Debemos entender que los cuentos de amor son sólo eso, cuentos, relatos escritos para una persona que plasmó todas aquellas fantasías que, al no cumplirse, lo destrozaron por dentro.
“Señorita yo todavía la quiero. A pesar de sus inseguridad y su constante entrevista de ¿Qué quieres de mí? ¿Por qué no consigues a alguien mejor? Yo todavía la quiero y pienso que es un poco cobarde la renuncia cuando de usted he aprendido que de nada sirven sólo los buenos momentos cuando no soy capaz de acompañarle en sus infiernos. Yo todavía la quiero con esa voz del alma que sólo me dice: No le des tregua, conquistala hasta que ceda. Yo entre sueños dibujo su nombre y mis manos no se cansan de explorar cada monte e isla de su piel. Y si usted agarra su corazón para abrazar su miedo y piensa en mí no dude en hacérmelo saber. Porque señorita yo todavía la quiero.”
Si no quedaste donde te gustaba, elige otro lugar o vuelve a intentarlo. Entre el primer y segundo año más de la mitad de los estudiantes abandonan la carrera. Te lo digo yo, que en mi generación entramos 120 y ahora solo nos titulamos 7. Y eso que fue mi segunda carrera.
“Están las mujeres como tú, que no están hechas de azúcar ni de cosas dulces. Mujeres que tienen el corazón maltratado, pero no tienen miedo a intentarlo de nuevo y siguen estando listas para la aventura. Están las mujeres como tú, que tienen estrellas en los ojos y poemas en los labios. Están las mujeres como tú, que beben cerveza y mañana en la mañana siguen siendo hermosas, con las cicatrices expuestas, pero sin nada qué temer. Están las mujeres como tú, curiosas y aventureras, a veces un poco torpes, pero siempre con un gran corazón.”