La imagen de Caudillo refiere a la del padre autoritario ausente, metáfora que proviene de la novela La sombra del Cuadillo (1929) del escritor mexicano Martín Luis Guzmán. A través del registro fotográfico en Caudillo: La paradoja de la ausencia, indago en analogías de imágenes que me permitan explorar el eco de la autoridad vacía y la relaboración de la ausencia en múltiples desplazamientos. Básicamente caminos de la permanencia y tránsito, de ley y transgresión. Ya sea por medio de imágenes de precedencia histórica, de paisajes elaborados o transformados por el humano, de retratos, objetos y edificaciones.
En el sur de Sonora hay comunidades que durante el mandato presidencial de Álvaro Obregón (1920-24), tuvieron cierto auge económico debido a la influencia de éste; hoy están en el olvido por las autoridades estatales. Ahí encontré personajes con naufragios emocionales, de los cuales me interesa registrar audiovisualmente su historia, su voz y el movimiento de su corporalidad que expresan una gran dignidad, en contraposición a la carga emocional de ausencias presentes en su vida.
Proyecto apoyado por medio de la Beca Creador con Trayectoria, PECDA Sonora, emisión 2021-22.
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Caudillo/La paradoja de la ausencia.
Ante la saturación de la imagen que representa la experiencia predominante con la que convivimos cotidianamente, la fotografía, entendida como un soporte artístico, se encuentra cada vez más replegada ante la imagen mediática. Es decir, estamos ante una paradoja que ningún soporte artístico se había enfrentado a lo largo de la historia, ser su propia amenaza de extinción. ¿Qué diferencia una imagen mediática, cinematográfica, digital o comercial de una imagen artística?
La respuesta la encontramos en la poesía, en lo que Platón denominaba poyesis, «la causa que convierte cualquier cosa que consideremos de no-ser a ser», es decir, la fantasmagoría que le da sentido a lo aparentemente visible. Y eso encontramos, justamente en la obra de Jerónimo Palomares, esa poesía que no consiste en el dominio de la técnica o en las cualidades de lo fotografiado, sino en la esencia que no vemos.
Es trascendente, en la propuesta de Palomares, retomar en el mito fundacional de la modernidad mexicana gestada entre el porfirimso y la Revolución mexicana, la construcción de la masculinidad a partir de los arquetipos del dictador y el caudillo, opuestos ideológicamente, pero similares en su operación moral de autoritarismo y heroicidad; dos nociones que son características del hombre heterosexual blanco.
De ahí que esta exposición sea significativa en el hecho artístico, por una lado, se plantea una discursividad que abona a la reflexión de lo que significa actualmente ser hombre y su origen cultural en nuestro país a través de la historia del siglo XX y, por otro lado, la potencia artística con las sugerentes imágenes que rebasan su estatuto antropológico y efectista a una serie de soportes poéticos que se activan a partir de la memoria del espectador.
Diciembre de 2021.
Texto curatorial para Jerónimo Palomares de Octavio Avendaño Trujillo, coordinador de artes visuales, Instituto Sonorense de la Cultura.
La presencia del padre ausente
Caudillo: La paradoja: La presencia del padre ausente es una obra conformada por dieciocho fotografías. A través de ellas y guiados por la sensibilidad del autor, accedemos a la contemplación del vínculo de ausencia y presencia, abandono y significación del espacio, el encuentro con el tiempo pretérito y sin embargo presente: el de las memorias personales y colectivas.
Caudillo es una metáfora, y como tal, reúne elementos en apariencia distantes y genera un sentido inédito al resaltar -en ocasiones aludir-, una presencia no explícita en paisajes, objetos y personas, pero que la mirada del artista nos devela. Caudillo es, además, una metonimia que permite encontrar el eco y la relaboración de la ausencia en múltiples desplazamientos. De esa conjunción, las fotografías de Jerónimo Palomares conforman y nos conducen a un mundo de sentido, una meditación, una experiencia afectiva y un lenguaje estético, por medio de imágenes donde aparecen un hombre mayor abatido -quizá rememorando- u otro varón que porta un arma de fuego. O a través de captar otras fotografías de seres fallecidos -pero no muertos- que marcan muros o libretas. La presente ausencia o la ausencia presente se denota en navajas, espejos fracturados, calzados y en los efectos que el tiempo y la obra humana introducen en paisajes sociales y naturales - básicamente la presencia semidesértica del norte de México-. Caminos de la permanencia y el tránsito, de la ley y su trasgresión, entremezclan desolación, encantamiento y belleza.
Ausencias de un carril tiene un punto de partida temático: el asesinato del general Francisco Serrano, en 1927, por órdenes del general Álvaro Obregón. El autor, en esta serie conformada por siete obras, interviene plásticamente la historia. Iniciando en unas desoladas vías de tren custodiadas por vagones, partimos al encuentro con la máscara mortuoria del general Serrano y la mano encapsulada del general Obregón. Ambas son rearticuladas, coloreadas, distorsionadas y reelaboradas, dividas siempre en cuatro en diversas proporciones. Y parecen un retorno -con variantes- sobre la lealtad, los ideales y el pragmatismo. Sobre el recuerdo y el presente. Aparece la imagen que es la imagen de un rostro, es decir, una máscara fúnebre que representa otra máscara -la persona-. Y ambas a la infinita cadena de las representaciones. Se alterna con la aparición de una mano encapsulada que parece erigirse como símbolo de poder, de pérdida en batalla militar y triunfo en las consecuencias políticas, loa y engrandecimiento de otras máscaras -las proclamas, los
principios, las causas- y los enigmas del poder carismático del caudillismo. Tal vez aluden al vínculo permanente del asesinado y quien planeó su desaparición.
La mirada de Jerónimo Palomares nos allega una lectura y reelaboración estética de la muerte y los avatares del cuerpo. Aparecen también los retratos de ambos generales. Aquí, la intervención duplica sus propios cuerpos como una estela fantasmal, divergente en Serrano y convergente en Obregón. Ausencias de un carril es la dotación de una presencia: la del objeto artístico mismo en su textura, imagen y sentido, de los acontecimientos humanos y de la capacidad sensible por hallar en imágenes precedentes códigos alternativos, caminos y estaciones, donde la contemplación activa se abre y entrega.
Ya sea por medio de imágenes de precedencia histórica, de paisajes elaborados o transformados por el humano, de objetos y construcciones, ambas series conllevan un ejercicio no frecuente en nuestro tiempo: el demorarse en la mirada y la experiencia sensible. Ahí acontece interrogar y encontrar las sombras del padre, de la fascinación ilusoria del poder y la tragedia. Un demorar que deviene, paulatinamente, un encontrarse.
Diciembre de 2021.
Texto crítico para Jerónimo Palomares de Alberto Torrentera.
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