Tumgik
juanguillermotejeda · 4 months
Text
AMSTER, entrevista de Juan Guillermo Tejeda para el Catálogo Razonado de Mauricio Amster (2022)
Tumblr media
¿Cuándo y cómo conociste la obra de Amster?
De toda la vida. Para mí Amster es desde mi niñez, desde el Silabario Hispanoamericano, que yo entiendo que lo hizo él, me parece que tiene todas las características, aunque no está firmado. Desde que aprendí a leer, pa-pe-pi-po-pu, ma-me-mi-mo-mu, y yo aprendí bien niño. Yo no tenía idea que era él pero de los libros que había en mi casa, la mitad o más los compraba mi papá en las librerías que había en el centro. Había algunos que compraba en la Librería Francesa que no eran de Amster, pero la mayoría los hacía Amster para editoriales como Zig-Zag, Ercilla, Universitaria, Universidad de Chile, Pacífico, etc. A mi el colegio nunca me gustó, nunca entendí qué hacía yo ahí, ni por qué me necesitaban, ni cuál era mi aporte. Fui, dentro de todo tenía buenas notas, los compañeros no me molestaban… Mi mundo: mi mamá era liberada y feminista, o sea no estaba en la casa, entonces estaba yo y una empleada que no estaba mucho y en la noche llegaba mi papá, estaba un ratito y se iba a acostar, así es que yo me pasaba el día con los libros. A veces me venían a ver algunos amigos pero la biblioteca era para mí una fuente inagotable de placer y de compañía, como decía Descartes, que leer es acompañarse de las mejores mentes de todos los tiempos, uno se hace amigo de todos estos seres que uno va investigando. Y ahí estaba Amster. Lo descubrí cuando me fui a España y volvía a Santiago, tenía una pulsión por ir a la calle San Diego, a las librerías de viejo, y lo que veía ahí eran los libros de Amster. Los libros chilenos producidos entre el año 1940 hasta que me fui de Chile, hasta el golpe. A partir de esa fecha Amster ya no tenía mucho que hacer, estaba ya medio desplazado de las editoriales. A mi la palabra nostalgia no me gusta porque no me representa para nada, si no que ese recuerdo vivo y emocionante y bonito de toda esa cultura y que para mí estaba ligado además porque como mi papá era escritor, a la casa venían no sé si muchos pero para mí muchos, de los autores que escribían esos libros, de manera que venían Braulio Arenas, Eduardo Anguita, Tito Mundt, Enrique Araya… no sé, toda la gente que publicaba. Para mí era como una familia y Amster era el cocinero. Empecé a ver de a poco la importancia que tenía este señor como articulador morfológico, de forma, de todo lo que pasaba en un libro. Yo nunca decidí mi profesión porque a mí lo que me gustaba realmente eran los libros y las revistas. Eso tiene una parte estética y una parte literaria, una parte artística, morfológica, de forma y color, y otra que tiene que ver con la literatura, con la palabra. Las dos cosas estaban unidas por Amster. Era él quien sabía juntar la tradición del libro, la tradición de las artes gráficas, con la tradición literaria y con la expresión literaria. Eso hacía de Amster un personaje fundamental para mí de mi infancia
2. ¿En qué momento comenzaste a juntar sus libros?
Amster está en todo. Lo que pasa es que él se esconde, a veces se pone, a veces no se pone, se pone de distintas maneras… Yo vine a encontrarlo el año ochenta la primera vez, el año ochenta y dos, la segunda un poco más, y Amster había muerto ya. No lo conocí, pero le comenté a la Roser Bru y ella me dijo que conocía a la viuda. Fui a hablar con la Adina probablemente cuando ya volví del todo, el año ochenta y ocho. Me acuerdo que llegué a Chile y estaba muy ansioso con todo lo que me pasaba, creo que fue el periodo más ansioso de mi vida, la vuelta a Chile. Más difícil que irme, cuando llegué a Europa me sentía extrañamente confiado, aunque de repente tenía pataletas del terror porque me quedan 200 dólares y pensaba, no sé que voy a hacer… Me las arreglé. En cambio, la vuelta a Chile fue muy difícil porque mi generación me cerraba las puertas en el sentido de que yo tenía todo en Europa ¿pa qué me vine? Si ya tení de todo, ¿pa qué vení pacá? Me costó mucho e iba a un psicólogo y le conté que yo iba a la Biblioteca Nacional en la mañana y pedía antiguos impresos chilenos, quería averiguar mi apellidos, las actividades de mi abuelo y tal. Y me dice, bueno pero eso es una cosa testimonial. Él lo encontraba medio ridículo que hiciera esto. Y para mí eso era muy importante y estaba ligado a toda la literatura, todo lo que se publicaba, y finalmente a Amster. Amster ocupó también mucho el patrimonio visual chileno, hay muchas cosas de patrimonio visual que pasan por la fórmula de él. Me hice una sola persona con Amster pero no le contaba a nadie, era algo que yo vivía como cosa mía. Y ahí empecé a coleccionar todos estos libros.
Cuando me fui necesitaba plata para irme. Mi familia me ayudó, pero igual quería más. Y entonces me dio por vender la biblioteca de mi papá, donde estaban todos estos libros de Amster. Y la vendí a un precio bien malo. Yo tenía un bronce de una tía y todos los libros no valían lo que el bronce. Estábamos todos muy nerviosos. De las cosas que me he arrepentido en mi vida es haber vendido esa biblioteca. Entonces y de a poco inicié una penosa reconstrucción, pero también me gustaba porque iba a San Diego, hablaba con estos viejos. Había más ambiente en esos años en aquellas librerías, ahora si tú vas hoy día no encuentras lo que había. Todos los libros de la generación de mis padres estaban allí a la venta y por lo tanto podía hacer compras en cada viaje que hacía de Barcelona a Santiago, seguir comprando y reconstituir así la biblioteca de mi papá. Incluso hace no mucho, unos ocho años, encontré un libro, no era de Amster, era un libro argentino empastado en cuero que había tenido mi papá en su biblioteca, las Obras Completas de Homero, de Joaquñin Gil Editor lo revisé y ví que estaba la firma de mi papá en la primera página. Era el mismo libro que había estado en mi casa, en la biblioteca de mi padre, me puse como a temblar cuando me dí cuenta. Me costó caro, no me acuerdo pero lo pagué al tiro. Así fui recuperando la biblioteca en la que me había formado, la biblioteca de mi padre, que era de un gusto al que yo suscribo. Los autores están allí por el canon, hay un canon de autores, no cualquier autor entra, y cada autor está relacionado con los demás. Y tienes a Thomas Mann, que ha leído a Goethe y tienes a Goethe que ha leído Shakespeare. Un red. Y también abarcaba lo visual, que a mi padre le gustaba mucho, la parte del arte, ilustraciones antiguas, enciclopedias, mapas. Yo he continuado con quien dijera con la carpintería de mi papá, imaginando que él era carpintero y yo también, heredé el negocio. Recuperé todo o casi todo y rehice toda la biblioteca. Afortunadamente las piezas más valiosas que tenía cuando me fui no las había vendido y las dejé en casa donde mi mamá, no eran muchas, el diez por ciento de la biblioteca pero igual unos doscientos o trescientos volúmenes. Todavía los tengo. Tengo los libros que leía cuando niño, y luego en la parte más juvenil o adulta de lecturas apareció ya con propiedad Amster.
3. ¿Cómo describirías el vínculo que sientes con su obra?
Para mí es una figura fundamental. A pesar de que es un personaje, por lo que yo he leído, maniático, difícil, osco, autodestructivo, etc. Con una serie de características que a lo mejor no nos habríamos entendido bien. Al parecer tenía un sentido del humor negro. Era bajito, los bajitos nunca nos llevamos tan bien. Me siento muy identificado con su mirada transversal en el mundo del libro. Obedece a algo que a mí me hace mucho sentido, las artes y oficios, arts and crafts, un mestiere, una manera de hacer. Como un carpintero, un tornero, un ceramista. Es una persona que hace libros. Se preocupa de cómo se va a imprimir este libro. El ponía “proyectó la edición: Mauricio Amster” porque es un poco ese su oficio. Amster jugaba todos los roles. Hacía portadas, viñetas de portadas, hacía tipografía, caligrafía, ilustraciones interiores, programaba los cuadernillos. De las encuadernaciones se encargaba la Adina que trabajaba en encuadernación. Él realmente era un experto en todo lo que tuviera que ver con el libro. Porque él era un bibliófilo, un hombre que leía no sé si seis u ocho idiomas, y yo he logrado leer un poco más de mis idiomas que no son tantos ahora gracias a la pandemia. Todavía no los leo bien pero puedo funcionar con italiano, francés, inglés, catalán y castellano. Y la verdad es que ver un libro en su edición original, leerlo en italiano, en inglés, no tiene nada que ver con las traducciones. Amster tenía esta vivencia intensa con el libro, que yo suscribo. Y luego tiene otra característica que a mí me gusta también, que es medio terrorífico, que en los artistas uno admira la gracia. El saber hacer, el oficio, la ocurrencia pero también la gracia. La gracia es un don de poner las cosas bonitas. Y yo siempre he pensado que no tengo ese don, por eso nunca me ha gustado mucho dedicarme a la pintura, luego las cuelgan en la pared y me da vergüenza después ver las pinturas colgadas. En cambio, me parecía que para revistas era mejor porque eran ocurrentes. Pasa con las portadas de libros. Amster tenía mucho oficio, era ocurrente pero le faltaba gracia, o sea la gracia no era su don, ¿no? Porque hay diseñadores que tienen más gracias. Él sabía de ese don, de alguna forma lo confiesa, lo dice, y tenía siempre un rencor por esto. En su currículum decía que fracasó en sus estudios de pintura. En un currículum de treinta líneas dedicarle una línea a un fracaso juvenil que ocurrió hace cuarenta años, realmente tiene que haber quedado reverberando mucho. Yo, a diferencia de Amster en eso, he cambiado de profesión, he hecho como diez profesiones. Y me han gustado todas. Todas ligadas de alguna manera, ser profesor, diseñador, ilustrador, director de departamento de la universidad dedicado al diseño, tener una empresa de arte y diseño, hice escultura también, hice montones de cuestiones así, asesorías, etc. Para mí la vida profesional ha sido una aventura permanente. En cambio, tengo que la sensación que Amster se sentaba y sabía todo. Estaba todo lo suyo en su escritorio. No se le ocurría por ejemplo ser director del departamento de diseño en la Chile, no estaba en su cabeza. Ahí me siento totalmente diferente de él.
4. ¿Podrías nombrar algún trabajo que sea especialmente significativo para ti?
La colección Ulises para mí es muy importante. La leía a los diez años con un amigo. Por ejemplo Herne el Cazador, o Los muchachos de la calle Paul. Los leí muchas veces. Estaban ilustrados por Coré y diseñados por Amster. Tenían esa tipografía tan agradable, tan abierta, con tanto aire… Unas rayas de colores afuera. Eso yo lo recuerdo con mucho cariño. Después estaba la colección «La Linterna» de Zig-Zag, unos libros horribles, chicos, de gran público, y sin embargo tengo recuerdos de lecturas muy bonitas. Amster para mí es sobre todo lo que hacía más de gran difusión. Pero sobre todo su presencia, esta compañía de un señor invisible que está detrás, como cuando te sirven bien en un restaurante y quienes conocer al cocinero, porque sabes que hay alguien detrás que está haciéndolo.
5. Si no hubiese existido una figura como Amster en la producción nacional de libros, ¿piensas que habría tomado un rumbo muy distinto?
Probablemente, porque Chile estaba bajo dos influencias, la europea y la norteamericana y Amster llega con un grupo de europeos muy importantes que vienen después de la guerra civil española, ese contingente alteró para bien, de manera sustancial, la cultura chilena de entonces, que era de un estilo afrancesado, lo francés era entonces lo moderno. Las elites, las bohemias, el grupo de mi papá, en fin, eran gentes a las que les encantaba toda la cosa francesa. De pronto llegaron al Café Miraflores los españoles. Amster no era español, pero venía con ellos, y así muchos otros, tú abuelo Rawicz que vino después. Es un grupo, el de los republicanos españoles, que tiene una gran influencia en la Universidad de Chile por ejemplo, que en aquella época jugaba un rol fundamental en la cultura de este país. Balmes por ejemplo, llega a ser decano de Bellas Artes, la Roser es una pintora connotada, su marido Cristián Aguadé que hace los muebles Sur que son una visión mediterránea del mueble moderno y así. También la editorial Cruz del Sur es una cuestión importante porque instala una manera fina y a la vez austera de editar. Neruda es como el dueño de estos exiliados, entonces se sube al barco de la cultura española que llega. Germán Rodríguez Arias colabora con Aguadé en la fundación de Muebles Sur y logra hacer el sillón Neruda, que es una pieza fantástica que hizo para Neruda. Neruda le describió el sillón que quería, forrado en cuero de vaca y en madera. Yo diría que Amster fue parte de esta conmoción que llega además en un tiempo en Chile izquierdista, ibañista, que es muy raro porque el ibañismo es un poco facho y sin embargo Ibáñez, aliado con los socialistas, hacen una república mesocrática, es decir, donde los aristócratas no son los más importantes, sino los militares, los empleados públicos, los jueces, los profesores de la Universidad de Chile, en fin. Todo esto empieza ser muy relevante y Amster llega justo en este momento, entonces para este grupo y esta sensibilidad, la figura de Amster es fundamental porque él hace los libros y el libro es como el computador de hoy o como el iPhone. Es como que hubiera llegado a vivir aquí Steve Jobs. Eso es muy relevante para Chile, la llegada de él es providencial y se junta en un momento muy importante, por eso que desde el año cuarenta al ochenta que es cuando muere es el rey de mambo en todo esto
6. ¿Te parece que los aspectos más personales de un creador (su vínculos cercanos, su cotidianidad, su tendencia política, los espacios que ocupó, etc.) ayudan a tener una comprensión más cabal de su obra? - En el caso de Amster, ¿hay elementos de esta naturaleza que hayan iluminado su obra para ti?
Yo creo que sí. Si quieres saber a fondo lo que hizo Amster, evidentemente que su trayectoria es relevante conocerla. Por ejemplo, la trayectoria política es fantástica porque recorre todo el arco parlamentario, desde el comunismo hasta el anti comunismo, pasando por todas las gradaciones intermedias. Es un personaje muy apasionado y parte de su colaboración se hace con los comunistas, por ejemplo, traduce él mismo y diseña el Manifiesto Comunista… y termina trabajando para Marco Chamudes en la revista PEC, que es una revista que recibe dinero de la CIA para combatir el comunismo en Chile. En ese sentido, arroja otra luz ver esta trayectoria que lo hacía sufrir mucho porque cuando él abandonó a los comunistas tuvo que pagar un precio muy alto, su relación con Neruda por ejemplo, se fracturó, para él era muy importante. Le pasaban cosas así, terribles. Yo viví y disfruté y degusté la obra de Amster sin tener idea de quién era, ni con quién estaba casado, ni cuando había llegado ni nada. O sea, sin su biografía… lo que hizo en Chile fue elevar el listón, subir el nivel de las publicaciones gráficas de las ediciones en Chile. Llegó un hombre que se manejaba en las nuevas ediciones de la República española, que se había formado en Berlín y llega aquí donde hay unos compadres que hacen lo que pueden y que normalmente el diseñador es un empleado, un operario de la imprenta. El que cuenta es el imprentero, el empresario que compra una súper máquina, las nuevas imprentas llegan preferentemente a Valparaíso hacia 1900 y ahí se instalan las nuevas imprentas que imprimen cuatricromía y hacen cosas de lujo. Como las cajas de las galletas McKay y todas estas cosas. Ahí están y los que vienen son a lo mejor gringos o algo así, pero son técnicos, personas que diseñan a partir de la maquinaria para el jefe que es el dueño de la imprenta. Ahora, Amster cuando llega es otra figura, es un personaje que no pertenece a la imprenta y en el caso de Zig-Zag al principio lo nombran prácticamente a cargo de todo y después de un rato se pelea, tiene un problema con Zig-Zag, con las tarifas o algo así. Porque él hacía de director de arte y distribuía las portadas de los libros pero algunas se las dejaba para él porque le gustaba meter un poco su mano, es entendible. Él le dio pega a muchos ilustradores chilenos y generó un corpus de obra gráfica de autores chilenos súper importante. Por ejemplo, lo que hizo Gustavo Carrasco Délano en la colección de autores chilenos que dirigía Alone, eran libros con portadas de acuarelas de Carrasco y diseño de Amster. En Zig-Zag colaboró con Coré, con la revista El Peneca, hubo muchas revistas que también diseñó Amster, o las rediseñó, o sea dentro de la editorial hizo de todo… a él le gustaba mucho armar las Colecciones, poner en línea las cosas, que se notara bien el formato de las Colecciones, cada una con su logo, su nombre, el listado en las últimas páginas de las demás obras publicadas en la misma Colección, o sea fue armando las diferentes colecciones orientadas a públicos diferentes de la biblioteca Zig-Zag, y esa postura es súper significativa.
Normalmente estos profesionales de las arts and crafts son solitarios porque tienen sus talleres aunque tienen una red de contactos pero Amster era un compadre solitario, le gusta trabajar en su casa. Creo que es una figura estructural fundamental en nuestra historia cultural. Lo que pasa es que no es muy conocido ni va a ser nunca muy conocido porque el oficio de él es un oficio del mediocampo, no mete goles, es un articulador, un productor gráfico, tampoco es productor, es un diseñador, y un diseñador en general no tiene que brillar, no hace lo que hace un pintor o un escultor que brilla, es la persona que está detrás y que hace que todo sea lo que tenga que ser. Es un héroe un poco anónimo, oculto, que no puede brillar, que no quiere brillar, que no tiene que brillar
7. Si alguien no conoce la obra de Amster, ¿qué le sugerirías que revisara en primera instancia?
Nada, que no lo conozcan. Amster es para los gourmets, los especialistas. Es para gente que realmente aprecia lo que es un libro bien encuadernado, con un margen que puedas poner el pulgar y no tapes las letras, con un interlineado, etc. Esto la gente, en principio, no lo conoce ni tiene por qué conocerlo. Cuáles son las leyes que hacen que una escalera esté bien hecha y puedas subir y no tropieces o te caigas, y además sea bonita y además la recuerdes y además sea funcional, etc. Para hacer esa escalera se necesitan unos diseñadores de escaleras, unos arquitectos que sepan eso. Pero no es ese el señor que va a brillar y que va a ser conocido porque está haciendo un trabajo que es súper complejo, que es mezclar elementos funcionales con elementos estéticos, con carga cultural, con una serie de cosas que están allí como en sordina.
Yo caché prontamente que la mía era una chifladura que no iba a ser compartida por mucha gente porque a la gente le gusta algo reconocible, ahora Amster tiene cosas reconocibles, tiene libros caligrafiados por ejemplo, que son reconocibles, ahí está su mano. Tiene los libros que hizo para la Sociedad de Bibliófilos que son casi todos horribles porque les metía demasiado recurso gráfico. Tenían relieves, dorado, cuadernillos raros, tapas que se abrían para el otro lado, cajas, todas estas cosas que son un poco enredadas. Pero los libros de él, que funcionaban a través de Zig-Zag son estupendos, son los mejores y la llevaron durante cuarenta años en Chile, formaron generaciones de personas que se educaron y que se formaron y se profesionalizaron con estos libros en una época donde no había un mercado global y aquí, sí, llegaban libros de México, de Argentina, de España, que eran medio despreciables porque había censura, estaba Franco y por lo tanto era medio fome, para un intelectual los españoles no eran realmente atractivos. De Argentina sí que llegaban aunque pensemos que Chile exportaba 200 o 300 mil libros al año. Todavía estaba este ambiente de los presidentes radicales, donde el libro, la escultura, el silabario, la escuela pública, el co- legio fiscal, la Universidad de Chile, la Universidad Técnica del Estado, eran la palanca del éxito para mucha gente. Ahí estaba Amster. Ahí estaba el libro y ahí estaba él pero sin que nadie supiera de todo esto. Ese es su dolor y su gloria. Coré es una estrella. Amster también era una estrella, pero de otro tipo. Uno de esos que soportan el peso del mundo, que yo los admiro, pienso que esos son los mejores, los que llevan el peso de la cosa. Ese es Amster.
0 notes
juanguillermotejeda · 7 months
Text
Tumblr media
para leer la entrevista hacer clik en wordpress
0 notes
juanguillermotejeda · 7 months
Text
Tumblr media
entrevista completa en pdf : pulsar arriba en wordpress.com
0 notes
juanguillermotejeda · 9 months
Text
EN EL MOSTRADOR
https://www.elmostrador.cl/autor/juantejeda/
Tumblr media
0 notes
juanguillermotejeda · 9 months
Text
TRABAJO INÚTIL
el libro está agotado... aquí encontraréis un pdf para que dejéis de trabajar en estupideces, se puede descargar ahí donde hay una flechita
Tumblr media
https://juanguillermotejeda.wordpress.com/2023/07/29/trabajo-inutil/
0 notes
juanguillermotejeda · 10 months
Text
Tumblr media
posteos facebook ––––––––––– fcbk es para oldies, me dicen, pero yo desde la cumbre de mis años no oigo tan bien como antes, y no me doy por enterado. Mucho más libre y sencillo que publicar en un diario o en una revista, postear en mi muro de facebook ha llegado a ser una ocupación seria para mí y lo hago cada día después de desayunar, es algo que ilumina completamente mi día y estoy obteniendo casi siempre entre 30 y 100 likes, a veces menos, a veces también comentarios y reposteos. Ya por la noche me duermo pensando un poco por dónde podría ir mi divagación aunque aun está todo abierto, y trato entonces al otro día de poner algo de mis experiencias, y algo de mis preocupaciones o reflexiones, al final tengo algunos seguidores leales, en mi página figuran unos siete mil pero los fieles son algunos cientos, no más. No me editan, hay menos censurillas, el formato es libre. Con algunos de esos posteos hice por invitación de Marcelo Mendoza el libro Monster en su editorial La Mandrágora. Amo escribir esos textos y ahora voy más disciplinado, cuido más el estilo que lo quiero intuitivo y racional a la vez, un poco que recuerde el lenguaje oral o de redes sociales, otro poco puliendo los énfasis, las repeticiones, etc., hago sólo uno al día y cada día, trato de subirlos pase lo que pase, que me han pasado cosas y sin embargo he logrado cumplir, el nuevo formato que está a mi modo de ver más sólido dura ya unos meses. Os invito a visitarlos. En el diario El Mostrador suben uno cada finde. Yo creo que con todo esto estoy armando algo que aun no se despliega del todo aunque está en proceso y lo veo lleno de vida. Os amo.
0 notes
juanguillermotejeda · 11 months
Text
son fotos que hice en ese tiempo de Allende....
Tumblr media
0 notes
Text
CLASSIC POP ––––––MATÍAS RIVAS ENTREVISTA A JUAN GUILLERMO TEJEDA A PROPÓSITO DE LA EXPOSICIÓN FEROCITAS
Tumblr media
¿POR QUÉ MUESTRAS ACUARELAS?
Cuando estudié Bellas Artes me di cuenta de que era más bueno para el dibujo que para la pintura. Tenía una facilidad natural. Incluso me retaban por ser demasiado bueno. Me entendía con los que eran más dibujantes, la Gracia Barrios, Nelson Leiva, o Reinaldo Villaseñor. Una vez trazado un dibujo, la manera de transformarlo en pintura es meterle color, lo han hecho muchos grandes maestros. Durero o Ingres por ejemplo. La acuarela sobre lápiz permite que el dibujo mande. También está el hecho de haber trabajado durante años como ilustrador, en Barcelona, entonces recurrí mucho a la acuarela. Esta serie la empecé hace como diez años. Pinté primero unas 20 acuarelas, boté 10, después hice más. Pasaron seis meses, y empecé de nuevo. Hice una muestra en Viña del Mar en la galería Modigliani de mi amigo Dino Samoiedo, y la verdad es que a la gente le gustaban, eso me pareció, miraban, se reían, comentaban... Después, con los años, fueron aparecieron más, otras más y vino el tema de los marcos, de ponerlas en marcos viejos. Entonces las acuarelas empezaron a ser una presencia en mi estudio. De repente tenían coherencia interna. Pero dudaba de hacer o no una exposición, pedía opiniones... Al final me dejé caer por el barranco.
EL NOMBRE FEROCITAS ¿DE DÓNDE LO SACASTE?
Es que entretanto me puse a leer a los clásicos, y en Cicerón, que a mi profe Rafael Otano le gustaba mucho, encontré un párrafo acerca de las edades del hombre. Distinguía la pueritas, que es la edad de los niños, la gravitas, de los viejos, y la ferocitas de los jóvenes. El varón joven, dice, tiene una cierta manera de andar achorado, medio feroz. Tiene mucho que ver con el cuerpo masculino que sale de la infancia en busca de guerra, de identidad.
YA QUE MENCIONAS A GRACIA BARRIOS Y A BALMES ¿A QUÉ PERÍODO DE TU VIDA TE REMITEN?
Para mí la Universidad de Chile fue una salvación. Ahí me recuperé como persona. Lo había pasado muy mal en el Liceo Alemán, que era una cosa espantosa, con una vida desagradable que los curas se encargaban de empeorar aún más. En cambio la Chile, la Escuela de Bellas Artes, fue para mí como estar en mi casa. Con mi padre yo había tenido una formación artística laica, éramos niños y escuchábamos hablar de Proust o de Thomas Mann, en el tocadiscos sonaban Bach, Louis Armstrong, Gardel, no quiero parecer pesado porque era algo natural, muy de mi padre, sus libros, sus penas, sus bares, sus amigos. En Bellas Artes volví a un mundo similar. Me di cuenta que había una escuela parecida en todas las grandes ciudades, éramos parte de una red mundial de artistas. Los artistas, además, se conectan muy bien con el pasado. Estudian a Velázquez o al Bosco como si fueran amigos personales.
¿QUIÉNES TE MARCARON DE ESA ÉPOCA?
Nelson Leiva fue quizás el más importante para mí, primordial. Gracia Barrios y Balmes también. Y Adolfo Couve, Marta Colvin, Carlos Ortúzar, Martínez Bonati, Iván Vial. Me siento parte de ese mundo.
¿A QUE TE REFIERES CUANDO DICES CON QUE PERTENECES A ESE MUNDO?
Sostengo que siempre he hecho arte, incluso cuando se trata de algo que no es considerado específicamente como arte. Por ejemplo, si hago una etiqueta de vino me pongo en el tema con la misma cabeza con que uno puede hacer una pintura. No todos lo entienden. Creo que me ha tocado vivir una época del arte un poco rara, un mal momento, donde hacer arte se ha ido transformando en una serie de ceremonias hechas por los artistas para los artistas, para los curadores y los críticos. En ese sentido me siento más cómodo con los sitios web o las asesorías estratégicas o el diseño. Tal vez ahí es donde está finalmente el arte de hoy, esta cosa de las bienales, de los museos, las galerías, siendo también interesante y bonita, tiene a veces un algo fracasado, son como un micromundo... Empecé a trabajar a los 16 años en revistas como Paula o Plan, o en La Nación. Me impresionaba que mis dibujos estuvieran en todos los quioscos, era emocionante.
ESA ES UNA ACTITUD POP
Es que el pop para que sea pop tiene que estar en la calle. Sin público amplio no existe el pop real.
QUÉ FIGURA CHILENA CONSIDERAS POP?
Nicanor Parra es lo pop chileno. Yo me siento muy cerca de él, hice los dibujos de los Artefactos cuando era un joven. Me gusta mucho su pretensión de estar con un pie en la calle y con el otro en el infinito artistico.
HAY ALGO EN TU CONDICIÓN QUE NO SE RINDE ANTE EL PESIMISMO NACIONAL
Para mí la energía es algo fundamental en el arte. El arte moribundo, dejado, tristón, no me atrae mucho. Claro que para ganarse un Fondart o un Premio Nobel es mejor ser lúgubre, si eres muy alegre no tienes muchos puntos. Es la vieja rivalidad de la tragedia, más elegante, con la comedia, más cercana a la gente.
ESA APUESTA TUYA TE HA TRAIDO PROBLEMAS CON EL MUNDO DE ARTE CHILENO, PERO TAMBIEN TE HA TRAÍDO SATISFACCIONES. ¿COMO DESCRIBIRIAS ESA TENSION?
Siento que me han dejado fuera, y con razón, porque yo me fui del arte propiamente tal. Además vivi 14 años de un exilio donde igual logré ser reconocido. No veo grandes fronteras entre el diseño y el arte, me da igual una cosa que otra, pero la gente necesita etiquetar, poner fronteras, establecer aduanas y peajes. A mi me gusta is donde está la acción, donde está la gente, el erotismo, el enredo. Me atraen las obras o los productos mucho más que los gestos, y los artistas de hoy se han especializado en lo gestual. Considero modestamente que lo que hago tiene una estructura interior propia, o sea no necesito arrimarme a ningún formato. Mi obra, si lo es, se sostiene sola porque está hecha desde la verdad, desde mi mismo. No trato de ser nada ni de demostrar nada. Si quiero dibujar dibujo, si no quiero no me siento obligado. Aunque no siempre lo acompañe uno la inspiración.
LA INSPIRACION PARECE HABER DO EXTINGUIDA DEL VOCABULARIO SOBRE ARTE
La inspiración tiene que ver con las emociones, con las experiencias, con el estado de ánimo, con el ser en estado puro, Es verdad, está un poco desprestigiada en el arte de hoy, donde brillan más los operadores, los instaladores, los coradores, o sea los estrategas artisticos. Es el arte como guerra, no como asunto. del corazón... Para mí que existen la felicidad y la infelicidad, ambas. Si fuésemos siempre felices no hariamos nada. Uno necesita ciertas cosas y quiere conseguirlas: eso es la vida, así existimos. Se hace arte desde la pasión, desde aquello que te atrapa. Spinoza tiene muy bien definido el funcionamiento humano. Queremos perseverar en nuestro ser, dice, y de ahí que estemos en movimiento, presos de las afecciones, o sea de la tristeza, la alegría, la incertidumbre, el odio, el amor...
EL TEMA LATINO ESTA PRESENTE EN TU OBRA POR LOS TÓPICOS QUE ABORDAS, SIENTES QUE TE HAS APROPIADO DE ESA CULTURA COMO REFERENTE PARA ESTA EXPOSICION
Desde luego, la pintura romana o latina es la primera pintura culta. Para mi ha sido una fuente de inspiración. Incluso un tiempo copié cosas romanas en Barcelona. Me gusta mucho ese espiritu, los colores, aquella especie de ligereza un poco brutal. En esa corriente precristiana hay una naturalidad entre la muerte y la vida, entre el dolor y el placer, entre la guerra y el buen vivir. El talante mediterráneo me golpeó muy fuerte: el gusto por los placeres sencillos tales como acariciarse, comer, beber, dormir la siesta... La sencillez de las cosas que parecen tan difíciles. En Chile hay en cambio una onda anglosajona y alemana. Levantarse muy temprano, ducharse con agua helada, trabajar por miedo al castigo, comer ensaladas con limón y sal, hacer todo con una finalidad... una asquerosidad de vida. Sin embargo por el lado de mi padre mi educación tenía que ver con sacarle partido al instante, no hacer grandes planes para el futuro, disfrutar de la comida, la bebida, del sentido de humor. Desde que llegó el cristianismo estamos un poco frigorizados, viviendo una post edad media muy chilena, que se basa en el horror al cuerpo, el odio al placer, la evitación de la belleza, de la inteligencia, el infinito posponer lo agradable. Lo que yo pueda hacer como artista también tiene que ver con eso, con retomar la raiz clásica que está en nuestros corazones. Vamos a morir, así es que hay que vivir.
¿CÓMO VEN TUS COMPAÑEROS DE GENERACIÓN ESE GUSTO TUTO POR LO ANTIGUO Y LO LEVE?
Formo parte de una generación destrozada por Allende, Pinochet y sus respectivos mandos medios. Quedamos dispersos para siempre. En las obras somos todos muy distintos, pero en las relaciones si tenemos una frecuencia especial. Con Nelson Leiva y con Jaime Calabacero, músico que vive en Holanda, hablamos hasta el día de hoy con un tipo de humor, de ironía ilustrada, de soltura, que la tenía también Adolfo Couve y que la reconozco ahora en sus discípulos.
¿QUE PERSONAJES FUERA DE CHILE FUERON IMPORTANTES PARA TI
Turner, o Caspar David Friedrich, los románticos la pequeñez del ser humano ante la inmensidad y amenaza de la naturaleza. He usado también a Modigliani para los ojos, o para el dibujo de los cuerpos, de los brazos. Mattise fue un ídolo para mi, por su elegancia, así como Picasso, Klee, Cezanne, y los expresionistas alemanes, por ejemplo Macke, o Max Beckmann. Ellos son los pintores de mi formación, de toda mi vida, a los que estudié dedicadamente... A lo mejor no se me nota. Otro grupo de pintores que me producía mucho interés eran los de la Neue Sachlichkeit. Hacían unos trabajos que parecían muñecos de cera, medios terribles, entre monstruitos y bellos, como retratos de la ciudad industrial. David Hockney también me importó. Tiene esa cosa entre ilustrador y pintor, muy británica, un poco alegre y un poco irónica, levemente superficial. O Saul Steinberg, que ilustraba para el New Yorker. Después, los italianos de la Transvanguardia, el grupo Memphis, los alemanes neoexpresionistas, y en Barcelona Mariscal o Tapies. La Sezessión vienesa, Egon Schiele, que también hizo mucho en el tema erótico, Peter Fendi, otro que tal, Topor, en fin...
VARIOS DE LOS QUE MENCIONAS COMO REFERENTES TIENEN ALGO EN COMÚN: EL HUMOR, QUE TAMBIÉN ESTA MUY PRESENTE EN TUS OBRAS.
Trato de que las cosas queden un poquito tiernas, cariñosas, que no sean tremebundas ni muy agresivas, y ojalá tengan ligereza. Me parece muy propio de la cultura romana, mediterránes, y de mi padre, eso de no tomarse nada tan en serio, de vivir con cierto relativismo, Creo que es también la filosofia de los jóvenes, de los que son mis alumnos. Con menos pretensiones logran más de la vida.
TIENES ADEMÁS UNA RELACIÓN PLACENTERA CON HACER CUADROS QUE GUSTEN, LO QUE ES HOY TAN DENOSTADO.
Diderot dice que el gusto borra defectos. Y después habla del genio, que es esta cosa medio explosiva. Ahora está de moda el genio, pero el gusto es relevante para un buen resultado. Yo no tengo naturalmente muy buen gusto, soy un poquito arrotado o de clase media y por eso siempre me junto para trabajar con gente con buen gusto, busco colaboradores de estética minimalista. Esto opera para todo lo que se hace, para la vida conyugal, para salir, para todo. Hay que tener estilo.
¿QUE SERIA TENER ESTILO?
Tener estilo es moverse cada cual de acuerdo con sus propios ritmos, con una gracia que sea creíble, no producida. No es fácil. Para algunos tener estilo es ser cool. El cool número uno es Clint Eastwood, la persona que se inmuta poco, no se altera, y los demás se le cuadran. Yo no soy cool, al contrario, me altero por todo, así es que debo estar atento al estilo. A Clint lo encuentro top, pero un poco fome. Finalmente uno no puede sino abandonarse a su propio estilo, aunque sea un estilo miserable.
EN LOS CUADROS HAY MUCHOS PERSONAJES QUE ESTAN EN CALIDAD DE ROCK STAR. O SEA, QUE CULTIVAN UN ESTILO.
Sí, exactamente, son rock stars. Son personajes de edades que van de la adolescencia hasta la juventud adulta. Están buscando su identidad desde el dolor, desde la pasión. La música es en este momento el único arte que es lo máximo: lo acompaña todo, genera tendencias visuales, moda, eventos, peliculas, diseño, lenguajes... y hace feliz a muchos. Es el arte más influyente.
HAY QUIZA ALGO MELANCÓLICO EN ESA POSE JOVEN DE ROCKERO, LOS ROCKSTAR TIENEN UN LADO TRISTE, REVENTADO.
A mi modo de ver el género mejor en ese sentido es el bolero, que habla de todos los vicios que tiene el amor, pero lo hace con mucha ternura. Yo he tratado un poco de ser como un bolerista, no siempre me resulta, hay que saber acertar para hacer bailable la tristeza. La gracia es que el personaje, el corazón, la cabeza o lo que sea, tengan una humanidad, una parada, una manera de llevar la piel, y en eso son muy buenos los rock stars, aunque quizá están a veces en una zona un poco más violenta que la mía. En la historia del arte los más rock stars son los personajes barrocos de Velásquez, del Caravaggio, los próceres del Mulato Gil... El barroco es grandioso.
EL TRABAJO CON LOS MARCOS DELIBERADAMENTE ESCOGIDOS POR SU BELLEZA PRECARIA AYUDA A ENCERRAR A ESOS MELANCÓLICOS EN UNA ATMOSFERA MÁS PEERTINENTE.
En este caso se trata de marcos viejos, medio llovidos, con una historia a cuestas, que convierten a la acuarela en un objeto más clásico, le dan peso. Los cuadros necesitan una especie de ritualización y los marcos aportan eso. Cada uno ha sido severamente escogido, incluso muchas de las acuarelas han sido pensadas para un marco que me gustaba, adaptando el formato, los colores, etc.
TAMBIÉN TU PINTURA ES BIOGRÁFICA, HAY AUTORRETRATOS Y ESCENAS QUE PARECEN PERTENECER A TUS INMEDIACIONES PERSONALES.
Tengo varios autorretratos. Uno que es como un animal bajo la lluvia, medio penoso cuando lo pinté, pero después lo vi de nuevo y me hizo gracia. Pero además de esos autorretratos explicitos estoy a trozos en casi cada imagen. No creo tener un yo claro y uniforme.
PODRÍAMOS CONCLUIR QUE TU OBRA PASA POR LO ANTIGUO Y LO POP
Quizás sea lógico saltar de lo clásico a lo pop, son sensibilidades que están muy conectadas, tienen mucho en común, algo terrenal, callejero, natural, materialista, abierto. La mitologia grecolatina es puro pop. Para mi lo interesante son los seres humanos en sus detalles, en cambio los programas o los diagnósticos son más rígidos, menos orgánicos. Me gusta lo callejero y también la erudición. Muchos académicos actuales citan mucho, pero no les gustan las fuentes, o sea que citan citas de otros que a su vez citan más citas, sin llegar jamás a los textos madre. Yo creo que un caballero debe ir siempre a las fuentes y además mantener cierta reserva sobre ellas, no ufanarse mucho.
TAMBIÉN HAY UN DESEO POR REVELAR LO PRIVADO EN TUS ACUARELAS.
Tengo especial preocupación por pintar lo pequeño, lo imperceptible, lo que está en los rincones de la casa o del ánimo o de la propia historia. En eso me siento cerca del talante intimista de Burchard, o de Coré, o de Nelson Leiva, o de Nicanor Parra, o de la Juanita Lecaros, o de la escultora Marcek que ahora se llama Marcela Paz González. Es algo muy chileno. Lo privado se muestra de a poco, con cautela.
¿POR QUE TRABAJAS CON ESE DESENFADO EL CUERPO HUMANO?
Mi interés por el cuerpo es algo natural, a veces me siento como un perro. En cuanto a los genitales, son una parte del organismo con mucha fuerza comunicacional, por eso han sido evitados, creo yo. La evitación visual del falo en nuestra cultura es para mi escandalosa. Aún del cuerpo femenino siempre se ha sabido más, se ha visto más. De tal manera que cuando me ha dado por ahí he dibujado lo que caigs, aunque desde hace algún tiempo me interesa menos, estoy ahora mucho con los resplandores y llamaradas, no sé si terminaré esotérico como Blake o Friedrich, ojalá que no.
TUS PERSONAJES, AUNQUE ESTEN ACOMPAÑADOS SE VEN EN UN ESTADO DE SOLEDAD, SIN QUEJAS
Es verdad, esta es una colección de personajes solitarios, individuales. Hay algunos acompañados, pero en una especie de soledad interior. Creo que es una reflexión sobre el propio ser más que sobre las relaciones, cada personaje en su campo magnético,
¿QUE ESPERAS QUE SUCEDA CON LA MUESTRA FEROCITAS?
Mi experiencia es que siempre que uno hace algo, por poco que pase, nada queda igual que antes. Uno no sabe qué va a ocurrir, es como una bomba de racimo con efecto retardado. Exponer tiene algo disolvente ya que pierdes la intimidad, las obras tienden a buscar un perfil, un nombre, y a mí me da un poco de tristeza porque van perdiendo su misterio a medida que se van instalando en la mirada de los demás. Por lo tanto es un trabajo que empieza a dejar de pertenecerme... Todo lo hecho es cadáver.
Ferocitas. Exposición de acuarelas de Juan Guillermo Tejeda en la Sala Chile del Museo Nacional de Bellas Artes en Santiago de Chile, enero y febrero de 2010. Catálogo de Ediciones Klup, folleto plegable y difusión en redes sociales con diseño por Nando Cesari, montaje con asesoría de Pato Pozo, exhibidor de piezas pequeñas de esculturas por Emilio Marín, fundición de piezas de bronce y aluminio por Luis Montes Becker, texto entrevista de Matías Rivas.
0 notes
Link
Tumblr media
0 notes
Link
0 notes
Text
MILAN IVELIC, ENEMIGO DEL ARTE CHILENO
Tumblr media
(aparecido el 22 de julio de 2010, en the clinic) _____ Indignación me han causado los comentarios del todavía director del Museo Nacional de Bellas Artes (lleva ya 17 años en ese sillón) en una entrevista publicada por The Clinic, dando por buena la censura a que sometió mi exposición Ferocitas, presentada en enero pasado en la Sala Chile del museo. No le ha bastado con dañar a un artista, ahora se ufana de ello.
Abusando de sus atribuciones, Milan Ivelic me forzó entonces a una negociación muy desagradable, impropia, en pleno montaje. Blandiendo un índice amenazante (que lo tiene de gran tamaño) y desde la altura de sus dioptrías, este funcionario se paseaba con mirada inquisitiva ante las obras dispuestas cuadrangularmente en el suelo de la sala, apartando algunas que iba disponiendo en unos montoncitos. Yo estaba entonces preocupado de la iluminación y de la correcta adherencia de un papel mural en uno de los paneles, que era cosa técnicamente compleja. Me había gastado tres millones de mi bolsillo entre catálogos, marcos, vitrinas, y aunque mi primer impulso fue el de mandarme a cambiar con mi exposición, finalmente me decidí a hacer lo posible para salvar el esfuerzo realizado. Había allí diez años de trabajo cuidadoso, y seis meses de dedicación casi exclusiva al proyecto. Quizá no debiera haber entrado en esa transacción.
Siempre he pensado que el Museo pertenece a la República de Chile, no a Milan Ivelic, y que se trata un espacio dedicado al arte, no a la diversión de las familias como pretende estúpidamente este señor. Para eso están Fantasilandia, los malls, las tiendas de donuts, los títeres, los videojuegos y tantas otras cosas. ¡Que exista al menos un espacio público destinado a que se encuentren allí los artistas y la gente, un recinto donde se hable de los asuntos que han recorrido medularmente la historia del arte desde que el hombre existe: la muerte y la vida, el cuerpo humano deseante o enfermo, la ciudad y el paisaje, el pasado y el futuro, lo masculino y lo femenino, lo bello y lo corrupto, lo naciente y lo desfalleciente, la soledad y los demás, todo eso que bulle en el corazón y en la mente! Por alguna razón vemos a la entrada del Museo esa espléndida escultura de Rebeca Matte con dos cuerpos desnudos en bronce, “Unidos en la gloria y en la muerte”. Por eso, supongo, alguien dejó en el primer piso una disminuida copia en yeso del célebre Apolo del Belvedere (por cierto con su pene a la vista), que tanto comentario erótico provocó en su tiempo por parte de su descubridor Winckelmann. En fin, como en el psiconálisis, como en la medicina, el arte para ser de verdad, para estar vivo, necesita de una mirada inclusiva y no de una mentalidad policial. El trabajo de los artistas tiene que ver con la belleza y la verdad, no con las aduanas.
Mi exposición estaba centrada en el cuerpo humano, o mejor dicho en mi propia vivencia subjetiva y profunda del cuerpo, o del espíritu, o de lo que sea finalmente este envase animado en que pasamos la existencia, y en mis cuadros comparecían muchas de las visiones de fragilidad, potencia, abandono, soledad, dolor, amor, amistad, pertenencia, cambio, entusiasmo, que son propias de las mutaciones físicas, que eso es estar vivo. Pero hete aquí que este director extraviado comenzó a contabilizar con su dedo castigador los penes en estado de erección (28 en total de 129 obras), exclusivamente los penes y no los corazones (14), ni las cabezas (165), ni las manos (276), ni las vísceras desplegadas (8), ni los resplandores (34), llamándome a continuación a su deprimente oficina para confesarme que por mi culpa hacía tres días que no lograba dormir. ¡Qué tragedia! Creo que el sueño delicado o profundo de un funcionario tiene poco que ver con el arte, pero de eso estábamos hablando en su despacho, oh vergüenza y escarnio para los artistas de este país, siempre basureados, habitualmente mal pagados, mirados con ojo sospechoso por los suegros, por los bancos, por quienes dan en arriendo departamentos o casas, por los ejecutivos de las empresas, a ver esos chascones raros, esos inútiles, esos flojos festivos, esos afeminados, esos psicópatas, al tanto que estos pretendidos especialistas cuyo sueldo se justifica si ayudan y no si nos hostilizan se llenan la sucia boca con florituras mentirosas acerca de la cultura y de la libertad de expresión. ¡Miserables!
Empeñado en dibujar lo para Milan indibujable, estaba siendo forzado yo a darle mejor sueño a este señor. ¿Qué es en verdad lo dibujable? Tragándome el asco, tuve que argumentar. Le hice ver que eran piezas íntimas, de formato pequeño, acuarelas nada realistas, centradas en la soledad, y que para quien pretenda ver porno duro lo mejor es ir directamente a Google. Pero Google no le preocupaba. Y que, añadí, si es por penes en estado de erección lo invitaba yo a él a recordar la expo precolombina con que se inauguró el Centro Cultural del Palacio de la Moneda, con muchos presidentes, ministros, primeras y segundas damas, y en esa expo había aproximadamente cuatro o seis veces la cantidad de falos que en la mía, más modesta, y además los precolombinos eran en tres dimensiones, oh terror de las noches milanescas. Observé adicionalmente que quienes forman parte de sectas laicas o religiosas convencidas de que el falo no existe o que si existe no debiera ser representado, pueden muy bien vivir de acuerdo a ello en la privacidad de sus vidas, pero que no es justo imponer tal censura anatómica a los demás conciudadanos en pleno siglo XXI. Le recordé que le había llevado a ese mismo despacho varias de las obras, incluyendo una de las censuradas, y que personal del Museo había podido ver en mi estudio la exposición completa. Sus argumentos eran siempre muy pobres, o sea no eran argumentos sino apenas regurgitaciones prejuiciadas y temerosas, más propias de un salón que de un museo. Pero él tenía las llaves en su mano, y debí inclinarme, no debía haberlo hecho pero hacía mucho calor y me daba lata pasarme el verano denunciando el abuso de poder de un funcionario de mente anquilosada.
Logró el hombre finalmente que retirara yo tres obras de la muestra, me comprometí a amortiguar aún más la ya penumbrosa iluminación de otras (cosa que no conseguí hacer, tuve problemas técnicos) y convinimos en poner en la entrada un letrerito advirtiendo a los adultos de que allí dentro había representadas partes del cuerpo humano que son partes del cuerpo humano. Oh my god!
Pasarán los años y este censor, como muchos otros, será justamente olvidado. Nada sabrán de él las futuras generaciones. Pasarán los años, y los artistas seguiremos obsesionados con aquello que se quiere eliminar de la realidad. Porque en tiempos oscuros siempre los creadores han estado presentes, por suerte, para hablar por la boca muerta de los otros, para desplegar en toda su irradiante belleza la complejidad de la existencia, para mostrar el estallido cotidiano de las pasiones humanas, para traer a presencia el tema de la tortura cuando ha habido tortura, para denunciar el racismo y el clasismo que tanto nos empequeñecen, para reclamar el esplendor del cuerpo y la diversidad del espíritu humano, para luchar por la libertad de expresión y demás derechos fundamentales, para preservar la belleza del entorno, la dignidad de las ciudades, la majestad de las personas. Y esto no forma parte de un programa o de una postura política, es algo más profundo: es la convicción de que el ser humano constituye una integridad, y que todo lo que le pertenece forma parte de nuestra condición, y que los mutiladores, los censores, los torturadores, los hipócritas, los bobos, los parceladores, los abusadores, son nuestros enemigos.
Juan Guillermo Tejeda
0 notes
Text
sobre el libro MONSTER, para  El Desconcierto
Tumblr media
––– durante 9 años me retiré del mundo para dedicarme muy modestamente a lo cotidiano, y casi lo único por así decirlo artístico-comunicacional que hacía en esa cotidianidad era postear en facebook, ocupar ese espacio en blanco para subir allí cada mañana lo que observaba y sentía del mundo, un mundo que cambia y que nos invita a todos a ser un poco filósofos, a tratar de entender qué ocurre con los hielos polares que se derriten, con las masas humanas que migran, con las economías que se digitalizan, con los virus que renacen. Ahí apareció mi editor Marcelo Mendoza al que no conocía, me telefoneó para proponerme hacer un libro a partir de los posteos, y estuvimos probando hasta que salió Monster.
––– es un libro que no se planteó a sí mismo como libro, es más bien un discurso que va naciendo de mis posteos, y los posteos han sido naturalmente muy influenciados por los likes o no likes, por los comentarios, los compartidos y las solicitudes de amistad. Cuando posteas escribes para tus amistades facebook, que son almas sin cuerpos, y pese a ello son un público concreto, los ves, ves sus fotos, como cuando haces clases y te diriges a los 30 que asisten al curso. Todo ello modifica necesariamente el discurso, no podía escribir de manera estrictamente literaria, y por eso el estilo se me fue convirtiendo en algo entre whatsapp y la literatura, se integra quizás en él lo que Nicanor Parra llamaba 'el lenguaje de la tribu', en mi caso por ejemplo empezar los párrafos con minúsculas, o mucha cosa en inglés, en fin tengo 75 años y no pretendo hablar trendy, pero tampoco puede uno al postear seguir hablando o escribiendo como antes, creo que ese desorden le da vida al libro...
––– esta versión que se publicó se hizo de muy rápida, la primera se iba a llamar "PASEANDO POR LA REPÚBLICA DEL ALMIRANTE ARANCIBIA" pero no resultó mucho, la presentamos a un fondillo concursable y no pasó. Monster salió como un resultado natural tras el triunfo del Rechazo, habían sido tiempos muy intensos en el país, y a mí me interesaba tratar de trasladar esa tensión de los posteos al libro entendiendo que lo que es muy de la noticia diaria pierde sentido en un libro que es más de tiempos largos, también están los temas de mi vida que son el arte, los libros, la ciudad, lo monster, la influencia de mi padre Juan Tejeda...
––– creo que es muy fácil de leer.... salió un libro raro, de artículos breves y fogosos, o nostálgicos, algunos son de media página, o de dos casi todos, y están todos atravesados por el lenguaje de las redes sociales, por la certeza de que lo que pasa globalmente es también lo que ocurre localmente, es que uno nota que la humanidad no sabe bien hacia donde se dirige en estos momentos, y lejos de hacer grandes teorías he ido reflexionando como tantos y tantas desde mi casa, desde mi barrio, hay mucho detalle cotidiano y humano.
––– Vivir el estallido desde el parque Forestal fue maravilloso y horrible a la vez, y me desesperaba un poco el relato de los medios, de la tele, que aunque mostraba las fogatas y los incendios de iglesias, las vandalizaciones y el actuar bélico de los carabineros, desde el barrio se ve todo eso muy de otra manera, es algo más dialéctico y menos de buenos y malos. Me desesperaban la vandalización del patrimonio urbano, el incendio de la Vera Cruz, el pintarrajeo al monumento a la Fuente Alemana que hay en el Forestal. El patrimonio es lo que nos dejan nuestros antepasados, y no se puede recuperar cuando lo destruyes. En cuanto a la falta de respeto a quienes habitamos estos barrios venía por parte de todos, los manifestantes porque su intensidad era para ellos lo único importante, los pacos porque se trataba en su caso de ir armados hasta los dientes a la batalla urbana sin importar que las lagrimógenas nos dejaran envenenado el aire, uno veía que manifestantes y fuerzas de choque se retiraban cada noche a sus barrios donde dormían tranquilos y nos dejaban a nosotros untados de graffitis, de mobiliario urbano destrozado y de aire contaminado. Lo mismo las autoridades o la gente de otras comunas que pensaban alegremente que como vivíamos en la 'zona cero' estábamos condenados. Nada de eso, alrededor de Plaza Italia hacen su vida cientos de miles de personas de todas la edades que tuvimos una vida muy difícil esos meses, gente que vive hacia Providencia, Vicuña Mackenna, Portugal, Alameda, el Centro, el Parque Forestal, Santa Lucía y Bellas Artes, Recoleta y Bellavista, pensemos en un radio de veinte cuadras. La versión de la tele nos mostraba un relato de vándalos desatados pero en lo personal yo me llevaba bien con los manifestantes, también con los carabineros, es que me negué a quedarme encerrado sobre todo los viernes, y salía a pasear, a estar con amistades, y en el trayecto tuve que travesar muchas veces a pie o en auto barricadas, fogatas, huestes de carabineros a caballo, guanacos, yo iba henchido de dignidad tratando de salir de mi casa o de llegar a ella, y en general los manifestantes me ayudaban ––por aquí papurri, los carabineros lo mismo.
––– Soy todista, me gusta el todo, y para que haya todo es preciso que exista equilibrio, serenidad, que no quede nadie fuera. Por un tema de equilibrios voté Apruebo, lógicamente. Por otra parte, está ese vigor dialéctico de la realidad que nos muestra que cada cosa contiene y celebra de algún modo a su contraria, y muchos de los manifestantes fueron luego a rechazar, hay una belleza anárquica en ese comportamiento, por lo demás muy manipulado desde los medios que componen hoy en Chile una especie de Fronda Mediática. En la tv y en los medios poderosos, los que tienen publicidad que es lo que marca la diferencia, falta diversidad, hay una lectura un poco pobre, en el debate público creo que no hay libertad de expresión. En Chile y en el mundo, el neoliberalismo ha reflotado un poco al anarquismo: que cada cual haga lo que quiera, sin sujeciones, sin regulaciones. Just do it. Es estimulante, pero también es desestabilizador. Es lo que hizo la gente en el estallido, lo que hacen las inmobiliarias destruyendo barrios enteros con sus edificios de 40 pisos sin planificación urbana alguna, es lo que impera hoy con el ambiente delincuencial y de chacreo de los espacios públicos. Respecto del acuerdo, creo con don Patricio y con el joven Gabriel que la política, como todo en esta vida, es el arte de lo posible.
1 note · View note
Link
este link lleva a los dibujos que hice copiando obras de manieristas italianos y otros maestros casi todos de la figura humana masculina, yo los interpretaba a la vez fielmente y libremente, espero que os gusten....
Tumblr media
1 note · View note
Text
LA SIMPATÍA DE NICANOR PARRA
Tumblr media
(((( fragmentos de un artículo medio latoso que hice por encargo del CEP ––––––––  Fue para mí un regalo suntuoso (lo hubiera sido para cualquier artista visual o designer) la invitación que en 1971 me formulara el editor Cristián Santa María, de Ediciones Nueva Universidad –la Universidad Católica progre de esos años– para que “pensara algo” sobre la manera de publicar los Artefactos recién salidos del horno del antipoeta. Nicanor se encontraba en Nueva York, y antes de irse dijo que a él le daba lo mismo el modo como se diseñara eso que iba a ser un libro y que finalmente transformamos en caja de postales.
A los 24 años mis recursos de diseño o ilustración eran más de admiración que de saber hacer, la cultura visual del país era la que era, mi orgullo el propio de un joven con la sangre ardiente y la cabeza confusa, y con los textos de Parra en la mano se me abrió un mundo.
Tenía la sensación, al ver los textos de los Artefactos, de haber soñado eso antes, o de que Parra decía con elegancia y precisión lo que yo sentía de manera difusa. Algunos no los entendía del todo, me quedaba con su aroma.
A mi generación le había tocado sufrir una educación puritana, hipócrita, sexista, clasista y con muchas otras torceduras o carencias, en un medio, el chileno, tremendamente injusto pero sobre todo de escasa nitidez, brumoso, con mucha provisionalidad, y una vida urbana de segunda en una ciudad siempre contaminada, con esa tristeza de las tardes de domingo, unos rascacielos más bien bajitos, un barrio alto muy misceláneo, micros atiborradas y de hierros crujientes, carabineros, almacenes de la esquina, fuentes de soda, oficinas públicas, colegios tediosos, trajes grises o marrones, y Parra me parecía el portavoz de los grandes asuntos de la humanidad pasados por ese ambiente que nos tocó en suerte como entorno.
Me daba miedo traicionar la voz del autor de los textos con mi coautoría gráfica, pero eran en Chile esos unos años de locura y todo parecía proclive a la suma de contrarios, al pop artístico, a la mezcla y confusión de estilos o géneros, a la revolución permanente, a la insumisión generacional.
Yo miraba entonces atentamente revistas como Casa de las Américas, portadora del pop cubano y revolucionario, o la alemana twen, que fue en los sesenta la voz visual de una generación que entre otras cosas descubrió a la juventud, a sus derechos, su ropa y su cultura. Willy Fleckhaus era el art director de aquella revista de gran tamaño y en colores, en unas páginas delgadas y brillantes, olorosas a tinta, que cambiaba íntegramente de tipografía para los títulos en cada número. Su gran aporte fue poner a la imagen como buque insignia de los artículos, y de la potencia de las imágenes se colgaba el texto.
También me había impresionado Le Crapouillot, una publicación contracultural o antisistémica  francesa que a veces traía mi padre a casa.
Otros referentes eran para mí los dibujos de Saul Steinberg en The New Yorker, o las ilustraciones de Heinz Edelmann para El Submarino Amarillo de los Beatles. Desde niño había ojeado revistas francesas y también los tomos que aparecían anualmente de Antología del Humor, de la editorial Aguilar en Madrid, que mi padre compraba, y allí uno podía ver el trabajo de los mejores dibujantes europeos o norteamericanos. También admiraba la obra de Milton Glaser y sus amigos, y era un fan de la revista Playboy, no sólo por sus fotos de mujeres maravillosas y cándidamente desnudas a todo color, en láminas brillantes y plegables, sino también por las ilustraciones y dibujos de cómics, que levantaban una suerte de pop art editorial. Pasaba horas buscando y coleccionando grabados antiguos que reproducían bien en blanco y negro, y compraba en los mercados persas viejas revistas de aquellos años –fueron pocos, desde 1880 más o menos hasta 1900– en que había buenas imprentas pero aun no se reproducían fotos mediante tramas mecánicas para el clarocsuro, lo que produjo unos años de gloria del grabado en metal.
Finalmente, cada cosa u objeto gráfico de aquellos años que se me pusiera por delante me atraía, y todo me parecía bueno para comunicar algo, un todismo el mío entre ávido y panteísta, quizá caótico o tal vez humanista en el sentido de aquellos dichos latinos.
Comencé a cumplir con mi encargo mandando a componer todos los textos en una gama limitada de tipografías, siempre para ser presentados en un formato postal de 9 x 12 cms impreso a un color. En muchos casos pedí dos o más alternativas. Me llegaban las copias en un papel muy terso pero mate, y yo recortaba y pegoteaba a mano. Era un trabajo que me entusiasmaba.
Paralelamente iba seleccionado imágenes antiguas que fueran dignas de usar, lidiando con sus proporciones y tamaños, también hice algunas fotos, dibujé mucho, monté collages, y así fue brotando, de a poco, aquella colección de Artefactos.
Pronto entendí que de cada texto de Parra era posible hacer innumerables versiones visuales, Artefactos disímiles que vendrían a resultar de las diversas respuestas que diesen al antipoeta cada uno de sus potenciales interlocutores. Sólo que me había tocado a mí ser el dibujante o designer, y el producto final iba a ser, por ahora, un cruce del texto de Nicanor y de mi propuesta gráfica
En cuanto al modo concreto de crear las postales, en algunos casos opté por presentar el Artefacto sin imágenes, recurriendo a una tipografía muy sobria, como de titular de periódico.
Algunas veces recurrí a tipografías o recuadros ornamentales, de las que había reflotado con el hipismo de esos años, como reacción al diseño suizo racional y funcional de esos seres siempre enojados y algo amargados que no funcionan sin cuadrícula y para los cuales menos es siempre más. También me permití combinar la tipografía con globos de cómic y otros elementos
Y pese a la sana soberbia de mis años mozos, me preocupaba no sobresalir demasiado con lo visual a fin de que el texto del poeta quedase en buena posición, y lo mismo respecto de su talante, que siempre he admirado, ese modo de decir tan chileno, un poco ladino, suave pero cargado de sentido o de sentidos diversos. En otras palabras: yo hacía lo que podía, y era un trabajo lleno de matices y posibilidades que fui realizando a lo largo de casi un año en mi departamento de recién casado en la calle Román Díaz, sobre una mesa que yo mismo me fabriqué, de patas algo basculantes.
Asocio ese trabajo al fragor creciente que acompañaba a nuestra vida en esos años 71 y 72, una situación polarizada que al menos para mí fue muy estimulante porque de pronto se abrían puertas y compuertas en muchos asuntos que para lo que entonces era el país, permanecían congelados o aplastados por los usos tradicionales y las jerarquías. Habíamos sido un país cruelmente pobre e injusto.
El desgobierno, sin embargo, se fue haciendo irreversible, y al final yo mismo, que había trabajado esos años para la revista Ramona de las Juventudes Comunistas, aunque también para la revista Paula y además dando clases en dibujo en la Universidad de Chile, sentí un extraño alivio cuando cayó, como un terremoto anunciado, el Golpe.
Sabía o intuía lo que íbamos a sufrir los de mi bando, porque así se vivía entonces, en bandos, algo a lo que no podía acostumbrarme. El 11 de septiembre marcó el final de un proceso que ya no hacía feliz a nadie, y ciertamente también, el cierre de una era.
0 notes
Link
0 notes
Link
dibujos de 2012 - 2013, lo de arriba es un link para ver muchos de esos monos
Tumblr media
0 notes
Text
BROMANCE + DIEGO
––Bromance–– fue una producción conjunta con Diego, que entonces se llamaba córdova-canillas, quizá aun, para mí, para nosotros, es forever Diego, y la hicimos en Barcelona, mi segunda ciudad. Figuran allí unos dibujos que iba haciendo cuando de pronto y tras muchos años me vi solo, me levantaba cada día sin entender qué estaba pasando o sea estaba yo ya haciendo el duelo que le dicen, tuve que aprenderme los programas de la lavadora y eso fue lo más difícil, y cada mañana después de desayunar o por la noche dibujaba algo con tinta china, al final los dibujos eran una ruma y me los llevé a Barcelona en uno de mis viajes nostálgicos. En su estudio de la calle Floridablanca los desplegamos todos en el suelo, Diego me ayudó a convertir ese material en una publicación con pinta de luxe tipo revista con letras doradas en el título, y entretanto nos visitábamos o íbamos a tomar algún cóctel de transparencias y colores raros a Boadas, en las Ramblas, una coctelería años 50. Incluí en Bromance un poema inspirado por Charlie Mingus, no sé, rollos existenciales. Entre la Antonia mi hija guapa y la Anna Calvera hicieron una traducción al castellano que incluimos además como volante y con letra más pequeña para los aturdidos que en Barcelona no entienden el catalán. El sello editorial se llamó 'Edicions El 3er testicle', o sea Ediciones El 3er testículo. Fueron 47 ejemplares publicados en febrero de 2013. Presenté los dibujos en mi antigua e irreconocible escola Massana, sin mucha pena ni tampoco gloria, Jesús me ayudó con la presentación. Los ejemplares los regalé personalmente a personas cercanas y me quedé tres o cuatro. Nada, no somos nada.
Tumblr media
0 notes