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Narración, gamificación y digitalización del paisaje de aprendizaje.

En la fase tres y cuatro he aprendido que la narrativa debe ser el hilo conductor de un paisaje de aprendizaje. En nuestro caso una mirada desde el espacio a las comunidades de España. Un “paseo” acompañados de amigos especiales y buenos compañeros/as. Es la clave para dotar a nuestro paisaje de ese contexto de juego, motivación y diversión necesario e imprescindible.  

La narrativa debe conectar con nuestro alumnado, debe ser un tema que active  y mantenga su interés y motivación. Para conectar con nuestro alumnado hay que llevar a cabo un ejercicio de reflexión para lo que emplearemos el mapa de la empatía (XPLANE). Con este mapa aprendemos: qué ve, qué siente, qué piensa, qué oye, qué dice, qué hace, qué le frustra y qué le motiva.

Fundamental también es haber aprendido a elaborar insignias con makebadge, una herramienta sencilla e intuitiva. Dichas insignias son elementos motivadores que introducen el factor sorpresa permiten que el alumnado mantenga la atención durante el proceso de aprendizaje, permitiendo la retroalimentación.

Una forma de motivar el juego y por lo tanto el aprendizaje de una forma más acorde con el alumnado actual.

“Existen herramientas diversas que permiten crear imágenes interactivas en las que enlazar recursos, textos, enlaces, documentos...” Todo con un objetivo claro de personalización del aprendizaje. Genialli es una herramienta sencilla de utilizar  pero digitalizar el paisaje es una tarea complicada pero muy motivadora, entretenida y divertida que facilita la tarea docente y convierte la tarea del aprender en algo diferente, divertido y propio del siglo XXI en el que estamos con nuestro alumnado.

Eso sí, es un trabajo largo que exige bastante tiempo y muchas horas de elaboración de actividades y búsqueda de material (dibujos e imágenes libres de derechos que no son siempre las mejores. De forma que sólo es una base de un trabajo más profundo  que exige mucho más tiempo y, conocimiento de las herramientas que se proponen en el curso.

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Reflexión sobre la creación y evaluación de itinerarios.

El nuevo bloque del curso: Crea itinerarios, me ha enseñado que una vez creadas las diferentes actividades hay que:

1.    Secuenciarlas en su orden de consecución.

2.    Organizarlas para dar respuesta a la diversidad de alumnado con diferentes niveles curriculares.

3.    Establecer actividades obligatorias, optativas y voluntarias.

4.    Y, como no, organizar el itinerario.

De las 13 actividades distribuidas en cuatro bloques numerados, seis son obligatorias (rojo), cinco optativas (verde) y dos actividades voluntarias (azul).

Una vez establecidos el itinerario o los itinerarios, hay que plantearse asignar un porcentaje de calificación a cada una de las actividades. He repartido los porcentajes de cada tarea hasta alcanzar el 100%.

He distribuido los porcentajes de calificación para cada una de ellas, dando un 55% de la calificación a las actividades obligatorias, un 35% a las optativas y un 10% a las voluntarias. Dando mayor porcentaje a las actividades obligatorias que una vez superadas permite superar la evaluación.

Es una forma más estructura e innovadora para aplicar las actividades obligatorias u optativas que incluía en mi aula pero que, de esta forma, quedan mejor organizadas y estructuradas. Y sobre todo con un porcentaje de calificación claro y definido desde el principio en cada actividad y su forma de evaluar. Esto permite al alumnado participar mejor en su propio aprendizaje y organizar su propio camino y su propio ritmo.

He aprendido que en los paisajes de aprendizaje evaluamos a la vez que se aprende con:

·         Comunicando los criterios de calificación al alumnado.

·         Distribuyendo diferentes herramientas de evaluación en diferentes momentos a lo largo de todo el proceso.

·         Hacer “el asesoramiento constante a los alumnos, prestando atención al significado de sus errores y con objeto de que cada uno, a su ritmo, logren mejorar el aprendizaje, ayudados por acuerdos o compromisos y con la creación de actividades opcionales y premios o insignias,

·         Incluir la autoevaluación y la evaluación de los compañeros. Haciendo al alumnado cada vez “más consciente y responsable en la evaluación de su propio aprendizaje y de su vida”.

Concretamente, en el paisaje que estoy diseñando, las actividades incluyen la propia evaluación, autoevaluación, test, formularios… He planteado una forma de evaluación de las actividades obligatorias, optativas y voluntarias de cada uno de los bloques de contenido.

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Segunda reflexión del paisaje.

Al hilo de la reflexión sobre lo que pensaba y lo que pienso, una vez visto el nuevo bloque del curso: antes pensaba que los paisajes de aprendizaje era un método motivador que me interesaba, pero, del que no sabía casi nada. Ahora, después de vídeos y documentación he descubierto que, inteligencias múltiples y Taxonomía de Bloom establecen un marco en el que me siento animado, cómodo, a pesar del trabajo que supone, siento que es el camino. Pensar en actividades sin perder de vista ambos ejes hace que la reflexión sea más profunda. Todo ello, con la posibilidad de diferentes actividades (obligatorias y voluntarias) permite personalizar el aprendizaje a un nivel mayor que el que se puede conseguir con otros métodos.

Ello beneficia al trabajo que debemos desarrollar en nuestras aulas dónde la diversidad es un valor y donde la posibilidad de que el alumnado elija diferentes itinerarios es “la forma” de atender dicha diversidad. Hay que añadir la motivación derivada del propio entorno y forma de acceso a las actividades para el alumnado, las nuevas tecnologías hace que sea mucho más flexible y lúdico, mucho más cercano a su experiencia que los métodos tradicionales que imperan en el aula.

Los Paisajes de Aprendizaje no son sólo un recurso tecnológico más, sino un método relacionado y que relaciona las Inteligencias Múltiples y la Taxonomía de Bloom, con la personalización del Aprendizaje como objetivo fundamental. Parte de una narrativa, de una historia, que debe ser ser significativa para el alumnado, que introduce los contenidos de manera lúdica y atendiendo a los distintos ritmos de aprendizaje.

Un entorno de aprendizaje que permite, sin duda, basarse en los niveles de pensamiento y las habilidades que los componen: comparando, clasificando, induciendo, deduciendo, analizando, construyendo, analizando perspectivas y resumiendo explícitamente.

Eso sí esta metodología ofrece muchas posibilidades de trabajo en el aula y, a la vez requiere una ardua labor de reflexión y programación previa. Aunque creo que los resultados merecen el tiempo dedicado y el esfuerzo.

La experiencia de aprendizaje en el curso siempre ha sido positiva, incluso, al descubrirme superado por los plazos en los que no había caído, plazos que no había visto ni tenido en cuenta, otro aprendizaje más.

En definitiva un método altamente recomendable en nuestras aulas donde la personalización hoy, es obligada para atender a la diversidad.

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Reflexión sobre el proceso de aprendizaje

Analizar al mismo tiempo las causas y consecuencias de un modelo de aprendizaje no personalizado, me ha permitido poner en claro las consecuencias de un modo de trabajo que no tiene en cuenta al alumnado, sus intereses, sus vivencias, su “modo de vida”, su entorno, sus herramientas... Todas juntas y al mismo tiempo plantean las cosas de un modo más clarificador y me hacen reafirmarme en los modelos en los que creo.

La inteligencia hoy se considera múltiple, formada por varias inteligencias: la musical, la espacial, la matemática, la lingüística, la cinético-corporal, la interpersonal, la intrapersonal y la naturalista. 

No es habitual reconocer en nuestro alumnado aquellas inteligencias en las que destacan, sino uniformizar y considerar una única inteligencia para todos/as. Nuestra tarea como maestros es identificar las inteligencias en las que destaca cada uno/a de nuestros/as alumnos/as; para aprovecharlas y perfeccionarlas en la medida de lo posible, personalizando los métodos, contenidos, actividades,, participación, ambiente del aula, evaluación... Y para ello seguimos tratando de aprender, tratando de mejorar nuestro trabajo para conseguir que sea habitual reconocer las diferentes inteligencias en nuestro alumnado y aprovecharlo.

Podemos y debemos evitar el aburrimiento y desmotivación de nuestro alumnado. Para ello deberíamos personalizar los contenidos; trabajar las competencias básicas; usar las herramientas tan habituales para nuestro alumnado, lo que es su modus operandi (las TICs). Impedir que caigan en la pasividad desarrollando el espíritu crítico y el pensamiento propio. En fin, usar modelos metodológicos que permitan personalizar al máximo los aprendizajes.

Las nuevas tecnologías y métodos como “paisajes de aprendizaje” son ideales para personalizar los procesos en el aula, para aprovechar y desarrollar las diferentes inteligencias que individualizan a nuestro alumnado, convirtiéndoles en únicos. ¡Como debe ser!