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#copo de nuestro corderito
ocasoinefable · 1 year
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[al centro de tu corazón. Ahí soy entera. Soy en ser. Tan yo. Al amor de tu palabra en mi palabra; en alma y esencia]
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beatriz-garrido · 5 years
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EN LA CUMBRE
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“E hizo Josué como le dijo Moisés, peleando con Amalec; y Moisés, Aarón y Hur subieron a la cumbre del collado”.
“Y descendió el SEÑOR sobre el monte de Sinaí, sobre la cumbre del monte; y llamó el SEÑOR a Moisés a la cumbre del monte, y Moisés subió”.
“Y el parecer de la gloria del SEÑOR era como un fuego abrasador en la cumbre del monte, a los ojos de los hijos de Israel”.
                                  SANTA BIBLIA
“El caballero permaneció en la cima, respirando profundamente y le sobrevino una sobrecogedora sensación de bienestar. Se sintió mareado por el encantamiento de ver, oír y sentir el universo que le rodeaba. Antes, el temor a lo desconocido había entumecido sus sentidos, pero ahora podía experimentar todo con una claridad sorprendente. La calidez del sol del atardecer, la melodía de la suave brisa de la montaña y la belleza de las formas y los colores de la naturaleza que pintaban el paisaje causaron un placer indescriptible al caballero. Su corazón rebosaba de amor. "El Caballero de la armadura oxidada" (1989), Robert Fisher
Alguna vez te has encontrado intentando navegar hacia una circunstancia difícil, con un inmenso viento en contra de tus velas???... O has intentado obedecer a Dios recibiendo el viento en todo el rostro, como si Dios mismo te lo estuviera enviando???... Así nos sentimos, a veces, a lo largo de la vida y de modo especial, cuando por la razón que sea, nos encontramos llenos de incertidumbre e incógnitas. Cuando un año o un período o cualquier fase de nuestras vidas  termina, nos sentimos como un peregrino que llegando a la cumbre del monte, a través de hojas caídas y copos de nieve, sólo se encuentra, en una primera mirada, con la cumbre del monte y el cielo. La Biblia habla en muchos ocasiones de los montes y cosas que sucedieron en ellos:
   • Moisés tuvo que ascender hasta la cumbre del Sinaí, para poder encontrarse con Dios y ver directamente su Gloria, tanto que al bajar su propio rostro brillaba indescriptiblemente.
   • Cuando iba a morir, un anciano centenario, otra vez Moisés, sube – sin fatigarse – hasta la cumbre del Pisga; pero cuando llega, Dios le ofrece una espléndida visión de la tierra prometida.
   • Elías tuvo que subir a la cumbre del monte Carmelo, para allí, ganar una inmensa victoria sobre los profetas de Baal
   • Balaam tuvo que subir a la cumbre de Peor para que fueran abiertos sus ojos y fuese lleno del Espíritu del Señor y, después de una visión impresionante, bendecir de modo espléndido al pueblo de Dios.
   • Abraham tuvo que subir a la cumbre del monte Moriah, para allí, en obediencia a Dios, encontrar al substituto de Isaac para el sacrificio.
   • Jesucristo, el mismísimo hijo de Dios, tuvo que cargar la cruz hasta la cumbre del monte Calvario para allí, ser crucificado y así entregar su vida para dárnosla a nosotros.
Escribe el salmista en el llamado “Salmo del viajero”, el precioso salmo ciento veintiuno:
“Alzaré mis ojos a los montes ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene del Señor, que hizo los cielos y la tierra.”
Sí, tu y yo tal vez nos encontremos hoy en la cumbre de……  Lo que sea, con un tiempo más cargando “el saco de nuestras vidas”, de experiencias buenas y malas, de circunstancias, en su mayoría difíciles... Y nos sentimos – tal vez – agotados de la empinada subida, de sentir el viento en contra muchas veces y parece que podemos  decir: “Nada queda por delante sino la cumbre y el cielo”; pero cuando llegamos justo a la cumbre... Qué maravilla!!!… De repente nuestros ojos se abren y comienzan a ver de otra manera y...    • En la cumbre encontramos la mismísima y preciosa gloria de Dios!!!    • En la cumbre podemos vislumbrar la tierra prometida!!!
   • En la cumbre podemos recordar batallas inmensas ganadas sólo con la ayuda de Dios.
   • En la cumbre nuestros ojos son abiertos para ver lo que nos estaba velado en la subida y nuestra boca se llena de palabras de bendición.
   • En la cumbre podemos encontrar “nuestro corderito” balando suavemente entre los matorrales.
   • En la cumbre podemos contemplar, una vez más, la bendita cruz de Cristo y postrarnos a su pie con lágrimas de arrepentimiento y adoración.
Sí... hoy estamos en la cumbre, mañana tendremos que volver a caminar, y yo no sé que piensas tú, no sé si te atenaza el miedo, no sé si – quizá – ya te has cansado de caminar, o te entren ganas – incluso – de retroceder.
Déjame hablarte... bueno no!!... Escribirte... Bueno... mejor... realmente decirte algo desde mi corazón al tuyo:
Hace ya muchos años que comencé a subir y bajar montes al lado de mi Señor, en ocasiones no ha sido fácil, a veces el viento casi me tira; pero una y otra vez, al llegar a la cumbre, me he sentido tranquila y segura; porque un y otro año he vuelto a agarrarme con fuerza de aquel que murió por mi en la cumbre del monte Calvario, y – vez tras vez – he podido oir: “Él nos guiará, aún más allá de la muerte.”
Dime: No te gustaría tener en tu vida a ese mismo Dios???... Hoy, que estás en la cumbre, levanta tus ojos y mira... ¡¡Te está esperando con sus brazos llenos de amor!!
                        Beatriz Garrido
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beatriz-garrido · 5 years
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CUMBRES DELICIOSAS
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   CUMBRES DELICIOSAS
“E hizo Josué como le dijo Moisés, peleando con Amalec; y Moisés, Aarón y Hur subieron a la cumbre del collado”.
“Y descendió el SEÑOR sobre el monte de Sinaí, sobre la cumbre del monte; y llamó el SEÑOR a Moisés a la cumbre del monte, y Moisés subió”.
“Y el parecer de la gloria del SEÑOR era como un fuego abrasador en la cumbre del monte, a los ojos de los hijos de Israel”.
                                  SANTA BIBLIA
“El caballero permaneció en la cima, respirando profundamente y le sobrevino una sobrecogedora sensación de bienestar. Se sintió mareado por el encantamiento de ver, oír y sentir el universo que le rodeaba. Antes, el temor a lo desconocido había entumecido sus sentidos, pero ahora podía experimentar todo con una claridad sorprendente. La calidez del sol del atardecer, la melodía de la suave brisa de la montaña y la belleza de las formas y los colores de la naturaleza que pintaban el paisaje causaron un placer indescriptible al caballero. Su corazón rebosaba de amor. "El Caballero de la armadura oxidada" (1989), Robert Fisher
Alguna vez te has encontrado intentando navegar hacia una circunstancia difícil, con un inmenso viento en contra de tus velas???... O has intentado obedecer a Dios recibiendo el viento en todo el rostro, como si Dios mismo te lo estuviera enviando???... Así nos sentimos, a veces, a lo largo de la vida y de modo especial, cuando por la razón que sea, nos encontramos llenos de incertidumbre e incógnitas. Cuando un año o un período o cualquier fase de nuestras vidas  termina, nos sentimos como un peregrino que llegando a la cumbre del monte, a través de hojas caídas y copos de nieve, sólo se encuentra, en una primera mirada, con la cumbre del monte y el cielo. La Biblia habla en muchos ocasiones de los montes y cosas que sucedieron en ellos:
   • Moisés tuvo que ascender hasta la cumbre del Sinaí, para poder encontrarse con Dios y ver directamente su Gloria, tanto que al bajar su propio rostro brillaba indescriptiblemente.
   • Cuando iba a morir, un anciano centenario, otra vez Moisés, sube – sin fatigarse – hasta la cumbre del Pisga; pero cuando llega, Dios le ofrece una espléndida visión de la tierra prometida.
   • Elías tuvo que subir a la cumbre del monte Carmelo, para allí, ganar una inmensa victoria sobre los profetas de Baal
   • Balaam tuvo que subir a la cumbre de Peor para que fueran abiertos sus ojos y fuese lleno del Espíritu del Señor y, después de una visión impresionante, bendecir de modo espléndido al pueblo de Dios.
   • Abraham tuvo que subir a la cumbre del monte Moriah, para allí, en obediencia a Dios, encontrar al substituto de Isaac para el sacrificio.
   • Jesucristo, el mismísimo hijo de Dios, tuvo que cargar la cruz hasta la cumbre del monte Calvario para allí, ser crucificado y así entregar su vida para dárnosla a nosotros.
Escribe el salmista en el llamado “Salmo del viajero”, el precioso salmo ciento veintiuno:
“Alzaré mis ojos a los montes ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene del Señor, que hizo los cielos y la tierra.”
Sí, tu y yo tal vez nos encontremos hoy en la cumbre de……  Lo que sea, con un tiempo más cargando “el saco de nuestras vidas”, de experiencias buenas y malas, de circunstancias, en su mayoría difíciles... Y nos sentimos – tal vez – agotados de la empinada subida, de sentir el viento en contra muchas veces y parece que podemos  decir: “Nada queda por delante sino la cumbre y el cielo”; pero cuando llegamos justo a la cumbre... Qué maravilla!!!… De repente nuestros ojos se abren y comienzan a ver de otra manera y...    • En la cumbre encontramos la mismísima y preciosa gloria de Dios!!!    • En la cumbre podemos vislumbrar la tierra prometida!!!
   • En la cumbre podemos recordar batallas inmensas ganadas sólo con la ayuda de Dios.
   • En la cumbre nuestros ojos son abiertos para ver lo que nos estaba velado en la subida y nuestra boca se llena de palabras de bendición.
   • En la cumbre podemos encontrar “nuestro corderito” balando suavemente entre los matorrales.
   • En la cumbre podemos contemplar, una vez más, la bendita cruz de Cristo y postrarnos a su pie con lágrimas de arrepentimiento y adoración.
Sí... hoy estamos en la cumbre, mañana tendremos que volver a caminar, y yo no sé que piensas tú, no sé si te atenaza el miedo, no sé si – quizá – ya te has cansado de caminar, o te entren ganas – incluso – de retroceder.
Déjame hablarte... bueno no!!... Escribirte... Bueno... mejor... realmente decirte algo desde mi corazón al tuyo:
Hace ya muchos años que comencé a subir y bajar montes al lado de mi Señor, en ocasiones no ha sido fácil, a veces el viento casi me tira; pero una y otra vez, al llegar a la cumbre, me he sentido tranquila y segura; porque un y otro año he vuelto a agarrarme con fuerza de aquel que murió por mi en la cumbre del monte Calvario, y – vez tras vez – he podido oir: “Él nos guiará, aún más allá de la muerte.”
Dime: No te gustaría tener en tu vida a ese mismo Dios???... Hoy, que estás en la cumbre, levanta tus ojos y mira... Te está esperando con sus brazos llenos de amor
                        Beatriz Garrido Saco.
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