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#tratado Sanhedrín
elcielosobremi · 2 years
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Quien salva una vida es como si salvara al mundo entero.
Talmud babilónico, tratado sanedrín
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fluviougo · 4 years
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“EL APOCALIPSIS SERÁ EL CORONAVIRUS O NO SERÁ”
La humanidad siempre se ha encontrado amenazada por su sobrevivencia, el misticismo lo menciona desde el origen de los tiempos, diversas religiones en el mundo nos hablan profetizando sobre el fin de los tiempos y en estas mencionan las plagas como señales divinas de este acontecimiento apocalíptico, como ejemplo del lado del cristianismo la Biblia habla de plagas significativas antes de la segunda venida de Cristo, en Lucas 21:11, Jesús advierte a sus discípulos: “Habrá grandes terremotos, y plagas y hambres en diversos lugares; y habrá terrores y grandes señales del cielo”. En Apocalipsis 6:8 también se menciona lo siguiente: “Y miré, y había un caballo amarillento. El que estaba montado en él se llamaba Muerte, y el Hades lo seguía. Y se les dio autoridad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con pestilencia y con las fieras de la tierra”, así mismo en el Apocalipsis 15:7 describe siete últimas plagas como “copas de oro llenas de la ira de Dios” para ser derramadas sobre la Tierra, en donde la humanidad, engañada por Satanás por medio de un poder político y religioso llamado la “bestia”, continuará desafiando y blasfemando contra Dios mientras se derraman.
En el islam el profeta Muhammad menciona en el Corán XXVII, las Hormigas, 82-88: “Cuando se pronuncie contra ellos la Sentencia, les sacaremos de la tierra una Bestia que proclamará ante ellos que los hombres no estaban convencidos de nuestros Signos. El Día que, de cada comunidad, congreguemos a una muchedumbre de los que desmentían nuestros Signos, serán divididos en grupos. Hasta que, cuando vengan, diga: ‘¿Habéis desmentido mis Signos sin haberlos abarcado en vuestra ciencia?… Se pronunciará contra ellos la Sentencia por haber obrado impíamente y no tendrán qué decir… El Día que se toque la trompeta, se aterrorizarán quienes estén en los cielos y en la tierra, salvo aquéllos que Dios quiera. Todos vendrán a Él humildes…”; El Profeta también menciono: “Entre las señales de la Hora están la abundancia de riqueza, el incremento de la ignorancia, numerosas tribulaciones y la globalización del comercio y los negocios”.
Según los conceptos de la religión hindú de los ciclos, nos aproximamos al final de la última edad, caracterizada por los conflictos, las plagas, la aparición y puesta en práctica de sistemas de pensamiento y sociales aberrantes y la colocación del saber científico en manos irresponsables, según el Linga Purana, “los bajos instintos estimularán a los hombres de la Edad Oscura. Los libros sagrados ya no se respetarán. Los ritos serán descuidados. En la Edad Oscura se extenderán las falsas doctrinas y los escritos engañosos. Los hombres no tendrán principios elevados y serán irritables y sectarios. El número de príncipes y agricultores disminuirá gradualmente. La mayor parte de los nuevos señores no será de origen elevado. Los hombres de bien renunciarán a tener un papel activo. Se matará a los fetos en el vientre de sus madres y se asesinará a los héroes. Muchas serán las mujeres que tendrán relaciones con varios hombres. Hombres viles que habrán adquirido un poco de ciencia serán honrados como sabios. Los hombres no tendrán alegrías ni placer, y muchos se suicidarán. Ya no se respetará más el linaje de los ancestros. Sufriendo de hambre, enfermedades y de miseria, tristes y desesperadas, muchas poblaciones pobres emigrarán hacia los países en los que crece el trigo y el centeno”.
La religión filosófica budista concibe el tiempo cíclico con una visión más horizontal y permanente, lo cual se interpreta que hoy nos encontramos en “los últimos quinientos años del Dharma”, en el período final en el que el budismo morirá o sobrevivirá solo como una sombra de lo que fue, según el Sutra Pitaka, las “diez actitudes morales de conducta” desaparecerán y la humanidad seguirá “los diez conceptos inmorales”, es decir, el robo, la violencia, el asesinato, la mentira, el lenguaje inapropiado, el adulterio, la charlatanería, la mala voluntad, la codicia y la lujuria.
Las tradiciones del Judaísmo describen la atmósfera que precederá la llegada del Mesías como un tiempo de guerras mundiales, revoluciones, epidemias, hambre y catástrofe económica, apostasía y olvido de Dios, subversión de toda moral hasta el punto de ir en contra de las leyes naturales, en el tratado Sanhedrín del Talmud se nos dice que “el hijo de David no vendrá hasta que el reino se haya subvertido en herejía”.
Ahora el mundo se colapsa por la pandemia del Coronavirus, profetizada por la nueva religión que impera en la mayoría del planeta, el capitalismo, según esta doctrina sociedades enteras viven aterrorizadas por la propagación del virus y  del miedo que resulten contagiados irremediablemente, es por ello, que el aislamiento social se da como un remedio ante tal apocalipsis, es allí que la pandemia como cualquier situación límite, nos obliga a pensar no solo en el virus, también nos empuja a interpretar todo el contexto global, estableciendo vínculos con términos médicos y poner en duda los valores sociales, culturales y económicos sobre los que se han construido esta frágil civilización capitalista con valores de superficialidad, individualidad y de consumo.
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La supuesta catástrofe que se avecina sobre nosotros como un destino mortal e inevitable carece a todas luces de soporte médico y científico, incluso desde su origen con el ridículo de un alimento con  carne de murciélago, pero según los medios informativos pronostican la inevitable terminación de la civilización, esto se informa a cada minuto en los medios de comunicación, pero la realidad hace que nos haga reflexionar si esto es cierto o solo es una más de las noticias distractoras que ocultan algo regularmente económico, porque inevitablemente es muy extraño que los casos de mortalidad de esta pandemia se presenten solo en personas que tengan otros padecimiento y enfermedades crónicas, lo que resulta que su sistema inmunológico no es el optimo para defenderse de una gripa como lo es el Coronavirus.
Porque si reflexionamos un poco, en el momento actual en el mundo hay epidemias activas mucho peores en las sociedades, es muy paradójico que exista una fijación tan obsesiva en la epidemia del Coronavirus, si se sabe que miles mueren diariamente por otras enfermedades infecciosas que no tienen ni la atención mediática ni los protocolos médicos adecuados para su curación, esto porque los valores mercantilistas han convertido a las epidemias en negocio, donde el precio a la salud ha alcanzado un mercado inmoral que juega con la vida y la muerte, como es el caso de la Tuberculosis la cual se estima que en 2018 enfermaron de tuberculosis un millón de niños y que 230 000 niños murieron debido a esta enfermedad, o como es el caso del Paludismo que cada dos minutos fallece un niño por esta causa y cada año se notifican más de 200 millones de nuevos casos o la Diabetes que según datos de la OMS existen 422 millones de personas en el mundo con esta enfermedad, teniendo en común que estas enfermedades están asociadas a la pobreza y las malas condiciones de vida que sumado a las dificultades de acceso a los servicios de salud hacen que se propaguen en el mundo, pero como son enfermedades denominadas de pobres no merecen la atención del la pandemia de moda el Coronavirus.
La irracionalidad capitalista hace que se destine más dinero para la muerte que para la vida, cuando el mundo funciona de esta manera no puede subsistir por largo tiempo, existe un decrecimiento mundial en el gasto que destinan los gobiernos en materia de salud desde que se impuso el neoliberalismo como sistema de vida, es por ello, que este sistema capitalista siempre está mutando como los virus, buscando siempre la defensa prioritaria de los intereses de las grandes empresas transnacionales y en este caso en particular utilizando la pandemia como instrumento político para enfrentar a aquellos países que se resisten a la dominación imperial del sistema.
La epidemia actual no tendría el impacto que tiene, si no fuera por las largas décadas de neoliberalismo, que ha causado daños ambientales, sanitarios y sociales probablemente irreparables, es por ello que para sobrevivir este sistema ilusorio tiene que hacer que las crisis sean permanentes, lo cual la convierte en la causa que explica todo lo demás, el objetivo de la crisis permanente es que ésta no se resuelva, legitimando la escandalosa concentración de riqueza e impedir que se tomen medidas eficaces para evitar la inminente catástrofe ecológica, así es que esta pandemia del Coronavirus solo está empeorando una situación de crisis a la que la población mundial ha estado sometida permanentemente.
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Vale la pena señalar que, en estos días, el número 2 de la revista médica THE LANCET, ha publicado trabajos sobre decenas de miles de casos de contagio por la epidemia COVID-19 en China y examinado el índice de mortalidad por región, resultando que, en áreas con suficiente acceso de la población a servicios de salud adecuados, la mortalidad (el porcentaje de muertes de pacientes contagiados) era del 0-0.3%, mientras que en áreas donde no había esta posible capacidad, por varias razones, la mortalidad era 10 veces mayor (3-5%), dando como resultado que esta epidemia de moda no sea tan mortal como se dice, además que las personas pobres que no tienen acceso a los servicios de salud adecuados son las que padecen más esta enfermedad.
Se ha implantado en el colectivo social el factor del estado de miedo, que penetra en las conciencias y en la mente de las sociedades con el resultado de un pánico colectivo, el cual se ha dado la oportunidad de manifestarse teniendo cada vez más sobrerreacciones histéricas ante cualquier coyuntura que se presente en un mundo que no sabe hacia dónde va ni lo que aspira a ser, una sociedad que no es más que un agregado de individuos, aislados entre sí por el supuesto éxito capitalista, son el campo perfecto para reacciones propias de un rebaño aterrado que entra en estampida cada vez que ve a alguien correr, parece que sólo entonces nos sintamos unidos en algo, en el miedo, solamente entonces corremos en la misma dirección, esto ejemplifica que el Coronavirus es solo un pretexto social que hace que nosotros vivamos asustados por este mundo que está inundado de frivolidad, consumo y estupidez porque sabemos que está vaciado de todo sentido generando pánico en la sola idea de vivir, dando como resultado que aceptemos la limitación de la libertad impuesta por los gobiernos en nombre de un deseo de seguridad que ha sido inducido por el mismo sistema que ahora intervienen para satisfacerla, la cuestión de fondo es que el miedo es lo único capaz de unir un mundo globalizado sin proyectos comunes.
La solidaridad no existe ni podrá existir en una sociedad basada en los valores del individualismo, el consumismo, el egoísmo y la ganancia como formas de realización humana, no existirá mientras lo material prime sobre lo espiritual, el oscurantismo interesado en mantener a la gente ignorante por encima de la ciencia y la mediocridad sobre el conocimiento y la cultura, esta pandemia del Coronavirus lo está demostrando.
El poder que mantiene el sistema y virus capitalista asumiendo una apariencia amigable, lo que lo hace invisible, las personas subyugadas por él ni siquiera reconocen su estado de enfermedad y subyugamiento, las personas se creen libres pero en realidad son esclavas mentales de este sistema, como ejemplo de lo anterior es el circo que se ha montado por esta pandemia del Coronavirus, ahora que se ha impuesto una cuarentena todos los seudo famosos no pierden el tiempo para subir a las redes sociales su supuesta solidaridad ante esta pandemia, solamente haciéndolo de manera interesada y estúpida para ganar notoriedad que redunde en ganancias, las marcas de alta costura están diseñando cubre bocas con los logos de sus productos para lucir a la moda ante la infección, las empresas que envenenan el mundo ahora están preocupadas por la pandemia exhibiendo su supuesta caridad ante este desastre, nada más patético que los verdugos del capitalismo ahora se creen los salvadores de la gente más necesitada.
La desproporción frente a lo que según varios estudios científicos y médicos es una gripe normal, no muy diferente de las que se repiten cada año, es sorprendente, parecería que, habiendo agotado el terrorismo como causa de las medidas excepcionales, la invención de una epidemia puede ofrecer el pretexto ideal para extenderlas más allá de todos los límites, lo que sabemos con certeza es que, mucho más allá del Coronavirus, hay una guerra comercial entre China y Estados Unidos, la cual tendrá que terminar con un vencedor y un vencido, porque lo que está en juego en este momento son cuatro áreas estratégicas para las dos naciones: la fabricación de teléfonos móviles, las telecomunicaciones de quinta generación (inteligencia artificial), los automóviles eléctricos y las energías renovables, quien controle estas áreas será el vencedor en este siglo.
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Con todo esto parece inevitable que vamos a vivir una posguerra económica, tecnológica y financiera, contando con los instrumentos que se requieran como la doctrina del shock, la cual será usada para imponer cualquier medida de control a una población aterrada, porque ahora todos estamos ampliamente desinformados y haciéndonos eco de cada rumor que corre por las redes, guiados por twitteros, youtubers e instagramers opinando de todo sin ninguna información precisa, esto es el presente que se vive, teniendo ordenadores y móviles conectados a internet con una red intervenida por gobiernos y multinacionales totalmente manipulando opiniones y vidas, implementando un objetivo estratégico del capital para no perder el control en la actual transición sistémica, a través de un modelo del carcelario digitalizado que suspende las relaciones humanas.
De todas las predicciones apocalípticas que se han vertido, el capitalismo es la más creíble para acabar con la humanidad, porque se restringen derechos básicos de las poblaciones como la salud, en la lucha diaria por la supervivencia, por una vida con derechos, es necesario terminar con el modo capitalista de producción y organización de la sociedad buscando las condiciones para su derrocamiento, porque si nos quitan el derecho a la salud no hay salvación posible, es importante seguir luchando por la salud pública de calidad, de alto grado y gratuita, por invertir radicalmente la economía y la sociedad, en donde los miedos y las Pandemias menores no sean pretextos para restringirnos derechos y motivo de manipulaciones financieras para que sigan ganando los que controlan este sistema de muerte.
FLUVIO UGO GUERRA
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v0ice0fthes0ul · 3 years
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El quinto párrafo del cuarto capítulo del tratado Sanhedrín de la Mishnah declara que, para la justicia de Dios, el que mata a un solo hombre, destruye el mundo; si no hay pluralidad, el que aniquilara a todos los hombres no sería más culpable que el primitivo y solitario Caín, lo cual es ortodoxo, ni más universal en la destrucción, lo que puede ser mágico. Yo entiendo que así es. Las ruidosas catástrofes generales —incendios, guerras, epidemias— son un solo dolor, ilusoriamente multiplicado en muchos espejos. Así lo juzga Bernard Shaw (Guide to Socialism, 86): «Lo que tú puedes padecer es lo máximo que pueda padecerse en la tierra. Si mueres de inanición sufrirás toda la inanición que ha habido o que habrá. Si diez mil personas mueren contigo, su participación en tu suerte no hará que tengas diez mil veces más hambre ni multiplicará por diez mil el tiempo en que agonices. No te dejes abrumar por la horrenda suma de los padecimientos humanos; la tal suma no existe. Ni la pobreza ni el dolor son acumulables»
Nueva refutación del tiempo
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