Tumgik
ramaunu · 9 years
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La importancia de sonreír un lunes
Mira que es jodido sonreír un lunes. El contador vuelve a estar a cero. El partido vuelve a empezar, y en el equipo rival no juega nadie. Solo el tiempo.
El tiempo que queda para que vuelva a sonar la bocina. El viernes. Final del partido. Los viernes, la gente sí sonríe. Y si hace sol, mucho más.
Solo una persona jodidamente feliz sonríe un lunes. El resto de los mortales, exceptuando a los charlatanes -los que hablan porque les gusta hablar-, lo llevan peor.
Si te acaba de tocar la lotería. Si has follado -estando solter@, con una vez ya vale-. Si has estado el fin de semana en algún lugar increíble. Si te han regalado algo completamente inútil y que no necesitas, pero aún así lo deseas.
Si has entrado en los treinta y pico, estás solter@ y has conocido a alguien que te atrae... Y aunque no tengas pruebas de haber sido correspondid@, te gusta pensar que será la madre o padre de tus hijos...
Si te compraste un coche nuevo (de segunda mano no es lo mismo) el viernes. Si acabas de ser padre y así lo deseabas. Si el viernes te ascendieron en el curro. O si te despidieron de aquel trabajo aburrido o de mierda, y todavía vives en casa de tus padres.
O si definitivamente posees libertad financiera para el resto de tu vida, y no tienes que preocuparte ni de que día es.
Pero para la mayoría de las personas, los que hemos vendido nuestra alma a alguna empresa, los que esperamos -de momento- a que el reloj marque las seis cada día, cinco veces a la semana, los lunes somos Rick Grimes y tenemos que sobrevivir matando zombies hasta el viernes.
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ramaunu · 9 years
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La Princesa de Mi Cuento
​La princesa de mi cuento, no es como las demás. La princesa de mi cuento ahora​ está triste. Normalmente no es así, pero se avecinan tiempos oscuros, y está librando una durísima batalla.
No lo tiene nada fácil. Después de su última gran gesta, los demonios empiezan a dejarse ver. Salen de la penumbra, a sabiendas de que su posible víctima ahora es vulnerable.
La princesa de mi cuento acaba de darme el mejor regalo que le puede dar una mujer a un hombre. No, no es un Iphone 6. No, tampoco es una Xbox One. Ni un coche.
La princesa de mi cuento, acaba de entregarme un hijo. En una batalla breve, pero intensa. Y ahora, después del lance final, saben que está agotada, luchando por recuperarse.
Dejad que os hable de ella. Es dulce y cariñosa, atrevida y bien mimosa. Sabe como hacerme sonreír, creedme, si no lo consigue a la primera o la segunda, insistirá hasta que desespere. Por cojones te reirás, o luchando contra tu propia sonrisa morirás.
Cuando amanece, de hambre enfurece, y cualquier manjar no es digno de lo que su apetito merece. Caprichosa hasta la saciedad, a primera vista no atisbarás ni un solo rastro de maldad.
La princesa de este cuento nunca lo ha tenido fácil, aún así ella es sensible y alocada, luchó siempre por lo que le importaba.
Ella no se rinde, es toda una guerrera, una madre combativa, Boudica o Sydney Bristow, con ella se lo pensarían. 
Nuestro vástago mayor, ve en ella una heroína, y es que no me extraña... capaz de poner remedio a cualquier dolor de cabeza, como la mejor aspirina.
Cada vez más confiada, y no por ello menos delicada, capaz de agradar hasta a la mente más enturbiada.
Por eso esos demonios, de naturaleza ruin y miserable, han esperado a su descanso del guerrero. Pero la princesa es firme y fuerte, necesitarán atacar de frente, y ahí es donde yo, su mejor guerrero, les espero.
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ramaunu · 9 years
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¿Fumas? Largo
Con el tiempo, me estoy dando cuenta de que cada vez me molestan más los fumadores. Son el mal que hay que combatir. 
El dragón que hay que matar para que no devore al pueblo entero.
Llevaba tiempo acumulando "hate points", pero tengo que reconocer que cuando nació mi hijo en diciembre, ese sentimiento se intensificó.
Cuando llegué con mi mujer al hospital -a punto de dar a luz-, en la PUERTA DE URGENCIAS DE MATERNIDAD, había 3 o 4 individuos disfrutando de su pitillo como si no hubiera un mañana. 
Tranquilamente. Pero qué hijos de puta. Joder, qué me follan el ozono. En un hospital. Largo.
Lo mejor de todo, es que en la puerta, había un cartel del tamaño de Pau Gasol, en el que se podía leer claramente: NO FUMAR, NI AQUÍ NI CERCA, COÑO (no sé cuántos metros). Más o menos.
Largo de hospitales, escuelas y según que lugares. Largo de donde haya enfermos o niños. Por favor, controlaos canallas.
Allá por 2008, cuando estuve en Tokyo de vacaciones, me sorprendió ver esquinas cada cierto número de manzanas, con muchísima gente parada, fumando.
Curioso, pregunté a que se debía todo aquello. Me explicaron que allí estaba prohibido fumar mientras andabas, en cualquier lugar de la calle. Por eso tenían esos "puntos negros". Una vez más, muy por delante. ¡Olé!
Así que en casa, desde que hay niños, no fuma ni dios. Me da igual quien sea. En el coche, tampoco. Cerca mía, tampoco. Largo. O tú o yo.
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ramaunu · 9 years
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El Bacteriostático
Hoy me he dado cuenta de que han puesto bacteriostáticos en los baños del trabajo. Por fin. Llevo cuatro años trabajando en el mismo edificio, y desde el principio el baño ha olido a soberana mierda.
Olía mucho, muchísimo, incluso sin que nadie entrase a hacer sus necesidades. Sí, incluso a estrenar olía a granja de cerdos.
Pero todo eso por fin terminó. Con los nuevos bacteriostáticos -palabra que había utilizado muy poco hasta ahora-, se acabó. Podré atender esa necesidad básica, sí. Por fin.
Y es que vaya mala costumbre que tengo, cómo se ocurre respirar en un baño que utilizo más que el de mi propia casa. 
Ahora podré entrar sin tener que taparme la boca y la nariz con el jersey o con la camisa, mientras compruebo si la única puta cabina del DJ en toda una maldita planta donde trabajan más de 50 personas, está ocupada.
Ahora todo va a ir mejor, ¿de quién habrá sido la idea?. Quiero decir, cuándo hay DEMASIADO olor a MIERDA? En serio, quiero felicitarle.
Quiero darle un abrazo de oso amoroso. Un beso en la frente. Se merece eso y mucho más.
¿Cuánto tiene que oler a PUTA MIERDA y durante cuánto tiempo, para que el que se supone que es el que mejor piensa (en cuanto a bacteriostáticos se refiere, claro), decida ponerle solución a tan oloroso percance?
El problema era fácilmente detectable, y la solución bien sencilla. Seguro que con un coste no muy elevado. Pues bien, han tardado cuatro señores años en solucionarlo. 
Ahora cuando entras al baño, huele a jabón. A Jabón del edén. A glorioso y bendito jabón del edén. Tan a gusto, que parece que vas en pelotas.
Ahora podré caminar con la cabeza bien alta, sin necesidad de tener que taparme la nariz mientras el olor del peor pedo -del tipo más gordo de la planta-, intenta colarse a hurtadillas por mis fosas nasales.
Gracias. Muchas gracias.
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