Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;
porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.
Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.
-- Santiago 1:19-21
Biblia Reina Valera 1960
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Devocional 2: Oración por guianza
Anteriormente explicamos que Nehemías estaba en un lugar estratégico para lo que Dios iba a hacer por medio de él, y así mismo sucede en nuestras vidas. Quizás no estamos en el foco del problema, pero el lugar donde Dios nos ha permitido estar sirve de puente para poder conseguir la bendición y las herramientas que necesitaremos para llevar a cabo la misión encomendada por el Señor.
Nehemías era un hombre de oración y dependía absolutamente de Dios para cualquier decisión. En el libro biblico que lleva su nombre se nos declara que él era copero del rey, pero en ello no estaba su confianza. Él sabía que sobre el rey había un Soberano más grande y con mayor autoridad y ese era el Señor.
Hoy no debemos poner nuestra confianza en el hombre de poder, en el político, en el millonario, en el empresario; nuestra confianza debe estar puesta en Dios quien es el que nos abre puertas y nos pone en gracia delante de cualquier hombre.
Ahora bien, la segunda oración que hizo Nehemías fue por guianza antes de pedirle algo al rey, tal como está escrito en Nehemías 2:4-5.
Me dijo el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos, y dije al rey: Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré. (RV60)
Antes de contestarle al rey, Nehemías oró a Dios. Aunque no está escrita su oración, esto es suficiente para enseñarnos que antes de tomar cualquier decisión de peso nosotros debemos orar. No podemos tomar decisiones a la ligera y más cuando éstas van a cambiar el curso de nuestra vida.
Este hombre le estaba pidiendo a la autoridad del momento que le dejase ir, que le diese un hiatus de su trabajo para reedificar su ciudad y si por un segundo nos colocamos en la mente del rey sus pensamientos pudieron irse a una traición porque, ¿Quién más cercano al rey que su copero? Nehemías sabía muchas cosas de Artajejes, era una persona cercana a él y fácilmente podía verse esta petición como una conspiración en su contra pero no fue así. Dios trabajó la mente de este hombre para abrirle las puertas a Nehemías y no únicamente con el permiso real, sino con bendiciones económicas.
Dios utilizó la ubicación y el trabajo de Nehemías para esta obra. Su posición y buena conducta delante del rey le hizo obtener la bendición de tener cartas para su viaje y madera para las puertas del palacio de la casa, del muro y de su propia vivienda (ver. 8). Todo esto fue resultado de la oración ya que, si leemos detalladamente el capítulo 2 nos damos cuenta que Nehemías solicitó esto sabiamente al rey, el cual se lo concedió sin condiciones.
A lo largo de nuestra vida vamos a tener encuentros con autoridades, ya sea nuestro jefe, nuestros padres e inclusive personas del gobierno y es allí cuando debemos ser sabios a la hora de hablar y dirigirnos. Dios va a mover su mano según lo que Él nos ha mandado a hacer, pero siempre tenemos que orar por dirección, para que sea Él quien nos dé las palabras adecuadas para dirigirnos a estas personas y para accionar en el momento adecuado. Nehemías oró antes de responderle al rey porque sabía que tenía una oportunidad única y que si la perdía entonces todo quedaría allí.
Cuando tú tengas oportunidades únicas de hacer y decir cosas busca siempre que Dios te guíe. Recuerda lo que dice Proverbios 3:7:
“No seas sabio en tu propia opinión;
Teme a Jehová, y apártate del mal;”
Pensar que podemos resolverlo o tener todo bajo control es una mentira. Debemos buscar siempre la sabiduría de Dios en estos asuntos, comenzando por Su Palabra. Al leerla podremos saber como accionar y hablar correctamente. La sabiduría viene de Su Espíritu Santo, Él es la fuente a donde debemos dirigirnos si queremos vivir adecuadamente.
Recuerda que ante cualquier decisión que tomes debes buscar la guianza de Dios. Nehemías oró y aprovechó la oportunidad que Dios puso en su mano. Nosotros debemos orar y velar, sabiendo aprovechar también las puertas y situaciones que Dios nos pone, y habiendo hecho lo correcto, entonces debemos testificar que Dios fue el que se encargó de todo. Nehemías lo hizo, diciendo:
“y carta para Asaf guarda del bosque del rey, para que me dé madera para enmaderar las puertas del palacio de la casa, y para el muro de la ciudad, y la casa en que yo estaré. Y me lo concedió el rey, según la benéfica mano de mi Dios sobre mí.” (Nehemías 2:8)
“Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios había sido buena sobre mí, y asimismo las palabras que el rey me había dicho. Y dijeron: Levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien.” (Nehemías 2:18)
Cuando tú reconoces que la gracia que está sobre ti viene de Dios y no por ti mismo y le testificas a otro lo que el Señor ha hecho en tu vida entonces le das valor a las otras personas a buscar al único y verdadero Dios. No calles, Dios ha movido su mano en tu vida y quiere hacer lo mismo en las vidas de los que te rodean. Recuerda que la gloria es del Señor y que por nuestra propia cuenta nada podemos hacer. Dios te bendiga, testifica hoy y siempre. Alienta a otros con tu testimonio y deja que los demás conozcan lo que el Señor ha hecho y sigue haciendo en ti.
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Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.
Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.
Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.
Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,
idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,
envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
-- Gálatas 5:16-21
Biblia Reina Valera 1960
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