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#llevó cero marcadores y salió con diez
moltrvs · 2 years
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TASK # 007: SARIOUR TEAM EDITION !!
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juegaelgallego · 3 years
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 Días dorados antes del final
1. 
El 2 de noviembre de 2019 Deportivo Español le ganó 2 a 1 a General Lamadrid en el Estadio España por la fecha #14 del Torneo Apertura de la C. Pasaron cuatrocientos quince días hasta que pudo volver a ganar: lo hizo ayer, 21 de diciembre de 2020, también en el España, ahora 1 a 0 ante El Porvenir por la segunda fecha de la Zona Reválida 2 del Torneo de Transición. Está claro que el receso del verano anterior y el parate de nueve meses por la pandemia explican el descomunal bache entre victorias. No menos cierto es que Español disputó trece partidos, en los cuales sólo pudo cosechar seis de los 39 puntos en juego. La interrupción pandémica dejó una foto de aquella tabla de posiciones. Los colistas: El Porvenir, por lejos; sólo un escalón más arriba, Deportivo Español, con cinco victorias en 26 presentaciones. 
2.
Lo dicho: dos de los más flojos equipos de la categoría se vieron las caras en la primera tarde del verano. Y no lograron ir en contra de lo que se esperaba. El debut en el Bajo Belgrano había deparado algunas sorpresas por el lado de Español: lo abultado del marcador en un torneo donde goles se buscan; la dificultad en el mediocampo tanto para articular juego como para contener al rival; cierta solvencia en el fondo ─a pesar de la catarata de goles recibida─ encarnada en los centrales y el arquero; la impericia de los laterales y del volante central, una invitación permanente a los contrarios. Franzoni tomó nota y el equipo jugó de otra manera. Hizo culto de un leitmotiv clásico en la C: gol gana. Jugó a ritmo de vacas en pastoreo, acaso estimulado por la altura de un césped insólitamente crecido. Esperó a capitalizar desatenciones del rival, sin esforzarse mucho en generarlas. Registró que enfrente tenía al peor de los peores, ultra conforme en la parda, y tuvo paciencia ─demasiada, quizás─ hasta llegar a su cometido. 
3. 
La dramaturgia del primer tiempo tuvo los clásicos tres actos, de igual duración. Español usó los primeros quince minutos para hacer pie; el segundo cuatro de hora para imponer presencia, dominar el juego y pasarse de inocuo; el último tramo para plegarse a una chatura insoportable. La visita directamente se desentendió de cualquier excursión a campo rival, aguantó una presión que nunca fue asedio, y se fue al entretiempo con la satisfacción del deber cumplido. 
4. 
La segunda etapa es más difícil de explicar. A los veinte segundos Anchoverri, el guardameta españolista, barrió la pelota con sus pies dentro del área chica para frenar una jugada de gol. La rapidez y la facilidad con que El Porvenir llegó hasta el arco local no sólo hizo recordar el fatídico comienzo en Pampa y Miñones del lunes pasado; también fue una señal de alerta de lo que pasaría en los últimos minutos de este partido. Enseguida el local respondió: un precioso pase de Tabone en tres cuartos dejó a Maza mano a mano contra el arquero Wyzocki, pero pateó al bulto y se la atajaron fácil. Si los primeros minutos del complemento fueron electrizantes ─valga la hipérbole en este contexto desértico─ después no pasó nada de nada. Una sucesión anodina de intentos amorfos, por un lado; una resistencia efectiva de un equipo abrazado al puntito, por otro. Franzoni hizo cambios lógicos, y esto no debería pasar desapercibido. Había leído bien los altos y bajos de la derrota en Excursionistas, y lo mismo hizo ayer al momento de mover el banco. Amilivia le fue a dar una mano a Tabone. Vázquez revivió el sector izquierdo del ataque. Bartolomeo ─en riesgo por una temprana amonestación─ dejó el mediocampo y un displicente Leguizamón retrocedió unos metros para darle una mano a Coronel. Ni experimentos ni locuras. Los grupos de whatsapp estaban más activos que varios de los jugadores; los diagnósticos y las conclusiones eran coincidentes: Hernández y Vocos, laterales españolistas, titubean en el mejor de los casos; Pérez Serra es el más sólido del fondo; el volante central debutante se va a quedar con el puesto; Tabone ya es el nueve titular pero necesita otro delantero que le dé una mano; hace falta Alfenoni; Vázquez volvió bien del ostracismo y puede ser una rueda de auxilio; Maza y Leguizamón no se encuentran, se entienden poco y alimentan una pregunta: ¿tienen que jugar juntos? En el momento en que nos planteábamos esa duda, Maza pateó un córner que le cayó en la cabeza a Leguizamón. El defensor que lo marcaba, a tono con la actitud apática que El Porvenir sacó a relucir por Parque Avellaneda, se quedó con los pies clavados entre los juncos. El frentazo cayó en un momento en el que parecía más factible una lluvia de ranas que un gol. La sociedad Maza─Leguizamón funcionó de la manera menos pensada para que Español convirtiera de la forma más obvia: con una pelota parada. Iban 28 minutos del segundo tiempo.
5. 
El Porvenir registró que las siete de la tarde ya era horario para despertarse de la siesta y salió de entre las sábanas a ver qué era eso que había del otro lado de la línea del medio. Lo llamativo es que una vez en ventaja, Español, en lugar de adoptar la actitud que hasta ese momento había tenido su rival, entró en espiral de locura. El mediocampo empezó a retroceder hacia su área como si enfrente tuviera al ejército prusiano. Cedió pelota, protagonismo y campo. A cambio, empezó a hacer tiempo. Los jugadores caían sobre el césped como si olieran gas sarín, para levantarse al rato, alimentando un tiempo adicional que resultaría infartante. Ni siquiera la expulsión de Urtasún en la visita ─no llegó a jugar diez minutos y se le salió la cadena contra Vocos─ llevó a Español a adueñarse de la pelota y el reloj. Así, agrandó a un equipo que no se lo merecía.
6. 
La jugada del minuto 91, con Fernando Barrios definiendo solo, debajo del arco y a cincuenta centímetros de la línea de gol, es de esas que no pueden comprenderse racionalmente. Es posible que si se plantea un ensayo y se repite la jugada veinte veces, las veinte terminen en gol. Parece imposible incluso físicamente explicar cómo el volante de El Porvenir mandó esa pelota por arriba del travesaño. “Fue el Diego”, dijo Manu en uno de los grupos de whatsapp. Es la explicación más convincente. 
7. 
¿Para qué está Español? Se apura aquí una respuesta: para cambiar la cabeza. Hoy por hoy sabe ─y sus rivales también─ que es un equipo ganable, que está entre los flojos de la categoría, que la deriva institucional en la que está inmerso se traslada de alguna manera al juego del equipo ─vaya bluff ese arco que reza “Español 2030″ por el que entraron los jugadores diez minutos demorados por las habituales improvisaciones administrativas. La tabla anual no miente. El rendimiento está a la vista. Si para algo sirven las victorias en un torneo liliputiense como éste es para alimentar autoestima y ganar confianza. En medio de la malaria infinita, hay elementos para sedimentar ese camino: en la valla, en la zaga, en algunos volantes que se destapan y suplen la ausencia sin aviso de los “desequilibrantes”, en el nueve; y especialmente en el banco de suplentes. A otro con ese cuento de que Franzoni es un técnico que “no trabaja”. Bastante consigue con la sequía que tiene. Veremos si alcanza para incomodar a Luján, que en dos fechas sumó puntaje perfecto y mantuvo su arco en cero. 
Como cierre, permítase la digresión: qué extraña coincidencia la de tener que jugar en “la Basílica” el mismo momento en que el Senado votará aborto legal. Que el verde inunde el recinto. Que el rojo sea furia. Y que sea ley. 
Primera “C” Torneo de Transición ─ Zona Reválida 2 ─ Fecha #2 ─ Estadio España
Deportivo Español 1 ─ 0 El Porvenir
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juegaelgallego · 5 years
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Pulsión de muerte (*)
  Aburrirse nunca. En las dos semanas que siguieron a la derrota con Deportivo Riestra como local, en Deportivo Español se sucedieron ─entre otros─ los siguientes hechos. 1) Facundo Talín, zaguero titular, se desgarró: permanecerá inactivo durante al menos veintiún días. 2) En la sede social se llevó adelante una asamblea de socixs para modificar el estatuto vigente desde 2003; se acortó la lista de integrantes de Comisión Directiva (acorde a la masa societaria actual), se planteó un calendario de llamado a elecciones menos nutrido (acorde a la situación económica y la masa societaria actuales), se “normalizó” la conducción de transición que había quedado vigente tras el suicidio del Presidente y las sucesivas renuncias de los vicepresidentes; por último, se designó una comisión de cinco socios para llevar adelante las riendas del club hasta tanto se convoque a nuevas elecciones, lo que ocurrirá en los meses de abril y mayo. En ningún momento se planteó incrementar la masa societaria con alguna estrategia, ni se habló del comodato que ─a punto de cumplir un año de estar vencido─ sigue siendo insólitamente un tema tabú. 3) En una nueva inspección del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, se decidió no habilitar el Estadio España para el partido contra Flandria, después de que sí fuera habilitado para los partidos contra Tristán Suárez y Deportivo Riestra; los tiempos antes del encuentro por la fecha #26 serían insuficientes para responder al requerimiento de los “planos de evacuación”: Español perdería su localía, el encuentro se aplazaría veinticuatro horas, y se jugaría en la cancha de Defensores de Belgrano, sin público. La lista de avatares no incluyó el punto que, a priori, parecía más obvio ─sobre todo después de la nueva derrota ante Acassuso por 1 a 0, y el empate ante Talleres 1 a 1 después de empezar en ventaja, completando los ochenta minutos que habían quedado pendientes tras el grotesco que motivó la suspensión en la fecha #20─: Ernesto Perisé continuaba siendo el director técnico.
  A jugar al Bajo… Núñez. Lunes feriado. Carnaval en la República Argentina. Deportivo Español llega a esa cancha minúscula que se esconde atrás de un Megatlón y un Starbucks, y en la que juega de local un equipo que increíblemente está en la segunda división. La estadística es demoledora: último en la tabla de posiciones, a 0,002 punto de perder la categoría, habiendo caído en tres de los últimos cuatro partidos (y obtenido en el otro un 0 a 0 milagroso que debió ser derrota contra San Miguel), hilvanando once partidos sin ganar y acumulando apenas tres victorias en veinticinco presentaciones. Una campaña de descenso. Enfrente, un equipo que volvió a su categoría “natural” tras dos veranitos en la BNacional, que había arrancado muy mal en la primera ronda, y que a partir de un cambio de timón en la conducción técnica ─lógico─ logró no sólo enderezar el rumbo, sino ubicarse en el G4 que pelea el quinto ascenso, acumulando cinco triunfos en fila en condición de visitante, incluyendo un resonante 4 a 0 en Floresta. Un condimento más adornaba la previa: durante toda la madrugada y la mañana del lunes había llovido mucho, y aunque a la hora de dar inicio al juego el sol brillaba sobre el Juan Pasquale, el suelo estaba blando y pesado. ¿Aprovecharía Español esa anomalía?
  No. Cinco minutos hicieron falta para que el poste de Figueroa temblara en la tarde carnavaleña. No iba a ser la única vez que Flandria sacudiría el vertical en ese primer tiempo. El arquero españolista volaba de palo a palo haciendo inexplicable que el marcador siguiera en cero. Un deja vu de tres lunes atrás en Los Polvorines. La imagen del falso local es la de un boxeador al que le entraron seis trompadas de lleno en el rostro sin esgrimir defensa, y que milagrosamente llegó a la campanada sin haber besado el suelo del ring. La explicación encuentra su origen en la dirección técnica ─desde esta página se viene fatigando al respecto hace meses─ y también adentro del campo: los laterales son un verdadero corso en este día festivo donde cualquier murga se florea; los volantes creativos brillan por su ausencia: hasta Robledo es reemplazado; y el peso ofensivo es casi nulo, con PL10 cargándose al equipo al hombro a sus treinta y siete años, y HK9 esperando que alguna vez le llegue una pelota limpia. Apenas se salvan del aplazo el consolidado Figueroa en la valla, los centrales ─tuvo que desgarrarse Talín para que Pérez Serra, el mejor zaguero españolista desde el regreso a la BMetro, vuelva al once titular─ y Collante. Una suerte de columna vertebral en la zona baja (¿sería lumbar?) mientras el resto del esqueleto se desmorona como un castillo de cartas.
  Cuando perder es ganar, y viceversa. Una derrota en el Bajo Núñez significaría la eyección de Perisé del banco de suplentes, y, posiblemente, el regreso de Eduardo Pizzo (ay) a la conducción del equipo. Español hizo todos los méritos en esa primera etapa no sólo para irse en desventaja sino para embarcarse en una derrota de proporciones épicas como la sufrida en Villa Crespo. ¿Hasta cuándo?, era la pregunta, casi unánime. Como dijo alguna vez Leandro N. Alem en tiempos en que el partido radical no daba vergüenza, que se rompa pero no se doble. Preferible perder (y perder mal) a volver a sumar un puntito y seguir estirando este despropósito de campaña. Pero no. A Español, a éste Español, le encantan los problemas. Los volvió su estado de normalidad. Los disfruta. Casi podría decirse que encuentra ahí la fuente de su goce. Masoquismo. Autodestrucción. Vaya pulsión de muerte, gallego. Minuto 81. Flandria no asedia como en la mitad inicial. Perisé sumó un poroto con la entrada de Maza en lugar de Lugli media hora antes. Ahora saca a un ingrávido Vázquez y mete a un pibe a jugar los últimos diez. Se llama Thiago Nuss, es delantero, y nació en este siglo, caramba. Tiene una cara de pibe que asusta (a los propios). Una va a tener, se escucha detrás del alambrado. Minuto 83. Contragolpe españolista. Un pase largo, otro más, para que Haberkon corra al vacío en diagonal izquierda desde tres cuartos de cancha para el lado del banderín del córner. En las diminutas extensiones de esta canchita, la pelota indefectiblemente tiene que cruzar el área durante el recorrido. Ruggiero sale, apurado y calculando mal. ¿Hará penal? HK9 anticipa y la puntea antes que el guardameta, que decide con buen tino no arrojarse al piso porque sabe que puede cometer infracción. La pelota se va un poco larga. Haberkon corre casi hasta la línea de fondo seguido por un defensor de Flandria. Los fotógrafos se hacen a un lado: la tromba va hacia ellos y los aparatos son demasiado caros. El delantero de Español llega, y en un mismo movimiento domina y observa el área, donde ve a dos defensores de amarillo tratando de cerrar el primer palo, un arco desguarnecido por Ruggiero que salió atolondrado y todavía no volvió, y una camiseta de blanco, solita mi alma, esperando el centro al lado del punto penal. Ahí va la pelota, antes de que Haberkon se estrelle contra las colchonetas reglamentarias. El de blanco es Thiago Nuss, el que recién entró, el pibe que acaba de cumplir dieciocho. Está solo. Recibe la pelota. Tiene el arco de frente. Domina, se perfila para su pierna hábil, y le sale un tiro rasante, algo débil, demasiado al medio del arco, adonde el defensor que cierra el primer palo tal vez podría llegar si le queda resto para ese esfuerzo. No es un defensor, es un volante: Sebastián Mayorga, viejo conocido de las huestes españolistas que el año pasado se mudó a Jáuregui, vaya uno a saber por qué. La pelota va derecho hacia sus piernas, hace una carambola en cada uno de sus tobillos, y termina pidiendo permiso en el fondo del arco. Es el gol de Español, la conquista menos pensada, tal vez la más injusta, seguro la diana que aporta tanto oxígeno como confusión al mismo tiempo. Son tres puntos vitales, qué novedad; son, también, tres puntos que dejarán al DT sentado en el banco al menos una semana más. Nada de eso le importa a Nuss, que ensaya su festejo inaugural en Primera, y que mira al cielo cuando Vigliano pita el final, sin saber que esta noche no va a poder dormir así nomás.
  Desvelo. Este cronista confiesa que la noche inmediatamente posterior al partido, por razones muy diferentes a las del pibe Nuss, durmió peor que las que le siguieron a cada una de las derrotas de Español en cascada. Esperaba que se anunciara de una vez el fin de ciclo y que un manto de sentido común cayera las últimas doce fechas sobre el Bajo Flores. No sucederá. A la vez, volver a ganar tras cuatro meses y ocho días se sintió como hacer un trote sin dolor después de una fractura de fémur. Que el árbol no tape el bosque: el panorama es sombrío, el equipo está último, y la permanencia sigue dependiendo de las malas performances de los rivales. Duele admitir después de un triunfo que no podrá garantizarse la continuidad en la categoría ni siquiera ganando un puñado de partidos más. Español sumó tres puntos casi sin querer y tres días de alivio. El viernes visitará el Monumental de Villa Lynch tratando de estirar esta mini racha de dos partidos sin perder, siempre con un ojo en lo que hagan J.J. y Saca, especialmente, y un oído en lo que suceda con Talleres, CADU, San Miguel, Cole y Almirante, sabiendo que todavía debe jugar contra cinco de esos siete. Después de enfrentar al Furgón vendrán en la misma semana los dos punteros, una verdadera carnicería. Tras esa picadora de carne, comenzará la cuenta regresiva y podremos saber, finalmente, si este experimento de afrontar un torneo anual sin DTs culminará con la debacle anunciada, o si la suerte ─protagonista estelar en la tarde del Bajo Núñez─ le volverá a sonreír a la escuadra roja.
  BMetro 2018 / 2019 ─ Fecha #26 ─ Estadio Juan Pasquale (local Deportivo Español)
Español 1 ─ 0 Flandria
   (*) esta entrada está dedicada a F.P. que en interminables e intensas conversaciones presenciales y por whatsapp aportó algunas de las ideas que aquí se desarrollan
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