vida con las que buscan conmover los bolsillos de los pasajeros para recibir centavos.
2. El horror al vacío y el aferramiento
Al subir a una unidad, el usuario se encuentra con una masa de cuerpos superpuestos alrededor de las puertas. Es necesario usar codos y escabullirse entre los intersticios para avanzar al interior del transporte. Se pueden perder billeteras, celulares, dignidades y oxígeno en el intento.
El amontonamiento humano en las entradas de las Ecovías muestra la necedad, comodidad y egoísmo de la gente. La mayoría de pasajeros opta por aferrarse al sitio más próximo a las entradas para evitar la fatiga de bucear entre los otros cuando se llenan los buses. Esto comprensible es si se bajaran en las paradas próximas, pero hay personas que permanecen pegadas como percebes a las rocas, desde el inicio al fin del recorrido.
Esta acción simple evidencia esa necesidad de sujetarse y de mantenerse en la (trillada) zona de confort. No exige un esfuerzo de mirar que hay más allá (de la puerta de entrada) y demuestra una falta de interés completa por los demás. Estos usuarios estorban los flujos de pasajeros por su bienestar, lo cual hace pensar que bien podrían ser la piedra en el zapato de cualquier sujeto, al impedir el movimiento. Se me ocurre que un ejemplo, podría ser un burócrata que atasca un trámite simple.
Por otro lado, el aglutinamiento humano de la Ecovía, recuerda que somos una sociedad barroca que le tiene miedo a los lugares vacíos. Es como si la gente se amontonara para sulplir esa necesidad de compañía; suele hacer lugar disponible en el resto del medio de transporte, pero los usuarios prefieren estar juntos.
En todo caso, pese a la incomodidad propia y del resto y los insistentes llamados de atención del conductor por liberar el espacio de las puertas, la gente sigue fiel al tubo tibio del que se sostienen varias manos.
3. El espíritu ovejuno
Aproximadamente entre las 07h00 y 09h30 y las 17h00 y 19h30 se forma la masa de pasajeros en los transportes públicos. Estas son las horas pico, los momentos del día en los que la gente sale a sus actividades y regresa a sus hogares. Imperan la ansiedad del tiempo, la irratibilidad por el tráfico y la necesidad de puntualidad. Además, está la monotonía de la dinámica de la ciudad que no deja pensar sobre lo tonto que uno se ve corriendo atrás de un bus.
En este ambiente, los cuerpos se mueven uniformes, al entrar y salir de las unidades. Esta imagen recuerda a la metáfora visual de Tiempos Modernos de Chaplin, en la que los pasajeros se convierten en un rebaño de ovejas. En el caso quiteño, a veces se rompe la armonía del grupo porque hay uno que otro individuo que por 'hacerse el vivo' se cruza entre la gente para entrar primero. También están los que se plantan, como niños caprichos al inicio de la fila debido a que la unidad que llega no es de la ruta correcta o, simplemente, porque no quieren ir parados y evitar los empujones de la gente.
Las personas que esperan como las que se van forman una homogeneidad. No se distingue a ningún sujeto y por tanto nadie importa. Todos actúan iguales, en función de su necesidad de movilizarse.
Sin embargo, los que parten, se comportan con más desesperación y por tanto son más peligrosos. Empujan, insultan, golpean... Todo por no quedarse en la estación en espera de otra unidad. Y es que quedarse, mientras el tiempo sigue caminando y la hora de marcar la entrada en el trabajo se aproxima es una tortura. Se siente la tensión en los rostros fruncidos y los suspiros con olor a pasta de dientes.
Como el sentimiento y la angustia es compartida, existe un mínimo de solidaridad en la queja. Y es que a los quiteños nos encanta señalar lo que esta mal, mientras esperamos que la solución aparezca. En este caso el articulado.
Cuanto es momento de abordar, los pasajeros se atropellan por los asientos y rincones libres del Ecovía, ya que la acumulación es inevitable y se debe buscar la comodidad. Pesé a ello, siempre se debe tolerar a un otro que invade la proxemia. En ese sentido y si el reloj permite ventaja es mejor esperar otra unidad. No obstante, el espíritu gremial no lo permite, pues la gente se ha acostumbrado a moverse como las ovejas.
4. Las miradas perversas versus la indiferencia
En las Ecovías, los ojos son selectivos con la atención. Mientras una mujer joven y atractiva recibe las revisiones morbosas de los usuarios masculinos, las miradas de estos mismos sujetos de enceguecen cuando ven a una embarazada o a una persona con niños colgados de sus espaldas o brazos. Lo mismo sucede cuando se suben a los buses personas con discapacidad o ancianos.
Y es que la indiferencia es con quien molesta. Por eso los pasajeros se refugian en sus teléfonos (clásica táctica de estos tiempos) para evadir la empatia con los que necesitan asiento.
En estos breves puntos, se resume lo que observo en cada viaje. Son acciones inconscientes que reflejan cómo nos relacionamos como sociedad y lo torpes y también amables que podemos llegar a ser. Eso, dentro de un espacio tan cotidiano y, tal vez, insignificante, para algunos, como el transporte urbano. Hay más por ver si uno deja de lado el teléfono o los pensamientos individuales para aproximarse a lo que pasa mientras recorre la ciudad.
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andreangulo · 5 years
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Las rupturas
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andreangulo · 5 years
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That Voice
What is that voice in your head? How does the voice in your head spill out of your mouth or onto the page? How does it change when you fall asleep? How does that voice interpret the world for you? How does is affect your moods? How do you control it? How does it control you? How is it you? How is it not you? How does it stop? What is beyond the voice? What is that voice?
That voice is our constant companion. Sometimes we are aware of it. Sometimes we are not. Sometimes it seems like we can control it because we can choose what we do.  Sometimes it seems like we can’t control it because it keeps us up at night when we want to sleep, or we continue to do things that we know are bad for us or others. Being aware of it is likely as close as we can come to being in control of it. Because that voice is a part of us, becoming comfortable with it is important.
Ideas that you have about that voice in your head and how that relates to life are more of that voice. As you read this, that voice both aligns with these words and judges these words. Words can’t tell you how to relate to the voice, you need to see for yourself. That voice may not even be in your head. See what it is.
— Zenfarmer, via zenmister 
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andreangulo · 5 years
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andreangulo · 6 years
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Jeff Buckley photographed by Merri Cyr at Sin-é, NYC (July 1993).
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andreangulo · 6 years
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What’s Meant For You Will Always Be Yours
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andreangulo · 7 years
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Write Write till your hand bleeds Write till you’re empty Write everything.
- Chisel the words straight out of your bleeding heart
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andreangulo · 8 years
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La micro-colonialidad de la sociedad quiteña
Dentro del trabajo burocrático en el que me encuentro por la necesidad económica, he podido percibir como -a pesar de creer superada la época colonial- la sociedad quiteña sigue reproduciendo, inconscientemente, prácticas, conductas y señas de la colonia. 
La fórmula de dominación amo-siervo se mantiene bajo el disfraz de jefe-empleado. En el ambiente de oficina las relaciones de poder colonial se reflejan en la posición de subordinación que demuestran las secretarias (el cargo es generalmente ocupado por mujeres), los/as conserjes, los/as mensajeros/as, los chóferes (puesto ejercido mayoritariamente por hombres) los/as auxiliares contables y demás. Este tipo de subordinados reflejan, en su mayoría, una devoción casi medieval ante sus empleadores; donan su tiempo para realizar las tareas que a ellos les tomaría su valioso tiempo, sacrifican horas de descanso para garantizar su tranquilidad, atienden sus órdenes y caprichos y conocen sus hábitos como si fueran propios. Además se vuelven parte de su familia y están pendientes de sus necesidades. Sin embargo, y como es tradición en una sociedad como la nuestra, esa devoción se compensa con un trabajo mediocre que se entorpece aún más cuando el gato no está para vigilar a los ratones. 
Por otro lado, el jefe -proveniente de una familia aristócrata con apellido reconocido por la idiosincrasia local- tiene una actitud señorial (como amo per se), sus deseos se convierten el órdenes, es exigente e intransigente, vocifera cuando las cosas no le salen como planea, desconoce que el otro tiene vida social y, por su puesto, paga un salario que no compensa las malas noches, el estrés y los nervios de su subalterno. No obstante, atenúa esa actitud de prepotencia con luces de generosidad y cordialidad. 
Es lamentable que después de tantos siglos, de bocas llenas hablando de libertad, autonomía y equidad y de las luchas de los pueblos por un trato justo, conservemos esa mentalidad retrógrada de tratar al que tiene menos dinero, status social o educación como un ser servil sin voluntad propia y que, a la vez, la clase trabajadora no asuma su lugar dentro de la dinámica laboral como agente activo y valioso, ya que si no fuera por esos cargos administrativos toda la élite tendría que ensuciarse sus manos y mentes con las rutinarias tareas de contestar teléfonos, ser amables con los clientes, mantener las cuentas en orden y el olor a limpio en las oficinas. 
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andreangulo · 8 years
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Dos genios
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Brian Molko and David Bowie rehearsing Without You I’m Nothing. 
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andreangulo · 8 years
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“Man is condemned to be free; because once thrown into the world, he is responsible for everything he does. It is up to you to give [life] a meaning.” - Jean-Paul Sartre pictured with Simone de Beauvoir, La Coupole, Boulevard du Montparnasse, Paris, 1973
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andreangulo · 8 years
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Brian Molko & David Bowie rehearsing Placebo’s “Without You I’m Nothing” Filmed by Stefan Olsdal  March, 1999
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andreangulo · 8 years
Quote
It is better to be unhappy and know the worst, than to be happy in a fool’s paradise.
Fyodor Dostoyevsky, The Idiot (via wordsnquotes)
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andreangulo · 9 years
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"How can a three-pound mass of jelly that you can hold in your palm imagine angels, contemplate the meaning of infinity, and even question its own place in the cosmos? Especially awe inspiring is the fact that any single brain, including yours, is made up of atoms that were forged in the hearts of countless, far-flung stars billions of years ago. These particles drifted for eons and light-years until gravity and change brought them together here, now. These atoms now form a conglomerate- your brain- that can not only ponder the very stars that gave it birth but can also think about its own ability to think and wonder about its own ability to wonder. With the arrival of humans, it has been said, the universe has suddenly become conscious of itself. This, truly, it the greatest mystery of all."
-V.S. Ramachandran
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andreangulo · 9 years
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andreangulo · 11 years
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¿Por qué nos gusta vernos intelectuales?
Ahora, que tenemos acceso a prácticamente todo tipo de información, gracias a la magna enciclopedia llamada Internet, nos creemos expertos en cada ámbito de la realidad.
Gracias a que los periódicos, revistas, programas radiales y de televisión se han mudado a la red, tenemos datos frescos disponibles las 24 horas del día. Cada minuto nos llegan noticias, desde hechos relevantes, como la inestabilidad en Medio Oriente hasta sucesos de farándula, como el último escándalo de Miley Cyrus. Y no solo eso, sino artículos curiosos acerca de cómo se originó el universo o las vidas que no conocíamos de artistas o personajes históricos. 
Pero más allá de ese bombardeo mediático, investigamos sobre cada cosa que se nos viene a la mente. Esto va desde conocer un poco mejor a la banda de música que nos gusta, hasta descubrir si existe o no el área 51. Cuando llega la hora de navegar en la web, no tenemos límite. Buceamos por cada página que se nos asoma y descubrimos los secretos del universo. 
Debido a la gran cantidad de cosas que vamos aprendiendo, tenemos la idea de que hemos incrementado nuestro intelecto y vamos presumiendo por redes sociales, que tan sabios nos hemos vuelto. Sin embargo, como dice el dicho "el que mucho presume, poco tiene". Digo esto, porque muchas de las personas pseudointelectuales saben de muchas cosas, pero no profundizan en nada.
Ese es el error más notable en el que caemos en esta era de la información. Tenemos esa necesidad tan grande de vernos como libros vivientes y dar a conocer lo genios que somos en nuestras conversaciones cotidianas, pero no vamos más allá. Aunque todos en algún momento hemos pecado, en ese aspecto, no es necesario ser sabelotodo. En lugar de consumir desaforadamente todas las facilidades de las nuevas tecnologías, buscar aquello que de verdad nos emocione y llevar ese conocimiento consigo mismo. 
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