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Nunca he sido buena pa' expresar lo que siento, pa' llegar temprano o pa' decir un lo siento, tal parece que para lo único que salí bueno es para hacerme el que no pasa nada aún cuando sigo preguntándole a la Luna si tú también me extrañas en las madrugadas. Tengo claro que esto es un adiós pero el corazón insiste en que es un hasta luego, porque pa' serte sincero todavía me rompe en dos pensar que será otro quien va a darse el lujo de besarte en la frente cada mañana, todo por pendejo y por no saberte amar como lo necesitabas. Y qué bonito sería que en lugar de imaginarte siguieras aquí cantando en el carro, agarrar juntos carretera y ver el viento despeinando tu cabello, guerras de jabón en la regadera y todas esas videollamadas que nunca se acababan, qué bonito sería que en lugar de extrañarte, con tu sonrisa siguieras aquí haciendo arte.

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Ya pues, es lo último que escribo, se me hace que yo soy la única valiendo madre en esto, porque si me hubieras querido tanto como decías aquí estarías, nadie hace las cosas de tal manera, y las hace ver así de fácil.

Y pues sí, otra vez me creí ese pinche cuentillo del para siempre que duró unos meses, parece que hoy en día nadie se esfuerza la suficiente porque es mejor mentir o traicionar, pensando que va a llegar alguien perfecto y a la medida, y no, el jodido amor nunca es a la medida, siempre se tiene que construir paso a paso, pelea a pelea, sonrisa a sonrisa, días buenos y días malos. Pero aquí ni eso fue suficiente, ya te suelto, como lo querías, ya para que tanto cuento, tanta historia, tanto bla bla bla, si al final saliste haciendo lo que decías que NO harías.

Así que ya a la fregada, merecemos algo mejor, quédate con tu amor de dos pesos o diría, tu salvación y que un día seas feliz con uno igual, pero si alguna vez pones todo el corazón en unos ojitos y te dejan ir como si nada y sin importar promesas y demás, espero recuerdes la que le debías al karma.

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“Esta es la última despedida, la que me había negado tanto en hacer, la que pensé que jamás llegaría, la que me tardé tanto en aceptar. Me cansé de esperarte, me cansé de justificar tu actitud que jamás nos dejó ser felices, me cansé de ser el culero del cuento y que tú jamás voltearas al espejo. Sé feliz pues, cómete el mundo, que cumplas tus sueños hasta el más pequeño, que tengas todo lo que me contaste, que escribas esa historia que siempre quisiste y que no será conmigo. Esta noche te suelto, te dejo libre, mi vida, porque de nada sirve aferrarme si ya no estás aquí, y sólo me hago daño, porque no habrá feliz aniversario, no habrá boda chiquita, no habrá tu ropa en mis cajones, y carajo, contigo me di cuenta que nada es suficiente para quien no está listo, nada es suficiente para quien jamás se dio cuenta de lo que tenía enfrente”.

Sé feliz.

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“Discúlpame, pensé que iba a poder con mis miedos y con los tuyos, pensé que iba a tener la paciencia suficiente para volver a pegar nuestros pedazos, pensé que en los malos momentos iba a tener la fuerza para agarrarte y nunca soltarte. También te disculpo, sé que ninguno de los dos quería que esto terminara así, sé que te esforzabas por cambiar lo malo y darme lo mejor, sé que fue difícil soportar no vernos tanto como queríamos y que a lo mejor con un abrazo se hubiera arreglado todo, pero no, jodido par de orgullosos. Y esto es lo que nos toca, hacer como si nunca nos hubiéramos conocido, y siendo sincero, has cambiado tanto que parece como si nunca lo hubiera hecho, ya no eres la persona de la que me enamoré. En serio discúlpame, si es que aún sigues pensando que fue mi culpa, no pasa nada, yo acepto los daños si eso te sirve para curarte, yo también te perdono, aunque jamás tengamos la oportunidad de decirlo de frente, quizá sólo nos confundimos y ahora que estamos lejos, por fin entendemos que no éramos el uno para el otro”.

Ahora que estamos lejos.

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Cómo cuando los recuerdos en redes sociales te hacen ver qué hace un año, fue una de tantos golpes, que tuviste, dónde dejé amigos, trabajo, atrás abandone todo, porque me sentía perdida, mal y con intento de hacer lo que no, me acerque nuevamente a terapia, dónde los ataques de ansiedad eran repetitivos, y llamarle por teléfono, era mi única salida y esperanza, hoy un año después, hay algo similar, pero lo estoy tomando de la mejor manera, lejos de todo y todos, dónde nadie sabe dónde estoy y con quién exactamente, ya no me canso de pedirle a Dios a la vida y al universo que me ayude, porque al final yo debo poner de mi parte, una, dos, tres, veces, caí y me tumbaron unos ojitos preciosos, ahora aprendí a irme y sigo aprendiendo de todo y todos, que no todo es reclamo, reproche, simplemente es expresar lo que sientes. Y todavía estoy sanando. No me refiero solo a sanar de relaciones tóxicas o desamores. Me estoy curando de los errores que cometí, de mis problemas familiares, de amistades, de fallarme a mí.

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Yo nunca voy a romper la promesa que te hice, así no te hable yo te seguiré amando, estaré para ti, te daré consejos y nunca te voy a odiar, porque en algún momento tu fuiste lo mejor que me ha pasado.

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A mi me toco enamorarme de una estrella fugaz, de esas que de repente pasan por tu vida, te iluminan, te atrapan, te llenan de momentos, de sonrisas y se van igual de rápido, dejando una estela de recuerdos, lágrimas y la oscura soledad.

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Créditos a quien corresponda.

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Duele haberte querido tan poco, duele haber esperado demasiado del lugar equivocado, duele haber insistido tanto de dónde no hicieron nada para no perderte, pero el dolor te enseña, siempre, que donde duele el corazón y el alma, ahí no es ni será.

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Estaremos bien, volveremos a enamorarnos de otras almas, volveremos a cantar en el carro otras canciones, volveremos a no dejar de ver otros ojitos, volveremos a hacer planes con otra sonrisa, volveremos a reír a carcajadas con otros chistes, volveremos a no querer dejar de abrazar otro pecho, volveremos a emocionarnos con otros mensajes, volveremos a caminar despacito con otras manos, volveremos a estar de cabeza por otros extraños, volveremos a estar bien, o al menos eso dicen.

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Un día entiendes que un corazón roto no es lo peor que te puede pasar, porque los que en verdad te quieren ahí están, y no se acaba el mundo porque una persona se va. Duele, claro, como la chingada, pero pasa, siempre pasa.

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Te necesito, no me da miedo usar esa palabra por una única razón, lo hago. Te necesito en mis días buenos y en mis días malos, cuando todo se esté yendo a la chingada y cuando nos estemos cagando de risa. Te necesito porque estoy segura que las cosas son más sencillas si estamos juntas, te confieso que cuando la rutina me está rompiendo la madre eres mi única salida, el instante en el que me olvido de todo y apareces, con tu cara perfecta, con tu pequeño diente chueco, con tu sonrisa de otro mundo que me mitiga las heridas. Te necesito, quizá no para seguir viviendo, pero te necesito para hacerlo de una manera más bonita, para alegrarme los días, para darme fortaleza, te necesito, me voy a dejar de excusas porque tu ausencia cala bien culero, la tranquilidad de estar en tus brazos en un sentimiento inigualable, como cuando llegan los mariachis a las fiestas y la gente pierde la cabeza. Te necesito, a veces odio necesitarte tanto, creo que denota debilidad, pero a quién engaño, es tan maravilloso sentirte débil con alguien que sabes que no va a dañarte, abriendo el corazón como un pequeño vivero repleto de arte con un letrero que dice, pasa, anda, haz de esto lo que te plazca. Te necesito, en este y en cualquier planeta, eres tan maravillosa que quién no podría necesitarte, por eso lo hago, en estas letras, quizá no para siempre, pero en este momento sí, te necesito como las flores al jodido sol, así te necesito y no sé si esto te baste para quedarte, para irte o para aprovecharte, pero quiero que te quede claro de una y de todas las maneras que, te necesito, aquí en el país de mi cama, en las noches de mayo, en medio de mis sábanas y entre besos en la frente, en la ventana contemplando la lluvia, en el café del desayuno, en la delgada línea de la tarde antes de la puesta de sol, ahí te necesito, así te necesito, como esas cosas que curan el alma.

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Íbamos bien, reíamos bastante, nos queríamos hasta las estrellas y de vuelta, estábamos locas, estábamos emocionadas por los planes, estábamos muriendo por vernos otra vez, contando las horas otra y abrazarnos sin soltarnos otra vez. Íbamos bien, y de pronto ya no íbamos, supongo que nos cansamos de todo aquello que no pudimos o no tuvimos el valor de cambiar, nos cansamos de esperar, nos cansamos de lo que tantas veces dijimos que hablaríamos, nos cansamos de lo malo, que fue poco y nos olvidamos de lo bueno, que era mucho. Y no estaba lista carajo, en verdad no estaba nada lista para dejarte ir junto con los besos y los planes, no estaba lista para dejar de recibir tus mensajes, no estaba lista para borrar tu número y qué mierda ahora parecer desconocidas. Íbamos bien, hartas sonrisas, un chingo de flores, platicas en el camino, colores en el corazón y ahora no paro de escuchar canciones que me recuerdan a ti mientras me baño y esa canción que tanto te gusta en el carro, pa' que no duelas tanto, pa' dejarte ir rápido y pa' que olvidar no me tomé demasiados cafés a tu nombre.

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Me quedo con lo bueno, con las miradas y los suspiros, con esas tardes caminando, con los fines que te escapaste, con las horas sonriendo como tonta, con el sonido de tu voz diciéndome “amor”, con las cosas que vimos y también las que nos faltaron. Me quedo con los dibujitos bonitos y la playlist aunque que ahora me pone sad, con el changuito y ese vaso para el café que ahora es mi favorito, con esas tardes riendo como locas y pensando que esto nunca acabaría. Me quedo tranquila, y tú también, por favor, porque lo hicimos de lo mejor, porque cada segundo valió la pena, porque merecemos una despedida bonita y porque me hubiera encantado que fueras mi último intento, pero no, en esta vida no nos tocó.