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guerrerajaguar · 2 years

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Hello, after being inactive a long time, I am finally getting all my ideas and draft in place so I will start posting some of the WIP stories! So here is a chapter of something of what I’ve been writing on wattpad, its in Spanish but this is dedicated to those users that belong to the Hispanic talking community <3 I hope u like it <3

¿Que pasaría si Kyojuro Rengoku, hubiese sido salvado del trágico final de su combate contra la luna creciente Akaza?

¿Podría ser que se enamorara de su salvadora?

¿Y que pasaría si esta misma heroina se enfrentara a la tercera luna creciente?

¿Podría generar un interés en uno de los demonios más poderosos de la corte de Muzan Kibutsuji?

Esta historia tendrá 3 finales que se basarán en las decisiones que tome la lectora y podrá ser un final con Rengoku, Akaza o Tomioka.

El encuentro

No había tiempo que perder, parecía que el día transcurría con normalidad hasta que te diste cuenta de que ya no te encontrabas en tu lugar asiduo de entrenamiento. Tú y Clara pasaban algunos momentos trabajando en algunas cosas que aun te daban problemas y de pronto ¡bam! Las dos ya estaban en otra época y corrían a gran velocidad justo al lado de unas larguísimas vías.

Era obvio que algo había sucedido no muy lejos del punto donde se encontraban, una fuerte vibración estremeció el suelo y el hierro de las vías resonó con fuerza. Apresuraste el paso y con los primeros rayos del sol de la mañana pudiste vislumbrar el causante del estruendo. Justo frente a ustedes dos, estaba un ferrocarril con todos sus vagones violentamente fuera de sus guías y casi al principio de la locomotora, observaste 4 figuras apenas siendo besadas por el amanecer.

A pesar de lo desolador de la escena, parecía no haber heridos de gravedad por lo que tu misión seguía siendo la misma; darle caza al responsable de aquel incidente. En un abrir y cerrar de ojos llegaron al final del tren, entre fuertes sollozos te diste cuenta de que el número de casualidades del accidente había ascendido solo a uno. Un hombre con cabello rubio, bañado en sangre, inmóvil y sentado de rodillas se encontraba en el centro de un grupo de 3 jóvenes que no podían parar de llorar.

La escena era muy clara, a juzgar por las heridas de los otros, el hombre que ahora yacía sin vida, lo había arriesgado todo por ellos y el resto de los pasajeros del tren. Ese acto de valentía despertó en ti un profundo sentimiento de admiración y sin dudarlo te detuviste en seco aterrizando con delicadeza y precisión justo en medio de toda la conmoción. Uno de los chicos, comenzó a proferir cosas que no entendías muy bien, tu sabias hablar japonés, pero la máscara de jabalí que traía puesta en la cabeza hacia que entenderle fuera más difícil, de todos los presentes, te pareció que él era el más peculiar.

"Tic tock", el tiempo seguía corriendo, necesitabas darte prisa o esto no resultaría.

-Disculpa... ¿Quién eres tú? - te preguntó entre sollozos el joven con cabellos rojizos, que tambien se veía mal herido.

-Estoy aquí para ayudarlos- fue lo primero que se te vino a la mente para tratar de ganar su confianza.

- Dime, ¿La persona que volcó el tren, fue el mismo que hizo esto? - le preguntaste mientras señalabas con la mirada a la víctima mortal de aquel combate. El joven asintió y se presentó, pero antes de que continuara lo interrumpiste.

-Kamado-kun, no tenemos mucho tiempo, ¿Podrías indicarme hacia donde se fue? - y aun entre sollozos, señaló un frondoso bosque que se encontraba frente a nosotros. Con tan solo una mirada, Clara lo entendió y proseguiste a decirle:

-Cuando lo alcances, retenlo lo más que te sea posible, te alcanzaré en cuanto termine aquí- Clara asintió y cual destello de luz desapareció creando una ligera brisa entre la copa de los árboles. Comenzaste a preocuparte acerca de lo que los muchachos podrían estar pensando así que intentaste crear conversación para que confiaran un poco más en ti.

- Dime Kamado-kun, ¿Te encuentras bien? Esa herida parece ser algo serio- le preguntaste mientras recostabas con delicadez al joven rubio sobre el suelo, bueno, no era rubio enteramente, un brillante tono de carmesí se asentaba en las puntas de su cabello, te pareció un color de cabello bastante singular.

- ¿Acaso, eres doctora? - te preguntó tímidamente otro chico rubio que cargaba una caja de madera en su espalda. La primera impresión que tuviste fue que existía una asombrosa similitud entre ese muchacho y un diente de león, temeroso, pero de un gran corazón.

- Podría decirse que si- respondiste mientras te sentabas en posición de flor de loto a un costado, pero de frente al joven al que habías cambiado de posición.

-Señorita...ya no tiene caso...el ya no está... no se puede hacer nada por el- me comentaba el joven Kamado en tono de súplica.

- Tranquilo, confía en mí, permíteme ayudarlos. En cuanto termine con él, puedo curar tus heridas, si me lo permites. No parece ser grave, pero se ve bastante profunda- concluiste para centrar toda tu atención al joven rubio que se encontraba recostado, parecía que el joven pelirrojo quería discernir, pero el chico que se presentó como Agatsuma Zenitsu lo detuvo.

Hiciste un recuento rápido de los daños, ojo izquierdo destrozado, plexo solar destruido; corazón, hígado, páncreas, baso, intestinos, costillas, estomago. Todo destruido, quien haya hecho esto, debía ser ridículamente fuerte, ¿Habría sido con un arma? los órganos se veían deshechos cual si hubieran sido dañados por una explosión.

Debías darte prisa y alcanzar a Clara, no querías ni pensarlo, pero por cómo se veían las cosas, el autor de esta escena era demasiado peligroso para dejarlo vivir, aunque pudiera ser una fuente importante de información, simplemente no podías dejarlo suelto.

Después de conocer aquello que había que reparar y con una tenue luz emitida por tus manos comenzaste a preparar su cuerpo. Era una habilidad que recién habías desarrollado, con mucho esfuerzo y entrenamiento lo habías conseguido; y así, transfiriendo algo de tu energía vital, sanaste sus órganos y cerraste sus heridas.

El semblante del joven se veía en total calma y no pudiste evitar imaginar la entereza y la grandeza del espíritu de aquel guerrero para que hubiese podido abrazar a la muerte con semejante paz. El joven Kamado, Agatsuma y el restante al que se referían como Inosuke, no daban crédito a lo que veían, comenzaron a hacerte muchas preguntas, pero al momento que levantaste una de tus manos para que se detuvieran, pararon las palabras.

La siguiente parte era la más complicada y requería toda tu concentración, puesto en palabras simples; debías encontrar el alma del joven y regresarla a su cuerpo. Típicamente cuando alguien muere y su alma se dirige al " mas allá " existe un tiempo de gracia en el cual el alma aún se encuentra atada al cuerpo con el que vino a este mundo. Con el entrenamiento adecuado, energía vital suficiente y un cuerpo receptor en óptimas condiciones, un difunto puede regresar a la vida.

Sin embargo, no hay que olvidar que esto no deja de presente que si llegaras a abusar de este poder podrías ocasionar consecuencias desastrosas, tales como de las que has venido huyendo desde el día en que naciste.

Sin darle más importancia a esos pensamientos te concentraste, cerraste los ojos, uniste tus palmas a la altura de tu pecho formando un ángulo de noventa grados en ambos codos, sincronizaste tu respiración y comenzaste a buscar. No fue para nada difícil, puesto que el incidente acababa de ocurrir, la encontraste de inmediato. Comenzaste a sentir un fuerte calor abrazador, el espíritu de este chico de verdad no tenía comparación, jamás te habías topado con algo similar. Extendiéndole la mano la tomaste y de golpe abriste los ojos para decir:

- Lo encontré- y justo en ese momento el chico que estaba dormido despertó tomando una fuerte bocanada de aire para después comenzar a toser violentamente.

- Tranquilo- le dijiste mientras ponías tu mano en su pecho para evitar que se levantara

- No te levantes todavía y tómalo con calma- te quitaste rápidamente la chaqueta que traías puesta, la enrollaste y levantando suavemente su cabeza se la colocaste de almohada. Al instante que retirabas tu mano, el muchacho te sujetó gentilmente por la muñeca sin poder articular palabra, a lo que solo sonreíste para decirle:

-Tranquilo, tu visión regresará en cuestión de minutos, tu cuerpo y tu alma necesitan un momento para darse cuenta en donde se encuentran- retiraste con suavidad el agarre de tu muñeca y te dirigiste al joven Kamado, pero él y los otros dos chicos se encontraban de rodillas llorando sobre el recién despertado.

-Rengoku-san, de verdad... de verdad eres tú? Rengoku-san, no lo puedo creer, estas bien...- decía Tanjiro llorando a todo pulmón, la escena era desgarradora, realmente estos chicos se preocupaban por el que parecía ser su superior, te sentiste tranquila, habías tomado una buena decisión.

Pero el reloj seguía corriendo y de verdad necesitabas ir a donde Clara se encontrará. Te disculpaste por interrumpirlos y dirigiéndote hacia Tanjiro con tu palma sostenida frente a él, le preguntaste con amabilidad

- ¿Puedo? - el, de inmediato comprendió y cerró los ojos esperando el contacto de tus manos sobre la herida de su abdomen. Pero el contacto no era necesario, simplemente colocaste tu mano sobre la zona de su herida, separada del cuerpo como unos 10 cm y esta sanó en cuestión de segundos.

Incrédulo, comenzó a palpar la zona para darse cuenta de que en efecto la herida ya no estaba. Después proseguiste con Agatsuma, el cual te indico con una sonrisa pícara que su cabeza y su pecho eran el problema. Le regalaste una media sonrisita de lado, porque te dio la impresión de que buscaba una excusa para que tus manos tocaran su cuerpo. Era muy interesante como aquel chico siendo tan tímido podía tener aquellas ideas. En cuestión de segundos tu palma irradió una tenue luz y así, rápidamente y para decepción de Zenitsu, habías curado al segundo muchacho.

Parecía que el chico con mascara de jabalí estaba reacio a que te acercaras, pero Tanjiro y Zenitsu lo sujetaron para que pudieras acercarte. Inosuke no tenía heridas graves así que colocaste tu palma a la altura de su pecho y como si de un hechizo se hubiera tratado, el muchacho se quedó completamente tranquilo, emitiendo pequeños gruñidos de complacencia.

Por fin habías terminado con todo lo pendiente, así que con una pequeña reverencia te despediste para irte, pero antes de que te dieras cuenta Tanjiro te había sujetado del brazo para evitar tu partida

- Por favor, aun no, no te vayas. No tenemos manera de agradecerte por lo que has hecho, por lo menos, ¿Podríamos saber tu nombre? - ¿Tu nombre? Todo pasó tan rápido que no te diste cuenta de que no te habías presentado, sabias que para los japoneses las presentaciones siempre son muy importantes, esperabas que no te hubieran tomado por una mal educada.

- Discúlpenme por favor- hiciste otra reverencia- Olvidé por completo presentarme, mi nombre es (T/A), (T/N)- sonreíste mirando hacia el agarre en el que te tenía el joven Kamado, éste se sonrojo, te soltó y se disculpó de inmediato, mientras él y Zenitsu te hacían una reverencia

- (T/N)-san, muchas gracias! Jamás olvidaremos esto- les sonreíste con tal calidez que Zenitsu se sonrojó de inmediato

- No hay nada que agradecer, fue un honor para mí haberles ayudado. La manera en la que ponen sus vidas en la línea para proteger a los más débiles es lo que hará que este país se convierta en una gran nación en un futuro no muy lejano.

Ahora escúchenme con atención, las heridas de su compañero han sanado, pero por desgracia la sangre que perdió no se recupera a la misma velocidad. En cuanto les sea posible, encuentren un lugar seguro donde pueda descansar y recuperarse, creo que un par de semanas serán suficientes. Procuren que no viaje largas distancias y que coma muy bien. Lo mismo va para ustedes tres. Ahora, sobre aquella cosa que los atacó, ¿podrían darme un poco de información? –

En ese momento, se escuchó la voz de Clara entre cortada saliendo de tu reloj "lo encontré, lo tengo justo frente a mí". Los chicos se sobresaltaron, enmudeciéndose por un momento, pero tu solo pudiste alegrarte de que tu reloj intercomunicador y la contraparte que usaba Clara siguiera funcionando en esta época considerando el estrepitoso viaje en el tiempo que habían realizado.

Le contestaste de inmediato, insegura de si había recibido el mensaje y proseguiste a despedirte de los chicos con una pequeña reverencia para después encaminarte hacia el bosque. Casi al instante de haber escuchado con claridad lo que Tanjiro te había gritado, desapareciste como un destello entre los frondosos árboles.

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