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Caitlin literalmente se sentía en las nubes; no por la ropa cara o porque literalmente le habían dado una habitación más grande que el departamento que ella tenía en Seoul, sino porque sabía que abajo la estaba esperando un chico hermoso con un gatito en los brazos, seguramente, con una sonrisa listo para emocionarse con las cosas más sencillas, y eso a ella le gustaba.

“¿No me esperaron demasiado tiempo, no?” preguntó cuando bajó y el la recibió con su pequeño amiguito en brazos “Vamos, te voy a mostrar como se prende fuego y esas cosas” dijo con una sonrisa, tomándole la mano llevándolo hacia afuera, donde estaba la parrilla móvil que habían tenido que comprar porque aparentemente la mansión en la que estaban no tenía una. “Y así es cómo se hace ¿Simple no?” preguntó mientras se alejaba un poco del fuego que acababa de encender mientras Daniel la miraba con asombro “No es la gran cosa, en serio” murmuró acercándose hacia el para abrazarlo y darle un beso en el hombro mientras cerraba los ojos y sentía el calor de su compañía.

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@lincampbell: annyeong

#i

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La noche había empezado como una simple cena con su mejor amiga, una cena que se había convertido en una de las mayores aventuras de su vida con un chico que para ponerlo en pocas palabras era increíblemente único, así que entonces, cuando el le señaló el Marriot y le dió la opción para pasar la noche ahí ella sonrió “No está bien, no quiero que gaste extra, a parte no me molesta para nada” murmuró con una sonrisa, y le tomó la mano para caminar hasta la entrada, donde Daniel saludó al tipo y le pidió una suite.  Caitlin nunca había estado en un hotel de cinco estrellas, por eso todo le parecía sorprendente desde al ascensor, la decoración de las paredes, y cuando las puertas de la suite se abrieron fue... increíble “Wow” dijo quitándose los zapatos y casi tropezándose en el intento si no fuera porque Daniel la agarró “Gracias” dijo un tanto avergonzada porque si no hubiera sido porque Daniel estaba en un estado igual que ella se hubiera dado cuenta de lo borracha que ella estaba. 

Unos minutos más tarde, se quitó el vestido y los accesorios y los arrojó por ahí “¿Tienes una camisa?” preguntó y Daniel se quitó la que el tenía y se la dió para que se la pusiera, en cuanto Caitlin lo hizo se metió adentro de la cama con él y apoyó su cabeza en el pecho del chico mientras cerraba los ojos y sentía el movimiento de su pecho acompañado del sonido de su corazón. Por dentro pensó que podría acostumbrase a eso, y mientras sentía las manos de Daniel subiendo y bajando por su espalda, ella cerró los ojos y se durmió. 

Lo primero que Rebecca observó al despertar es que estaba en un lugar que no conocía, luego el punzante dolor que tenía en la cabeza debido al vino barato que había bebido ayer... y después vio al Señor Snuffles en una esquina y sonrió mirando hacia arriba, donde encontró a Daniel plácidamente dormido y lo abrazó escondiéndose en su pecho. Hacía años que no sentía lo que había sentido la noche pasada, no sabía lo lindo que era ver a alguien hacer cosas nuevas, ella veía en los ojos de Daniel su verdadera emoción por hacer las cosas más pequeñas, y eso le gustaba, más de lo que quería admitir “¿Estás despierto?” preguntó en voz baja, tratando de no despertarlo en el caso de que no estuviera despierto, sin embargo el la atrajo contra el y después de darle un besito en la frente le hizo saber que estaba despierto “¿Puedo quedarme un rato más?” así que el le respondió quejándose de manera tierna y abrazándola aún más dejando en claro con mucho aegyo de por medio que quería que ella se quedara “Okay” murmuró sonriendo sintiéndose feliz porque hacía mucho tiempo que no se despertaba de esta manera, resaca y todo este iba a ser un buen día.

Justo cuando Daniel pensaba que su noche no podía ponerse mejor, las chicas más hermosas que él y su hyung habían visto en sus vidas habían accedido a ir al club con ellos, y sinceramente se sentía en la cima del mundo. “¿Qué te gustaría tomar?” le preguntó poniendo su mano en la cintura de la hermosa Caitlin en un gesto que parecía bastante inocente pero no lo era en lo más mínimo considerando que en realidad era una advertencia para todos los que la estaban mirando. No era una cuestión de quererla para él o de estar marcando territorio sino más bien que no todos en este club eran tipos con buenas intenciones y juzgando por como tanto ella como su amiga habían reaccionado ante Hoseok, no creía que ella fuera a estar interesada en lo que cualquiera de esos imbéciles podían ofrecerle. “Champagne me parece una excelente opción” dijo guiñándole el ojo y pidió una botella de champagne —del mejor, como siempre— antes de tomarla e ir hacia donde creía que iba a encontrar a su hyung, aunque antes de encontrarlo a él se topó con un grupito de imbéciles que aparentemente no vieron que Caitlin no estaba sola y uno hasta tuvo el descaro de intentar tomarle la mano — hasta que él se adelantó y les hizo saber a todos que la señorita estaba acompañada. Naturalmente eso fue suficiente para sacárselos de encima, pero de todas maneras él sugirió lo del VIP y cuando Taehyung dijo que estaba de acuerdo, el resto fue historia.

Entre tanto baile, bebidas, y pasarla bien, Daniel terminó perdiendo la noción del tiempo y lo próximo que supo fue que estaba en una feria de atracciones muy bonita cerca de la playa. “Ya vas a ver, voy a ganar ese osote. Te lo… sip, te lo prometo” señaló enarcando una ceja y pagó para que le dieran una canastita con pelotitas que tenía que usar para derribar una torre de latas — lo cual no pudo hacer ni siquiera después de demasiados intentos. “Ah, no importa. ¡Me rindo! Señor, quiero ese conejo. ¿Cuánto vale?” preguntó sacando un fajo de billetes de su bolsillo y esperando la respuesta del tipo, que al parecer no se esperaba ver eso y terminó vendiéndoselo por 60.000 won sin dejar de mirar perplejo. “¡Gracias, tenga un lindo día! Noche, en realidad… en fin, gracias, adiós” saludó haciendo una pequeña reverencia, riéndose durante todo el camino hasta Caitlin, que estaba mirando la rueda de la fortuna con atención y cierta fascinación. Dios, era una princesa. ¿Cómo era alguien así de hermosa? “Hmm, ¿qué dice, Señor Snuffles? ¿Usted dice que deberíamos subir? Yo también creo eso. ¿Qué piensa Caitlin? No lo sé, vamos a preguntarle” murmuró mientras usaba la pata del peluche para tocarle el hombro a la chica. “El Señor Snuffles y yo nos preguntábamos si querías subir. Quiero decir, se ve divertido… ambos estamos de acuerdo en eso” afirmó con una sonrisa que se volvió directamente parte de una risa cuando ella asintió y lo tomó de la mano para ir rápido hacia la fila para subirse.

El resto de la noche había pasado prácticamente en un flash, más que nada desde que después de salir de la feria Daniel se inspiró con las aventuras de su hyung y entraron a comprar un vino a una convenience store, tomándolo mientras caminaban por la playa hasta que se cansaron y él decidió llamar un Uber… sólo para que un rato después Taehyung le recordara que no había servicio de Uber en Jeju. “Puta madre, oopsie” murmuró pensando qué mierda iba a hacer, y entonces… “Gracias Diosito, ya te debo dos” susurró al identificar un logo que conocía bastante bien a poquitos metros de ellos. “Pasemos la noche acá, ¿querés?” preguntó mientras apoyaba su nariz contra el pelo de ella, intentando no ser muy creepy y seguro fallando miserablemente en el intento. “Podemos pedir habitaciones separadas si querés, no hay problema” dijo con una sonrisa, disfrutando del contacto de una manera que nunca había experimentado antes. Era extraño, pero el mejor tipo de ‘extraño’ que alguna vez había podido pasarle.

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Lin estaba teniendo una velada hermosa con su amiga, riéndose de cosas, pasándola bien en general, en esto vino el mozo con una botella de champagne “No ordenamos... ¿De qué mesa dice?” preguntó mirando para el costado, donde estaban los denominados ‘asian paki looking rich boys’ “¿Que dice qué?” preguntó mientras el tipo decía una literal frase de The Fault in Our Stars, para luego decirle que ‘eso mismo había sentido el señor al verla’ “¿Debería aceptar el champagne?” le preguntó a Rebecca y ella le dijo que si “Bueno, muchas gracias. Dele las gracias de mi parte” dijo con una sonrisa, para luego darse vuelta y mirar a la mesa de los chicos y sonreir. “Hay uno que es agradable a la vista” dijo probando un poco de champagne “Dom Perignon tenía razón tho, esto realmente se siente como las estrellas” murmuró mientras observaba la langosta que le acababan de dejar encima de la mesa “Fancy”. No había desmasiadas ocasiones para arreglarse así con su mejor amiga, y mucho menos de comer de la manera en la que estaban comiendo, así que Caitlin estaba disfrutando cada uno de los segundos “No quiero pensar en que después tengo que ir al departamento a comer galletitas” murmuró, haciendo un sonido de satisfacción, porque la comida estaba muy buena. 

“Te dije que gastar 10,000 wones en esa rifa iba a servir de algo” dijo subiendo y bajando las cejas mientras terminaba de cerrarse el calzado  y se miraba en el espejo  “Si, creo que esto es suficiente” murmuró subiendose las tetas para que se le viera un mejor escote.  Así que después de caminar por quince minutos hasta llegar al restaurante, porque no había manera que las dos pagaran un taxi hasta allí, entraron al restaurante donde ella les dijo que tenían una reserva para “Campbell” y el tipo las llevó a una mesa para dos y le dio los menús.  “Mirá lo caro que está todo” dijo mirando todo lo del menú “Esta chiquita se va a comer terrible langostita con champagne” suspiró, porque hacía bastante que no comía algo diferente que galletitas de agua y ramen “No mires, pero nos están mirando” dijo tratando de no ser evidente mientras espiaba encima de su menú. 

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“Te dije que gastar 10,000 wones en esa rifa iba a servir de algo” dijo subiendo y bajando las cejas mientras terminaba de cerrarse el calzado  y se miraba en el espejo  “Si, creo que esto es suficiente” murmuró subiendose las tetas para que se le viera un mejor escote.  Así que después de caminar por quince minutos hasta llegar al restaurante, porque no había manera que las dos pagaran un taxi hasta allí, entraron al restaurante donde ella les dijo que tenían una reserva para “Campbell” y el tipo las llevó a una mesa para dos y le dio los menús.  “Mirá lo caro que está todo” dijo mirando todo lo del menú “Esta chiquita se va a comer terrible langostita con champagne” suspiró, porque hacía bastante que no comía algo diferente que galletitas de agua y ramen “No mires, pero nos están mirando” dijo tratando de no ser evidente mientras espiaba encima de su menú.