Tumgik
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No tiene por qué saber de hambre
No tiene por qué saber de hambre Quien nunca la ha sufrido Ni saber a qué sabe el agua corriente Cuando su copa está llena de vino
Este regalo es una bendición para muchos Y un enigma para pocos Aunque a esos pocos Poco les importe indagar en ese sentido
De modo que no me sirve Como ejemplo o como referente En tratándose de responder A quienes sin pensar nos han ofendido Quizá sin haberse enterado O tal vez en pleno uso de facultades
Por eso pondré de ejemplo el dolor Porque el dolor lo ha sentido Tanto el pobre como el rico
En el caso de ser lo primero Que ofendieron sin pensar Permítanme ilustrarles Sin pretender ofenderles Porque de pronto les duele El término ilustración Y la terminología es esencial Cuando el corazón pide traducción
Pero la experiencia es el maestro Y los golpes son la herramienta
A maestro y herramienta acudo Así como a sus sentidos alertas Para recibir con amor lo que sale con amor
He escrito la palabra “Nos” Hablando de mi guitarra y yo Y ella y yo Por los muchos cantores trovadores Como nosotros dos
Mientras ustedes descansan su óseo Sobre mantas y frente al televisor El cantautor piensa en ustedes Con su lenguaje de canción
En ese lenguaje se expresa el expreso deseo De que sin saber quién cómo ni dónde Ese quién no se acueste sin alivio en el corazón Al sentir el alma tranquila De haber dado un mendrugo a los suyos Porque no hay mayor satisfacción
No nos tilden de locos (Aunque es otra bendita condición) Desde sus miradas burlonas Jactándose de negociadores sin parangón Por acudir a media noche a sus llamados Con la ilusión de estrenar nueva canción
Ni piensen que los aplausos pagaron por su diversión
No pretendan desentenderse De que nuestro óseo necesita calcio De que nuestro estómago sopa caliente De que nuestro esfuerzo retribución
Los aplausos van bien Pero también un pago digno
Por recordarles que el pecho palpita Por tender alfombra a sus lágrimas Por poner campanas a sus alegrías Por recordarles que tienen un corazón
(Autor: Eduardo Enderica Dávila)
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Nos tememos tanto
Nos tememos tanto
Nos escondemos de los demás Y nos encuentran Una mirada en actitud doliente Unas manos en posición de limosna Pies desnudos Ropa raída
Nos escondemos de nosotros Tras del agua y del jabón
En el enojo En la disculpa Nos cubrimos con explicaciones Sorbiendo un plato de sopa caliente Bajo un techo Junto a un fuego
Nos avergonzamos Nos justificamos
Nos perdonamos.
(Autor: Eduardo Enderica Dávila)
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Nada podría hacer además si
Nada podría hacer además si Siendo volátil como eres La vía láctea te pertenece Y Yo soy parte del polvo que respiras De modo que también entro en ti Con ese sabor a cosmos Aunque te cueste tolerar mis esquirlas Como ají en la garganta Que al final Aunque amargo Vuelves a hundir la cuchara
No importa que para entrar en mí rompas las aldabas Puedo enojarme pero reconoceré tu derecho Y defenderé el mío A esperar que salten los pestillos.
(Autor: Eduardo Enderica Dávila)
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Tortuoso el camino para llegar a un olvido
Tortuoso el camino para llegar a un olvido Quizá infructuoso
No puedes despojarte de una pierna Su falta te recordaría el porqué
Imposible desprenderte de tu propia sombra Para eso tendrías que apagar tu luz Apagarte
Considera no deshacerte del recuerdo Es menos pesado si lo barnizas con amor Más productivo
Al fin y al cabo En su tiempo fue Tu ansiado destino.
(Eduardo Enderica Dávila)
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Eran tiempos extraños
Eran tiempos extraños
Dolían las miradas Lastimaban las canciones Dejando huellas indelebles
Eran tiempos En los que los versos quemaban Dejando visibles cicatrices Más que los besos
Quien accedía a ellos Aceptaba las consecuencias
En aquellos tiempos se conocieron En medio de esa pandemia como víctimas de un mal social Y pensar que nunca nadie hizo nada Para encontrar algún remedio
Por eso no entienden cómo ahora Se maltratan los versos Y se subutilizan los besos.
(Autor: Eduardo Enderica Dávila)
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La niña lloraba
La niña lloraba
Mojando las manos
Pegadas a los surcos
En vano intento por secarlos
Con todo el peso de sus cuarenta
A cuestas
Después de haber recorrido veinte
Blandiendo la vergüenza
Y la hermosa consecuencia
La niña no entiende
Cómo se ha pasado el tiempo
Viendo el único recuerdo de un bolsillo lleno
Que es el de su vientre
La niña se duerme
Sobre sus noches de luces
Saboreando copas
Que tintinean cerca
A lo lejos.
(Autor: Eduardo Enderica Dávila)
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Allí están
Allí están
Cada uno en su vereda
A la espera de sus vidas
Que demoran sendas eternidades
Alguna vez pensaron en un aventón compartido
Creyendo en manos recíprocas
Y anulares adornados
Allí están
De pie en el largo andén
en sentido contrario
Hojeando el obituario
Con temor de encontrar llenos los espacios
De sus sendos vacíos.
(Autor: Eduardo Enderica Dávila)
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Se incorporan
Se incorporan
Hinchando el pecho
Respirando hasta la última partícula
 Estirándose
Como gato después de la siesta
Para verla pasar
 Los eucaliptos
 Rumorean con envidia
Desde su voz de agua y viento
Agitando pétalos
Cuando la ven amasando el aire
Con sus caderas
 Las flores
 Miras el reloj
Esperas que no falle a la cita en la orilla
Con sus piernas largas
Y su garbo de ancestro
Quieres ser alfombra verde
Bordeando el espejo
Te imaginas ola
Besando la playa
 Te muerdes los labios
Hasta el consuetudinario mutis
 Desde tu rincón.
  (Autor: Eduardo Enderica Dávila)
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Si son esos
Si son esos
Los mismos que campean en la noche
 Que juegan a la ronda con las estrellas
Y se cuelgan de cada aro iris
Para inquietar tu entorno
Desde su infinito cosmos
 Son esos
Los que poseen magia de nudillos
Asestando golpecitos azules
Sobre tus robles abisagrados
Con moho en los intersticios
 Los que acompañan el tamborileo
De tus latidos lejanos
Y animan con su brisa fresca
A tu pecho rugoso
 Son esos negros tiernos
Con ínfulas de adultez
Que apuran al dios de los siglos
 Son esos
Inmensos cielos de ébano
Que aparecieron intensos
Tras las luces de una pantalla
Enredados en unos versos
 Son esos de oídos sordos
A canciones contemporáneas
 Tercos equivocados
Ávidos de besos viejos
 Son esos
Por los que vuelves a los altares
Con invocaciones de fortaleza
 A los que citas
Y esperas sean puntuales
Más allá de los tiempos
 Con un ramo de vidas a cuestas.
 (Autor: Eduardo Enderica Dávila)
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Hay que ver cómo se llena el estanque
Hay que ver cómo se llena el estanque
 Cada gota es una perla con sonido propio
Irrepetible
 Hay que ver cómo el silencio
Te regala tan indescriptible sinfonía
 Cómo cada ola
En sus diminutas carreras
Besan el límite con tal dulzura
Que se las extraña a cada instante
 Hay que ver cómo aún en la tarde adulta
Brillan como diamantes
Tomadas de la mano en espirales
 Hay que ver
Cómo su danza te contagia la sangre
Hasta que los huesos
En vez de chirriar
Cantan
Y
Así y al fin
Entiendes a los patos
 (Autor: Eduardo Enderica Dávila)
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Si todo fuera distinto
Si todo fuera distinto
Como quisieras que fuera
Quizá lo que quieres cambiar
Estaría lleno de tu indiferencia
 No te conmovería
Como lo hace hoy
Cuando no lo tienes
 Quizá esos ojos por los que suspiras
Serían sólo eso
Unos ojos
 Serían tal vez otros pechos y
No el tuyo
Los  que por ellos suspiren
 Quizá todo lo que encargas
A complicadas partituras
Con todo el costoso atuendo
Para exclusivo escenario
 Sólo sea ruido.
Autor: Eduardo Enderica Dávila
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