Tumgik
the-cat-note-pad · 5 years
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Perdido en su ritmo
Me encontraba rodeado de personas, mis amigos en la pista de baile y yo, sentado en la barra tomando un trago esperando que la noche terminara.
Esta noche yo sólo quería estar tumbado viendo el techo reflexionando sobre lo que había pasado, pero mis amigos me convencieron que distraerme era una mejor idea. Ciertamente se habían equivocado.
La música era fuerte, las personas molestas y mi mente un revoltijo emocional. No me gustaba que me vieran así. Intentaba poner mi mejor cara, pero apuesto que todos sabían lo terrible que me sentía, era imposible que no lo supieran.
Estaba a la mitad de mi quinto trago cuando, por el el espejo del bar cuando mi mirada se cruza con otra por un breve instante y con solo eso, pude sentir su presencia perforando mi alma. Mi vista se dirigió directamente a la barra. De alguna manera pude sentir como el dueño de esos ojos entendía perfectamente lo que sentía, pero eso es imposible como un desconocido podía saber por lo que estaba pasando.
Fueron unos momentos, solo unos cuantos tics de la manecilla más rápida del reloj cuando detrás de mí sentí un calor en el pecho que no podía comprender. Voltee la mirada hacia el espejo y pude verlo, era ese chico. Con una mano extendida y una media sonrisa que con una fuerza magnética me arrastran hacia la pista de baile.
De alguna manera que no puedo describir con palabras, el instante en que nuestros ojos hicieron contacto directo supe que sería suyo hasta el amanecer.
Yo tengo dos pies izquierdos, moverme al compás de la música siempre ha sido un desafío para mi. Sin embargo, él y el ritmo eran uno solo, se movía como si no hubiera una sola alma en el lugar. Y fue cuando nuestros pies por accidente se tocan, que puso su manos en mi hombro. Con cada parpadeo el mundo a nuestro alrededor iba desapareciendo.
Con cada respiro un peso dentro de mi se esfumaba y me dejaba sentirme libre después de tanto tiempo.
Y sin darme cuenta, en el lugar estábamos solo ese chico y yo. Él con una cálida sonrisa, moviéndose en este espacio al unísono de la música que llenaba el lugar. Con cada movimiento podía ver colores que emanaba de nosotros y estos se mezclaban para compartir el espacio con el sonido.
En este momento ya no me sentía como yo mismo, me había convertido en uno solo con la música y los colores, con cada nota musical mi cuerpo se movía por sí solo. Y sin decir una sola palabra este chico me había mostrado una forma de expresar mis sentimientos dejando todas mis preocupaciones salir.
Y fue solo hasta el final de la noche, cuando la música se detuvo,  que pude sentir el sudor recorriendo cubriendome y el cansancio en mi cuerpo. Fue solo ahi que pude escuchar su voz como sirena embelesando mi mente.
- Buscame, aquí estaré - mientras me guiñaba el ojo
Mientras él desaparecía entre la multitud y yo intentaba recuperar mi aliento, estaba seguro que volvería a este lugar la siguiente semana.
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the-cat-note-pad · 6 years
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Pálidos hilos del destino - Capítulo 0.314
Capítulo 0.314 - Te odio, mira el lío en que me has metido
**Given up - Linkin Park**
¿Alguna vez, has odiado a alguien que no conoces?¿Odiado a alguien por el simple hecho de existir en esta tierra?¿Odiarlo porque su simple presencia te lo pedía a gritos?
Pues creo que yo odiaba así, bueno, hay días que aún lo hago, desde lo más profundo de mi ser y no puedo encontrar explicación alguna.
Todo comenzó una noche cuando trabajaba por propinas en un bar elegante. Tocaba el piano para amenizar la noche de unos viejos acaudalados cuyas cuentas de cada noche podían pagar mi renta durante un año completo.
Aunque si te lo preguntas, no, no odiaba a ninguno de ellos. Mi odio nació una de las noches más comunes que había tenido en este trabajo cuando a mitad de una de mis piezas él entró al salón, tarareando fuertemente una estúpida melodía desentonadamente molesta. Su vestimenta, no, todo su ser desentonaba con el lugar.
En un mar de trajes y vestidos de noche, su pelo desaliñado, jeans rotos y piercings atraían la mirada de todos. Algo en mi interior rechazó su presencia de inmediato. No tengo idea como ese pobre diablo paso a los cadeneros de la entrada pero definitivamente no iba a quedarse.
Con cara de niño estúpido que no sabia que hacer, arrastró sus botas de trabajo hacia la barra y al parecer pidió un trago. Pero ni siquiera lo toma, se echa en la barra tocándolo con su nariz, hipnotizado por los hielos y el líquido. Pobre diablo, este no era su mundo y no debería estar aquí.
Al terminar mi pieza, es momento de mi descanso por lo que me dirijo a la barra por un poco de agua, pero el cantinero estaba ocupado discutiendo con este imbécil.
Señor no puedo venderle la botella -
Claro que puedes, anda vendemela - en todo infantil y suplicante, intentando alcanzarla con su garra inútilmente desde su lugar en la barra
Señor, es mucho licor para una sola persona y si me disculpa la indiscreción no creo que pueda pagarlo -
… ¿disculpa? -
Lo que oíste - metiendome en la discusión - ahora largate de aqui -
Hehehe - su expresión cambio de estúpida a prepotente en un parpadeo - bueno, primero un músico de cuarta y sin entrenamiento no debería venir a entrometerse donde no lo llaman, utiliza ese tiempo para practicar. Y segundo - sacando unos billetes de su pantalón y arrojandolos a la cara del cantinero - no vuelvas a suponer lo que puedo o no puedo pagar ¿entendiste? -
Lo… lo lamento señor -
Y quédate con el cambio - volviendo de nuevo a observar su vaso
Oye a quién llamas músico de cuarta idiota - le digo claramente molesto
Ah disculpa no sabia que había otros músicos incompetentes aquí, pero le hablaba a usted señor hiena - sin siquiera voltearme a ver
Como si un perdedor como tu pudiera tocar algo más que la basura que se come - tomando mi botella de agua
JAJAJAJA - su risa inundo el lugar - pobre diablo - tomando de un jalón su trago - ¿Apostarias tus propinas de hoy? - viéndome con una media sonrisa
… - no sabia que pensar pero definitivamente no iba a echarme para atrás y menos con alguien como él - contra tí no puedo perder -
Muy bien, dejemos que el público decida quién es un mejor músico, si ganas duplicaré tus propinas de esta noche pero si no, me quedaré con lo que hayas ganado -
Acepto - extendiendo mi garra
Tu palabra es suficiente, ademas no querrás ensuciarte con la basura de mis manos - levantándose y tomando la botella de whisky - pero definitivamente no quiero que se me pegue tu falta de talento - mirándome de arriba a abajo de una manera que solo hacía enfurecer aún más
Me senté en la barra mientras tambaleante se acercaba al escenario, dando tragos directamente de la botella. Afloje mi corbata un poco y le di un sorbo a mi agua, esto sería bueno. Se sienta en el banco y se acerca al micrófono, con todos los ojos sobre de él se estira un poco y comienza a hablar.
Damas y caballeros, me gustaría esta noche tocar una pieza para ustedes - con una voz tan sutil y deslizante como una serpiente arrastrándose por todo el salon - me gustaría que fueran honestos y si creen que mi desempeño es mejor que nuestro elegante pianista levanten su copa -  
Acomodó su pelo y comenzó a tocar con un golpe en el piano para proseguir con lo que parecía Für Elise de Beethoven. Su cuerpo se movía al ritmo de la música, intentando seguirle el paso a la melodía que estaba tocando, tenía que admitir muy a mi pesar que era bueno. Pero música clásica no sería suficiente para vencerme, los clientes me adoraban. Y fue cuando la melodía cambio, tan sutil que ni siquiera yo note la transición.
Y fue en ese momento, cuando abrió la boca, que supe que había perdido. Comenzó a cantar Fly me to the Moon de Frank Sinatra, sin detener el ritmo de Für Elise. Las conversaciones se detuvieron, las parejas se levantaron para bailar y mi estómago ardía por el enojo al ver su sonrisa burlona viéndome directamente a la cara. Al terminar la canción cerró las notas de vuelta a Für Elise.
Mi corazón me latía de emoción tras presenciar aquella actuación, nunca se me hubiera ocurrido mezclar esa clase de melodías y mucho menos hubiera podido mezclarlas tan sutilmente. No puedo creer que un cualquiera muerto de hambre como ese me haya derrotado de esa manera.
El público comenzó a aplaudir de manera muy estrepitosa, muchos comenzaron a pedirle por más canciones. Dio un gran trago a la botella, se levanta del banco y hace una reverencia al público. Pone algo en la copa de las propinas y camina hacia mi.
Bueno, espero que eso se haya decidido, músico de cuarta - se recarga en la barra y de forma coqueta mueve la cola - cantinero, me agrada el lugar, apártame este banco porque volveré pronto -
Acto seguido, se dispone a irse despidiéndose de las damas e ignorando a los caballeros que se acercaban a hablar con él. Maldito borracho,arrogante, desaliñado, bueno para nada, ¿Quien se cree que es para venir a joderme mi noche? Ugh, pendejo, ojalá lo atropelle un camión.
Ese maldito arruinó mi día, no hubo más propinas esa noche y cada vez que comenzaba una nueva melodía podía percibir el claro descontento de los asistentes. Qué sabrán ellos de música, no tienen ni idea de lo que me esforcé por llegar aquí para que en un instante ese idiota venga a arruinarlo todo.
Al final de la noche, cuando todos se fueron y ya estaban limpiando, comencé a contar mis propinas. Un poco más bajas de lo usual, aunque no debería quejarme deberían ser considerablemente menos siendo que las perdí ante ese estúpido gato.
Entre los billetes encontré una tarjeta de presentación, con un nombre y una sola dirección. Sin logos, sin teléfonos ni nada. En el reverso había una nota “Tienes el talento, tu actitud es la mediocre. Buscame” ¿¡Mi actitud!? Pero que se cree ese imbécil.
A la mañana siguiente, me desperté con una flojera brutal. Decidí dormir un par de horas extra, desayuné un poco de cereal directo de la caja. Fue cuando vi su tarjeta sobre la mesa de la cocina, como burlándose de mí y mis condiciones de vida. De nueva cuenta me hizo enfurecer, no iba a permitirle que me llamara músico de cuarta de nuevo.
Tome unas partituras que tenía sobre la mesa y comencé a practicar, pero había formas que no lograba hacer. Después de unos minutos de práctica me rendí y me eche sobre la ropa que tenia en mi cama. “Músico de cuarta” no podía sacarme sus palabras de la mente, vi la hora aún era temprano.
Me vestí rápidamente y me diriji hacia la dirección de la tarjeta. Al llegar, pensé que era una especie de broma, la dirección era la del parque de los caballeros. Mi coraje regresó, pero escuche a lo lejos una guitarra, tocando una pegajosa melodía. Al acercarme era ese gato, con la misma ropa de anoche tocando una guitarra.
Saco un cigarro y comienzo a fumar, viéndolo de lejos, esperando a que se desocupe. No me cuadra como a pesar de pagar tanto por una botella anoche, ahora tocaba por monedas. Aunque siendo sinceros, yo no era muy diferente, tocando por miserias en ese bar.
Después de unas canciones deja de tocar, guarda el botín y su guitarra. Se despide del público y toma una lata de soda que uno de los asistentes le trajo. Acto seguido saca un cigarro y lo pone en su boca, mientras me hace señas para que me acerque. Con mucho pesar, arrojo la colilla de mi cigarro al suelo, pisandola mientras camino hacia él.
¿Tienes un encendedor? - me pregunta sin voltear a verme
No - no planeaba hacerle ningún favor
Tsh, mentiroso - acto seguido mete las garras a mis bolsillos
Ah, listo - con mi encendedor prende su cigarro
¿¡Pero qué te pasa maldito pendejo!? - Alzando la voz
… - ignorándome me arroja el humo en cara - tienes que aprender a comportarte perrito, estás muy mal entrenado - dejando mi encendedor en la banca donde se encontraba - pero te lo dejaré pasar por que tienes un muy lindo pene - guiñandome el ojo - pude sentirlo -
¿!Eh…!? - quien se cree que es este pedazo de mierda, hijo de puta
Calma, calma, fue un cumplido -
Voy a romperte los dientes - me inclino para tomarlo de la camisa
Pero fue demasiado rápido para mi, se levanta de la banca. Me tomó del cuello y con una de sus piernas dobla mi rodilla. Dejándome inmovilizado.
Escúchame bien animal de mierda - en tono serio - no te conviene hacerme enojar porque saldrás perdiendo -
Me suelta y se aleja un poco de mi, no puedo contenerme más quiero golpear a este hijo de puta que cree que puede hacer lo que se le venga la gana sin consecuencias.
¿A qué has venido? - dando una bocanada a su cigarro y relamiéndose los labios
Tú me llamaste aquí - arrojando la tarjeta a sus piernas
No, yo te di la tarjeta, pero tu viniste por voluntad propia. ¿Cuál fue tu razón? -
Creo que quise venir a ver al músico que me avergonzó anoche, pero veo que eres gato de un solo truco -
Ah entonces admites que te deje en verguenza -
Tuviste suerte es todo, no había sido la mejor presentación que he hecho -
Perrito, no es suerte se llama talento - con un tono derogativo
No te tengo miedo -
¿Entonces la playera verde es solo por la envidia? - en tono burlesco
Ojala te violen con un cactus -
Ojala mejores -
No estaba dispuesto a soportar más insultos, me di la vuelta y regrese a casa. Intenté practicar de nuevo pero el coraje no me permitía nada más que pensar en su maldita sonrisa arrogante. Me di una ducha fria y me fui a dormir.
La siguiente noche que toque en el bar, llegué temprano me disponía a dar el mejor espectáculo que había dado en el lugar. Y de repente llega ese imbécil, con la misma actitud de pendejo. Simplemente se echó en la barra sin pedir nada. Luego comencé a tocar, iba a enseñarle quien era un músico de cuarta.
Mientras tocaba comenzó a pedir shots, uno tras otro y luego se detenía. Comenzaba a pedir cada vez que comenzaba a tocar. Al finalizar la noche dejaba sus tragos en grupos y se iba. Comportamiento que siguió durante varias semanas.
Hasta que una noche entendí lo que hacía, mi mano resbaló entre las teclas golpeando varias notas erróneas y el hijo de la gran puta pidió un trago en las rocas. Había convertido mis errores en un juego para embriagarse. Mis dientes comenzaron a rechinar del coraje, mi respiración más pesada y lo único que quería hacer era romperle la nariz. Al terminar mi pieza me fui directo a su lugar.
Quiero hablar contigo afuera -
Oh… y que hay afuera que no podamos discutir aqui dentro -
¡AHORA! -
Tsh, aguafiestas -
Nos encontrábamos en el callejon detras del bar y no sabia que decirle. Estaba furioso con él, por dejarme en ridículo, por burlarse de mi, por ser un gran idiota.
… ahhhhhhh - el pendejo bostezo - me aburro, ¿Puedes seguir tocando para que pueda seguir tomando? -
Ya dejame tranquilo -
No -
Deja de burlarte de mi -
Deja de ser un tonto -
¿Que mierdas quieres de mi? -
Quiero que seas mejor -
¿De qué hablas? -
Te lo dije, tienes talento. Pero si no lo trabajas no servirá de nada y quiero ser yo quien te ayude a descubrirlo - viéndome con sus grandes ojos amarillos como si fuera una especie de premio - quiero que lo que puedes llegar a ser trabaje conmigo -
Y qué tal si yo no quiero -
No es una opción -
Entonces no puedo negarme -
Oh no es eso, claro que puedes pero dime, que pasaría si de repente yo decidiera trabajar aquí, y en el siguiente trabajo que elijas -
Me estas chantajeando -
Te estoy dando la oportunidad de ser mejor -
Y así fue como empecé a trabajar con él, a base de chantajes comencé a colaborar con este idiota. Tengo que admitir que me pagaba mejor que lo que ganaba en el bar, simplemente por practicar con él. Por una parte yo mismo podía notar mis habilidades mejorando, pero por otro lado tenía que aguantar sus insultos, malos tratos y sin mencionar las veces que tengo que hacer de enfermera al encontrarlo crudo al llegar.
Todo era tolerable, hasta que una tarde me había dado unas partituras particularmente complicadas. Tenía varias horas intentando descifrar cómo se supone que debería tocar esta porqueria y su único consejo era “hazlo mejor” o “lo estas haciendo mal”. Y bueno cuando el lo hacia lo hacia tan rápido que no podía entender qué es lo que estaba haciendo.
Ya basta - dando otro trago al whisky que tenía en su garra - ya me canse de estarte escuchando destrozar mi música - desabotonando su camisa
Pues si me dijeras como hacerlo tal vez mejore -
Y no quieres que te agarre de la garrita y toque por ti mejor, tal vez si dejaras de quejarte y te pusieras a hacer las cosas otra cosa sería -
Pues sí tal vez no fueras un hijo de puta y me enseñaras como es debido -
Lio, estoy hasta la madre de tu actitud mediocre, siempre culpando a los demás por tu miseria -
Y tú eres incapaz de aceptar que estas equivocado -
Al menos yo tengo una gran habilidad en la música, no como tú, estúpido músico de cuarta -
Se da media vuelta y camina hacia el baño, desvistiendose en el camino y mientras arrojaba su ropa interior al suelo tiene la osadía de decirme.
Necesito un baño, tengo que quitarme tu mediocridad del cuerpo -
Eso hizo que me hirviera la sangre, estaba harto de este trato y quería demostrarle que no podía permitir que me tratara de ese modo. Fui tras él y de un golpe abrí la puerta del baño, había abierto la llave del agua y se miraba idiotamente en el espejo. No pude contenerme más y sin decir nada lo golpee con mi puño en la nuca.
Cabe mencionar que fue un error, se volteo a mirarme con una mirada que pudiera matar a alguien. De repente me siseo con odio y golpeó el espejo que se cuarteo pero sin romperse del todo. Me asusté e intenté retroceder, pero como el piso se había mojado tropecé golpeándome el brazo.
El dolor se volvió intenso, no podía siquiera pensar mientras me retorcía de dolor en el piso. El gato salió de la habitación dejando un leve rastro de sangre a su paso. Regresó vestido y sin decir una palabra me cargó hacia la entrada. Descalzo me llevó hacia la calle donde a los pocos minutos llegó una ambulancia.
Todo va a estar bien - me dijo mientras apretaba mi hombro sano.
Y yo no pude hacer más que llorar, de dolor, impotencia y coraje. No podía entender cómo alguien tan pedante podía preocuparse así por mi y hacerme sentir tan protegido. En el trayecto curaron las cortadas de sus nudillos y al llegar al hospital me atendieron de inmediato. La radiografía mostró una factura, no completa, pero lo suficientemente como para enyesar.
Fueron dos meses donde no tuve que preocuparme de nada, donde sin siquiera pedirlo, ese pobre diablo que llegó al bar donde trabajaba por míseras propinas me mostró disciplina, me ayudo a crecer como músico y sobre todo me dio compasión.
Creo que le estaré eternamente agradecido por todo lo que ha hecho por mi, aunque aun hay días que el odio regresa pero creo que a él no le interesa. Siempre y cuando haga mi trabajo, imagino que estaremos bien.
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the-cat-note-pad · 6 years
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Pálidos hilos del destino - Capítulo 8
Capitulo 8 - Ya no más destino
**No vales más que yo - La Oreja de Van Gogh**
El golpeteo en la puerta era estremecedor, el aroma a alcohol invadía el cuarto la luz golpeaba al gato directamente en la cara. Con sus pantalones bañados en licor por la botella que cayó al suelo cuando quedó dormido. Arrastrándose por el suelo esquivando los cristales abre la puerta.  
Era una hiena con una cara preocupada, la cual empeoró al ver el estado del gato y de la habitación. Sin saber que hacer simplemente cierra la puerta tras de él mientras Alan camina hacia el baño quitándose la ropa a su entorpecido paso. En ropa interior comienza a llenar su tina. Y sale de vuelta a la cocina para tomar agua directamente del grifo.
Lio le decía cosas que no le interesaba comprender, simplemente quería que se callara, el mundo daba vueltas a su alrededor y lo único que quería era relajarse un poco. No era la primera vez que encontraba al gato en ese estado, pero era la primera vez que lo encontraba lastimado.
Después de un rato sumergido en las cálidas aguas, Lio entra al baño el botiquín de primeros auxilios que él mismo había dejado en esa casa y Alan ni siquiera se inmuta en reconocer su presencia. Con media cabeza sumergida y la mirada perdida hacia la pared.
¿Qué fue lo que pasó? - dice Lio hincado a un lado de la tina
Blop… blop...blop - el gato solo bufa aire bajo el agua
Ya veo, entonces ¿Cómo es que se rompió el vaso? -
Blob, blob, blob… blob,blob, blob -
Wow enserio, gracias por donar tu parte de las tocadas de la próxima semana -
Voy a matarte primero - sacando la boca del agua y volteando un poco la mirada
Oh bueno tenía que intentarlo, ¿Me permites tu brazo? - extendiendo una garra
… - suspira y saca el brazo del agua
La herida no es profunda pero hay que limpiarla - comienza a curar al gato - está bien que no quieras hablar sobre lo que paso ayer, pero sé que involucra a ese oso -
Y eso a ti qu… auch duele idiota - el alcohol que pone Lio en su herida lo interrumpe
Me importa que si no estás bien, no puedes tocar, si no puedes tocar, no puedo pagar mi renta - me dice con una sonrisa - o al menos eso es lo que te gusta recordarme, ¿No? -
Blob -
Tienes que dejar de ser tan enojon, ¿Recuerdas cuando rompiste ese espejo? -
Blob, blob -
Estábamos ensayando hace varios años y me enoje porque te la pasaste corrigiendo mi forma de tocar. Me dijiste que practicara en lo que tomabas un baño para quitarte mi falta de talento de encima. Estaba muy molesto, te seguí al baño, por puro impulso te golpee la cara. Me arrepentí cuando vi tu rosto, golpeaste el espejo y me asusté, intente correr y resbalé, golpeándome el brazo justo aquí - poniendo los dedos en la cerámica de la tina - me llevaste al hospital, pagaste por todo, aun me diste mi parte de las tocadas y yo solo te golpee en el rostro - tallandose las lágrimas de la cara
… Lio... -
Pero bueno, se que no me incumbe y probablemente el ensayo de hoy se cancela -
No, no… dame una hora… pide una pizza o lo que quieras y a mi lo de siempre -
Ok saldré a comprar algo para tu cruda… moral -
… gracias - le dice el gato mientras se toca los labios y regresa a contemplar la pared
Del otro lado de la manzana el oso se encontraba mirando al cielo, con un café en una garra y con la otra intentando dejar una marca en la banca con su uña. Tenía la mente en otro mundo, repasando los hechos de la noche anterior en su cabeza como si algo fuera a cambiar.
Al recordar el beso, solo pudo sentir aquel golpe de miedo recorriendo su cuerpo. Era como si un ser incorpóreo hecho de una penetrante oscuridad viajara por su cuerpo e intentara envolver su corazón. No sabía si lo que sintió fue real, su miedo o sus nervios por la situación, lo que sí tiene presente es la reacción de Alan. Lo que le dijo lo lastimó, al parecer eso es algo que logró romper con su armadura emocional lo suficiente para hacerlo llorar.
Sumido en sus pensamientos nota un pelaje peculiarmente familiar, era el lobo pelirrojo estaba repartiendo bolsas de papel entre los indigentes que había en la plaza. Se levanta y se acerca a él.
Enrique no es así -
Oh, hola. ¿Como has estado? -
Bien, bien. Oye necesitas ayuda con eso - señalando sus bolsas
Eh… si no estas ocupado, no quiero molestar - dice apenado
Claro que no, permíteme - tomando la bolsa de sus garras
Gracias -
Y  ¿Qué son? A todo esto -
Ah, son bolsas de comida y agua para las personas sin hogar -
Wow, eso es muy amable de tu parte -
Durante las siguientes horas hubo un silencio entre el oso y el lobo, lejos de ser incómodo se sentía reconfortante. Después de un par de horas repartiendo, la comida se había terminado lo cual le recordó a ambos lo hambrientos que se sentían.
¿Me permitirias invitarte algo de comer? - dice el oso
!¿Eh?! ¿Por que?- dice Enrique un poco sonrojado - yo debería invitarte, tú me estuviste ayudando
La verdad me ayudó más de lo que te imaginas a mi, vamos conozco un buen lugar cerca de aquí -
El ayudar a los demás siempre tiene ese efecto, está bien, pero yo invito el postre - moviendo la cola
Llegaron al lugar de kebabs favorito del oso y se sentaron a comer. El oso pidió su orden usual mientras que el lobo simplemente ordenó algo pequeño. Mientras su orden estaba lista comenzaron a conversar.
¿Y como es que conoces a Alan? - dice Enrique
Ah… - el oso no podía decirle de los números - Lo vi en un concierto y resultó que era mi vecino -
Oh ya veo que guay -
Aunque nuestra relación es algo rocosa - riendo nervioso
Así es él, no te preocupes es buena persona solo que le cuesta trabajo -
¿Y tú de dónde lo conoces? -
Pues… hace muchos años estaba repartiendo comida justo como ahora. No eran muchas porque el refugio estaba pasando por problemas de dinero. Pero un gato estaba tocando su guitarra por monedas en el parque, se veía algo sucio pero eso no alejó a la multitud. Unas horas más tarde, veo que está repartiendo hogazas de pan entre los que no alcanzaron.
Oh vaya… supongo que ese gato era él -
Jeje, sí pero ahí no acaba la cosa. Prometeme que no repetirás lo que voy a contarte, no le agrada para nada esta parte, pero creo importante que lo sepas - le dijo mirándolo directo a los ojos
Lo… lo prometo - tartamudea el oso intimidado por el cambio de actitud
Bueno, un par de semanas después en la noche tenía solo dos cobijas para ofrecer. La noche era fría y buscaba a quien lo necesitara más. Fue cuando lo vi acostado en una banca del parque. Mi corazón dejó de latir por unos momentos, le ofrecí una de las cobijas pero me pidió que no lo molestara. Podía notar su orgullo, pero aun así no desistí. Repartí lo que tenia rápidamente, compré dos cafés, lo busque por el parque y me senté con él. Le conté que lo había visto repartiendo comida y que alguien así no debería pasar frio solo. - la expresión en cara de Enrique era la de alguien que recordaba una de sus memorias más preciadas - La noche fue difícil, me contó que tenía un par de días que llegó a la ciudad, le ofrecí trabajo en el refugio, no podíamos pagarle pero podía ofrecerle un techo donde dormir.  -
No tenia idea… -
Casi nadie la tiene, me pidió… bueno en realidad creo que me amenazó - riendo un poco - para que no le contara a nadie, pero me enorgullezco de saber leer a las personas y no creo que tengas malas intenciones -
Gracias, me gustaría creer que no - el oso se sonroja un poco
Además si Alan se entera, te mataría muy lentamente - con una cara tan seria que asustó al oso - pero bueno, resulta que como no conocía la ciudad aun no tenia donde dormir y a las pocas semanas consiguió un departamento, poco después de eso comenzó a tocar en bares volviéndose una estrella local como podrás haberte dado cuenta. Siempre procuraba ayudar en el refugio, después de un año consiguió su trabajo como escritor de canciones para la televisión. Y ahora se preocupa por que cada mes le llegue una suma importante al refugio, aunque sigue tocando en los parques para donar sus propinas. - decía el lobo con una sonrisa
Quien diría que bajo esa máscara de amargado se escondía alguien tan tierno -
Pues, se que ha pasado por mucho. No sé qué es lo que pasa, nunca ha querido hablar de ello y honestamente no he querido preguntarle; respeto mucho su privacidad se que me contará cuando lo crea necesario, pero sé que es una buena persona. Y siento envidia de quien termine siendo su pareja - volteando la mirada claramente apenado
La comida fue agradable y Enrique llevó al oso a un lugar donde vendían pasteles ligeros de queso. Los mejores que el oso había probado en su vida, ciertamente usaría este lugar en una futura cita. Además que la vista desde el rascacielos donde se encontraba el local era hermosa, el oso se preguntaba a cuantas conquistas habrá traído el lobo aquí. Aunque no pasarían mucho tiempo viendo el atardecer ya que el canino debía regresar a su trabajo.
Mientras tanto en el departamento de Alan, Lio se encontraba recibiendo regaños por no poder tocar las partituras que el gato tenía listas para él. Le costaba trabajo entender unos puentes musicales pero con un poco de práctica lo lograría, pero no se preocupaban ambos sabían que la hiena podía hacerlo y aun tenia una semana para lograrlo.
Se preocupa por ti sabes - le dice Lio mientras tomaba un trago de su cerveza
¿De qué hablas? - dice el gato mientras cambiaba las cuerdas de su guitarra
Tu adorable vecino -
Mi contador también y no por eso voy a ir a besarlo - dice bufando
Sabes a lo que me refiero y tú también lo sabes, no es una mala persona -
No tienes ni idea de lo que dices - en voz baja
¿Qué dijiste? -
Que eres un pendejo -
Pues tú lo eres más… -
Por juntarme contigo - interrumpiendolo
No, ya en serio deberías darle una oportunidad, así como las personas se dan la oportunidad de conocerte -
… -
Me has demostrado que puedes llegar a ser una persona buena, muy en el fondo. Te gusta aparentar maldad pero yo te conozco - se para para abrazar a Alan
La única razón por la cual no te he golpeado es porque te necesito para la próxima semana - mientras Lio frota su cara contra su cuello
Esta es mi oportunidad de mostrarte afecto - el gato pone sus brazos alrededor de la hiena sin muchas ganas - tomaré esto como ganancia -
Durante los siguientes días el oso se paraba frente a la puerta esperando hablar con el gato, pero era inútil. Alan simplemente pasaba de largo sin mirarlo a la cara, una especie de odio y dolor lo inundaba cada vez que lo veía. A ambos les dolía, pero el oso era muy temeroso para hablar primero y el gato muy orgulloso para admitir que lo habían lastimado.
La gran noche se acercaba con prisa, el gato presentaría una nueva canción en La interferencia. Era un gran acontecimiento, los boletos se habían agotado casi al instante. El lobo rojo estaría, la banda de Lio y un invitado que Alan no esperaba.
Después de uno de los ensayos la hiena dejó la entrada para la mesa que tenían reservada por debajo de la puerta del oso. No sería VIP pero al menos estarían presentes en un acontecimiento para los fans de la música en la ciudad.
La noche había llegado, desde horas atrás había fila para poder entrar. Muchas bandas se habían reunido para tener la oportunidad de tocar frente a tanta gente. El gato se encontraba en su camerino bebiendo un agua mineral y Lio intentando calmarse los nervios con una limonada de menta.
Entre el público el oso llega saludando a Enrique y presentándose con los amigos de Lio. Estaba un poco nervioso y triste, pero se alegraba de no estar ahí solo. Mientras que comenzaba a platicar con los demás miembros de la banda se sentía un poco más tranquilo.
La comida, la cerveza y la música fueron excepcionalmente buenas para todos en la mesa. El oso hacía coros con los demás cuando tocaban una canción que les gustaba. Se la estaba pasando bien, cuando de repente todo se pone en silencio.
En el escenario estaba Lio detrás de su teclado, con una camisa de su tradicional color verde, estrenando un retoque de color para su pelo que hacía juego. Momentos después Alan se sienta en el banco vacío con su guitarra. Vestía su camisa roja de cuadros, un pañuelo que hacía juego en su muñeca derecha, sus botas y jeans rotos. Las luces del escenario se centraron en ellos y mientras el piano comenzaba a sonar las personas, incluidos todos en la mesa del oso se callaron. Parecían inmóviles ante la melodía y el tiempo se detuvo cuando las líneas del gato aparecieron y su guitarra comenzó a sonar.
Mírame, nótame, abrázame. Te deseo, te quiero. Cómo resistir tú dulzura, como resistir tu sonrisa. No puedo ya con este amor que me quema el corazón. Una llama que solo ardió en mi interior. Lejos de ti, pues solo termino quemándome a mí.
Solo bésame por favor, una vez más. Con esa pasión que solías entregar. Bésame otra vez, intoxica mi interior Convierte esta llama de mi corazón en un incendio sin control.
Necesito mi corazón termine de arder, Mata todo sentimiento que pueda volver. Si lo que siento no te corresponde solo quiero en esta llama arder pues solo mi corazón la supo mantener.
Solo bésame por favor, una vez más. Con esa pasión que solías entregar. Bésame otra vez, intoxica mi interior Convierte esta llama de mi corazón en un incendio sin control.
No sé si pueda revivir aquellos momentos que a pase a tu lado sin decir aquellas cosas que en verdad siento por ti No se cómo curar este veneno que tu cariño indudablemente  dejó en mí
Quisiera ojala algún día poder tu cicatriz borrar Pero tu simple aroma me hace recordar Aquellos momentos antes tan felices ahora me hacen sollozar.
Solo bésame una vez más Con toda la pasión que puedas prometer Bésame otra vez, sin importar que en llamas pueda arder Pues mis lágrimas apagarán este fuego que sólo ardió en mi ser.
No hubo un alma en el lugar que no se limpiara los ojos. Como siempre el gato sale el escenario y se dirige a su camerino seguido por Lio. Mientras los asistentes se marchan, solo quedan aquellos invitados a la fiesta de celebración en el lugar. Entre ellos la mesa reservada para los invitados de Lio.
Después de una siesta y unos cuantos tragos, el gato sale por la puerta trasera a fumar un cigarro y relajarse al terminar una semana de intensos ensayos. Al abrir la puerta siente el frío del aire y los copos de nieve golpeando su rostro.
Con un largo suspiro, sigue su tradición de quitarse sus botas y torturarse con los recuerdos de la noche que decidió perderlo todo. Ignoraba que una blanca y torpe figura lo seguía de cerca, sólo que esta vez lo dejó en su mundo, esperando a que terminara lo que sea que estuviera haciendo.
Una media hora más tarde, el gato se disponía a ponerse sus zapatos cuando el oso salió de su escondite. Alan solo bufó y se dispuso a apresurarse mientras que se acercaba con paso decidido, como alguien que no puede callar algo ni un segundo más.
Me gustaría pedirte que me perdones - dice el oso
Me gustaría que te largaras de mi vida -
No sé qué fue lo que pasó, lamento haber reaccionado así -
Dejame solo - dice el gato intentando encender un cigarro
No - plandanto sus patas en la nieve - Por primera vez no se hará lo que tu quieres -
… - el gato se levanta
Anda, lárgate, huye de lo que no es placentero, es lo único que has hecho toda tu vida -
TÚ… NO… SABES… - con la respiración agitada y apretando la mandíbula el gato se gira para gritarle al oso - LO… QUE ES MI VIDA -
Se que tienes miedo de ser feliz, crees que si lo eres te lo arrebataran de nuevo -
Y TÚ CREES QUE TUS VISIONES TE DAN DERECHO A METERTE EN LA VIDA DE LOS DEMÁS-
Creo que mi compasión por los demás me lo permite y me permite ayudarlos -
Si te crees mejor que yo, entonces lárgate. Soy mercancía dañada no tengo arreglo - lanzándole una mirada de desprecio
Ahí es donde te equivocas, yo se que eres una buena persona -
NO, NO LO SOY -
Eres especial y no solo lo digo por lo que puedo ver sobre de ti -
NOTICIAS DE ULTIMO MINUTO IMBÉCIL. Las notas musicales SON números -
… - confundido el oso baja la mirada
Yo hablo en Re, Re se mide por los hertz, simplemente es el número de vibraciones que genera mi voz. Los tiempos, los ritmos, todo se mide en intervalos y el conteo de estos. No soy especial simplemente es mi cerebro interpretando mi propio sonido -
¿Y qué hay del hecho de que mis números no se han cimentado? -
Ese es tu departamento, no el mio -
… - buscando las palabras - pero… pero independientemente de eso lo he visto en ti y en las personas que te rodean. Se que eres alguien de buen corazón, se que tienes mucho para dar a este mundo -
Cosa que a mi no me interesa, no se que es lo crees qué miras pero no soy esa persona -
Eres terco como una mula - se acerca y el gato se aleja del oso
Las personas tienen tanto para dar si les dieras una oportunidad -
Las personas son unos parásitos que se aprovechan de ti y te dejan cuando obtienen lo que quieren -
Te equivocas -
Y tu eres un iluso idealista -
Eran altas horas de la noche, las calles estaban desiertas, mientras estos dos discutían. Excepto por un muchacho, manejaba su vehículo de regreso a casa, el alcohol y otras sustancias intoxicaron su mente. Y confiado en que la ciudad dormía se dio el permiso de mandar unos mensajes en su celular mientras conducía. Tan inmersos en su debate de ideas que ninguno notó el vehículo acercarse hasta que fue muy tarde.
Con un rápido movimiento el gato empuja con toda su fuerza a la inmensidad de oso que tenía a un lado, alejandólo del impacto pero no lo suficiente. El carro golpeó al oso en una de sus piernas, mientras que el impacto hizo que el gato se golpeara contra el cofre del carro y al instante en que se detuvo fue lanzado por la calle golpeándolo en la cabeza.
De repente todo se oscurece para el gato, no siente dolor o frío, solo siente paz y una sensación de ligereza en todo el cuerpo casi como si flotara. Del bolsillo de su chamarra saca unos cigarros y enciende uno, le da una larga bocanada y exhala al aire.
Los cigarros van a matarte si sigues fumando así sabes -  le digo
Curioso que lo digas, porque creo que el carro que me arrolló está haciendo un mejor trabajo - dándome la espalda y dándole otra bocanada
Pues ciertamente no ayuda que te pongas en peligro -
Y ciertamente, lo que haga con mi vida no te incunbe - tirando las cenizas al espacio - lo que dejaste de ella, al menos -
Deja de tenerte tanta lastima -
DEJA DE DECIRME QUE HACER AMELIA - me dice molesto
Solo quiero que seas feliz -
¿Feliz? Después de la maldición que pusiste en mi - con una cara de disgusto
Pensé que me habías perdonado - con una sonrisa petulante
Me alegra saber que aun me espias -
No hay mucho que hacer por aquí - mientras él continúa fumando - Además nunca fue mi intención tenerte asi -
El camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones -
Yo nunca te culpé por mi muerte sabes -
Aún así soy culpable - llorando en silencio mientras enciende otro cigarro
¿Quieres repetir lo mismo de nuevo? - le digo cansada - Siempre es lo mismo cuando vienes aquí -
Entonces deberías dejar de ser tan terca, porque no te pones a contar de nuevo como nos conocimos como la última vez -
ACTÚAS COMO UN NIÑO BERRINCHUDO -
Lo siento, como sabes nunca tuve una madre que me educara y tú no lo fuiste tampoco - responde sarcásticamente
Me duele ver como tiras tu vida así -
Aún me duele que la tuya terminara así - viéndome directamente con lagrimas aun en sus ojos - Te perdoné amelia, esa parte es verdad, pero no puedo creerme el que me perdones después de lo que te hice -
Lo sé, pero tienes que vivir tu vida no desperdiciarla así-
Tú no entiendes lo mucho que duele - poniéndose de rodillas apretando su camisa en donde esta su pecho
No, pero te he visto sufrir, te he visto llorarme incontables veces, que tus canciones hablan sobre el daño que crees que me hiciste -
Lamento todo, lamento el que estés muerta - intentando calmarse
Lo hecho, hecho está Alan no podemos cambiar el pasado -
Pero aun me duele y me duele mucho -
Te duele porque lo nuestro significaba mucho para ti es normal - me hinco en el suelo junto a él - Si no te doliera me hubiera ofendido, pero después de tantos años es momento de seguir adelante -
… - da un respiro hondo y se pone de pie - no prometo nada -
Solo te pido que lo intentes -
Y como es que ha pasado tanto tiempo, usualmente solo cambiamos unas palabras - secándose las lágrimas
Oh sobre eso… - me muerdo el labio nerviosa - Es momento de que tomes una decisión -
¿De qué hablas? -
Bueno, es momento de que decidas si quieres continuar viviendo o quieres terminarlo todo -
… - da un largo respiro y mira a su alrededor - creo… creo que… -
¡ESPERA! - lo interrumpo - antes de que decidas tienes que saber algo
¿Qué sabes que yo no? -
Yo estaba equivocada, no, todos en mi familia estábamos equivocados. Los números no pueden ver el futuro -
Y sabes esto desde cuándo -
No hace mucho. Cuando fallecí tu número se volvió un cero, pero recientemente por un instante cambió a un uno de vuelta -
Entonces…
Entonces, estaba equivocada. Estúpidamente creí que podía saber lo que pasaría, quería creer que te quedarías a mi lado para siempre. Sin embargo descubrí que lo que veo simplemente es el número de personas de las que estás dispuesto a enamorarte -
Quisiera enojarme contigo -
Estas en todo tu derecho - le digo apenada
Pero simplemente no puedo hacerlo - sonriendo con lágrimas en sus ojos, con aquella misma sonrisa como cuando lo conocí
Prométeme que vivirás mejor -
Te prometo que sonreiré más, es todo - me abraza y me besa en la frente
Tan terco como siempre -
Luego de varias semanas en cuidado intensivo, el gato por fin demuestra signos de conciencia. A los pocos minutos estaba rodeado de enfermeras y a la hora Lio y Enrique estaban en su cuarto de hospital.
¿Cómo te sientes? - le dice Lio
Como si me hubiera arrollado un coche - responde Alan sarcásticamente
¿Te duele mucho? - dice el lobo
Nada que no pueda manejar, estaré de pie en un santiamén - dice el gato sonriendo
¿Cuántas vidas te quedan? - le dice la hiena
Creo que con esta solo tres - riendo un poco
Wooo, quien eres y que hiciste con Alan -
Digamos que tuve una platica interesante antes de que llegaran - se incorpora en la cama y los abraza suavemente
… - el lobo se sonroja
¡No! ¿Qué es esto? Muestras de cariño de tu parte, es raro y no me gusta -
Pues acostumbrense, creo que esto empieza a gustarme - volviendo a la cama - pero no por mucho, ahora inútil ve por unas golosinas -
Ese es el Alan que conocemos - dice Enrique
Y pudieran dejarme solo con el rey de las escondidas - señalando a la masa blanca asomandose por la puerta
Te dije que te vería - le dice Lio, mientras sale de la habitación
¡Animo! - le dice el lobo atrás de Lio
Hola…- dice el oso entrando en muletas, con un yeso en su pierda
¿Estás bien? - dice el gato preocupado
No estás en condiciones de preocuparte por los demás -
A ver idiota, estoy aquí porque querías que lo hiciera y cuando lo hago me dices que no lo haga, decídete por favor -
Gracias por salvarme -
Velo como pago por la vez del callejón -
¿Y cuando te darán de alta? -
Como esta vez yo no pago la cuenta del hospital, tanto como me sea posible - acomodándose en la cama - los baños de esponja son mi nueva adicción
Me alegra oir que estás bien -
Y a mi me alegraría que empezaramos de nuevo -
Eso me encantaría -
Hola, soy Alan encantado de conocerte - le extiende una garra
Hola Alan, mucho gusto puedes llamarme Fede -
Con el tiempo esto se volvió una buena amistad. Alan comenzó a ver el mundo de otro color, no sin sus tropiezos claro. Por suerte tenía a sus amigos para mostrarle el camino.
La vida no es más que el conjunto de nuestras experiencias y lo que hacemos con ellas. Eso es lo que marca nuestro destino, nuestras experiencias y las decisiones que tomamos en base a ellas. Alan y yo nunca nos volvimos a ver, pero antes de partir me alegra saber que el número en su cabeza nunca fue cero otra vez.
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the-cat-note-pad · 6 years
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Pálidos hilos del destino - Capítulo 7
Capítulo 7 - Sabor a muerte
**Poison - Alice Cooper**
Usualmente tomo mi guitarra y toco las primeras notas que se me vienen a la cabeza para pensar, pero no esta vez, esta vez solo quiero tocar y sentir el peso de mis dedos sobre las cuerdas, la vibración de la guitarra en mi pecho como la del un pequeño gatito al cual le acaricias la cabeza, necesitaba distraerme.
Odio enfermarme, se supone que los antibióticos que me dieron son extremadamente potentes sumados a la pérdida de sangre no pude beber alcohol por unas semanas. Lo odié bastante, las primeras noches fueron tolerables tocando mi guitarra, pero para la quinta noche me estaba volviendo loco, los temblores, la ansiedad, necesitaba ese suave mareo del licor. Pasar la noche entera con mis pensamientos atormentandome era algo que no podía hacer por mucho tiempo. Tenía que salir a la calle a caminar un rato y volver con tal de aligerar los pensamientos de mi mente, sin importar que tan noche fuera.
Por suerte la ultima pastilla fue hace ocho horas en la mañana y ahora es el momento de apagar mi lado consciente. Paso a mi bar favorito en el centro de la ciudad, escondido del conocimiento popular. Soy un regular aquí, mi fama les importa un carajo y así es como me gusta, es algo elegante pero no demasiado. Pido un par de tragos de whisky y los tomo como si fueran agua.
Queman como si fuera la primera vez, la noche me recuerda cuando conocí al inutil de Lio. Tocaba justo en esa esquina, en el viejo piano de cola, de traje y una corbata verde. Supongo que no le agrado que corrigiera sus errores, pero al final accedió a dejar el traje y trabajar conmigo. Tiene talento, pero tiene que trabajarlo si quiere sacar su potencial.
Después de varios tragos comienza el calor en mis mejillas y con ellas las ganas de salir por el centro de la ciudad a pasear. Mientras caminaba y tarareaba una de mis canciones favoritas, veo a un grupo de músicos fumando, se les nota por su facha. Cuando veo que uno de ellos se acerca corriendo, es Lio, creo que lo invoqué al recordar nuestro primer encuentro.
Que tal gato - me dice emocionado
¿Qué haces aquí? ¿Tocábamos hoy? - confundido
En primera es Lunes, La Interferencia está cerrada
¿Qué haces aquí? - repito
El concurso de bandas recuerdas, participaré con mi banda, estamos practicando -
Ah entonces me pones el cuerno -
Lo nuestro nunca fue exclusivo -
Me lastimas Lio, me lastimas - digo sarcásticamente
Hey Alan me alegra encontrarte - dice el dueño del lugar
… mmm - diablos no quiero trabajar ahora
Buenos los dejo solos, debo volver con mi banda- dice burlonamente y se retira
… te culpo por esto - le digo por lo bajo - ¿Qué pasó Toño? Pa’ qué soy bueno -
Ven pasa, hablemos en mi oficina -
Solo si puedo robar una botella de whisky - señalando la parte superior de la cantina esperando un no
Claro, toma la que gustes - diablos
Desparramado en el sillón de la oficina del leopardo mientras me comenta que las entradas para el concurso de bandas no se están vendiendo tan bien y que si pudiera tocar esa noche. Sería excelente para la venta de boletos mi regreso triunfal después del “accidente”, según me contaba su plan de negocio. Accedo bajo la condición de un boleto VIP en la mesa principal, la guitarra colgada en la puerta y mi tarifa habitual. Y es cuando el trato está hecho, para este punto la botella ya está a la mitad.
Aún es temprano así que decido caminar a casa, mientras no haga mucho desorden no debería tener problemas con la ley. Al llegar a mi piso, la botella está a unos tragos de estar vacía adoro ese sentimiento de ligereza que me da el alcohol, las ganas y confianza de poder hacer todo, pero sobre todas las cosas se lleva la culpa.
Tengo que darle los boletos al oso, los doctores me dijeron que los rasguños que le hice dejarán marca. Odio tener que estar en deuda con alguien, en especial con alguien de su calaña, pero supongo que si ignoramos eso y mantiene su mirada tranquila hasta pudiera agradarme.
Apenas y puedo mantener de pie, se escuchan sus torpes pasos, la mirada me pesa y solo quiero ver el piso. Cuando se abre la puerta lo primero que veo es su erección, es un pillo alguien se estaba divirtiendo.
Tú… - luchaba por conjugar palabras e intentar no ver su entrepierna - me dieron esto - cuando noto su estúpida mirada sobre de mi - HEY HEY mis ojos están aquí abajo -
Lo lamento es un hábito - dice como si eso me importara
¿Y también tu amigo tiene el hábito de recibir a todos así? - como venganza de su osadía
… - se tapa con las garras- acabo de despertar -
Como sea - le tiro el sobre con los boletos en la cara - disculpa por las cicatrices -
Al entrar en mi departamento pongo la guitarra en una silla cercana, cierro la puerta y me quedo dormido justo en la entrada. Sin fantasmas que atormentan mi cabeza, sin nada que me mantenga despierto por las noches.
La noche del evento llega, como siempre entro a mi camerino no solicitado. Agradable pero innecesario, bebo unos cuantos tragos de vodka y bajo a ver como van todos. Me encuentro a Lio preparándose con su banda, es mejor no molestarlo. Cuando se acercan varios miembros de otras bandas.
Lo mismo de siempre, recomendaciones, solicitudes para tocar conmigo, consejos. Saludo a la hiena de lejos mientras se ríe de lo precaria de mi situación. Entre la multitud siento dos miradas diferentes al resto, una coneja con lujuria en sus ojos y un zorrillo tembloroso jugando con sus batacas. La coneja solo necesito una mirada, para el zorrillo se necesitó un ligero toque en su entrepierna con mi cola al pasar.
Al llegar a mi camerino la coneja se lanzó a mi entrepierna mientras el corazón del zorrillo latía muy deprisa. Después de un rato las cosas comienzan a tomar un ritmo muy placentero, cuando de pronto noto una torpe y blancuzca figura en la puerta. Quien diría que le agradaban esa clase de cosas, definitivamente me voy a divertir. El espía se marcha después de un rato, la reunión de músicos termina en un derrame de fluidos y placer, mientras suena la segunda llamada.
Al pararme en la luz del reflector, comienzo a tocar mi guitarra y a moverme seductoramente, pero por alguna razón ese oso no me voltea a ver. Lo cual me molestó bastante, pero al regresar del escenario, noto la mancha viscosa en la pared. Eso explica su conducta, alguien se divirtió más de lo que pensaba y ahora tiene vergüenza.
Con el paso de los dias comienzo a invitar personas a mi hogar con la sola intención de que se escuche compañía. Procuro hacer ruido esperando alimentar su curiosidad, que recuerde lo que vio aquella noche. Lanzando pícaras miradas cuando lo encontraba en los pasillos.
Una noche volvía de una tocada, nada muy extremo un evento privado con pocas personas. Estaba algo alcoholizado, pero nada que no pudiera manejar; lo que sí es que estaba cansado y quería llegar a relajarme en mi tina. Sin embargo al llegar a mi piso el oso estaba sentado en la escalera.
Podemos charlar - me dice mirándome a los ojos
Claro, supongo que sí - veamos a dónde nos lleva esto
Es sobre todo lo…-
No, no aquí - lo interrumpo - mi departamento, estoy cansado y necesito más alcohol -
Es… esta bien - me sigue hasta llegar a mi sala y se tumba en el sofá
Y ¿De qué querías hablar? - Mientras me quito mis botas y chamarra
Quería agradecerte por la entrada al concurso de bandas - dice mientras subo la temperatura del calefactor
 No hay de que, supongo que te lo debo por lastimarte a pesar de que intentabas ayudarme - le digo mientras tomo unos vasos y les pongo hielo
Heh, estabas muy alterado - tomando uno de los vasos
Suele pasar cuando mi vida peligra - froto mi cola por su pierna - Nombra tu veneno -
¿Disculpa? -
No puedo ser el único ebrio aquí o es que acaso quieres aprovecharte de mi - desabotono un poco mi camisa y noto como se tensa su cuerpo
Err… si tienes vodka o Jäger -
Eso me gusta - busco en mi alacena hasta encontrar el licor con especias
Pongo una silla frente a él, crucé una pierna mirándolo fijamente a los ojos. Comenzamos a beber y él a soltarse un poco más. Me platica de su vida sobre cómo le afectó la muerte de su padre, sobre su madre apoyandolo en todo, sus épocas de mesero para pagar la escuela. A pesar de todo, ha tenido una vida fácil, parece buen muchacho, uno estúpido aunque bien intencionado.
Eso no quita el hecho que es uno de ellos y me hace arder el estomago solo de pensar en ello. Por más que intenten ayudarme, por más que intente alejarme se sienten atraídos a mi y siempre terminan las cosas en desgracia. Recuerdo cuando llegué a la ciudad y una labrador se me acercó, fue la segunda de ellos que conocí después de Amelia, las cuerdas de mi guitarra reventaron y me golpearon en el cuello.
A pesar de todo, este espécimen es diferente. No es solo su torpeza o su legítimo interés hacia mi persona. Son las notas que ve sobre mi cabeza las cuales son bastante obvias. Lo que me conflictua es cuando dice que sus números aún no se cimientan, aunque todavía es joven y su increíble falta de talento musical me hacen creer que dice la verdad.
Sin embargo, de momento vamos a divertirnos, embriagar a alguien es tan sencillo, solo hay que saber escuchar y saber cuando comenzar a hablar para darles tiempo de beber. Años envenenando lentamente mi cuerpo me han dado una resistencia casi tan buena como la del cuerpo de este oso. Pero mi astucia puede hacer que él beba mucho más sin darse cuenta.
Oye … - mirando hacia abajo directamente en su vaso -... mmm
¿Qué pasó? - me inclino hacia él
Es solo que… - mirando nerviosamente a todos lados, luchando por pronunciar bien las palabras
¿Estás bien? - me acerco a su rostro mirándolo a los ojos
No, es… es solo que, desde… desde que me besaste nada ha sido igual -
¿¡Yo hice qué!? - ¿De qué está hablando?
Me asusté mucho - para este punto ya estaba llorando - pensé que te perdería y luego me besaste y te despediste de mi - ¡AMELIA! Así que eso fue lo que pasó
Pero aquí estoy ahora - me subo al sillón sobre de él, sentándome en sus rodillas viéndolo de frente
… - su respiración se agita, mientras pongo mi frente en la suya y le acarició el pecho
¿Te comió la lengua el gato? - sonrio picaramente y acaricio sus labios con el dedo.
Con mi garra libre sigo acariciando su pecho, está completamente hipnotizado viendo mis ojos. Moviendo mi cadera para frotar su entrepierna, con miedo toca mis costados pasando sus dedos por mis cicatrices como si intentara leer braile. La erección comienza a sentirte sobre sus pantalones, le quito su playera y acaricio su pecho libremente hundiendo mis dedos sobre su pelaje, mordiendo levemente su cuello.
Intenta reprimir tus gemidos todo lo que quieras señor oso, eso solo vuelve el juego mucho más divertido para mi. Pongo mis labios ligeramente tocando los suyos y exhalo mi aliento sobre su boca. Acto seguido comienza a besar mis labios, pongo mis garras en su cara correspondiendo el beso. Introduzco mi lengua en su boca jugando con la suya, mientras que él con una garra en mi espalda y la otra en mi cintura me aprieta contra su cuerpo.
Y de repente el oso me toma de la cintura y me empuja, caigo de espaldas contra la silla rompiendo el vaso con mi bebida y rasgando mi brazo derecho un poco.
¿¡QUÉ DEMONIOS TE PASA?! - le grito, sosteniendo mi herida con mi garra libre
Lo… lo lamento… fue… fue un accidente -
ARROJARME AL SUELO ES TU IDEA DE UN ACCIDENTE -
… no, disculpa es que no es correcto - comienza a llorar - besarte no es correcto -
QUE NO ERA LO QUE QUERIAS, QUE NO DESEABAS QUE ESTO PASARA -
Si, pero no así, no de esta manera -
¿De qué hablas? - mostrando mis colmillos, en cualquier momento lo atacaría
Sentí algo en tus labios, sentí… algo peligroso, malvado, tus labios saben a muerte -
Lárgate - sus palabras fueron un fuerte golpe en mi estomago que borraron toda expresión de mi rostro
No, lo siento no quise decir eso - acercándose a mi
QUE TE LARGUES DE MI CASA - las lágrimas comenzaban a rodar lentamente por mis mejillas
Por favor disculpa - aun llorando se acerca a mi
¡LARGATE! - lanzandole un arañazo y siseando
Entorpecido por el alcohol se tambalea hasta la puerta y sale de mi hogar. Escucho su puerta cerrarse y es hasta entonces que permito el dolor invadirme. Tomo uno de los cojines de los sillones y grito a todo pulmón en él, rasgando con mis uñas hasta que ya no puedo más.
Ellos traen infortunio, pero tiene razón yo traigo la muerte. Primero mis padres, el señor Páez y luego Amelia. Todos los que se acercan a mí mueren, soy yo quien trae la muerte a sus vidas no por nada el destino me dio este pelaje negro.
Comienzo a beber directamente de la botella aun en el piso, llorando en silencio recargado en el sillón, no pasa mucho tiempo hasta que el sol sale y caigo rendido por el cansancio.
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Pálidos hilos del destino - Capítulo 6
Capítulo 6 - ¿Solo un beso?
** Mr Brightside - The Killers **
… después de eso, duró varios días en el hospital. Pero, al parecer uno de sus pulmones no resistió el impacto y colapso. No hubo nada que pudieran hacer, sus padres, sus amigos todos me culparon. Y tenían razón de hacerlo, ni siquiera pude despedirme en su funeral, tuve que colarme de noche para despedirme de ella. Vendí la ferretería, tomé mi guitarra y vine a la ciudad. - suspira muy cansado - y esa es la mi historia con Amelia.
… lamento que hayas tenido que pasar por eso - sin tener nada mejor que decir
Lo pasado es pasado, vivo mi vida a mi manera y te agradezco lo que hiciste pero si vuelves a tocar el tema tendremos problemas -
¿Es tu manera de decir que podemos ser amigos? -
Es mi manera de decirte que toleraré tu presencia si te comportas -
Después de escuchar su historia, me costaba trabajo creer lo que me contaba. Ahora entendía porque el odio a nosotros, los números le quitaron lo que más amaba. No porque crea que tiene razón pero en su mente tenía que compartir la culpa con alguien y de no ser por la idea de Amelia, no se hubieran peleado y ella no habría muerto.
Y el gato hubiera seguido el mismo destino de no ser por un transeúnte que llamó a la policía. Inmediatamente nos trasladaron a un hospital privado y le salvaron la vida. A pesar de eso duró varias horas en el quirófano y un dia entero en coma inducido.
Al ingresar y saber que todo estaría bien, intenté irme a una clínica gratuita, ya que aunque mis heridas no eran graves necesitaban atención médica. Los doctores me detuvieron y me dijeron que no me preocupara, que la cuenta había sido pagada. Fue cuando terminaron de ponerme los vendajes, que un señor de traje llegó y me explicó que “El señor Alan pagaría por los gastos médicos por causarme estas heridas”.
Aun así me preocupaba, aun cuando estaba inconsciente no me atreví a visitarlo. No sabía qué hacer ahora que sabía que pasaba por su mente, no podía sentirme del todo cómodo en su presencia.
Hasta que despertó, brevemente me contó su historia y aquí estamos, discutiendo su pasado y nuestra posible amistad. Quería preguntarle si recordaba el beso que me había dado, pero la puerta se abre, es Lio y un lobo pelirrojo. Al parecer las horas de visita habían comenzado.
Espero no hayas hecho nada estúpido en mi departamento - le dice el gato apenas lo ve por la puerta
Ah solo lo de siempre, limpie un poco, llene tu alacena de comida saludable y le di tu dirección a los dueños de todos los bares donde tocamos -
Estás muerto tan pronto salga de esta cama -
Tendré que llamarle a tus amigos de esa noche para que te regresen aquí- le dice riendo
Se un buen perro y tráeme algo de beber con mucha azúcar y lo que sea que nuestro público desee - lanzando su cartera por la habitación
¿Señores? - dice la hiena volteandonos a ver
Un… una soda de naranja para mi por favor - dice el lobo
Yo creo que te acompaño, no estoy seguro que pueda haber - le digo a la hiena y me paro del sofá
Excelente, entonces traeré golosinas también - mientras camina hacia la puerta
¡Nada de menta idiota! - grita el gato
No prometo nada - cierra la puerta cuando salgo del cuarto
Lamento lo de tu bufanda - se escucha a través de la puerta - te prometo comprarte una nueva
No, no te preocupes por… - se desvanece lentamente el sonido
Caminamos hacia la salida a una cafetería cercana.
 Gracias de nuevo - dice la hiena
Ahora por qué - le digo confundido
Por salvarlo de nuevo -
Creo que fuí yo quien lo puso en ese lugar -
Nah, tiene un coraje con la vida que aun no logro explicar -
¿Coraje? -
Su alcoholismo, sus insultos, sus arranques de ira, al principio pensé que simplemente era un idiota y lo toleraba porque tenía cuentas por pagar, pero cuando me lastime un brazo y no podía tocar aun me daba mi parte de las tocadas -
¿Y como es que se mantiene? Pareciera que gasta como si no hubiera mañana -
Oh, bueno… ¿Conoces esas canciones que salen en comerciales, películas y televisión? -
¿Jingles? -
Te hará heridas peores si te escucha decir eso - ríe un poco - No, canciones completas el se encarga de escribirlas y luego vende los derechos -
Nunca imaginé que eso sería un negocio -
Ni te imaginas, honestamente no sé cifras exactas pero por lo que escuchado es una pequeña fortuna - dice emocionado - de hecho acaba de volver del set de una película, será un musical y él escribió todas las canciones -
Al volver el gato estaba mostrándole al lobo sus puntos por debajo de las sabanas. Al vernos llegar el can se alejó rápidamente y se ofreció a ayudarnos con las golosinas. Fue una tarde agradable hasta que las visitas tuvieron que irse.
Y fue como si el gato se apagara, su mirada se veía perdida en el libro que leía como si no hubiera nada más en este mundo que las palabras plasmadas en esas hojas. No pude más que sentir lástima verlo tan solo, sumido su mundo.
A mi me dieron de alta al día siguiente, pero él estuvo en observación unas semanas. Al volver a casa las cosas se volvieron menos tensas y como si el incidente nunca hubiera pasado. Lio se mudó fuera del departamento de Alan y no pasó mucho antes de que volviera a la habitual rutina de dormir durante el día y regresar ebrio a altas horas de la noche.
Después de unos días, un golpeteo en mi puerta me levanta de mi cama. Adormilado, en ropa interior y con el paso pesado iba hacia la fuente del sonido. Al abrir estaba el gato con el estuche de su guitarra en el hombro y una botella de whisky en la otra garra. Parecía haber vuelto de uno de sus conciertos y el aroma a alcohol desprendía de él.
Tú… - me miraba a los ojos, luchando por mantenerse de pie - me dieron esto - las notas en su cabeza bailaban en su dificultad para hablar - HEY HEY mis ojos están aquí abajo - dice molesto chasqueando los dedos
Lo lamento es un hábito - digo aun un poco adormilado
¿Y también tu amigo tiene el hábito de recibir a todos así? - mirando fijamente la erección que se mostraba en mis boxers
… - me cubro inmediatamente con mis garras - acabo de despertar - le digo apenado
Como sea - y me arroja un sobre - disculpa por las cicatrices
Y se va hacia su puerta muy torpemente poniendo su llave en el cerrojo. Al parecer era una entrada VIP para un concurso de bandas en “La interferencia” el próximo fin de semana. Supongo que es capaz de sentirse culpable y se estaba disculpando, a su manera.
Al llegar el fin de semana, entro al bar y mi mesa esta en el mejor lugar del local. Lista con un balde con cervezas frías y unas botanas sobre la mesa. Al parecer así es como se sentía tener dinero, me gustaba. Después de unos platos y unas botellas, llega Lio a saludar.
Hola glotón - me dice robando una papa de mi plato
Oye no te metas con mi comida - gruñendo en broma
Jajaja lo siento, lo siento -
¿Y qué dónde está tu otra mitad? - le pregunto
¿Son celos lo que detecto? - levantando la ceja y dibujando una pícara sonrisa - no te preocupes terminamos por esta noche -
¿De qué hablas? -
Yo concursare esta noche, él tocará sin teclado. Está solo para abrir la noche y cerrarla con su voz y guitarra-
¿Y dónde está el infame felino? -
En su camerino - señalando las escaleras tras bambalinas - puedes creerlo tiene un camerino y nosotros mortales tenemos que preparar todo en la bodega -
Los beneficios de la fama -
Supongo - dice robando una de mis alitas picantes y corriendo de vuelta tras el escenario
Parecía faltar un poco para comenzar así que me levante para ir a saludar y agradecer por la velada esta noche. Al subir las escaleras su puerta estaba entreabierta y se escuchaban respiraciones agitadas. Me asomé un poco, pero no estaba preparado, lo que vi me sorprendo y me excito al mismo tiempo.
El gato tenía compañía, se encontraban desnudos en un sillón, el gato sentado y una coneja montando de espaldas su pene. Y junto a ellos de rodillas un zorrillo dándole un beso al felino, acariciando su pecho. Mientras que él con una garra acariciaba uno de los senos de la coneja y otra acariciando el pene del zorrillo.
Mi corazón latía a como si quisiera escapar de mi pecho, el morbo inundó mi cabeza y mi pene exigía salir. Desabroche mis pantalones nerviosamente y con mucho cuidado de no hacer ruido y comencé a masturbarme con la escena que tenía frente mi. Después de unos minutos de verlos jugar, terminé en la pared una cantidad considerable de semen. Lleno de vergüenza regrese tambaleante de nuevo a mi mesa.
Intenté calmarme con comida y unas cervezas pero creo que fue un error. Hasta que Alan salió al escenario. Animando al público y explicando las reglas del concurso, no podía siquiera verlo directamente, sin que las imágenes de lo que estaba haciendo hace unos momentos invadieran mi mente. Al tocar un cover muy a su estilo de Paranoid de Black Sabbath y salió del escenario directo a su camerino.
Después de un rato logré tranquilizarme un poco, la música realmente era buena, al parecer el zorrillo era el baterista de una de las bandas  y la coneja la vocalista de otra. La banda de Lio lo hizo muy bien a mi parecer, aunque creo que estoy sesgado porque lo conozco y porque tocaron una de mis canciones favoritas. Seis bandas tocaron cinco canciones cada una, con mi poco conocimiento en música yo solo me dediqué a disfrutar el show.
Al final de la noche la banda de Lio ganó el tercer lugar y el primero se lo llevó una compuesta enteramente por huskies. Lio se acerca y me invita a celebrar con su banda, pero no tengo muchas ganas de seguir bebiendo. Me despido de él y me voy a casa en taxi.
Al llegar intento dormir, me meto en la cama y no puedo dejar de pensar en la situación que contemple. Después de dar muchas vueltas en la cama, recuerdo el beso que me dio andes de perder la conciencia. Mi inquietud y la erección no me dejaban dormir en paz, me masturbaba una y otra y vez, hasta que comenzó a doler. Sin darme cuenta el cansancio le gano a mi morbo y caí dormido.
Las noches siguientes me la pasaba en vela durmiendo, imaginando que cada que el gato volvía regresaba acompañado. Dando vueltas en mi cama, caminado en mi habitación, atento a cualquier sonido que proviniera del departamento contiguo imaginándome que era lo que pudieran estar haciendo.
Los días pasaban largos y extenuantes apenas y podía concentrarme en mi trabajo. Estaba perdiendo mi cordura, al salir de la oficina creí haberlo visto subir a un taxi con alguien. Corrí tras él esperando alcanzarlo con la esperanza de espiarlo de nuevo. Lo cual resultó horriblemente, después de correr a toda velocidad una cuadra caí rendido a un lado de la acera.
Cada que se abría su puerta en la noche mi mente me llevaba a una escena del gato en su cama gimiendo de placer. Mi pene comenzaba a actuar por sí solo y no podía más que sucumbir a mis instintos. Me estaba volviendo loco tenía que hacer algo, tenía que poseer el cuerpo de ese felino a como diera lugar.
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Pálidos hilos del destino - Capítulo 5
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Capitulo 5 - Como si fueras a irte
** Like I'm gonna lose you  - Meghan Trainor ft. John Legend **
Esta es la historia de un gato negro como la noche, pero con un corazón tan brillante como la luna en el cielo. Se desarrolla en una pequeña ciudad invernal, de esas que pueden recorrer de punta a punta en una hora caminando, conocida por llenarse de turistas al bajar las temperaturas.
Este relato no comienza durante su infancia cuando sus padres murieron o tampoco durante su adolescencia mientras vivía en las calles. La historia de este gato comienza al inicio de sus veintes. Mientras trabajaba en una pequeña ferretería con un anciano que lo ayudó a salir de su precaria situación. Tenía una vida tranquila, pero muy en el fondo sabía que no estaba hecho para un lugar tan pequeño.
El chico acomodaba cajas en una mañana de verano, mientras una tigre caminaba con una bolsa con los víveres para la comida de ese sábado. Cuando escuchó una voz cantando entre las herramientas y tornillos, miraba hacia la bodega cuando sale un muchacho alegremente cantando una de esas canciones viejas que escuchaban sus abuelos.
Buenos días señorita - le dice muy animado - pudiera ofrecerle algo de nuestra tienda - con una sonrisa tan contagiosa que la pequeña tigre no pudo evitar sonrojarse.
Ah… no gracias, es solo que nunca te había visto por aquí - le dijo titubeando
Es que acabo de empezar a trabajar aquí, el señor Paéz necesitaba ayuda - se acerca y le susurra - ya es muy viejo verás -
Jeje - no pudo evitar reir
Soy Alan por cierto, estaré trabajando aquí y si tienes algún problema en tu hogar no dudes en llamarnos -
Y… yo soy Amelia - le dice aún sonrojada
Qué lindo nombre, espero que podamos vernos más seguido - le deja una tarjeta en la bolsa de mandado y le guiña el ojo
Después de ese día ambos buscaban cualquier excusa para verse, el gato cantaba con la esperanza de que ella lo escuchara. Ella comenzaba a pasar diario por la tienda o a buscar cosas que arreglar en casa para convencer a su padre que tenian que arreglarla lo antes posible. Con el tiempo se volvieron buenos amigos y paseaban por el parque mientras el cantaba y brincaba por ahi. Realmente se veía muy feliz estando solo al lado de su nueva amiga.
Tiempo después con mucho esfuerzo el gato se compró una guitarra, pasaba las noches en vela solo para aprender a tocarla. En sus ratos libres se la vivia en la biblioteca aprendiendo sobre notas musicales y como leer partituras. Realmente había encontrado su pasión, cada que tocaba sus torpes notas sonreía no solo con sus labios pero su alma.
No le gustaba que Amelia lo oyera tocar, le daba pena que escucharan su falta de habilidad. No se sentía digno de desperdiciar así el tiempo de alguien como ella. Sin embargo, la tigre se escondía detrás de la bodega para oirlo practicar. Escucharlo mejorar con cada día que pasaba, le producía un calor muy agradable en el pecho.
A los meses y muchas ampollas en los dedos después. Tocó por primera vez frente a Amelia, con su cara caliente por la pena, pero quería hacerlo frente a ella. Y ella no pudo contener las lagrimas de alegria. Los hilos del destino los ataban cada día más y más, acercándonos un poco cada vez que se veían.
Casi un año después de conocerse el gato comenzaba a tocar en la plaza de la pequeña ciudad, cuando Amelia estaba en la escuela. Ocultandolo no tan satisfactoriamente de ella, ganando un poco más de dinero extra. No porque el viejo señor Paéz no le pagara, pero el gato sabía que las cosas no iban del todo bien y no podía imaginar pedirle más a alguien que lo había ayudado tanto.
Una noche, Alan le dijo a Amelia que se arreglara elegante porque saldrian a una noche muy especial. Emocionada no sabía qué esperar, se vieron en el parque y el gato vestía un traje algo grande para él y una corbata que ya tenía varios años. Se veía muy lindo y nervioso, el pobre temblaba como si solo para él hubiera una ventisca en esa noche de verano.
Después de una caminata en el parque, una rosa y una de las mejores charlas sobre trivialidades que ella ha tenido en su vida; se dirigen a uno de los restaurantes elegantes de por ahí, a Amelia le pareció un poco extraño, pero siguió el juego. Al parecer tenía una reservación, una vez en la mesa comienza a ver el menú.
¿Te gusta? - le dice el gato con un toque emocionado y nervioso en su voz
Claro, es un lindo lugar - le dice la tigre con una sonrisa
Y no te preocupes yo invito - con una sonrisa de oreja a oreja
Gracias, creo que pediré una pasta. ¿Y tú? -
Ah, quizá una pequeña ensalada - le dice aun con nervios
¿Seguro, no tienes hambre? - preocupada
Nah, el viejo me hizo comer antes de salir y no tengo mucha hambre -
La cena fue muy agradable, ella le contaba sus planes a futuro, su carrera, sobre sus padres y su posible futuro hermanito o hermanita. Hablaban sobre lo mucho que había mejorado en tan poco tiempo sus habilidades en la música, mientras que con cada oración el gato se perdía cada vez más y más en los ojos de su acompañante.
Cuando terminaron llegó la cuenta, él toma el papel y se va a pagar tan rápido que Amelia no pudo decirle que los meseros son los que vienen por el dinero. Después de unos minutos le parecía extraño que no volviera, así que se levanta a buscarlo. Solo para escuchar la conversación que sostenía con el gerente.
… tal vez si lavo los platos o canto los fines de semana - decia suplicante
No lo sé muchacho, si venías aquí deberías saber - decía molesto
Lo sé, disculpeme por favor le juro que si me da oportunidad le pagaré -
¿Todo… todo bien? - dice la tigre, entrando temerosa.
… - El gato se había paralizado paralizado
Tú acompañante no tiene lo suficiente para pagar la cuenta - dijo el gerente, lo cual hizo que el pobre de Alan se volviera más pesado
… - suspira y saca unos billetes de su cartera - ¿Esto cubrirá lo que falta de la cuenta? -
Con esto es más que suficiente - el gerente toma uno de los billetes
Perfecto - Amelia guarda el cambio y toma al gato de una mano
Alan no había hablado, miraba al suelo y arrastraba sus patas. Caminaron un rato y ella no sabía ni qué decir. No estaba molesta, estaba preocupada y quería ayudarlo quería saber qué era lo que pasaba. Se detuvieron cerca del parque que estaba vacío, debajo de un árbol.
… - buscando las palabras - Alan, ¿Estás bien? - dice preocupada
… - mirando al suelo, sin moverse
No estoy molesta solo dime que es lo que te pasa - lo toma de la mano
… - comienza a temblar
Te quiero, no importa lo que pase no cambiará ese hecho - abraza al gato
… - él comienza a sollozar - es… es… sólo que - las lágrimas comienzan a mojar el hombro de ella, más cálidas que el sol de mediodía.
Tranquilo, tranquilo - lo abraza aún más fuerte
Eres… la… la chica más linda que... he… he conocido, sé qué… yo sé que estás fuera de mi liga y quería aunque sea tener una cita contigo. Te mereces mucho, mucho más de lo que yo puedo darte y trabaje y trabaje pero no fue suficiente, nunca seré bueno para ti, pero tu sigues aquí, hasta pagaste parte de la cena, no soy un hombre lo suficientemente bueno para ti, lo lamento, lo lamento, lo lamento... -
Amelia no sabia que decir, estaba en shock. Sentía un calor que llenaba su cuerpo, desde su pecho que se expandía por todo su cuerpo. Lo abrazó lo más fuerte que pudo por unos minutos, después lo tomó de la cara y puso sus labios sobre los de él para luego abrazarlo de nuevo. No pudo con la emoción y comenzó a llorar con él, por lo que pudieron ser horas o días.
Después de esa noche, su relación nunca volvió a ser la misma.
Comenzaron a salir casi diario, él cantaba para ella y ella lo escuchaba como si no existiera nada más en todo el universo. Una noche estaban sentados frente a la ferretería y ella decidió abrirse con él, contarle su secreto más preciado.
Oye, crees en el destino -
Hummm, nunca lo habia pensado, pero no creo que nuestro futuro esté escrito -
Y si te dijera que puedo… puedo ver una parte de él - dijo nerviosa
De qué hablas… - le contestó confundido el gato
… - respiro profundo y comenzó con su explicación - verás, en mi familia cada ciertas generaciones nacemos con una habilidad. Esta nos permite… err… ver algunos trozos por decirlo así. Verás podemos ver números, mi bisabuela los llamaba los telares de destino. Cuando llegas a cierta edad puedes ver dígitos sobre las cabezas de las personas. - Mueve su mano sobre la cabeza del gato - más o menos por aquí -
Pero… ¿Qué significan? ¿Es como un código de barras personal? - dice volteando la mirada intentando ver algo que no estaba ahí
Jaja, no precisamente, es más como un detalle sobre las personas. Cuando te escucho cantar veo el número de veces que crees te equivocas, siempre haces una cara chistosa -
… - la mirada del gato se mueve nerviosa - n...no… sé de lo que hablas….
El punto es, que a veces veo cosas diferentes, sobre las personas cambian cada cierto tiempo, nunca sé a ciencia cierta lo que significa el numero hasta que paso tiempo con la persona. -
No comprendo… -
Quiere decir que no se lo que tu “239” significa en este momento, pero entre más tiempo pase contigo puedo decifrar lo que significa. Si este sube o baja puedo ver la situación y adivinar qué es lo que pasa. A veces se repiten, como cuando cantas, pero en su mayor parte son al azar -
Entonces de qué sirve si no puedes ver lo que significa -
Bueno aquí es donde la costura se vuelve permanente, eventualmente dejarán de cambiar y podré ver solo una cosa dependiendo de mi personalidad -
Estoy muy confundido -
Me refiero a que cuando cumpla cierta edad, de acuerdo a mi bisabuela entre 25 y 30 años solo veré una clase de números - dice en tono tranquilo y con algo de inquietud - mi bisabuela veía las veces que alguien mentía -
Eso debió ser muy triste - dijo el gato pensativo - ¿entonces es algo al azar? -
No precisamente, para mi bisabuela la verdad era muy importante es por eso que sus números se cosieron así, eventualmente cuando algo sea muy importante para mi dejarán de cambiar -
Entonces, cómo funciona esto. Si ves hacia allá - el gato señala hacia la avenida -  ¿Puedes ver un mar de números? -
Jeje no, por suerte solo funciona si los veo a los ojos y a unos cien metros de distancia -
Humm… dejame ver si comprendo - dice Alan rascandose la cabeza -Puedes ver información sobre las personas a cien metros a la redonda siempre y cuando los hayas visto a los ojos. ¡Ah! y eventualmente sólo verás una cosa que vaya con tu personalidad-
Jaja, a grandes rasgos sí -
El gato negro dudo en creerle al principio, sin embargo ella le demostraba que su habilidad era real. Ya fuera diciéndole pequeños datos sobre él mismo o sobre las demás personas. Cuando ella no se daba cuenta veía como su mirada se dirigía sobre las personas y no hacia ellas. Era un pequeño detalle sobre ella que le atemorizaba y le encantaba. Ya que no le gustaba que viera lo que fuera que estuviera en su cabeza más tiempo del que lo veía a los ojos.
Con el paso de los años ella se concentraba más en sus estudios, él se volvía más habilidoso en la guitarra, ella a los ojos del gato se volvía cada día más hermosa, él comenzaba a aportar mucho más para las medicinas del viejo señor Páez cantando en los bares locales en la temporada vacacional. Se volvió una mini estrella en la temporada alta cuando los lugares estaban repletos de turistas.
Te tengo una sorpresa que contarte - le decía mientras se acurrucaban en la cama
No estas embarazada, ¿¡verdad!? - responde falsamente asustado
No te necesito para criar a lo que sería el bebé más hermoso del mundo, pero gracias por ofrecerte - dice, para después morderle el brazo
Oye, me encantaría pero no creo que pueda darles la vida que se merecen - la arropa con sus cobijas y la abraza fuerte -
Creo que mis números ya se cosieron - dice mientras mira a los profundos ojos de su pareja
¿Y qué es lo que miras? -
No, lo sé aún pero veo un “1” sobre ti, sobre mis padres, sobre mis abuelos - le dice dándole un beso - no sé qué signifique pero creo que tiene que ver con el amor
Tú y tus romances - entrelaza sus dedos con los de ella para continuar con la noche de pasión que habían interrumpido.
Los meses pasaron y su relación crecía fuerte, eran prácticamente inseparables. Las ambiciones de Amelia cambiaban de ser una exitosa mujer de negocios para concentrarse en los planes de una familia, en el pueblo. Alan podía seguir cuidando de la ferretería y podrían tener una sencilla vida en el pueblo que los vio nacer.
Unos años pasaron, el viejo Páez se fue de este mundo, el funeral fue lindo y emotivo. Alan lloró durante varias noches, los fines de semana iba sin falta a tocar en la guitarra la canción favorita de su segundo padre junto a su tumba. Desde entonces abrazaba a su amada cada que la veía como si fueran años que no se veían. Le decía lo mucho que la quería y lo mucho que quería estar a su lado.
Sin embargo, el segundo amor del gato se volvía más fuerte cada vez que sus dedos hacían vibrar las cuerdas de la guitarra y sus deseos por salir de esa ciudad solo se hacían más fuertes. Era una nevada noche de invierno ambos comían una deliciosa cena que él había cocinado. Durante el postre, un pastel de chocolate que ella habia traido con tanto cariño de la mejor pastelería del otro lado de la ciudad, comenzó su primera discusión importante.
Sabes, descubrí cuál es la razón de mi número -
¿Oh, y que crees que sea? - dando un bocado al pastel
Las personas que amarás el resto de tu vida -
Eso significa que…-
Sí, mis padres solo se amarán a ellos, mis abuelos solo se amaran a ellos y tú…- lo interrumpe
… solo voy a poder amarte a ti - dice mirando su plato
¿Qué pasa suenas decepcionado? -
… - suspiria profundamente
ALAN, ¿QUÉ PASA? - dice molesta - ¿Ya no me amas acaso? -
No, no, no es eso, es solo que…-
¡¿QUE?! -
Quiero irme de este pueblo, quiero ir a la ciudad y vivir de mi música -
¿Y nuestra familia?, ¿Todo lo que dejé por ti? -
No… no lo sabía, lo lamento, pero entiende que amo la musica y no puedo sobresalir aquí -
¿Porque me haces esto? -
No lo hago para lastimarte, entiende que lo hago por mi amor a la música -
¿Y a mi no me amas? -
Claro que te amo, pero no puedes pedirme que deje mi pasión -
Se supone que yo era tu pasión - responde molesta
No puedes pedirme que viva para ti -
Y tu no puedes amar a nadie más que a mi -
¿Y solo por tus estúpidas visiones tengo que sacrificar todo lo demás, para que tú seas feliz? -
… -
Amelia estaba enojada, se sentía traicionada por alguien que amaba. Tomó las llaves de su bolso y salió por la puerta, quería alejarse para pensar. Alan intentó detenerla, persuadirla ya que las calles estaban cubiertas de nieve, pero necesitaba alejarse de él un momento. Necesitaba pensar lo que sentía y si realmente podía permitir que se alejara de ella. Arrancó el auto y manejó sin rumbo.
Alan se había quedado en casa se quitó sus tenis y se recostó en la cama, viendo el techo. Pensando si había tomado la decisión correcta, si era mejor quedarse en el pueblo. Vivía bien y la idea de formar una familia no le disgustaba. Sin embargo, no podría perdonarse a sí mismo si no lo intentaba siquiera. Si él y Amelia estaban destinados a estar juntos para siempre el lugar no sería tanto problema.
Mientras pensaba una solución a su problema su teléfono comienza a sonar, brinca de la cama para contestar. La señal era algo mala debido a la tormenta, pero podía escucharla que era lo importante.
¿Amelia, estás bien?- le dice preocupado
Sí, sí, disculpa es sólo que tenía miedo de perderte y… - mientras se le cortaba  la voz
No, está bien, algo podemos hacer, no te pongas en peligro - en tono de suplica
No te preocupes - sollozando un poco - ya voy de vuelta a casa - riendo un poco
Aquí te espero, por favor ten cuidado -
No te comiste todo el pastel, verdad gordito -
Heh… no lo sé, si no te apuras tal vez me lo termine -
Oye aunque sea guar… - se interrumpe la llamada
A… amelia, ¿Amelia?, ¿¡AMELIA!? -
El cuerpo completo del gato se había entumecido, la sangre se volvía espesa con cada latido y más pesada con cada respiro que daba. Cada golpeteo del corazón hacia vibrar todo su cuerpo, cada bocanada de aire hacia que la habitación girara más rápido. Y de repente por puro instinto sus piernas comenzaron a moverse.  
Tenía que encontrarla, intentaba con toda su voluntad no pensar en lo peor, su paranoia había tomado su mente. De seguro me encontrará corriendo como loco y será una anécdota que usará para burlarse de mí con su familia y nuestros hijos.
Después de correr unos minutos que parecieron años, encontró lo que más temía. La imagen del auto de su amada hecho añicos contra un camión repartidor. Su corazón quería salir de su pecho, sus piernas querían derrumbarse pero no lo permitió. Con dificultad se apresuró sobre el hielo que estaba en el pavimento.
Al acercarse se percató de su falta de zapatos, los cristales se clavaban en sus plantas, pero no le interesaba. El aroma a gasolina y el espeso humo saliendo de ambos vehículos se volvía más y más evidente con cada paso que daba. El aullar de las ambulancias se escuchaba cerca, pero no lo suficiente para ayudarla.
En el desespero por hacer algo, se acercaba cada vez más sin saber qué hacer. Intentó abrir la puerta pero estaba atascada, sin importar el dolor de la piel desgarrándose en su brazo y el costado derecho de su cuerpo intentando sacarla del auto. Había un mar de sangre cuando la ayuda por fin llegó, el gato pintaba la calle de guinda mientras los paramédicos lo alejaban de su amada.
Odiaba sentirse tan impotente, odia ser débil, hasta la fecha aún se odia por ese momento, él la puso en esa situación es su culpa que la persona que ama esté al borde de la muerte. Mientras sacaban el cuerpo de Amelia logró escapar de quien lo sometieron.
AMELIA, AMELIA - gritaba mientras corría hacia ella, resbalando por el hielo y su sangre
… - intentaba moverse
Lo lamento, es mi culpa, lo lamento - las lágrimas ya no podían salir de sus ojos
… - tosió un poco - Yo te sigo amando y lo haré siempre pero ahora ya eres libre de mi - alcanzo a susurrar
Eso fue lo último que dijo mientras lo alejaban de ella y la subían a una ambulancia. Mientras la anestesia que le habían puesto al gato hacía su efecto la nieve continuaba cayendo, hipnotizado el gato contemplaba el cielo forzando a su cabeza a despertar. Tenía que ser una pesadilla, tenía que serlo.
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Pálidos hilos del destino - Capítulo 4
Déjame sólo
**El canto del loco - Puede Ser**
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El mundo da vueltas demasiado rápido, lo último que recuerdo es que regresé a la ciudad. Se supone que ese inútil tecladista debía recibirme. Mis recuerdos me dicen que subí hacia mi puerta y todo se volvió negro. Al menos el techo me resulta familiar, pero tengo que levantarme y comenzar el día.
Después de lo que pareciera una eternidad, logré tomar fuerza y levantarme. Y lo que encontré me paralizó y me recorrió una energía por toda la espalda. Mi mandíbula se tensó y mi respiración se agitaba con cada respiro. Desafortunadamente mi enojo me duró muy poco, el mareo volvió me arrastré hacia el lavabo de la cocina para vomitar. Estaba hambriento y mi cuerpo me castigaba por mis malas decisiones.
Tome agua directo del grifo, no parecía tener alguna herida ni nada. Al parecer este imbécil me trajo a su casa ya que el inútil aquel no pudo abrirme la puerta de mi propia casa. Estoy muy cansado para estar enojado. Comienzo a inspeccionar el lugar, mientras el oso hiberna tirado en el suelo.
Encuentro un poco de comida fría y unas cervezas. Pongo unos billetes en su garra como pago y cuando termino me marcho hacia mi apartamento. Lio me recibe y me pide disculpas, sin siquiera dirigirle la palabra me pongo unas botas, tomo mi guitarra y me marcho, estoy molesto y quiero que lo sepa. No me interesan sus excusas.
En el parque se reúne una gran multitud después de unas cuantas canciones, al parecer la voz se corrió sobre mi regreso. La idea de volverme una celebridad local no me encanta pero es útil para recaudar fondos. Después de un rato una figura blanca y torpe se acerca agitada. Su presencia me irrita, pero el show debe continuar.
Después de unas horas, guardo mis cosas y me dirijo hacia el refugio. Con la gracia de una vaca me sigue y yo continuo sin darle importancia. Llego a mi destino, entro al albergue y él se queda fuera, no me interesa que me siga ya me encargaré de él después.
Hola Enrique - le digo al distraído lobo que atiende el lugar
¡HEY! Volviste - me dice moviendo la cola - te he… todos te hemos extrañado por aquí -
¿A mi o a estas? - Saco el botín de este dia y lo pongo en el mostrador -
Los cheques siguen llegando, así que es a ti - se sonroja y se mete en su bufanda roja.
Jaja, me alegro que el contador haga su parte -
Oye… ¿Qué hay de tu nuevo y nada discreto acosador? - apuntando a la entrada
No le tomes importancia - tomo su bufanda y la pongo en mi cuello - se te será devuelta la próxima vez que nos veamos
C...cla… claro -
Debo irme, pero sigue haciendo un buen trabajo, asegurate de comprar cobijas extra calientes. Este invierno pinta para uno muy frío.- me dirijo hacia la puerta y me detengo a medio camino - yo también te extrañé -
Camino hacia la calle con destino a al primer café que encuentre. Una vez ahí, pido dos cafés y un poco de comida. El mareo aun no se iba y necesitaba algo en mi sistema que no fuera agua o alcohol. Se aproxima la noche y robar esta bufanda fue una excelente idea, la comida llega y el café libre se enfría. Creo que mi acosador aún no sé da cuenta así que le dirijo la mirada fijamente. Y el imbécil se “esconde” tras un árbol.
Con un suspiro, tomo el plumón de mi saco y escribo en el menú “VEN” y lo extiendo hacia su dirección mientras termino mi café. Unos minutos después la torpe figura se mueve entre las mesas, se sienta nervioso intenta evadir la mirada mientras sigue intentando ver sobre mi cabeza.
Antes que nada… - rompiendo el silencio - gracias por recogerme anoche, pero no, eso no significa que deje de odiarte. Se lo que eres y lo que eres capaz de ver. Dejame decirte algo, me repugna tu clase y lo único que hacen es traer desfortunio para aquellos a su alrededor. Y ciertamente no sé si tu obsesión es conmigo, mi música o lo que creas que veas sobre…
Notas musicales - dice de pronto sin despegar la mirada de el café frío frente a él - sí, veo números y aún no se cimientan, pero sobre ti sólo veo notas musicales -
… - su interrupción me molestaba, no por su acción si no por ser uno de ellos - no me interesan tus razones, simplemente déjame en paz - podía ver como el peso de mis palabras caía sobre de él - tres preguntas, solo tienes tres preguntas y me dejarás solo -
… - me miraba a los ojos, esta vez me veía directamente a mi, despues de unos minutos abre su boca - ¿Por qué quieres morir? -
Muy perspicaz debo decir - le digo mientras pido otra taza al mesero - la razón es simple ya no me queda nadie en este mundo, no queda nadie a quien pueda llamar “mi amigo”. Cuando caí nadie estuvo ahi para ayudarme, descubrí que aquello que llaman amor es simplemente conveniencia disfrazada. Cuando quise hablar sobre mi dolor todos se me voltearon la cara y se fueron de mi lado. Quizá todo fue mi culpa por una mala decisión, pero aún así aquellos que se decían quererme me abandonaron.-
… - se veía conflictuado, como intentando conectar lo que estuviera pasando
Y todo por la culpa de alguien de tu especie, todo en mi vida se fue al carajo por dejarme embelesar por las palabras de alguien como tú. Y por lo que veo deje que las cuerdas del destino que creen que ustedes miran me amarraran de tal manera que no pude escapar de ellas. Y fue cuando ideé un plan, si nadie quería escucharme los obligaría a hacerlo para que todos supieran lo que es el dolor. Tomé mi guitarra y llegué aquí comencé a tocar mis canciones donde sea que me escucharán, en donde pudiera y ahora heme aquí. Los tengo llorando por mi, cuando me marche todos estarán lamentando que me fuera, mi sufrimiento se habrá acabado, pero el de ellos simplemente comenzará -
… todo esto para que alguien te escuche… - suspira y me mira a los ojos - ¿Que fué lo que te hizo Amelia? -
… - me quedé paralizado, como supo ese nombre, lo… lo habré dicho anoche. La ira me inundó - eso no es de tu incumbencia - mi enojo era tan grande que no quería saber más de él, tomo mis cosas y me dispongo a marcharme.
No espera, disculpa - en tono de súplica - er… ¿Podemos ser amigos? -
La idiotez de su última pregunta me molestó aún más, no podía creer su indiscreción. Seguramente lo murmuré anoche o hurgó entre mis cosas, sea cual sea la razón no es aceptable. Mientras salía del lugar deje unos billetes que seguramente pagarían la comida y dejarían una buena propina. Ni siquiera me molesté en esperar el cambio, solo quería alejarme y perderme antes de que me volviera a seguir.
Camino a paso apresurado, entrando por callejones, sintiendo que me sigue los pasos. Es uno de ellos y es mejor alejarse, además nunca nadie puede saber de ella, nadie debe saberlo. Ella se fue y eso es todo, no necesito que nadie me lo recuerde. Me detengo en una parte de la ciudad en la que no estoy del todo familiarizado. Saco un cigarro y mientras busco mi encendedor escucho un ruido detrás de mí. Eran tres sujetos que salían de las sombras.  
Bonita guitarra, niño bonito - me dice uno de ellos sacando algo de su bolsillo - porque no me dejas verla un rato -
Oye ¿Qué no es el gato que toca en los parques? - dice otro, mientras enciendo mi cigarro - mi vieja me termino por tu culpa sabes, después de uno de tus conciertos -
Lamento oír eso - le digo mientras me quito mi guitarra del hombro y se la extiendo al que trae la navaja - toma, adelante es tuya. ¿Gustas que la autografíe? -
Muy listo eh, también tu cartera y tus pertenencias - dice mientras se acercan y comienzan a rodearme.
Yo sabía que mientras mi guitarra estuviera en su estuche estaría a salvo, la tomé del mango y cuando el momento fue justo golpee en la cabeza al de la navaja. Tenía solo unos momentos para actuar antes de que fuera demasiado tarde. Lancé el estuche contra el más grande, me abalance sobre el que aún tenía el cuchillo en su garra y clavé mis uñas en su muñeca mientras la ponía en su espalda, posicionándome detrás de él mordiendo su cuello. Soltó el cuchillo y lo patee lejos de nosotros, con mis piernas doblo sus rodillas y puse mi peso sobre su espalda alta estrellando su cara contra el pavimento.
Sus amigos están lanzándose sobre de mi, esto iba a doler pero me aseguraré de que a ellos les duela más. Uno me patea en el estómago, mientras clavo mis garras en sus piernas el otro comienza a golpearme el rostro. Tengo que incapacitarlos antes de que puedan seguir haciendo más daño.
Tomo el brazo de quien me golpea la cara clavando mis garras, mientras siento los golpes del otro en mi cuerpo. Lo golpeo en la nariz y lo empujo lejos de mí, tengo que encargarme de lastimar al que queda mientras pueda. De repente siento un dolor muy agudo en mi costado izquierdo. Era el primero que golpee, con una sonrisa muy grande, mi adrenalina me guiaba, me lancé sobre él mordiendo su cuello hasta sentir la carne desprender de su cuerpo.
El más cercano a mi derecha comienza a golpearme, le suelto otro puñetazo a la nariz, golpeo su cuello y cae al piso. De repente alguien me toma por detrás, estoy muy débil pero no voy a permitir que ganen. Si me voy será bajo mis términos, si muero no voy a permitir que sea perdiendo, solo yo puedo puedo matarme.
Comienzo a moverme todo lo que puedo, a rasgar todo lo que pueda, a morder cualquier cosa que esté en mi alcance, con mis pies a patear a mi atacante hasta que me siento muy cansado para seguir. Este es el fin, aquí es donde quedo todo, por un ataque de ira.
Calmate - escucho a lo lejos - no te voy a soltar pero cálmate por favor -
… eh - estoy muy cansado para hablar, para seguir, para mantener los ojos abiertos
Eso, eso cálmate, la ayuda ya viene en camino - el respirar se vuelve difícil y siento algo caliente en un costado -
La gravedad me vence, dejo caer mi cuerpo y solo puedo ver cómo todo se va oscureciendo, una mano me sostiene y solo puedo ver a Amelia de lejos. Extiendo mi mano para tocar su cara, quiero sentir su suave pelaje una vez más, aunque sea por ultima vez quiero besarla.
Aún podemos ser amigos, ¿no? - me dice con un tono de desesperación en su voz mientras sus lágrimas caen sobre mi -
… - intento hablar pero no puedo, mi cuerpo se entumece y no me quedan energías. Tome todo lo que quedaba en mi y me incorporé para darle un beso - puede ser que sí, te perdono - y de repente todo se vuelve negro a mi alrededor.
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Pálidos hilos del destino - Capítulo 3
Capítulo 3 - Un negro muy brillante
**AC/DC - Back in black**
Doce meses pasaron y ya nunca lo volví a ver. Parece que hubiera desaparecido de esta ciudad. Me he paseado por toda clase de bares pero nadie lo ha visto y me preguntan que si lo encuentro le diga que se comunique con ellos.
Estuve obsesionado con él un tiempo, más de lo que me gustaría admitir, al parecer tocaba en los parques por las propinas de los transeúntes. Nunca tocaba más de una canción en los bares, pero era suficiente como para llenar los lugares. Día tras día lo buscaba por la ciudad, viendo si sobre el tumulto de gente por si las líneas aparecían de nuevo sin suerte alguna. La idea sobre lo que habia pasado me atormentaba, hasta la fecha sigo sin saber porque él era diferente. Creo que simplemente fue un glitch en la Matrix.
Después de un tiempo dejó de llenar mi mente, me fui ocupando en mi trabajo como programador y me dediqué a hacer amigos. Hasta tuve una novia cuya relación no terminó del todo bien. Aún así estaba orgulloso de mi mismo, continué mi vida y tenia todo lo que podía desear. Vaya, hasta conocí a mi vecino, una hiena que siempre viste algo verde, aunque no hablamos mucho al menos nos sonreimos en los pasillos. Nada mal para el tímido muchacho que llegó a la gran ciudad.
Viernes, la sala de mi casa, un paquete de cerveza y la necesidad de demostrarle a mis amigos en casa quien sigue siendo el mejor guerrero virtual me distraen del reloj. Fue hasta que termino la partida que mi estómago me recordó mis necesidades físicas. Me despedí de mis amigos y me dispuse a buscar algo abierto pasada la medianoche. Si mal no recuerdo debe haber un puesto callejero a unas calles de mi departamento.
La falta de alimento y el aire frío cobraron la cuenta, comencé a sentirme mareado pero nada que no pudiera manejar. Después de un rato llegué al puesto de kebabs que nunca decepciona a estas horas. Mientras terminaba mi segundo, pequeños puntos blancos comenzaban a caer del cielo. La primer nevada de este año y no quería que me tomara fuera de la calefacción de mi hogar. Pedi lo que quedaba de mi orden para llevar y me apresure hacia mi casa, aunque de camino fuí por otro paquete de dulce licor de cebada fermentada.
Al llegar a mi piso está algo oscuro al parecer ese viejo foco terminó por fundirse, me sacudo la nieve de mi cuerpo, el mareo por el alcohol aún hace de las suyas, pero creo que puedo maniobrar bien. Al intentar avanzar algo me detiene, un bulto en el piso justo frente a mi puerta. Pero no puedo ver nada es como si un ente invisible en la oscuridad detuviera mi avance.
Hasta que veo un destello amarillo en el suelo, los cabellos de mi nuca se erizaron, mi corazón comienza a palpitar a lo que parece mil kilómetros por hora, mi respiración se hace torpe y mi cerebro tiene problemas para mover mis extremidades.
Lio.. - murmura el ente mientras lo que me temía ocurre, las líneas aparecen de nuevo. - ...breme i casa, en... dejo -
¿Qué se supone que debo hacer?, ¿Quién es Lio?, estas y mil preguntas corren por mi mente, pero no se que hacer. Abro mi apartamento, dejo mis comprar y me agacho para cargar al gato. El aroma a toda clase de alcohol inunda mi nariz y me asquea un poco, al menos no ha vomitado. Lo pongo en mi sillón y me le quedo observando con mucho detalle, me siento como una especie de pervertido, pero qué más podía hacer.
Su pelo despeinado caía por su frente, los piercings en su oreja izquierda, una leve cicatriz en su brazo derecho. Cada detalle de su cuerpo me parecía fascinante, su aliento a alcohol cada que respiraba me llenaba las fosas nasales, pero no me podría atrever a tocarlo.
Sentía como si el año completo nunca hubiera pasado, me sentía como en aquella noche donde estaba sentado viendo los copos caer. Destape una cerveza y comencé de nuevo a beber, me dedique a observar cómo se movía, como respiraba, como existía. Tenía tantas preguntas que hacerle, tenía que saber si era como yo o el porque su reacción tan extrema.
Me senté en el piso recargado en la pared frente al sofá. Observando desde lejos, lentamente pensando que podía hacer. Sentía que si cerraba los ojos desaparecería y todo sería un sueño. Abría mi segunda botella justo cuando mi invitado comenzó a temblar, no me había percatado que de nueva cuenta no tenia sus zapatos. Me apresure a ir por mi colcha y cuando regrese a cubrirlo, unas cuantas lágrimas rodaban por sus mejillas.
Amelia - creó que dijo, lo susurro tan despacio que no estoy del todo seguro.
El momento en el que el calor cubre su cuerpo su expresión cambia, se ve más tranquilo. Regreso a mi lugar en el suelo, pensando que hacer por el resto de la noche. La tercera cerveza quizá fue un error, pero quedaban otras tres que no podía dejar sin terminar. La cabeza me daba vueltas, no sabía si era mi curiosidad, todas las ideas que recorrían de repente o quizá el alcohol. Pero de algo estaba seguro, la obsesión había vuelto, la pesadez de mis ideas me fue tirando al piso y cuando menos lo pensé todo se hizo negro.
La luz del sol me daba en el rostro, lo cual me hizo abrir los ojos. Como si me estuviera ahogando, di un respiro tomando una gran bocanada de aire. ¡MIERDA! Me quedé dormido, a mi alrededor, las botellas de cerveza todas vacías dentro de su caja. En el sillón la colcha perfectamente doblada y en mi mano unos billetes. Mis kebabs habían desaparecido al igual que el gato.
Afuera se escucha ruido y apresuradamente me dirijo a mi puerta, era mi vecino la hiena que salía de su departamento. Cuando iba a media escalera no sabía que decir, no sé si lo habrá visto o si supiera que rayos hacia aquí. Entonces lo único que mi mente pudo concretar fue
¡¿LIO?! - sosteniéndome del pasamanos con al respiración agitada
… sí? - con una cara de clara confusión voltea a verme
Ah… err… - mi cabeza no había planeado para este resultado - ¿Eres Lio no es así? -
Oh, sí, tú eres el que vive en el departmento de frente no es así - me dice con una sonrisa - ¿Te puedo ayudar en algo? -
… - Dude en preguntarle, pero mi obsesión tenía el control en este momento - sé que puede sonar extraño, pero ¿Has visto a un gato negro por aquí? ¿Chamarra de cuero, piercings, aliento a alcohol tan intenso como para ser tragafuegos? -
… - era claro que pensaba si en contestarme o no - La plaza con las tres estatuas de los caballeros, creo que podrás encontrarlo ahí - me dice con un tanto de duda mientras sigue bajando las escaleras cuando se detiene de pronto - y gracias -
La plaza con los tres caballeros no estaba muy lejos de aquí, si me apresuraba podía llegar en unos minutos. Regrese a mi departamento para vestirme, por mis llaves y comencé a correr hacia la plaza. Disculpándome con los transeúntes por golpearlos, pero tenía que saber si lo que Lio me dijo era verdad.
Tantas cosas en mi cabeza, de dónde se conocen, en dónde había estado todo este tiempo, quién era Amelia, estará molesto por haberlo secuestrado, por qué sobre él había notas en vez de números, qué diablos me estaba pasando.
Falto de aliento llego a la cercanía de la plaza, escucho una guitarra y un tumulto de personas se encontraba ahí. Tengo miedo de acercarme y asustarlo de nuevo, así que me recargo en un árbol lo más lejos que puedo detrás de él y comienzo a disfrutar del show. Era muy diferente a aquella noche en el bar, conocía las tonadas por la rádio, pero eran canciones muy felices y alegres. Lo cual disfrutaba, era una faceta por completo diferente a lo que creía conocer verlo tan jovial, tan sonriente, era casi extraño me hacía sentir como si lo conociera de años, como si fuera un dulce amigo de la infancia que no veía desde nunca.
Después de un rato deja de tocar, toma sus cosas y parece que se va del lugar. Quería hablar con él, tenía muchas ganas de acercarme y disculparme por lo que sea que había hecho. Pero no creo que sea la mejor idea, probablemente pase lo mismo y no creo que mi obsesión me permita pasar otro año sin verlo.
Comienza a caminar y mis piernas comienzan a moverse, sé que está mal pero no sé qué más hacer. Su personalidad tan cambiante me intriga, las notas sobre su cabeza y su pasado. El corazón me latía de emoción. Era la primera vez en mucho tiempo que me sentía tan emocionado por algo y no iba a permitir que se escapara mi oportunidad.
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the-cat-note-pad · 6 years
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Pálidos hilos del destino -Capítulo 2
Espejito, espejito
**Jeff Williams - Mirror Mirror**
La luz del sol me da en la cara, no sé ni qué hora es, pero odio que el clima tenga que ser tan frío. Según mi reloj son las dos de la tarde y mi agenda me dice que tengo que tocar a las nueve en la noche. Espero que pronto termine de girar la habitación y mi cabeza deje de doler, me tengo que bañar y encontrar mi ropa interior.
Desnudo me arrastro entre las botellas vacías en el desorden que es mi departamento, hacia el baño. Lleno la tina con agua caliente y me sumerjo hasta el cuello en el agua, dejando que me acaricie el cuerpo y el alma. El agua caliente tocando al mismo tiempo cada parte de mi cuerpo, aligerando el peso que ejerce la gravedad en mi cuerpo y los recuerdos en mi alma.
Los restos de mi espejo roto están empañados y mis borrosos reflejos me miran de vuelta, son como yo manchas borrosas y fragmentadas de lo que el original puede llegar a ser. Me visto, tomo mi guitarra y salgo a la calle, son las cinco así que aún hay tiempo.
Me dirijo al parque de siempre y comienzo a tocar una de esas canciones que están de moda. De esas que hablan sobre cosas idiotas como el amor y el estar juntos. Las odio, pero sirven para conseguir buenas propinas y las necesito ya que el invierno se acerca y el frío será duro. Después de una hora y unas considerables propinas en mi estuche, decido terminar.
Hey Alan - me dicen desde el otro lado del parque una voz familiar - ¿Listo para esta noche? - acercándose hacia mi banca.
Hola Lio - termino de guardar mi guitarra y me levanto - Sabes perfectamente qué sí, sin mí no tendrías como pagar la renta -
Y por eso te estoy inmensamente agradecido - hace una reverencia para ofrecerme uno de sus cigarros y una llama. Tomo uno y lo enciendo.
¿Mentolados? - le exhalo el humo en la cara
El mejor sabor del mundo - me dice la hiena de pelo verde con una sonrisa aspirando el humo.
Idiota - me levanto y me dispongo a irme - menos mal eres un tecladista medianamente competente -
Y el único que conoces, nos vemos en la noche -
Después de mis quehaceres me dirijo al bar. Una vez dentro del lugar afino mi guitarra mientras las demás bandas abren mi concierto. Es solo una canción, pero seamos honestos vienen a verme a mí y los que no, regresan por la misma razón. Al menos la paga es decente por tan poco trabajo.
Momento de salir al escenario, doy un profundo respiro y camino hacia Lio para informarle de unos cambios de último minuto a las tonadas. Estoy listo, le hago señas al tramoyista para las luces, me acomodo en mi lugar, ajusto el micrófono, entono mi guitarra y comienzo a tocar.
Llega para amarte para quererte y desearte. Te promete la vida y a tu lado para siempre quedarse.
Como serpiente se desliza, sigilosamente dentro de tu corazón comienza a quitarte la razón y en piedra te convierte su sonrisa.
Me miro en el espejo y le pregunto al reflejo. Espejito espejito, dime si puedo morir de soledad, dime si este corazón de piedra puede volver a amar.
Teme a esa serpiente que nunca muere, teme al hechizo que se llama amor, teme a quien promete, al que nunca hiere, teme aquello que en ti ahora muere.
Ahora solo queda lamentar la existencia que me destruyó. Desgarrarme el alma, que no para de sangrar, por favor destruye la ingenuidad que me hace llorar.
Esta herida nunca sana me quita la cordura y deja mi vida oscura, Y nuevamente
Me miro en el espejo y le pregunto al reflejo. Espejito espejito, dime si puedo morir de soledad, dime si este corazón de piedra puede volver a amar.
Teme a esa serpiente que nunca muere, teme al hechizo que se llama amor, teme a quien promete, al que nunca hiere, teme aquello que en ti ahora muere.
Otra noche otras lágrimas, pero de momento solo quiero salir de ahí. Ya le pediré a la hiena que me de mi parte, de momento huiré a mi apartamento para seguir durmiendo. Guardo mi guitarra, me despido de Lio y del staff, salgo por la puerta trasera mientras enciendo un cigarro.
El viento frío golpea mi rostro y unos copos de nieve caen en mi cara. Nieve de nuevo, el dolor en mi pecho aumenta y los recuerdos de aquella noche me atormentan como si no hubiera pasado ni un solo día. Me siento en la banca más cercana y me quito los zapatos, justo como aquella noche.
Cada copo es un recuerdo que no puedo borrar de mi memoria, cada nevada intento olvidar y cada nevada echan raíces en mi cerebro. Porque tenía que ser tan cruel el destino, porque tenía que intentar ir su contra, es mi culpa y esta existencia es mi castigo.
Me gustaría quedarme más tiempo con mi soledad, pero alguien me interrumpe. No me molesta divertirme con aquellos tontos que creen que pueden curarme pero hoy no era la noche. Hoy no estoy en condiciones de comportarme como me gustaría.
Te vas a quedar ahí parado o planeas decir algo - le digo para sacarlo de su trance como el me sacó del mio.
Ah, eh… - me dice con tono de idiota - solo quería decirte eh… que cantas muy bien, me gustó mucho tu canción -
Gracias, ¿algo más? - intentando matar su interés - no creo que me hayas buscado y espiado solo para eso - prefiero que me consideren grosero a débil.
Hasta que menciona algo que me resulta familiar, mi atención se vuelve a sus ojos. La forma en la que me mira no es normal, no es como las personas suelen mirarme hay algo en sus ojos. Me acerco a él, sigiloso y con cautela, no sé qué clase de cosas sea las que vea. Un shock recorre mi espalda y hace erizar mis nervios, no me ve a mi. ¡Ve sobre de mi! Reconozco esa mirada, reconozco esa forma de ver y solo significa una cosa, malas noticias.
¿!NÚMEROS!? - lo sé, ella también lo hacía - ERES UNO DE ELLOS - elevo mi voz a causa de mi enojo sin escuchar las palabras que salen de su boca.
No podía creerlo, tantos años alejándome de esas criaturas, tanto tiempo escondiéndome de esos seres que solo causan desfortunio. No podía quedarme ahí, quería atacar pero tendria problemas. Debía irme de ahí y debía hacerlo pronto.
Tome mis cosas rápidamente y me alejé del lugar. La temperatura bajaba, pero por suerte mi ira me mantiene distraído del dolor de la fría acera. No sé cuánto tiempo pasó hasta que que deje de verlo. Me acerqué a un taxi y le pedí que me llevara a mi casa, lo único que quería era olvidar que esto pasó.
Dentro de mi departamento, el lugar estaba vacío repleto de mi desorden. El licor sería lo que me ayudaría a sentirme mejor. De todas las noches porque tenía que mostrarse cuando estoy más vulnerable. Las lágrimas comienzan a caer, mientras la botella comenzaba a vaciarse. Lo único que puedo hacer ahora es olvidar, no me interesa si es que despierto, lo que quiero es dejar de recordar.
Sumido en el salvaje mareo del licor, tirado en el piso entre mis colchas, sintiendo las lágrimas corriendo por mis mejillas, sucumbo a la pesadez de mis párpados esperando que sea la última vez.
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the-cat-note-pad · 6 years
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Pálidos hilos del destino -Capítulo 1
Estimado lector, antes de comenzar a leer vamos a tener que hacer un pequeño contrato. La primera cláusula es sobre los personajes, físicamente puede que reconozcas a alguno o puedas creer que su personalidad se asemeja a su contraparte real. Sin embargo, no es así, imagina que es un universo alterno donde simplemente lucen igual, pero se comportan acorde a las reglas de este universo.
La segunda es sobre la música, en esta historia la música juega un papel importante, es por eso que cada capítulo se inspira en una canción. No es necesario, pero sería ideal que la escucharas después de leer cada capítulo.
Negro terciopelo y una guitarra.
**Alannah Myles - Black Velvet**
Es viernes y estoy aburrido, demasiado aburrido. Acabo de llegar a la ciudad y no tengo mucho que hacer, no pude traerme más que mi lenta laptop y por si fuera poco aún no han activado el internet.
Mi departamento es cómodo, no muy grande pero cómodo al fin de cuentas. Además mi vecino parece ser nocturno, no lo he visto, pero lo escucho salir por las tardes como si cargara una maleta y regresa para cuando estoy dormido. Por lo que no creo tener problemas cuando decida hacer una fiesta. Aunque primero debería hacer amigos.
Creo que desempacar sería lo mejor para entretener mi cabeza. Y si lo que dice el señor del puesto de revistas en la esquina es verdad nevará esta noche, por suerte el edificio tiene calefacción y a mi nunca me ha molestado el frío. Todas mis capas de pelo y grasa, agradezco el ser un oso polar.
Ya me aburrí de abrir y acomodar cajas, el reloj dice que son apenas las siete de la noche. No iba a permitir que la falta de internet arruinara lo que sería el primer día del resto de mi vida. Tome mi chamarra y me adentre a la ciudad. No sabia a donde iba pero mientras regresará antes del último tren a la media noche sabría que estaría bien.
Dos horas vagué sin rumbo, hasta que me paré cerca de un restaurante para aprovechar un poco de los calentadores que tenían para los comensales, me gustaba verlos e imaginar sus historias, ver sus números cambiar sobre sus cabezas. Me hice a un lado para dejar pasar a la pareja que subía a un taxi, sin embargo el caballero no parecía darse cuenta que tiró un papel, mientras el auto avanzaba a toda velocidad.
Era un boleto de reservación pre-pagado para un bar de por aquí cerca, al parecer habría varias bandas locales tocando. Por la dirección no parecía muy lejos de donde estaba, pero tenía que apurarme, ya que de acuerdo al boleto el show estaba a punto de comenzar.
Caminaba a paso apresurado, llegué en media hora al lugar. El cartel en la entrada decía “Interferencia” lo cual me pareció bastante coqueto para un bar músical. El show ya había empezado mientras me acompañaban a mi lugar, para mi suerte era un bar de rock clásico.  Al parecer mi boleto era para una zona algo lejos del escenario pero más elevado que la primera sección lo cual ofrecía una excelente vista.
Mientras las bandas pasaban, la noche se hacía más amena y con cada canción otra cerveza en mi cuenta. Estaba pasando un buen rato hasta que todos en el bar callaron. El repentino silencio llamó mi atención al escenario, donde un gato negro apenas y era visible en el escenario. La oscuridad del lugar lo hacían invisible, de no ser por sus ojos amarillos brillando por los reflectores jamás habría imaginado que estuviera ahí.
Los cuchicheos de la mesa contigua me intrigaba “¿Qué crees que cante ahora?”, “Espero que no sea algo muy triste esta vez”, “Espero que se encuentre bien”
Mientras el gato el daba instrucciones al pianista, los tramoyistas acomodaban las luces para lo que parecía la última presentación de la noche. Le pedí mi cuenta al mesero y mientras imprimía mi consumo le pregunté cuál era el alboroto.
- Es nuestro cantante más popular, si esta es tu primera vez aquí será mejor que te prepares - lo dijo con una sonrisa burlona mientras me daba mi recibo.
Fue hasta que lo vi en plena luz, su pelaje negro y liso reflejaba opacamente la luz del reflector, sus piernas largas y unos ojos cansados. Se movía por el escenario contoneando ligeramente la cadera, mirando a ningún lugar en particular su cola tenía una vaivén hipnótico. Vestía unos jeans rotos, una playera de cuadros roja debajo de una pesada chamarra de cuero, unas botas de trabajo negras y sobre su cabeza…
¿¡Eh!? Me talle los ojos para asegurarme que no estaba imaginando nada, pero era verdad, mire a los demás asistentes y ahí estaban los números flotando como siempre sobre sus cabezas. Esto jamás había pasado, pero sobre el gato estaban 5 líneas.
En mi intriga no me habia dado cuenta que la música había empezado, tenía un tono melancólico. Fue hasta que abrió la boca que un símbolo apareció a la izquierda de las líneas y sobre estas pequeños círculos. ¡Eran notas musicales, claro esa es la clave de sol! Sobre el gato podía ver las notas musicales bailando cada que este abría la boca, algo que jamas me habia pasado, no podía entender qué era lo que pasaba cuando de repente algo cae en mi brazo.
Mi playera parecía estar mojada a pesar de que mi mesa estaba vacía y fue ahí cuando toque mi rostro. Estaba llorando y no podía entender la razón, hasta que fije mi vista en el gato. Con su cara inexpresiva, movía su cola, mientras tocaba en la guitarra una suave melodía que se había colado en mi mente sin que me diera cuenta. Pero era su letra, lo que me había hecho derramar lágrimas. Era una triste canción de desamor.
No podía entenderlo, primero las notas donde debería haber números. Y su música que sin necesidad de escucharla me hacía sentir pena por él. Sin conocerlo quería acercarme y prometerle que desde este momento en adelante todo iría mejor. Lo cual era una locura, no lo conocía y jamás lo había visto antes.
Sin darme cuenta la canción había terminado, mientras agradecia a los presentes por acompañarlos esta noche aún podía ver las notas de su voz. Tenía que hablar con él, tenía que saber qué era lo que pasaba, pero el tumulto de personas ya estaba formándose. Corro hacia la salida con la intención de poder encontrarlo, espero no sea demasiado tarde.
Salir de golpe a la fría noche se sentía fatal, hasta para mi. Los copos de nieve empezaban a caer con más frecuencia y con estos la temperatura. Unos locales alejado estaba el gato sentado en una banca, se había quitado sus botas y descalzo miraba la nieve caer contra luz del alumbrado público. Parecía hipnotizado, solo moviéndose para menear su cola y darle otra bocanada a su cigarro.
Me sentía mal por interrumpir lo que sea que estuviera haciendo, pero las líneas seguían sobre su cabeza. Mis números aun no se cimentaba así que cambiaban cada media hora, pero no para él. Espero que mi curiosidad no termine matandome, pero tenía que averiguar si él también podía ver los números y la razón de su irregularidad.
-Te vas a quedar ahí parado o planeas decir algo - me dice sin dejar de mirar la nieve Ah, eh… - me sorprendió que me notara - solo quería decirte eh… que cantas muy bien, me gustó mucho tu canción - - Gracias, ¿algo más? - le da una larga bocanada a su cigarro - no creo que me hayas buscado y espiado solo para eso - - Ah, es que me pareces una persona muy interesante y quería hablar un poco más contigo -
Te agradezco la propuesta, pero no me interesa acostarme contigo - me dice sin dejar de mirar al cielo y ahora comenzaba a columpiar sus patas.
Algo soberbio por lo que veo, pero cada que abría la boca podía ver como las notas aparecían y desaparecen sobre de él. Así que aguante mi enojo y seguí con la plática.
-Jajaja… - río por la incomodidad de su comentario - no es eso, es solo que… - suspiro - es solo que tengo este emm… sexto sentido por así decirlo que me habla sobre las personas - se detiene por completo y dirige su mirada hacia mi
- ¿A qué te refieres? - dice un poco seco, mientras camina hacia mí con su mirada puesta en mi.
Ah, es algo tonto realmente, es como si pudiera conocer datos sobre... - sus ojos se abren y sus pupilas se cierran, parecían grandes discos amenazantes.
- ¿!NÚMEROS!? - con respiración agitada, su pelaje erizado y viéndome directamente a los ojos.
- ¿Tú también puedes verlos? - le digo confundido
-ERES UNO DE ELLOS - grita entre dientes, claramente molesto - tú y los de tu clase más les vale alejarse de mi -
No supe que decir, había conocido a otros antes, pero nadie había reaccionado así. Rápidamente tomó su guitarra y sus zapatos se fue descalzo por la calle, adentrándose rápidamente en la noche. Decepcionado miro el reloj, ya es la una de la madrugada, parece que tendré que caminar a casa.
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