Tumgik
lovelauraior · 3 years
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Los nuevos cubículos
El reloj marcaba las 11:27 PM de un miércoles de semana de exámenes, donde en un cubículo sin número se escuchaban los jadeos y murmullos ahogados de una pareja.
La universidad autoriza que las instalaciones estén 24 horas abiertas pero a puerta cerrada, se podía escuchar gente en los cubículos, apretando las teclas de los pianos, tocando a diestra y siniestra sus instrumentos, tomando aire, y moviendo los dedos. De igual manera entre pausa y pausa se escucha el sonido de los encendedores y caladas de los cigarrillos. Estaban igualmente los cubículos con ventana pero, con las nuevas actualizaciones arquitectónicas, se habían instalado una serie de 10 cubículos, los cuales, no tenían ventana, por la cual la gente podría ver si había alguien o no en ellos, los cuales estaban insonorizados, con placas anecoicas, y una placa de vidrio que da una vista espectacular de la ciudad la cual no se podían abrir,  una alfombra roja, un espejo de grande y una luz tenue, pero funcional. Tales cubículos no se podían usar mucho, ya que había que firmar unas formas para usarlos, pero igual forma, eso no detuvo a ese par de colarse y no perder el tiempo.
Eran las 5:33 PM cuando aquella muchacha delgada, de pelo negro largo, sedoso, de piel blanca y de ojos lindos con su cello en la espalda entraba por las puertas de la facultad de música y arte dramático en el bloque Q, con aquel vestido blanco de fresas corto deslumbraba a todos, alumnos, administrativos y seguridad. Se acercó al celador de las llaves, pidió el salón Q304, entró, cerró la puerta, saco el cello de su estuche BAM y empezó a estudiar. Pudo pasar el tiempo entre sonata de Bach y el concierto de Saint-Saens, sin igual los segunderos le cogían ventaja al minutero, hasta el hecho de que alguien se asomó por la ventana de la puerta y  toco la puerta del salón de Cello.
-Oye, Una pregunta ¿De casualidad tendrás un lápiz que me puedas prestar?
-Déjate de hacerte el marica, sabes que sí y además, se supone que ibas a llegar a las 5, no a las 8:40 PM, y no influye que te hayas peinado, y colocado el sweater y la corbata que me gusta.
El joven simplemente entro se miró en el espejo, se acomodó las gafas y paso su mano por su cabello tratando de darle forma, después de eso le quito el cello de entre las piernas lo puso en el piso, le cogió la mano a la delgada jovencita y al levantarla la cogió de la cintura y le planto un beso. Ella en negativa le voltio la cara y lo aparto con su brazos.
-Oye que te pasa, dijo ella con cierto tono de asco. Llegas a interrumpir mi estudio, no respondes mis llamadas y aparte de eso llegas tarde, no debería ni haberte dejado entrar, es más cuando te vi por la ventana debí simplemente ignorarte.
-Sabes que no puedes hacer eso chiquita, sabes que tenemos que estudiar el dueto de Hindemith, dijo el muchacho. Además sabes que ese es nuestro parcial de música de cámara de este semestre, y yo no tengo la culpa de que me hayan colocado con la mejor cellista de toda la cátedra de cello y que además es la principal solista y líder de cellos de la orquesta de la universidad.
Buen punto, dijo ella,- En fin Dale pues, no tengo todo lo que resta de la noches, se supone que tengo que salir de aquí a eso de las 10.
-No te preocupes, no te he fallado, y hoy no será la excepción, es más ¿Cuándo te he fallado? La flaca hizo una cara de desaprobación y cuando iba a abrir la boca él dice.- No respondas a eso…
Empezaron con el ensayo, era obvio el disgusto y la rabia de la joven por la tardanza del muchacho, pero al verlo armar el instrumento y calentar rápidamente se le paso, al fin y al cabo lo amaba, fue durante un Mahler 2 en el 5 movimiento en el coro final que él se le acercó al odio y le pregunto: Tu veux être ma copine? Y bueno ella misma sabe lo que le respondió. Paso el tiempo y ambos se les fue volando cuando si darse cuenta eran las 10:30 de la noche
¡Coño¡ Exclamaron ambos, - Se me hizo tarde, dijo la joven, no te preocuopes, si?
-Todo estará bien, al fin al cabo estas con el principal de clarinete y con el director asistente.
-Si si aja, eso no evitara que me maten al llegar a mi casa.
-No te preocupes eso ya está solucionado, ya hable con tu papá, es más mejor para calmar el ambiente mejor acompáñame a la maquina expendedora que te conviene.
Ambos dejaron los instrumentos y salieron del salón Q304, bajaron de piso y en las maquinas se pusieron a hablar, tanto hasta el punto que llegó el tema:
-¿Oye y tu ya pudiste estar en los nuevos cubículos?
-No la verdad, están como prohibidos, es como un tabú usarlos, dicen que hay que llenar una forma y que tales pero eso da como pereza, ¿y tú?
-Pues algo así, he estado en ellos sin permiso, pues dicen lo mismo, yo me meto igual, como están insonorizados y no tiene ventana en la puerta no hay como que mucho puedan hacer para saber que estás ahí, es más como que no te dejes pillar y ya, igual por ahí escuche en la cafetería que los utilizan más para culiar que otra cosa
_ Ya veo…
-Si… y si mejor los usamos para estudiar tu y yo, por ahí dicen que unos tienen piano. Levantando la ceja el joven termina de convencer a la hermosa del vestido de fresas.
-Está bien pero si nos regañan diré que es tu culpa, no haré que me quiten mi beca por esto.
Los chicos entraron al Q304, ella saco el cello y el solo su celular
-Ey porque solo tu celular, dijo ella con duda.- Ya me duele la boca dijo él, vamos mejor antes de que se haga más tarde, mira ya son las 11:05 PM.
Ambos se supieron escabullir para llegar a esos nuevos cubículos, el abrió una puerta al azar y estuvo de suerte al atinarle a uno con piano. Ella entro primero, puso el cello el piso y se sentó. El entro, cerró la puerta con seguro y se sentó en la silla del piano.
Tocaré esto para ti que apuesto que no te la sabes y que jamás es tu vida lo has tocado para romper el hielo. En ese instante el empezó a tocar el acampamiento de piano del Cisne de Camille Saint-Saens, y sin dudarlo ella, con los ojos cerrados empezó a tocar la bella y hermosa melodía, al cabo de la mitad de la obra el empezó a tocar más piano el acompañamiento y puso sentir la expresividad de ella, al punto que paso de golpe y sin dudarlo se paró de su silla y la beso, ella sin dudarlo le siguió el beso y enseguida lo alejo y le dijo: Oye, no podemos hacer esto, y si nos descubren. No te preocupes, eso no ha pasado nunca y no pasará hoy.
Sin dudarlo un poco bajo el cello y empezaron a besarse, él se lanzó firmemente sobre ella al punto de estar ambos sobre la alfombra de color rojo. Él la agarraba de la cintura como si el tiempo no estuviera a su favor y torpemente con una mano, trataba de quitar el sujetador al punto del tercer intento lograrlo, sin dejar de besarla, ella por su parte más con sus ojos sobre la puerta se empezaron a blanquear cuando el empezó a bajar por su abdomen entre besos mientras subía violentamente su vestido, hasta el punto que logro bajarle las bragas sin que ella se diera cuenta, y sin marcha atrás empezó a chupársela con todo el amor y delicadeza que aquel aparato femenino, rosado, chiquito y chorreante de flujo podía tener, fue cuestión de tiempo que ella dijera las palabras mágicas: “Ya métemelo por favor” y así fue, el saco su miembro erecto a retumbar y en el suelo la penetro con la mayor de la sutilezas para no hacer ruido, en un momento saco su celular y lo puso a su lado y con el movimiento se dio cuenta queell reloj marcaba las 11:27 PM de un miércoles de semana de exámenes, donde en un cubículo sin número se escuchaban los jadeos y murmullos ahogados de una pareja. Ella de arrebate se paró, cogió al muchacho y lo hizo sentar en la silla y ella sin dudarlo se sentó encima de él y lo empezó a cabalgar como si el mañana no existiera o que a las 7:00AM del jueves tenían que presentar el dueto:
-Te amo, le dijo ella, Yo te amo más le dijo él entre un beso largo que se daban, la verga de él estaba demasiado dura, tal como a ella le gustaba, cuando en un momento de conciencia ambos notaron que no habían usado condón, pero eso ya no importaba, ambos eran una sola persona, unidas por el amor que se tienen el uno al otro y pacto musical. Las venas de él rozaban el interior. Húmedo apretado y calido de la vagina de ella al punto que tuvieron que taparse la boca con la mano del oro cuando simplemente la noche estuvo más estrellada, y sin decir palabra alguna y con la mirada de ella sobre la él entendió que podía hacerlo adentro y eso hizo, se miraron fijamente y ambos entregaron su alma a Euterpe y así mismo, en ese preciso instante, habían creado e interpretado la sinfonía de la complicidad.
Se vistieron, recogieron sus cosas, salieron del cubículo, llegaron al Q304 y sin decir nada, solo entre risas y pequeños pellizcos, recogieron, acomodaron el salón, salieron de la facultad, cada uno cogió un taxi, pusieron la alarma y durmieron, para simplemente esperar su parcial de música de carama a las 7:00AM del jueves.
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