Tumgik
diariodeclamp · 11 months
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El final del océano
Día 3 de viaje
Por la noche
No tengo nada claro como acabamos evitando que las dos tripulaciones se enfrentaran, pero sí lo que he hecho nada más terminar de establecer las condiciones en las que Mariska y su gente remolcarán el dañado barco de Nat mientras lo reparamos: irme a buscar a Coliflor. Solo unos días y, ¡cuánto lo echaba de menos! Así que, con permiso de Parrilla, me he quedado cuidándolo hoy en el barco de Nat. Espero que lo entienda. Mañana los presentaré.
Yo no lo he visto, pero Cris me ha dicho que el atardecer ha sido un poco más largo de lo normal. ¿Tendrá que ver con que en unos días llegamos a Dolis?
Día 4 de viaje
Por la noche
Hoy ha sido un buen día. Hemos estado viendo cómo reparar el mástil que Cris derribó de un balazo y poco más. Se le da bien lo de disparar y explotar cosas, lo cual puede ser muy bueno o convertirla en un peligro andante. Tengo que acordarme de no dejarla acercarse a cosas que explotan, por si acaso...
He aprovechado para presentar a Coliflor y Parrilla. Al principio Coliflor se ha asustado un poco, pero el alce le ha dado un golpecito con los cuernos así flojito, así que yo creo que terminarán llevándose bien. :D
Día 5 de viaje
Al atardecer
Hoy ha sido un poco más confuso. Una pensaría que ya tan cerca de la costa (nos queda una noche para llegar a puerto) no habría muchos peligros... Pues parece que sí.
Todo ha empezado cuando he visto un árbol derribado en mitad del mar. Parecía seco, pero no del todo. La curiosidad por saber cómo podía mantenerse vivo en aguas tan saldas y el hecho de que tuviera unas flores preciosas hicieron que acabara comentándoselo a Cris. Ambas decidimos, junto con Levine, pedirle a Nat que se acercara un poco a ver si podíamos coger alguna flor para mi cuaderno y para que Cris hiciera coronas. Total, la trayectoria ya pasaba cerca. Si es verdad que dijera que le parecía una mariconada (¿¿no tenía mujer??) me ha dejado un poco rara, pero bueno... El caso es que, al acercarnos, el barco se quedó atascado entre las raíces del árbol. Al acercarnos no parecía que tuviera tantas, debía ser como los gigantes de hielo que tenemos en el mar de Vinterhel, más grandes bajo la superficie del mar y un peligro para nuestras embarcaciones. Así que decidí bajar a intentar cortarlas con mi espada. No era sencillo, pero si es verdad que la madera sonaba hueca...
Viendo que no iba muy bien, decidimos acercarnos primero a ver las flores. Total, ya tendríamos tiempo de desenganchar el barco.
Error.
Volviendo a mi tierra, en algunas zonas alejadas de la población gracias a nuestras defensas, tenemos unos seres, una especie de semigigantes para nada amigable conocidos como trolls. Casi todos los que conozco o he estudiado viven entre las profundas nieves del invierno, pero no éste. Su piel grisácea, de una textura parecida al lodo pero con la consistencia del acero, estaba cubierta de moluscos y otros animales marinos aún en movimiento. Salió de repente de un agujero en el tronco y si no llega a ser por la reacción de Cris haciéndonos invisibles (¡¿desde cuándo sabe hacer eso?! Esta chica es una caja de sorpresas), probablemente su ataque habría sido mucho más violento de lo que resultó.
La batalla fue un poco confusa y, por suerte, más rápida de lo que habría sido si el troll no hubiera estado limitado por los tortuosos caminos que las raíces formaban. Solo Cris se las ha apañado para moverse por ellas. Lo que sí he sacado en claro es que cada vez formamos un mejor equipo. En cuanto pude reternerlo con unas enredaderas, Cris lanzó otras parecidas pero de un negro nebuloso que parecían ralentizarlo, dificultando sus ataques. Y menos mal, porque me lanzó algunos zarpazos que podrían haberme hecho salir bastante mal parada.
No fue hasta la mitad de la batalla, viendo como las heridas del troll se cerraban lentamente, que lo recordé. Fuego. Necesitábamos fuego. Si no jamás saldríamos de allí y pondríamos en peligro a todo el barco. En cuanto lo grité, Cris sacó el aceite de su lámpara y Levine intentó ayudarnos lanzando un farolillo, pero la pobre no lo pudo lanzar con suficiente fuerza. Por un momento pensé que iban a lanzar una bala de cañón y casi me tiro al suelo. Bueno, a las raíces. Cris debió dar con algún pedernal porque una llamarada rodeó por un instante al troll, que cada vez parecía más enfurecido. En su furia se libró de mis enredaderas, pero con un par de golpes conseguí acabar con él.
O eso pensábamos.
En lo que Cris estaba rebuscando en el tronco, yo estaba ocupada sintiéndome mal. Todos los trolls no tienen por qué ser inherentemente malvados y quizá solo estaba defendiendo su casa en mitad del mar... Hasta que Cris me enseño que tenía el tronco lleno de calaveras con joyas robadas, entiendo que a los dueños de las calaveras. Tampoco me dio tiempo a arrepentirme, porque justo en ese momento dos garras se asieron a mis tobillos y creo que algo me mordió; el troll seguía vivo, no sé cómo.
En lo que intentaba recuperar el equilibrio, el troll se giró hacia Cris y eso sí que no iba a permitirlo. Rezando a Syl porque el fuego sí funcionara esta vez, le eché uno de mis frascos de aceite. Cris lo captó y sacó el fuego de nuevo. El troll ya no se volvió a levantar.
Hace un rato que hemos vuelto al barco. Cris hizo la cena y mientras aprovechamos para fabricar las coronas de flores, que han quedado preciosas. Aún estoy un poco dolorida y con el tobillo algo amoratado. Han sobrado bastantes coronas y me he encontrado una botella de ron por detrás de unos barriles. No sé, lo mismo me paso a ver a Nat. Total, es la última noche antes de llegar a Dolis. Mucho no hay que perder.
Día 6 de viaje
A mediodía
La verdad es que no había nada que perder, sino que estaba todo por ganar.
Debo haber llegado con la botella que mencioné y las coronas de flores. Pero el caso es que esta mañana la botella seguía ahí en la mesa y estoy segura no, segurísima, de que algo bebimos. Pero de esa no. Me suena algo de mezclar varios vinos y una botella que olía mucho mejor que el ron que llevé yo. Las coronas de flores sé que las traje porque esta mañana seguían en el camarote de Nat, pero en el suelo a los pies de la cama. Y creo que tengo una ligera idea de cómo han acabado allí… Bueno, bastante más que ligera.
Volviendo a anoche, que me desvío, creo que me explicó que lo de “mariconada” era de broma. No se me da muy bien esto de los dobles sentidos, parece. Por algún motivo, hablamos de tener dos manos, lo cual es una redundancia porque cómo no íbamos a tener dos manos, si somos humanas. Me preguntó por Vinterhel, creo que hablé un poco de más. Habló de mi camisa, pero eso ya lo he entendido esta mañana. También cantamos una canción sobre piratas con muchas mujeres en puertos y viceversa, y creo que le di un beso en la mano. No estoy muy segura. Y debimos acabar durmiendo la mona en su cama, no recuerdo si fue cosa mía o me arrastró ella.
Luego por la mañana, la cosa ha sido muy distinta. Lo que pasaba con mi camisa era que le daba pena que la llevara puesta. Voy a tener que ir sin armadura más a menudo, porque parece que funciona mejor de lo que me esperaba. Y tampoco nos vamos a engañar, su camisa siempre le queda muy bien, pero también tenía ganas de verla sin ella. Una cosa llevó a la otra y ya casi es la hora de comer. Salir del camarote de Nat me ha servido para darme cuenta de que sin armadura soy bastante más silenciosa, no creo que nadie se haya enterado.
He aprovechado para volver a dibujar.
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Por la noche
Vale, lo mismo sí se ha enterado alguien.
No porque hiciera ruido. Me centro: a la hora de comer Cris estaba preguntando y algo debí decir que se dio cuenta de dónde he pasado la noche. Es probable que la marca que se me ha quedado en el cuello (y que no fue culpa del troll) haya tenido algo que ver. Tendré que volver a sacar las camisas con cuello más alto��
Mientras Cris celebraba con la tripulación que ya estamos atracadas en el puerto de Dolis, fui a echarle una mano a Nat con el papeleo. Papeleo de verdad, ¿eh?
Creo que Nat es a la primera persona a la que he hablado con casi total sinceridad sobre Serissa. Ni siquiera yo tenía muy claro lo que sentía hasta que no lo he dicho en alto. Salí de Vinterhel por ella, en su busca por un Páramo al que no recuerdo cómo llegué. Mi fe por Syl nace de ella, soy su paladín por lo que ella me ha inspirado. Siempre he tenido un punto débil por la religión, pero fue cuando nos fuimos conociendo que sentí realmente el abrigo de la fe. Eso no se lo dije a Nat, pero sí lo he pensado después. Con ella sí hablé de que, a pesar de todo, no creo que Serissa sienta lo mismo. Su fe ha sido casi toda su vida, no creo que vea en mí más que otra de las guerreras de su diosa. A lo sumo, una amiga. Nat me ha dicho lo contrario, que cree que sí podía quererme. Incluso ha bromeado que con cómo no le iba a interesar, que si me he visto (sé que soy bastante atractiva, pero no sé si el tipo de Serissa) y que con las manos que tengo… Sigamos.
Cuando terminamos con los papeles y los entregamos en el puerto, pudimos ver Dolis de cerca. Es como se cuenta en mis libros: una ciudad antigua, desordenada en su trazado y salpicada con algunos edificios de mármol entre casas de piedra y madera. En lo alto se encuentra el castillo real, al que no sé si quiero tener que ir. Aquí funcionan con una tetrarquía. Según las últimas noticias que tuve, Eneas reina junto con sus tres parejas: Balbina, Almir y Gianna, los prīncipēs.
Ahora tenemos una pequeña fiesta de despedida, Cris ha preparado más coronas de flores. Mañana será otro día. Un día más cerca de Serissa y de nuestra misión.
Día 1 (en Dolis)
Por la mañana
Hemos llegado a Dolis justo en plena Fiesta de la Cosecha y Cris, Coliflor y yo nos hemos topado con una feria, así que hay que aprovechar.
En lo que avanzábamos hacia la plaza principal, Cris no ha parado de ponerme al día de todas las cosas que le han pasado. Lo primero es que ha escondido 1000 monedas de oro por el barco para la tripulación de Nat. Me parece un gesto precioso y de lo más agradecido. También me ha contado que Mariska intentó amenazarla. Menos mal que Cris es de lo más astuta, poque cuando Mariska se hizo con un cabello suyo para que no pudiera hablar sobre nada del viaje, Cris se lo robó con su mano de mago en cuanto se dio la vuelta. Lo dicho: es genial.
Ahora estamos en el foro de la ciudad, una gran plaza de tierra con soportales que parecen cargar con el peso de todos los años que llevan en pie. Se llama la Plaza de la Concordia, si no recuerdo mal. Está plagada de puestos de comida, vegetales y de juegos de feria que hemos estado recorriendo. Primero hemos pasado por un puesto de manzanas de caramelo. No tenían la mejor pinta del mundo, pero seguro que han puesto todo su empeño en ellas, así que pagué algo más del precio. La mujer que lleva el pueso lo agradeció, porque parece que la cosacha no ha ido muy bien este año. En las últimas semanas lo han perdido casi todo. ¿Tendrá algo que ver con el extraño comportamiento de nuestro ocaso? Espero que no esté afectando también a otras partes de la naturaleza, que sea casualidad y esta pobre gente pueda recuperarse.
Cuando hemos pasado a la parte de juegos de feria, Cris ya se había hecho con dos carracas que no sé de dónde ha sacado. Nos ha llamado la atención la carpa central, guardada por soldados. Me he acercado a preguntar y parece que hay una competición de lucha en un par de días, el Pantocratos. Aquí son las inscripciones y al final he caído. No puedo dejar pasar una oportunidad así. No me convence que el premio sea un favor de la Familia Real de Dolis, pero si me hago con un casco y evito presentaciones innecesarias (Cris quería pagar por un anuncio extra, pero le he dicho que mejor no), podré competir tranquila. Steve, uno de los guardias, también nos ha dicho que aquí se cambian las fichas de la feria, que se llaman insignias. Una insignia se cambia por peluches y juguetes; dos, un pase para dos personas a las termas flavias de Dolis y tres, un bono por 1000 monedas de oro para gastar en cualquiera de las tiendas de la ciudad. Cris ya quería jugar en todas las casetas, al final saldremos de aquí con toneladas de insignias. Por ahora llevamos dos.
La primera la ha ganado Cris en un puesto llamado “Los Juegos del Hambre”. Es una competición de comer tarta, pero las tartas lo mismo son normales, que arden, te hacen insultar a lo loco, que te teletransportan o desaparecen solas. Una locura. El gnomo que lo lleva se llama Kar-loss y no para de reírse todo el rato. No sé como Cris ha podido con las que queman, menos mal que a mí no me ha tocado ninguna. También he ganado compitiendo con el mismo hombre que Cris, que quería la revancha.
Luego hemos ido a “Leña al mono”, regentada por Vito y Metelo, donde he competido contra Zarya, una semigiganta fortísima. Casi quedamos empate si no hubiera sido por la última ronda, ha sido una competición justa. Además, no todos los humanos pueden decir que casi ha quedado en tablas con una semigiganta. Lo mismo hasta se apunta al Pantocrator.
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diariodeclamp · 1 year
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Un reencuentro arriesgado
Por la noche
Por mucho que me pese... hemos tenido que dejar atrás Mitilene. El barco de Nat, sin Nat y con su tripulación, se perdió demasiado rápido en el horizonte como para seguirlo. Espero poder volver a encontrarme con Coliflor... Y que lo cuiden por mí.
Hemos embarcado con Mariska, Mariska Balzak. Sus aires de seriedad y su cabello azabache me suenan, pero no consigo saber de qué. Pero no nos queda otra si queremos salir de aquí sin volver a caer en manos de Ourania. Si Safo nos ha confiado a ella, habrá que seguirla. Aunque algo me dice que no es muy de hacer amigas... Cris lo intenta, pero entre que sigue un poco drogada y que Mariska pasa un poco de nosotras, no le sale muy bien. Solo nos dice que ella es puramente transportista, que aboga por la no violencia siempre que no reciba ella violencia antes. No sé yo...
Hay más gente entre la tripulación. En la proa está Nathaniel, un elfo. Basándome en su túnica gris y las toneladas de anillos de plata que lleva, tiene toda la pinta de ser un mago. Mariska nos lo confirma diciéndonos que es quien se encarga de camuflar al barco en caso de peligro.  Ahora quiero ver sus encantamientos, por curiosidad. Mientras no sea como Emmett... También está Otto, que parece el músculo de este barco. Hablamos un poco con él, pero es hombre de pocas palabras, aunque muy majo. Me gusta, a ver si puedo hacerme amiga suya. :D El último en aparecer ha sido un hombre cubierto de ceniza de pies a cabeza. No se si eso me da mucha confianza considerando que venía de los cañones del barco... Cris y él han conectado al instante porque Ludovico Sforza (así se llama) ha mencionado que se encarga de "todas las cosas que hacen bum". Miedo me da...
Pensándolo mejor... Creo que ya sé de qué me suena Mariska. Su uniforme me suena porque tiene símbolos aristocráticos de Dolis. ¿Lo habrá robado o será una renegada?
No hay mucho sitio para dormir en el barco. Al menos, a cubierto de las inclemencias del mar, así que nos tendremos que apañar con la bodega. Aparte de los cañones y las cajas con balas hay otras tantas cajas con botellas de ron y manzanas (espero que hagamos tartas de manzana), así que por ahí nos quedaremos. Hay una cocina pequeña donde Mariska nos ha dicho que Cris puede cocinar, porque no es que Ean expertos culinarios en este barco.
En la bodega también duerme Ludovico, pero entre toneladas de pólvora, para variar. Eso sí, es entretenido, porque hemos echado una competición de dardos apuntando a un nudo. He acertado todas las veces, victoria aplastante para mí. A Cris creo que la desequilibra el barco y haber estado un pelííín drogada, pero en tierra seguro que lo hace mejor.
A mimir. Mañana será otro día. Espero que Coliflor y el resto de la tripulación estén bien.
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¿Día 31? ¿32? Día 1 de viaje
Por la tarde
Hoy hace buen día. Hemos hablado más con Nathaniel, aficionado a las aliteraciones y muy literal. Me cae bien, es mucho más fácil entenderlo que al resto de personas. Ha charlado bastante con Cris sobre ilusiones y sobre su tiempo en la Universidad, hace muchos, muchos años. Siguiendo con las ilusiones, aunque no sé muy bien cómo, hemos hablado de este hechizo tan chulo que aprendí hace poco. Este en el que un rayo de luna cae sobre la tierra, no importa el momento del día, dañando con su luz a quien lo atraviese. Bueno, pues a Nathaniel le ha interesado y he acabado lanzándolo sobre el mar. Y han aparecido MUCHOS peces. Así que ya tenemos a un Nathaniel sorprendido y comida de sobra para un tiempo.
Después de cenar
Para acompañar el pescado hemos estado pelando patatas, pero al rato ha aparecido Otto y me he ido con él. ¿Por qué? Porque ahora somos más gente y habia que sacar unas cajas a la cubierta para sentarnos a cenar. Al principio he de admitir que me ha costado un poco levantarlas, pero en cuanto he valorado mejor el peso estaba subiendo cajas casi al mismo ritmo de Otto. Que no se diga que no soy fuerte, ¿eh?
El atardecer ha ido normal, parece. Yo ya he terminado de cenar y estoy aquí a un lado de la cubierta. Quizá pruebe un hechizo que leí hace un tiempo... ¿Y si funciona?
Por la noche
Vaya si ha funcionado. ¿Qué hago ahora con un alce celestial en un barco en mitad del océano? Lo primero: ponerle nombre. Así que Parrilla, bienvenido a la familia. Espero que él y Coliflor se lleven bien cuando nos reencontremos. Lo echo mucho de menos. Hoy me voy a quedar durmiendo con él fuera, que no se merece estar solo en su primera noche en este mundo.
Día 2 de viaje
Hoy también ha sido un buen día, avanzamos un poco más de lo previsto, incluso. Por la mañana no hemos hecho mucho aparte de las tareas del barco y jugar a las cartas con Otto y Nat. La cosa ha quedado bastante igualada, porque hemos ganado todas al menos una vez. Bueno, Otto no, pero parecía entretenido igual.
Luego he estado mirando al mar, pensando en todas las vueltas que hemos dado desde que aparecimos en el Páramo, en la carta de Serissa, en Mitilene, en qué haremos en Dolis... Debía tener una cara muy de concentrada, porque Cris se ha estado metiendo conmigo llamándome intensita, esta chica...
Por la tarde
Hemos vuelto a hablar con Nathaniel, que siempre está en la proa. A Cris se le ha ocurrido preguntarle por el ocaso, pero dice que no sabe nada. De lo que si sabía era sobre el Páramo, de aquella sombra que encontramos en nuestros primeros días de viaje. Dice que puede ser de un lugar llamado "Shadowfell", un Caminante Nocturno. No sabe que puede hacer en el páramo, pero yo no puedo evitar pensar que tiene que ver con el Ocaso. Últimamente ha atardecido normal, pero si criaturas como esa están aquí por ello, no sé qué podemos esperar de todo ésto...
Luego se dedica a hacer chistes que no entiendo muy bien, creo que le pasa como a mí cuando intento imitar algunas bromas que no comprendo del todo, pero ey, lo intenta. Me cae bien. Cris retoma el tema de que fue a la Universidad por si le sonara Ulrich, pero parece que fue hace demasiado tiempo como para coincidir con él. Los elfos son un caso.
Lo que ha hecho que me caiga genial ha sido otra de sus bromas. Así de la nada nos ha pedido que le hagamos un favor a espaldas de Mariska. Al principio me he preocupado y he de admitir que me he asomado un poco a su mente. Por si acasi, no es buena idea ponerse en contra de la capitana que te ha sacado de una isla de piratas al segundo día. Su mente estaba bastante más ordenada que otras que he visto, como la de Emmett. Siguiendo un hilo amarillo me he topado con una sensación curiosa, con una ligera risa y un pensamiento rodeado de chispitas del mismo color flotando atado al hilo. Olía a canela, que por lo que he aprendido, significa buenas intenciones, pero con un toque de picardía. Más tranquila, me salí de su mente, porque quién soy yo para arruinarle una broma a Nathaniel. Resulta que lo que quería era zumo de naranja, que Mariska guarda muy bien las naranjas y no les deja tomarlo a la ligera. Así que mientras yo vigilaba a Mariska desde el pasillo, Cris le ha preparado uno. Mientras nos alejábamos y lo dejábamos con su zumo, me llegaron ecos de su mente, un susurro casi: "Quericoquericoestá". Una pequeña victoria más.
Ah, el atardecer tarda un poco más hoy. ¿Será que nos acercamos a Dolis?
Día 3 de viaje
Por la noche
Creo que después del día de hoy voy a necesitar dormir al menos 30 horas. No es que haya salido mal parada, pero mediar conflictos me deja agotada. Especialmente si en esos conflictos hay balas de cañón implicadas.
La mañana se ha levantado tranquila, y así ha transcurrido el día hasta que en lo que miraba por la borda, he visto un barco acercarse por el horizonte hacia nosotras. Pensaba que podríamos pasar de largo e intenté convencer a Mariska de ello, pero desde el otro barco nos mandaron un cañonazo de advertencia. No hizo falta más para que toda la tripulación nos pusiéramos en marcha.
Entre todo el movimiento, Nat apareció de repente a mi lado, pillándome algo desprevenida, y me dijo algo al oído:
El barco enemigo era el suyo.
Salí corriendo hacia la bodega, donde estaban Ludovico y Cris ya disparando los cañones. En cuanto llegué, fue como si todo sucediera en cámara lenta, pero dejándome incapaz de impedir que Cris disparara una bala más hacia el barco. El nuestro se tambaleó, pero por un hueco en nuestro casco pude ver cómo el disparo se había llevado por delante el mástil del barco de Nat. Una figura se precipito contra la cubierta desde lo alto del mástil; más tarde supe que había sido Grazivert.
Al final es ella la que se quedó explicándole la situación a los dos artilleros mientras yo volví a lanzarme escaleras arriba, con el ápice de esperanza de poder convencer a Mariska de que diera el alto al fuego. No podía dejar que se hundieran entre ellos, menos aún que redujeran a astillas el barco de Nat, con su tripulación y con Coliflor a bordo. Pero no conseguí hacerla entrar en razón porque, al fin y al cabo, el fuego lo iniciaron ellos.
Solo me quedaba una idea antes de que los dos barcos se acercaran más y los daños fueran aún mayores. Intenté contactar con Levine o Casil, esperando que alguno de los dos pudiera escucharme entre tanto barullo. Pero la respuesta que obtuve me terminó de dejar sin opciones racionales. Por lo visto, sabían perfectamente que éramos nosotras y venían a rescatarnos. ¿¿Cómo podía seguir diciendo eso, pensando que podían salvarnos, cuando acabábamos de derribar su mástil??
Sin muchas opciones más, decidí esperar a que los barcos estuvieran a la misma altura y en cuanto extendieron un tablón de madera entre los dos, me planté en medio de un salto. Ni guna de las dos tripulaciones iba a poner un solo pie en la borda contraria sin tener que quitarme a mí del medio o arriesgarse a caer al mar como pensaran abordar con cuerdas. Casil y Levine si parecieron entrar algo en razón, pero a Mariska la cegaba la venganza por los daños a su barco. Alguien de la tripulación de Mariska lanzó un barril de manzanas (¿Otto? No creo que nadie más tuviera esa fuerza) hacia la otra cubierta y Nathaniel desapareció de la proa de repente, pero recuerdo haberlo visto durante el combate. En lo que me quise dar cuenta, tenía a Nat otra vez a mi lado, pidiéndome que eligiera: que la cubriera o que siguiera intentando convencer a una capitana enfurecida.
Creo que eso terminó de molestar del todo a Mariska, que desenvainó la espada y se encaró conmigo. Intenté lanzar un truco de mi espada para obligarla a luchar solo conmigo, pero aún debe faltarme conexión con ella, porque no hubo manera de restringir el combate.
A Cris la había perdido de vista, pero apareció de nuevo en el momento más oportuno. Consiguió convencer a Mariska, que por fin dio el alto al fuego. Ya si a Ludo no se le hubiera escapado una bomba de rayos que me ha dejado bastante dolorida, habría sido ideal...
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diariodeclamp · 2 years
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¡Tierra a la vista!
Día 29 (día 8 en barco)
A mediodía
Ya no estamos en nuestro barco. Nos han secuestrado unos piratas y no tenemos ni idea de a dónde nos llevan.
Al poco tiempo de levantarnos, mientras practicaba a disparar, vimos un barco a lo lejos. Sus velas eran rojas y triangulares, así que Cris empezó a decir que era la Perla Roja ya contarnos la leyenda. No sé cómo, pero al final Levine y Casil acabaron rapeando sobre ello. Y en ello estaban cuando fui a avisar a Natalia, y menos mal, porque el barco venía hacia nosotras portando una bandera negra con dos huesos cruzados en llamas. En ese momento, nos pusimos a planear cómo librarnos de ellos, ya que aún les sacábamos cierta ventaja. En lo que Cris lanzaba una ilusión sobre la bandera, que ahora es de un ratón con sombrero, parche y espada, los demás nos pusimos a buscar ropa para hacernos pasar por piratas. Y sé que la piratería está mal, pero a Nat le queda genial vestirse así, ron en mano.
Cris quería usar los cañones, pero al final ha ido Grazivert. Bueno Cris no, ahora se llama El Mono. Yo soy Jim y Natalia, Amelia Malasangre. Así que El Mono decidió lanzar una ilusión de rocas para complicarles el avance, pero ya sabíamos que iban darnos alcance tarde o temprano. Menos mal que al final Cris no ha disparado los cañones…
Cuando estaban más cerca, pudimos ver a la gente en la borda. Al primero que vimos fue a un hombre calvo quitando una coleta, con un parche en el ojo. En ese momento supimos que el barco se llamaba El Aurora y que son, efectivamente, piratas. Justo lo que mejor nos venía ahora.
Fueron otras dos personas las que abordaron pacíficamente el barco con una pasarela: unna genasi de piel gris negruzca, con grietas por las que sale un brillo rojo, ojos naranja brillantes, pelo de lava fluyendo hacia sus hombros. Viste una camisa gris, bombachos y porta una lanza de bronce para nada amigable. (Ya sé yo en quién se va a fijar Cris…). Le seguía un hombre alto, con dos pequeños cuernos blancos, pelo corto y barba, piel morena, nariz angulosa y con cara de no haber tenido una buena noche de sueño en mucho tiempo. Tiene bastantes cicatrices que se dejaban entrever bajo la camisa roja con flores. Después supimos que se llamaban Ourania de Taranz y Han El Guapo.
De primeras parecía que íbamos a poder negociar algo con ellos, porque parecieron creerse que se nos había volado la bandera (la ilusión ya se había pasado). Pero cuando rechazaron el caldo de pulpo de Cris (¿¿a quién se le ocurre??), supe que no lo conseguiríamos. Ah, después ya sí nos dijeron que les diésemos todo lo que teníamos.
Eso sí, aunque nos hayan secuestrado (pequeñísimo detalle), nos dieron unos consejos: no salir al mar sin tener ni idea (eso no le va a sentar bien a Nat) y llamarte pirata, que la piratería es un negocio y que tiene que está regulado. Según Ourania, es un equilibrio delicado que se puede ir al traste, como la política (me ha dicho que tengo pinta de noble, mal voy) pero que te hunden en el mar si sale mal. Mucha información en poco tiempo.
No nos quedaba otra, así que accedemos a ir con ella a Mitilene, una isla perdida en mitad del océano que para nada nos acerca a Dolis. Tendremos que reubicarnos desde allí cuando nos libremos de Ourania. En un intento de no darles todo lo que tenemos, le subimos la poción de curación mala, una linterna rota, algunas monedas de cobre y oro, las novelas cuestionables de Cris, jabón, alguna naranja y una daga. Pero no la convencemos, así que al final se ha quedado con mi armadura y nuestras armas… Hasta ha quemado la rosa que Levine le ha dado.
Y a bordo de su barco, nos topamos con el resto de la tripulación: el hombre de la coleta que vimos al principio, llamado Ogura, y un hombre con pelo negro despeinado, media melena, barba y tez oscura. Tiene aún más cara de cansado que Han El Guapo. Por llevar, lleva hasta una bata puesta. Se le conoce como Mush. Y de camino a los “aposentos” (unas cuantas hamacas y ya), nos cruzamos con Abigail, de pelo corto azul clarito, que bajaba de la cofia.
Y aquí estamos, en nuestro nuevo hogar por el momento. Cris quiere que echemos un vistazo, así que iré con ella, por si acaso tenemos algún encontronazo.
Por la noche
Hemos estado investigando en el barco, a ver qué podemos sacar en claro de esta tripulación.
Bajo nuestros aposentos están el resto de habitaciones del barco y un espacio abierto que hace el papel de almacén, donde también están los cañones. Los laterales del pasillo tienen un par de puertas cada uno, así que fuimos de cabeza y abrimos una de ellas. Era un un camarote con una sola ventana, una cama simple, un baúl y una mesa repleta de de libros, papeles e instrumentos de marinero. Los libros son de navegación, de astronomía y está todo cubierto de papeles con borradores de investigaciones a medio escribir.
Entre tantos trastos también había un mapa de trabajo con líneas que nos ha servido para saber mejor dónde estamos. Navegamos por el mar más al oeste del mapa. La costa oeste, por tanto, es la de Aureon. Algo recuerdo haber estudiado en clase de Comercio (zZzZ). En el pasado fue una colonia comercial de Dolis, pero lleva siglos siendo independiente y se ha forjado un puesto como importante socio científico y tecnológico de la ciudad. Abunda la investigación y hay numerosas universidades, toda una cuna del saber. Mi teoría es que es la habitación de Ougura.
La segunda puerta que abrimos nos mostró un cuarto con la misma disposición. La mesa estaba más limpia, eso sí, con una pila de papeles ordenados al lado. También había una caja de pinturas y un caballete en el que se encontraba un cuadro de un atardecer precioso. En el baúl de este cuarto había dos juegos de túnicas grises ordenadas, mudas, camisetas y una bolsita con monedas de oro que mejor dejar ahí. Suposición: va a ser de Abigail.
La primera a la izquierda estaba cerrada, así que aproveché para mirar la siguiente en lo que Cris intentaba abrirla. Para sorpresa de todas, era muy parecida a las anteriores. En la mesa solo había cuatro botellas de ron y un cenicero. Su dueño debe de ser minimalista. Bajo la cama había una cajita redonda con polvillo rojo que Cris me comentó luego que le recuerda a la chispa, una droga sedante y alucinógena.
Cuando salí, Cris ya había pasado a la siguiente y como ya no nos quedaba mucho tiempo antes de que reparasen en nuestra ausencia, me contó lo que había dentro. La mesa tenía un espejito y un joyero con ganchos para colgar collares. También había un libro de romance como los que le gustan a Cris (Amor de colmillo) y algunas novelas de aventuras. Bajo la cama encontró una cajita y al forzarla, vio que dentro había una baraja de cartas, un retrato y un librito. El retrato era un dibujo de Abigail de pequeña junto a un chico más alto. Puede que me equivocara al asignarla la habitación del artista. El cuaderno era un diario, menciona a un Alan que hace un par de años, casi se rompe la pierna. ¿Será el chico del retrato?
Ya fuera del barco, en la cubierta, hemos podido comer algo y saber más sobre lo que va a ser de nosotras: parece que nos quieren vender como esclavas en Mitilene con una tal Calomila como intermediaria, como nos ha dicho Ougura. Así a ojo, nos ha calculado que Cris vale 50 o 100 monedas de oro, lo cual me parece poquísimo para tratarse de ella.
También supimos más sobre él, y es que de pequeño estaba siempre con un pie en un barco, además de encartare pintar: ya tenemos a nuestro artista. También nos ha hablado de que conoció a un pirata que pagaba salarios, lo cual me sorprende. No que paguen, sino que no lo hagan de normal. Me gustaría conocerlo.
En el timón estaba Mush, que nos dijo que estaba cansado por quedarse hasta tarde planificando rutas.: ya tenemos al dueño del cuarto desordenado. Por lo visto antes de ser pirata era investigador. Navegaba desde la universidad de Flavia Renata hacia Aureon, donde debía presentar unos resultados, hasta que Ourania atracó su barco. Como la capitana necesitaba un nuevo oficial de derrota, aquí se quedó. Por lo visto conocía a Ulrich, nuestro amigo al rector. Jugaban juntos a un extraño juego del sur llamado “rol” y nos ha confirmado nuestras sospechas: ¡a Ulrich le gustaba Ana, la bibliotecaria! Espero que algún día se lo confiesen, sería muy bonito. También me ha dicho que si he ido a alguna universidad, que tengo aspecto distinguido. Me sorprende, a lo mejor es porque no llevo mi armadura.
Ah, por cierto. Cris ha tenido la buena idea de preguntarle sobre el ocaso, si ha visto algo extraño. ¡Y resulta que sí! En su opinión, debe ser algo mágico, porque dice que los cuerpos celestes no son tan caóticos en sus trayectorias. Sospecha que pueda deberse a un ritual relacionado con la luna. De hecho, hoy también tarda un poco más de lo normal.
Hablar con la tripulación nos ha servido de mucho, así que menos mal que he ido tomando notas a lo largo de la tarde o ya me habría olvidado de todo. Nos han contado que Ourania es una de las ocho capitanas que forma la Asamblea de Mitilene. También nos han dado más consejos para no acabar como esclavas: demostrar que valemos, hacernos con el barco o caerle bien a la elfa Safo de Mitilene, porque por lo visto, los piratas son muy supersticiosos y confían mucho en ella. En lo que apuntaba cosas, Cris se ha subido por el mástil a ver a Abigail, pero yo no me subo, que luego me caigo.
Ya cerca de la hora de la cena, fuimos a ver a las capitanas. A ver si podíamos sacar algo más en claro sobre nuestra situación y valorar si hacernos con el barco o esperar. El camarote de Ourania resultó ser un cuarto ricamente decorado, adornado con cristaleras y una mesa de caoba enorme frente a la que estaba sentada, haciendo papeles. Intentamos negociar con ella pero no ha habido forma de hacerla cambiar de opinión. Al final solo nos ha dicho que esperemos al juicio de la asamblea o que demostremos que valemos más que para esclavas. O que si estamos locas, que luchemos contra ella.
Lo de que es mala idea enfrentarse ahora mismo a ella Cris no lo ha debido captar, porque con magia le ha puesto un cuchillo en el cuello a la capitana. Eso o está intentando ligar con ella de una forma un poco rara. El caso es que me ha venido bien para echar un ojo y ver que nuestras armas y mi armadura están en la mitad del camarote opuesta a la de la cama. Apuntado queda.
Llevamos un largo rato debatiendo qué deberíamos hacer, pero no llegamos a ninguna conclusión. En nuestro barco (el de Nat) no queda nadie, tan solo Han al timón. Espero que lo recuperemos.
(He cogido prestados unos pocos materiales de la habitación de Ougura que mañana mismo devolveré, pero necesitaba pintar algo para distraerme)
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Día 30 (día 9 en barco)
A mediodía
Estamos a punto de llegar a Mitilene, que estaba más cerca de lo que me esperaba.Pero esta mañana ha pasado algo raro con Cris. Mientras yo me hinchaba a tortitas, Cris estaba como mareada y le he pasado alguna para ver si eso la animaba. Bueno, pues en lo que estábamos esperando para atracar, vi que tenía dos pinchazos en el cuello. Obviamente, lo primero en lo que he pensado es en La Condesa. Pero es imposible que haya llegado hasta aquí, ¿¿no?? Estamos rodeadas de mar y he hecho sol estos días. Lo único que se me ocurre es que haya sido durante algún rato más nublado, porque alguna vez vi a La Condesa salir así al exterior. Aún así no sé cómo ha podido pasar y estoy preocupada. No le he dicho nada. He ido a preguntar a Mush y a Abigail a ver si saben algo del tema, pero nada.
Más tarde, tras atracar
Mitilene tiene una costa con muchísima vegetación y un gran puerto de madera que se sustenta sobre restos de columnas y edificios hundidos fabricados con piedras muy blancas.
Al final hemos conseguido escaquearnos del barco un rato con la excusa de ir a ver al resto de nuestra tripulación al Chipirón Errante. Levine parece estar muy animada con todo esto de acabar como esclava, pero Nat nos dice que se uniría a un motín sin dudarlo. Admiro mucho su valentía. (Apunte: tampoco vio nada sospechoso anoche). Han nos ha dejado acercarnos a la isla, pero quiere que saludemos a un tal Gorgo en la taberna de paso. Si pasamos por la taberna, claro… Cosa que no hemos hecho.
En cambio, nos hemos ido hacia una zona más montañosa de la isla, donde nos han dicho que podríamos encontrar a Safo. Al final después de andar un largo rato, hemos llegado a un teatro construido en la misma piedra blanca que las ruinas del puerto. Junto a él había un edificio igual de claro, con una lira a su entrada. Según fuimos entrando, llegamos a un jardín mágico, por el que circulaba un arroyo con agua transparente. Y ahí, en un pequeño banco, se hallaba Safo. Su aura y su belleza eran toda la presentación necesaria. Llevaba un antifaz con forma de mariposa de encaje cubriendo parte de su rostro, mientras que joyas blancas y plateadas caían por su pelo y cuello.
Nada más llegar, nos dijo que veía dentro de nosotras. Que confía en nuestra palabra pero que pediría un don a cambio de su ayuda. Tan solo usando hilos blancos, nos mostró un palacio, un relámpago y una ola enorme por encima de todo ello. Nos contó que más allá del bosque, al noreste, hay criaturas que rompen la armonía del lugar desde hace tiempos inmemoriales. Ella tiene poder, pero no puede liberar a la isla de ellos porque su alma no es el de una guerrera. Que vayamos hacia allí y busquemos un pozo, que allí está la entrada a unos pasajes subterráneos, la guarida de una bestia de otro tiempo.
La verdad es que todas las indicaciones son un poco místicas, pero al menos sabemos hacia dónde tenemos que ir y es una oportunidad de recuperar nuestra libertad. Como ayuda le ha dado en préstamo a Cris un carcaj con flechas de punta de bronce. Nos ha dicho que la bestia podría tener estirpe divina y podría ser resistente a armas que no estén imbuidas con poder arcano o divinas. Por lo que he podido aprender sobre mi nueva espada, seguramente me sirva.
Antes de marcharnos, ha sacado una madeja de hilo dorado y nos ha dicho que un hilo conecta nuestros destinos. ¿Qué significa ésto? No tengo ni idea.
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diariodeclamp · 2 years
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A son de mar
Día 26 (día 5 en barco)
Hoy ha sido un día también bastante atareado. La mar nos ha dejado dormir, pero durante el día no nos ha dado tregua con la tormenta. Al menos el viento iba a nuestro favor la mayoría del tiempo.
El evento del día no ha sido Cris subiéndose al mástil para arreglarlo, luego cayéndose y bajando flotando; sino yo, que al intentar subir me he quedado colgada de un pie. No les bastaba que encima Cris se ha puesto a hacerme cosquillas. ¡Con la de cosquillas que tengo!
Día 27 (día 6 en barco)
Por la mañana
El día ha empezado tranquilo, con solecito. He visto delfines, tortugas y muchos peces. ¡Qué bonito es el mar! Estamos aprovechando para descansar de estos días y nos regala unas vistas preciosas. Si la mar tuviera flores, serían mis favoritas en el diario, estoy segura.
Por la tarde
Lo que nos ha pasado hoy… Un lío, pero tampoco voy a negar que ya me iba haciendo falta algo de acción. Que la espada si no se me va a oxidar de tanto salitre.
Al rato de ver a los delfines, me pareció ver algo a la deriva a lo lejos. Cris intentaba enfocarlo con el catalejo, pero solo los expertos ojos de Grazivert fueron capaces de discernirlo del todo. Vio a “un hombre de mar bien”, como dice él, al cual acercamos a la borda en cuanto pudimos. Yannis Marduk, se llama. Al parecer era parte de una flota que navegaba es de Aurion, cerca de Flavia Renata, a Dolis con intereses comerciales. Después de darle agua y unas naranjas (¡son importantes!) al náufrago, decidimos ir a echar un vistazo al barco hundido. Por si acaso recuperábamos algo.
Cris, Levine y yo nos acercamos en barca y alguna manzana fuimos recogiendo por el camino. Pero el verdadero tesoro vendría después. Yo tardé más en bajar porque una guerrera jamás se lanzaría al agua con armadura completa de poder evitarlo. Bajo la superficie del agua quedaban aún algunos de los compartimentos del barco medio destrozados. En uno había una caja fuerte enorme que Cris consiguió abrir con sus increíbles habilidades de… ¿cerrajera? ¿¿ladrona?? Me sigue sorprendiendo, porque mi enfoque iba a haber sido golpear la cerradura con el pomo de la espada hasta romperlo… Ya fuera pudimos ver que había joyas, gemas, diamantes y un estuche con una espada increíble. Luego Yannis me dijo que no sabía para quién era, solo que el Colegio de Aurion constaba como remitente, así que me la quedaré por el momento. Es una preciosa espada plateada, ligera como para empuñar con una sola mano, con una linea de oro en su núcleo y decorada con flores y un rubí en la empuñadura.
Todo eso lo sé porque me he fijado ahora, ya que en aquel momento no me dio tiempo casi ni a levantarme y blandirla. Algo comenzó a burbujear bajo el agua a unos metros y en anda de tiempo, lo teníamos encima. Ni siquiera lo vimos por completo, tan solo su brazo enorme con el que nos atacó. Después de intentar golpearme, por poco se lleva a Levine, pero pudimos hacerlo retroceder lo suficiente como para remar de vuelta y lanzarnos sobre la cubierta.
Pero aunque estoy cansada y algo dolorida, Cris ha conseguido animar la noche recordándole a esta tripulación lo que son las salomas. Además, he podido bailar un poco con Natalia. ¿Que al principio me ha costado salir? Sí, pero luego lo he pasado genial.
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Día 28 (día 7 en barco)
Hoy han pasado muchas cosas. Bueno, solo una. O dos. ¡Pero es como si fueran muchas! En cuanto he podido me ha venido a escribirlo porque necesitaba pensar.
El día que la conocimos ya me llamó la atención su arma, una pistola. No se estila por el norte, así que si quiero aprendera a usarla, es ahora o nunca. Lo que no me esperaba es que, tratándose de un arma a distancia, aprender a disparar requiriera tanto contacto físico. Mientras me explicaba cómo funcionaba, Nat se acercaba mucho para ayudarme a apuntar. Y Cris ahí todo el rato mirando, sin cuidado. Se me podría haber ido una bala, que soy novata aún. Después de la clase necesitaba urgentemente distraerme, así que me puse a entrenar con la nueva espada. Para valorar su peso, empuñadura, velocidad; lo típico. Pues luego me ha dicho Cris que Nat no paraba de acercarse a mirar. Menos mal que he tardado poco en hacerme con la espada, habría sido una deshonra que me viera blandirla mal.
Luego por la noche es cuando se ha complicado todo aún más. Estábamos cenando, Cris y Levine bailando juntas, cuando Nat me propone un reto. Al mejor de tres disparos, una apuesta de 5 monedas de oro. Siendo realistas, no tenía ni una oportunidad de vencer a Nat, pero aún así acepté. Así que después de acertar dos de mis tres disparos, pero perder contra la perfección de Nat, volvía a tenerla al lado, aún pistola en mano. Y saboreó su victoria y tentó una revancha colocando la pistola bajo mi barbilla, sujetando mi mirada frente a la suya. ¿Y cómo iba a decir que no, si apenas sabía qué decir? Espero que no fuera muy evidente cómo me faltaban las palabras, porque llevo muchos años formándome para ello.
Y en efecto, volví a perder, así que me ha tocado fregar la cubierta, con ayuda de Levine y sus canciones. Y ahí se habría quedado todo de no ser por, sorpresa, Cris. Al final me ha tocado ir a avisar a Nat a su camarote de que ya estaba todo recogido. Y nada más abrir me la encuentro leyendo en camisón. Nada más. Creo que he cerrado demasiado fuerte después de despedirme. Mejor me voy a dormir.
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Día 29 (día 8 en barco)
Por la mañana
Antes de ponerme a hacer cosas y se me olvide, hoy he tenido un sueño muy bonito. Estábamos Serissa y yo de picnic, pero también estaba Nat. No me pueden poner tanta belleza en un solo sueño…
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diariodeclamp · 2 years
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Cris y Clamp se hacen a la mar
(Día 20, continuación)
Por la noche
Tengo un sueño… Nos hemos pasado toooda la tarde investigando, así que mañana tengo que hacer algo de ejercicio. Que de tanto estar sentada, me duelen los músculos.
Los libros de la sección privada eran muy extraños, tanto que no considero culpa mía haber cogido más de uno al revés. ¡Ni siquiera entendía lo que ponía en ellos! ¿Cómo iba a saber cogerlos? Cris tuvo más maña y algo encontró sobre el ocaso. Por lo visto también suele estar relacionado con el feywild, así que tendremos que andar con cuidado. Sobre Talona encontró que su símbolo son tres gotas de veneno en un triángulo, representando la enfermedad, el veneno y la putrefacción. Por lo visto su culto como tal no está penado, solo en algunos lugares, pero en general no tiene buena fama. Más bien se basa en unos pocos individuos que se reúnen de forma puntual. Lo último que encontramos es que en la costa oeste del continente hay una bahía con el nombre de esta diosa, ya que se dice que allí se alzó. Está plagada de pantanos, así que no me hace mucha gracia pasar por allí.
Al salir le preguntamos a Anna por sitios donde cenar cerca del puerto, así que acabamos en El Pájaro Greñudo tomando unas pintas con una pinta… (jeje) El sitio estaba decorado con madera, unsos sofás supercómodos y había un buen ambiente. Incluso había una diana, así que machaqué a Cris en las dos partidas que echamos. No he perdido mi buena suerte en los juegos de tabernas.
Y aquí estamos, de vuelta en el hotel. Hemos pedido un servicio de despertador para pasado mañana, porque no queremos quedarnos dormidas y perder el barco. Mañana es nuestro último día en Flavia Renata, ¡hay que aprovecharlo! Hablando de aprovechar, creo que voy a meter un rato los pies en el jacuzzi, que tampoco quiero irme de aquí sin probarlo.
De madrugada
Cris me ha despertado contando algo increíble. Dice que ha visto a una de las sirvientas vampiresas de El Castillo flotando en la ventana. Me he asomado espada en mano, pero no he visto nada. Se ha venido a dormir en mi cama, que cabemos de sobra y seguro que así se queda más tranquila.
No me gusta ni un pelo, algo no cuadra.
Día 21
A mediodía
Esta mañana hemos vuelto a subir por la universidad a ver qué eran las cosas que Cris “cogió prestadas” del carro de Emett. Y a sé que él no las va a necesitar más, pero aún no estoy muy convencida de que esto esté bien. Se nota que ya avanza la semana, porque la gente del tranvía va más cansada que ayer.
Bajamos otra vez a la biblioteca, donde las forjas y laboratorios, y resulta que la mayoría de los botes que Cris encontró eran veneno. ¿Para qué quería este hombre tanto veneno? Nosotras no los queremos, así que se los hemos vendido a los investigadores, que se los han quedado tan contentos porque ahora tenían más “nosequé mitocondrial”. Un botecito amarillo era una poción de fuerza y el naranja, de salud. Junto con las que ya hemos comprado estos días, no nos van a venir nada mal, nunca se sabe qué puede depararnos el viaje a través del océano. Ojalá lleguemos pronto a Dolis…
Ah, también pudimos averiguar que el anillo de gema marrón que llevaba Emett mejoraba tus reflejos frente a los ataques, peeero que es muy difícil quitárselo cuando ya lo llevas puesto. Veamos cuánto tarda Cris en ponérselo.
Por la noche
Cris ya está durmiendo, así que aprovecho para poner ésto al día.
Por la tarde bajamos a la lonja, donde tenían DE TODO. Si no me he llevado toneladas de raciones y, lo más importante, NARANJAS, no me he llevado nada. Que dicen que esas frutas traen buena suerte y mejoran la salud de los marineros en la mar. Bueno, y cómo no, conseguimos ropas piratescas sureñas chulísimas. Yo me he comprado un chaleco negru, una camisa nueva (que hace falta llevar recambio) de mangas anchas y un pañuelo morado precioso.
Pasamos un momento por el hotel y recogimos a Coliflor para llevarlo al barco. Se nos olvidó mencionárselo a la tripulación, pero por suerte tenían hueco para él. Si no venía con nosotras, casi habría preferido no coger el barco. No quiero dejarlo atrás.
Al volver al hotel, Cris me ha estado hablando de la vampiresa de anoche. No es la primera vez que ve algo parecido, porque durante el viaje por el páramo, la Condesa le hablaba y soñaba con ellas. Espero que cuando nos echemos a la mar, todas las visiones se acaben y perdamos de vista a las vampiresas, si es que nos están siguiendo de algún modo.
En cuanto lleguemos a Dolis, todo irá mejor.
PD: Cris se ha puesto el anillo. Lo sabía.
Día 22
Por la mañana
¡Hoy partimos! Menos mal que el despertador que contratamos nos ha despertado a tiempo, aunque eso sí: menudo susto nos ha metido. Hemos recogido todo y salido ya del hotel. Creo que en el desayuno Cris ha cogido más bollitos de los que realmente se ha comido, pero bueno… Ah, y ver a Coliflor de nuevo me ha animado, menos mal que puede venir de viaje con nosotras.
Por la tarde, ¡en el barco!
¡Qué maja toda la tripulación! Vamos a estar bien acompañadas en el camino a Dolis.
Nada más llegar, conocimos a un par de tefilines gemelos: Casil y Levine. No puede haber dos personas más distintas, porque mientras que Levine anda rodeada de colores, lazos y corazones, Casil parece sumido en una profunda melancolía existencial que curiosamente, no parece molestarle. Ambos rebosan energía, eso sí. Bueno, pues fue Levine quien nos ayudó a encontrar nuestras hamacas bajo la cubierta y a buscarle un hueco a Coliflor. Espero que lleve bien el viaje, no creo que nunca haya montado el barco.
Luego hemos estado ayudando en la cubierta, aprendiendo a desplegar las velas y a mantener el rumbo. Las nubes nos lo pusieron un poco difícil, pero nos las hemos apañado bastante bien. Levine nos ha echado una mano, porque Casil estaba ensimismado con los delfines. Buah, y Cris se está haciendo muy amiga de Grazivert, ya ha estado dándole sustos. Se avecina una batalla entre estos dos, estoy segura.
La tarde la estamos pasando todos juntos. Primero Levine nos ha preguntado por nuestras diosas, y a cambio, nos ha hablado de la suya: Titania. Quiere sonarme de algo, pero la verdad es que no termino de caer. Nos ha contado que es la diosa de las ilusiones, ¡pero de qué manera! Ha aprovechado y se ha convertido en una copia prácticamente idéntica de mí, solo que aproximadamente medio metro más pequeña. Cris se lo ha pasado pipa, pero yo me he quedado pensando en lo raro que es verse a una misma desde fuera.
Luego Nat se ha acercado a charlar con nosotras. No sé cómo lo hace, pero el aire del mar le sienta genial, qué estilazo. Nos ha hablado de su familia, de su mujer Taeral y de su hijo. Qué familia más bonita, la verdad. Dice que viven en Dolis, espero que podamos conocerlos.
Por la noche
Ha sido un día maravilloso en la mar. Lo único que nos ha descuadrado es que el sol ha tardado más de lo normal en ponerse. ¿Lo vamos a ver más a menudo ahora que nos acercamos a nuestro destino? ¿Tendrá que ver con que estamos avanzando hacia el oeste o de nuevo hacia el norte? No lo sé.
En la cena, Grazivert decidió acompañar las gachas de una buena dosis de cotilleos para conocernos. Él nos ha contado que antes era aventurero, pero que lo hirieron y decidió venirse al mar a ser aventurero. Luego le tocó a Cris hablar de su familia, que por lo visto está plagada de aventureros. Así de buena es ella con las aventuras, ¡lo lleva en la sangre! Habló de su abuela Calidora y de cómo sus padres se conocieron estando de aventuras por el mundo. Y de sus hermanos, uno de ellos ya anda de aventuras, Romero. Vainilla no, pero Cris ya se puede ver que ha seguido los mismos pasos que su hermano. Me alegro mucho de que haya decidido compartir sus aventuras conmigo.
Luego me ha tocado a mí, y Casil ha ido a preguntarme que qué temo y que a quién quiero. Con la primera pregunta iba bien, porque lo último que querría en este mundo es que a la gente que quiero le pasase algo y no pudiera estar ahí para ayudarlos. La segunda… ¿por qué hacerme una pregunta tan difícil? Yo quiero mucho a Serissa, tengo muchas ganas de verla, de ayudarla a arreglar el ocaso, hablar de Syl, volver a pasear por el campo (espero que haya campos bonitos en Dolis con muchas flores)… Eso es querer a alguien, ¿no?
Después ha hablado Natalia. Es curioso, porque nos ha dicho que antes tenía una ferretería, pero como que salió mal, decidió comprar un barco y lanzarse a la vida de mercader. Qué valor el suyo, me cae bien.
También hemos visto muchas estrellas, aquí se ven mucho mejor que en la ciudad.
Días 23 y 24 (días 2 y 3 en barco)
Por la noche
Ayer no tuve tiempo ni apenas fuerzas para escribir. El tiempo se ha vuelt en nuestra contra y creo que hemos perdido un día de viaje al menos. La tormenta nos ha desorientado bastante, ni siquiera Natalia conseguía aclararse ayer con el rumbo. Coliflor no se ha tomado muy bien las olas, así que he pasado bastante rato con él en la bodega. Hoy me toca guardia, aunque no sé yo si voy a conseguir quedarme despierta mucho rato. Hay que intentarlo.
Día 25 (día 4 en barco)
Por la tarde
¡Hoy ha salido el sol! Esta mañana hemos aprovechado para tender la ropa y hacer una pasarela de modelos, que Levine ha insistido. Menos mal que hemos recuperado el rumbo y pasado un buen rato, porque por la tarde se han torcido un poco las cosas.
Un pulpo gigante nos ha atacado así de la nada. En más de una ocasión casi salimos mal paradas, yo incluida. Menos mal que Cris estaba ahí para echarme una mano cuando casi me caigo por la borda por culpa de un tentáculo. Ah, y por suerte, esta mañana estuve repasando unos conjuros que aprendí antes de salir de Vinterhel. Quizá me he arriesgado demasiado, pero he probado uno que invocaba un haz de luz de luna y… ha sido increíble, cómo ha acabado con el tentáculo en cuestión de segundos. Más me vale no conjurarlo por error, porque magia así puede hacer mucho daño. Gracias a Syl por concederme estos dones y permitirme ayudar a mis amigos.
Aparte, sería mentir si no dijera que cuando he subido de nuevo al barco tras casi caerme, he aprovechado para poner en marcha los músculos de los brazos un poco. Ya que están, pues se lucen, ¿no?
Hoy cenamos pulpo (obviamente) y, por como huele, a Cris le ha quedado riquísimo. Yo he aprovechado para ir a ver a Coliflor que, por suerte, estaba bien. Pobrecito, menudo mareo de viaje.
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diariodeclamp · 2 years
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Cris y Clamp de turismo por la ciudad
Más tarde, en la calle
Han pasado demasiadas cosas para el poco tiempo que ha pasado desde la última vez que escribí.
Justo cuando dejé de escribir, Emett acababa de sacar una hoja de su bolsillo. Se la comió y cayó al suelo; nadie lo vió venir. En cuanto lo vio, me lancé hacia él intentando recordar las de aquel ritual que aprendí para poder sanar a quienes reclama la muerte. Por suerte, o por desgracia para él, cuando Cris y yo llegamos a su lado, aún respiraba. Aun así, no dijo nada más; no conseguimos que dijera quiénes están detrás de todo esto.
He de admitir que quizá insistí demasiado con el tema y casi me meto en un buen lío al hablar de las piedras mágicas. También puede que llevarla en el bolsillo mientras lo acusaba de comunicarse con sectas extrañas no haya sido la mejor de las jugadas… Pero parece que el juez lo dejó pasar, ignorando la petición de Emett de que me registraran.
Salimos del juzgado en cuanto pudimos, no sin antes enterarnos bien de dónde guardaban nuestras cosas… ¡Y a Coliflor! ¡Cómo lo he echado de menos! Ah, y a mi armadura también.
Luego, Cris propuso ir a enterarnos bien de dónde iba a estar Emett antes de que se cumpliera su condena. No me gusta nada de nada lo que ha hecho, pero en el fondo me da un poco de pena. Al final pasó solo Cris a hablar con Barlovento (su abogado), a ver si podía encontrarlo. Yo me quedé fuera con Coliflor y las cosas, pero después me contó algunas de las cosas que le dijo Emett.
Por lo visto, la hoja que se comió era un trozo de la planta del despacho del capitán, ,muy venenosa así que la aprovechó. También le explicó que le sacó el corazón al pobre borracho para hacer un veneno y así poder matar a más gente, pero no nos dijo a quién. Por lo visto espara algo que ya está en marcha. Aquí le doy las gracias a Cris por preguntar, porque le dijo que no tiene que ver con el ocaso. La pobre le dijo que por qué quiere morir. Emmet le contestó que ya no tiene nada que hacer. Que lo que haya después depende de cómo me.e comportase en estos últimos momentos, pero que está tranquilo, dice. Que al menos él no va a estar cuando las cosas se pongan feas.
La verdad es que me ha dejado un poco preocupada.
En el hotel
Ay, en la que nos ha metido Cris. No para mal, sino para bien, pero no sé yo si estamos haciendo bien.
Seguimos caminando por la ciudad y preguntamos por alguna posada o sitio donde poder alojarnos. Un señor nos habló, entre otros, del Hotel Impervius, cerca de la desembocadura del río. Cris insistió en ir a ése, pero yo no estaba muy segura de que pudiéramos pagarlo. Bueno, que entre unas cosas y otras, llegamos a una playa infinita, de arena resplandeciente bajo la luz de la tarde. Por fin pudimos ver el mar de cerca y los acantilados que lo cercaban. Había ambientillo en el paseo marítimo. Buah, ¡también vimos un tranvía! Tenemos que subirnos un día de éstos.
Que me desvío: fuimos hacia la ría, donde las casas eran bastante más señoriales que en la zona del puerto. Por eso me daba a mí que el Impervius se salía de nuestro presupuesto, incluso considerando los ahorros con los que salí de Vinterhal, pero Cris no paraba de insistir. Y efectivamente, solo con la fachada del hotel y el servicio, el hotel estaba fuera de nuestro alcance. Aún así, Cris pidió la mejor habitación, una suite doble, y bombones. Yo no sabía qué decir. Subimos unas escaleras de caracol en las que casi podíamos ver nuestro reflejo y que nos llevaron a un recibidor pentagonal donde estaba nuestra habitación, la 503.
Bueno, pues si el hotel era impresionante, la suite aún más. Después de un pequeño recibidor, nos encontramos con un espacio totalmente abierto, rodeado con una cristalera que daba tanto a la ría y como al mar. ¡Si hay hasta un jacuzzi al lado! Y sitio para dormir tenemos de sobra, porque ahora estoy sentada en una cama ENORME. Hay otras dos que se ha agenciado Cris.
Y aquí sigo, sentada en la cama, después de que Cris me contara cómo vamos a pagar por todo esto. Por lo visto, cuando fuimos a recoger nuestras cosas al almacén, cogió algo más que las suyas… ¡Se llevó las de Emett! Es verdad que no va a necesitarlas allá a dónde va. También es cierto que parte de esas cosas son nuestras, ya que puede que nos timara con las pociones… Pero aún así me siento culpable.
Ahora tenemos una bolsa con nada más y nada menos que 10 monedas de PLATINO, 112 monedas de oro y un rubí chiquitito (¡es muy bonito!). Ahora entiendo por qué no le importaba tanto el precio del hotel… También se llevó varias botellitas de misterioso contenido, un montón de papeles llenos de garabatos indescifrables y un anillo plateado con una joya marrón que solía llevar Emett. Lo hemos metido todo en la caja fuerte junto con la piedra que habla. No es buena idea ir con tanto dinero encima…
Creo que bajaremos a comer, que entre juicios y buscar dónde dormir, se nos ha echado el tiempo encima.
Después de comer
Hacía mucho que no comía tan bien, estoy empezando a agradecer que Cris haya elegido este hotel. No solo tienen toneladas de solomillo y chocolate por todos lados, ¡sino que incluso hay músicos! Además, la recepcionista ha sido muy amable y nos ha contado la historia de la ciudad. Tiene que ver con flores, solo con eso ya me ha enganchado. Así que voy a aprovechar para apuntar la historia en lo que Cris termina de atacar el postre (creo que se ha cogido un plato demasiado grande para ella).
Cuando pasamos por recepción, nos quedamos echando un vistazo al mapa enorme de la ciudad que decora una de las paredes. En él hay un poema escrito, obra de un poeta llamado Glauco Keiros, miembro de los Lirios Rotos, un grupo de ideólogos muy importante en la historia de Flavia Renata. Además, era muy, muy buen amigo  de Fabio Alcántara, el arquitecto de esta misma ciudad. Casi tanto como Serissa de mí, seguro. Por desgracia, el poeta falleció en una tormenta, así que su amigo quiso dejar su recuerdo en el mapa que él mismo había dibujado. Nadie merece perder así a alguien tan querido.
Voy a coger algo más de chocolate, que luego seguro que me entra hambre en lo que vemos la ciudad.
Por la tarde, llegando la noche
¡Menuda vuelta hemos dado! Hasta yo estoy hecha polvo, no entiendo de dónde saca Cris tantísima energía.
Hemos pasado por el puerto, a ver qué barcos había allí atracados. Por muy acogedora que resulte esta ciudad, tenemos que continuar viajando hacia el norte. Tenemos una misión entre manos. Por suerte, en la Casa de comercio han podido darnos toda la información que necesitaba para no acabar en un barco problemático.
Y con problemático me refiero a la FLOTA OFICIAL DE DOLIS.
¿Sería la manera más rápida y segura de llegar allí? Sí, no lo dudo. ¿Quiero andar utilizando la carta de “soy de la Familia Real de Vinterhal”? No, de eso nada. Prefiero seguir siendo Clamp y viajar con mi amiga Cris.
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Había un par de barcos más: El Verde Perpetuo y El Chipirón Errante. En el primero hemos conocido a Harold Widogast, un mercante cincuentón muy majo, pero que no pensaba levar anclas hasta dentro de varias semanas. En cambio, el primer oficial de El Chipirón Errante, Graziver Truedust, y su capitana (¿Nati se llamaba?) nos aseguraron que en cuatro días se echarían a la mar.
Parece que hay más gente en la tripulación, pero no estaban allí en aquel momento. Graziver desapareció con sus silla de ruedas y su risa de gnomo entre las velas del pequeño galeón. Nati mientras negoció con nosotras qué tareas podríamos hacer allí. Parece buena capitana, una capitana de las de las historias de heroínas, con su camisa holgada, pantalones de cuero y un sable. Creo que nos vamos a llevar bien, yo ya le he dicho que cuente con mi fuerza y con mi espada.
Y de agua en agua, acabamos en la playa. Cris prácticamente se lanzó de cabeza al mar y por un momento, pensé que la iba a perder entre las olas. Cada vez se merece más el sobrenombre de Crisantemo La Valiente. Yo también aproveché y me bañé un rato, siempre pendiente de la armadura. Bueno, casi todo el rato, porque una chica se me quedó mirando raro y fue un poco confuso. Momento en el que Cris aprovechó para meter arena en mi armadura, si es que no tiene remedio…
En cuanto pude deshacerme de las TONELADAS DE ARENA, fuimos a buscar el tranvía. Cada vez que doy un paso en este viaja tengo más claro que todo lo que he aprendido nunca va a ser suficiente, porque no deja de sorprenderme. ¡El tranvía flotaba sobre el suelo! Lo único malo es que no sabría volver a la playa por mi propio pie, porque me pasé todo el viaje mirando por la ventana.
Ya en el barrio del Lozal, entramos a una vieja librería plagada de estanterías y olor a libro antiguo. Detrás del mostrador había un amor de dracónide atendiéndonos. Nos ayudó a encontrar el libro que quería Cris, Amor de colmillo, y nos convenció para comprar otro que parecía muy entretenido. Probando, probando, triunfé patinando, de Ginebra Meriweather. Cris quiso dejar uno comprado para Gareth, su amigo el guardia. Suena un poco raro, pero ella insistió en que La columna de mármol es el libro perfecto para él.
Bueno, parece que ya vuelve Cris. Luego sigo.
Por la noche
Antes estaba haciendo tiempo en lo que Cris salía de la prisión. No es que la hubieran detenido otra vez ni nada, sino que estaba viendo si podíamos pasar a visitar a Emett por última vez. No le espera un buen destino, pero tampoco se ha forjado uno bueno con sus acciones.
Los de la prisión no son tontos. Como es un mago, ya se las habían apañado para que no pudiera hablar lo sufrientemente claro como para lanzar hechizos. Fue más complicado de lo normal comunicarse con él, pero tampoco le quedaba otra y Cris es MUY insistente. Y buena persona, así que Emmet dijo que hablaría con ella. ¿Debería tomarme eso como una indirecta?
El caso es que aquellos que piensan como Emett buscan un rejuvenecimiento del mundo y de la población, pero no su destrucción. Algo me dice que habría más destrucción de la que asegura, pero bueno… Que todo lo que hacen no va contra natura, sino que van guiados por ideales de pureza y que solo impulsan las fuerzas naturales que ya existen. Cómo no, la muerte es una de ellas. Pues eso: destrucción, fijo. Eso sí, insiste que no tiene nada que ver con el ocaso. En el supuesto de que diga la verdad, ¿y si los cambios en el atardecer son un daño colateral que no están causando ellos directamente? Es una buena teoría.
En lo que yo pensaba todo esto, ¿no va Cris y se ofrece a leerle AMOR DE COMILLO? Y, PEOR AÚN, Emett le dice que con las manos atadas no le sirve. Juro que en ese momento me quería morir, pero Cris bien que se reía. Ay…
Antes de irnos y despedirnos finalmente de él, Cris insistió en que Emett podría no haber acabado así, haber sido mejor persona. Pero a él parece darle igual. Cris es demasiado buena, por eso me gusta que sea mi amiga.
Día 20
Por la mañana
Hoy ha sido nuestro primer día como universitarias. Quitando la parte en la que nos hemos despertado en un hotel de lujo bajo la luz del sol marino, desayunado buffet libre y que no estamos matriculados, pero eso no lo saben los demás. Lo importante y lo que realmente nos hace universitarias es que hemos ido en tranvía hacia la Universidad, en lo alto de una colina. Estaba lleno de estudiantes y en cada esquina había una ilusión distinta. Creo que algunas eran parte de los deberes inacabados de más de uno.
El campus es gigantesco, lleno de edificios esféricos e incluso un porche en forma de hoja y plagado de cristalitos de colores. ¡Es precioso! Gracias a un alumno, encontramos la biblioteca. Es un edificio semicircular enorme que prácticamente cuelga del acantilado y está lleno de gente estudiando. El encargado de la entrada, un enano con una túnica morada y azul deslumbrante, nos ha dicho que es porque hay hechizos de insonorización por todos lados. Tengo que aprender cómo se hacen.
El resto de la mañana lo hemos pasado investigando en la sección pública de la biblioteca. Yo estuve leyendo sobre las piedras mágicas y sobre el ocaso. La información era muy general, pero al menos ahora sé que puede haber más de una piedra conectada a otra. Puede que Emmet fuera uno de muchos acólitos y que todos se comuniquen con la misma piedra central, quien les da órdenes.
Del ocaso casi todo lo que había me ha servido para refrescar aquellas clases de astronomía que daba en casa, pero no había mucho más allá de los típicos fenómenos celestes. Eso sí, mencionaba que en algunos planos dimensionales (ni idea de qué es eso) el cielo puede ser distinto o que puede alterarse debido a invocaciones o hechizos especialmente poderosos. ¿Y si alguien está intentando invocar algo que no debe, o intentando dejar pasar una de esas otras dimensiones en la nuestra? No sé cómo podría funcionar, pero es lo único que tenemos.
Cris ha estado investigando sobre Emett con algo más de suerte. Existen tradiciones que hablan de los ciclos naturales de la vida y la muerte, las fuerzas que los dominan. Existen cultos que se han creado en torno a estos ciclos, muchos asociados a los dioses de carácter natural, como Meliki y Silvanus. En esencia, dioses conectados con la tierra. También hay cultos a dioses más negativos como Talona. Como diosa de la peste y el veneno, mantiene la idea de que a través de la muerte se puede purgar la naturaleza para que los más fuertes den mas esplendor al mundo. Parece que ya no está instituido el culto a Talona, pero sus clérigos vestían de color verde oscuro… como Emett. Eso sumado a que existen tratados sobre cómo romper ciclos naturales me hace estar segura de que esta diosa estaba detrás de Emmet e implicada en todo esto.
Por la tarde, después de comer.
Cris ha vuelto a preguntarme por Vinterhal… Creo que estoy gastando toda mi suerte, porque he conseguido hablarle de la Familia Real como si no fuera la mía. Que estuviéramos muertas de hambre y cansadas de leer también ha ayudado. Así que nos hemos ido a la cafetería.
En la cola hemos conocido a nada más y nada menos que al RECTOR de la Universidad. De primeras no sabíamos que era él, tan solo que un chico joven de piel oscura, pelo rizado y puntas rosas y una túnica melocotón clarito a juego con una capa corta de repente nos estaba preguntando que estudiamos. Tan majo él, nos dice que podemos conseguir acceso al área restringida si invitamos al rector a comer. Estaba claro que quería decirnos que era él, pero no se atrevía ni a deciros su nombre: Ulrich Duport. Es muy majo, así que lo invitamos a comer espaguetis con albóndigas y estuvo hablándonos emocionado durante más de media hora sobre su grupo de ingenieros, sus círculos de teletransporte y los objetos mágicos que crean en las forjas bajo la biblioteca.
Gracias a Ulrich hemos podido bajar a la sección restringida de la biblioteca. Ha hablado con Anna, una muy, muy buena amiga suya, para que nos deje pasar. Después de enseñarnos los laboratorios y la sección, se marchó corriendo, no sin antes decirnos que si vamos a Dolis, que le digamos al rector de allí que “mueva el culo”. No sé yo si se lo va a tomar muy bien.
Pero bueno, problemas burocráticos aparte, seguro que aquí encontramos algo más interesante. Eso sí, hace un calor horrible. Espero no tener que quitarme la armadura.
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diariodeclamp · 2 years
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A merced de la justicia
Día 14
Por la noche
Me gusta Ravenna, es un pueblo muy amigable y tranquilo. Ojalá pudiéramos quedarnos más tiempo, aunque es verdad que tampoco hay mucho más que ver que no hayamos visitado hoy.
Como cenamos pronto, aprovechamos las indicaciones de la buena tabernera para visitar unos viejos columpios y la playa junto a la rivera. A mí me dio un poco de cosa subirme por si se rompían, pero Cris se lo pasó palomita. Casi se cae de unas ruedas que estaban algo oxidadas, se quedó ahí colgada boca abajo y fue muy gracioso, no lo voy a negar.
Después fuimos a la playa y a pesar de que llevaba todo el día haciendo sol, ¡el agua estaba helada! Más o menos como en casa, así que sigo sin entender cómo funcionan las cosas en el sur. En lo que Cris charlaba con un pato y le tiraba migas de pan, estuve fijándome en el atardecer. Estaba tan bonito y normal como siempre. ¿Lo habrá conseguido solucionar Serissa ella sola? No sé, espero que sí y que pueda verla de todos modos.
Cuando se puso el sol, pasamos a preguntar por el ferry que lleva a Flavia Renata. Al final iremos a pie junto al resto de la caravana, ya que es algo caro para todos, pero nunca está de más preguntar. Y como Cris tenía muchas ganas de jugar a las cartas y la gente de la taberna nos invitó a unirnos a su partida a las puertas del local, estuvimos jugando unas manos. Al final perdimos por arriesgar demasiado, pero se estaba bien al fresco. Me gusta este sitio, es muy tranquilo y la gente es amable y risueña.
Así que ahora toca ir a dormir. Se me hace raro no escuchar el ajetreo de pasos y sillas sobre nuestras cabezas. Los únicos sonidos que alcanzan la habitación es el canto de los grillos y el leve fluir del río. Son buenos compañeros para pasar la noche.
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Día 15
Por la mañana
¡Ya hemos salido de viaje! Pero antes de salir ya han pasado cosas interesantes, así que voy a aprovechar que tengo un rato para escribir.
Una de las cosas que nos dijo ayer la tabernera fue que tienen tostadas de desayuno, y a mí me encaaaaantan las tostadas. Bueno, casi cualquier cosa que implique desayunar, pero no es el caso. Pues las tostadas que hemos tomado estaban riquísimas. Con lo buena cocinera que es y yo asustándola al bajar haciendo un pelín de ruido con la armadura. ¡Pero es que voy más cómoda así!
Pero no se queda ahí el desayuno, porque a Cris se le ocurrió intentar comunicarnos de nuevo con la piedra... con un chiste. A mí no me convencía del todo, pero nos ha servido para ver que la cosa va en serio. Nos han contestado "Este canal es solo para comunicación de La Misión. No lo uséis para tonterías, hermanos." Puede que nos estemos metiendo en un buen lío, pero... ¿Y si tienen que ver con el ocaso? ¿Irá con mayúsculas "La Misión" o soy yo inventándome asociaciones? Ya me ha picado la curiosidad. Además, que no parece que quienes nos hablan sean gente de fiar... Necesito saber quién está detrás de esta piedra y qué trama.
Por la tarde
Hoy no he encontrado ninguna flor nueva, pero las que hay junto a la rivera son igual de bonitas. Este camino es más apacible que el que nos ha traído a Ravenna, y mucho más aún que el de El Páramo. Ojalá sigamos yendo a mejor.
Cris lleva un rato riéndose sin parar, creo que es por algo que le he dicho a Emett. Tan solo quería preguntarle qué hace un mago como él en un viaje como éste, siendo tan poderoso y anda vendiendo pociones, y al parecer eso da para reírse durante... ¿media hora? No sé, pero si le ha hecho gracia pues es un éxito, que reírse es bueno. ^-^
Ahora hemos aparcado a un lado del camino y toca hacer guardia. El ocaso sigue siendo normal, no he notado nada raro.
Día 16
Por la mañana
¡Menudo susto me he llevado esta noche! Estaba tan tranquila haciendo guardia, vigilando atentamente el camino y la luna. Y recordando lo bonita que se veía su luz cayendo sobre Serissa, sobre su cabello color nogal aquella noche de verano, cuando fuimos al Mirador de los Antiguos. El paisaje ya lo conocía de memoria, cada detalle, cada susurro del viento. Pero con ella allí, el arroyo fluía distinto y el ocaso coloreaba el mar en la lejanía con más delicadeza de lo normal.
Y así estaba yo, tan tranquila en mi guardia, cuando de repente, ¡zas! Aparece un guardia a mi lado sin previo aviso, llamándome despistada. ¿No se supone que está para facilitar las guardias? Que no vaya asustando a quienes perdemos horas de sueño por escudriñar las sombras del camino...
En lo que llevamos hoy de viaje hemos podido ver mucha más gente en los caminos. Se nota que vamos acercándonos a una ciudad más grande.
A mediodía
Cris es un caso aparte, ésto tengo que escribirlo.
Estábamos comiendo cuando de repente levanto la mirada y veo a dos Emetts delante de mí, uno más bajito que el otro. Resulta que Cris se había disfrazado de él y la verdad, lo clavaba. ¡Tenía la misma cara enfurruñada y ojeras! ¡Pues no va y aprovecha para hacer una ilusión de otra Clamp! Yo que tan solo estaba comiéndome mis gachas, ay.
Ah, y Cris le regaló a Emett una corona de flores y creo que hasta le ha gustado. No ha dicho nada, pero se le ha notado en la cara y en que, cuando se ha vuelto a su carro, no se la ha quitado. Qué bonita es Cris.
Por la noche
Hoy me toca la segunda guardia, y aunque Cris me ha asegurado que el ocaso ha ido bien, también ha hablado de vampiros, así que muy tranquila no me quedo…
Otro que estaba despierto esta noche es Emett. Vi luz en su carro, así que me acerqué a cotillear. Tardó un rato en darse cuenta de que estaba allí, se le veía concentrado. Estaba inmerso en un libro que estaba fatal escrito o en un idioma que no conozco. También tenía dibujos de hojas (de sus pociones, supongo) y cuentas bastante densas que me dieron dolor de cabeza solo de mirarlas.
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Día 17
Por la mañana
Acabamos de mandar otro mensaje por la piedra mágica fingiendo que pedíamos más datos sobre la misión, a ver si los engañábamos, y nos han contestado que sigamos como hasta ahora. No es mucho, pero significa que tienen algo en marcha.
Por la tarde
¡Hoy ha sido mi día de suerte! No he visto flores nuevas, pero sí una planta con unas hojas preciosas, de color rojo y bordeadas en tonos verdes, como aserrada. Así que me he guardado unas pocas para mi cuaderno, van a quedar preciosas. Eso sí, he tenido que lavarme las manos después porque Cris se ha puesto a chincharme (de eso me he dado cuenta después) diciendo que lo mismo tenían veneno. Casi me voy al río de los nervios, qué caso de chica…
Lo que sí me hay llamado la atención es que el sol ha tardado un poco más de lo normal en ponerse. Me temo que mis esperanzas de que ya estuviera resuelto han sido en vano, pero ey, al menos sigo teniendo otra razón más para encontrar a Serissa.
Precisamente sobre el ocaso es de lo que hemos estado hablando con Emett. Me da la sensación de que le ha llamado la atención, pero nos ha dicho que no se ha fijado, que suele estar demasiado inmerso en sus libros, lo cual es bastante obvio. Pero no sé, me suena raro. También le hemos mencionado de nuevo la piedra mágica, sobre la cual solo nos ha dicho que tengamos cuidado. No me gusta el cariz que está tomando ésto.
Por la noche
¿Pero qué me pasa en las guardias? Me nos mal que esta vez no ha venido ningún guardia a mirarme mal, pero es que estoy de un distraído. Es que como el ocaso hoy ha sido extraño, me he acordado de Serissa (sí, otra vez) y uf… ¿Las noches en el sur se están haciendo cada vez más calurosas o es cosa mía? Me he tenido que aflojar la armadura un poco y todo. No sé, no debería escribir sobre estas cosas, que luego como Cris me encuentre el diario, creo que me moriría de vergüenza al instante.
Pero no puedo negar que la noche sería mucho más entretenida si estuviera Serissa aquí. Bueno, y si yo no fuera una cobarde, que menuda ironía. Una paladín cobarde. ¡Pero es que es más fácil luchar contra monstruos que hablar de ciertas cosas!
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Día 18
Al mediodía
No me puedo creer lo que nos acaba de pasar… Aún sigo intentando procesarlo e intentando entender ¡¡POR QUÉ EMETT NO HA DICHO QUE SU CARRO ERA SUYO, SINO QUE LO HA DICHO CRIS Y AHORA SE LA HAN LLEVADO DETENIDA!!
Vale, sigo escribiendo. Que antes me he empezado a poner nerviosa y necesitaba rezar un rato. Intentaré ser lo más clara posible, porque cualquier detalle puede ser clave para poder sacar a Cris de esta y enterarme si Emett solo es un cobarde (de los de verdad, no como yo) o si trama algo más.
Esta mañana, Cris iba conduciendo el carro de Emett, que supuestamente había pasado mala noche y quería intentar dormir unas horas. Ya, seguro… En lo que llegamos a las puertas de Flavia Renata, nos encontramos con que había bastante caravana. Al parecer, los guardias estaban haciendo un registro de entrada, ya que la noche anterior había aparecido un hombre muerto en los caminos. Y yo pensando que el mayor problema iba a ser que preguntaran por mi apellido… Al pobre infeliz, borracho como una cuba, le habían sacado el corazón. En ese momento pensé que qué monstruo sería capaz de tal atrocidad. Bueno, pues ya tengo mus sospechas.
Mientras revisaban nuestros carros, un guardia salió del nuestro con cara de haber visto un fantasma. Nos preguntó quién era el propietario, y como nadie decía nada, Cris dijo que era suyo (¡¿Cris?!). Fue ahí cuando la detuvieron y nos llevaron escoltados hasta el centro de la ciudad, ya que encontraron un corazón HUMANO en el carro DE EMETT. Habría disfrutado de la visita de no ser por la situación y de que no paraba de darle vueltas a los rastreros y traidores comentarios de Emett. ¿Cómo ha sido capaz de dejar cargar a Cris con algo que han hallado en su carro? ¡Incluso dijo “no me esperaba esto de ti” delante de los guardias!
Me da rabia no haber sabido reaccionar antes, pero al menos pude enterarme de algo en el trayecto. Uno de los guardias me miró raro cuando lancé el hechizo, pero conseguí meterme en la mente de Emett durante unos instantes.
Fue muy extraño, casi diría que incómodo. No lo había intentado antes con alguien que pudiera ser hostil, pero no salió mal. Nada más entrar, se me vino encima una ola de preocupación, que solo con mirarlo un poco ya podía notarse. En lo que seguí merodeando por sus pensamientos, me llegó uno bastante claro, en el que se preguntaba qué sabíamos nosotras. En lo que me planteaba si podía deberse a la misión que mencionaba la piedra o al ocaso, algo me lanzó (figuradamente, que si no, habría sido muy cantoso) fuera de allí. No pude ver más. No sé si se ha dado cuenta, y no puedo quitármelo de la cabeza.
Al llegar al edificio de los juzgados y de la guardia, Cris se tuvo que quedar en la prisión, pero a Emett y a mí nos ofrecieron subir a unas dependencias en lo que durara el caso. Me ha costado mucho dejar a Cris ahí sola, espero que esté bien…
Ahora estoy en un cuarto, estrecho, pero mucho mejor de lo que esperaba para ser sospechosos de un asesinato. Voy a intentar enterarme de más cosas sobre esto, y puede que vaya a hacerle una visita a Emett. Cuida de nosotras, Syl.
Por la noche
No he conseguido enterarme de más sobre el caso, solo que mañana tendremos una vista para plantear el caso. En lo que volvía de preguntar, he visto que no había guardias en el pasillo, así que he pasado a hacerle una visita a Emett.
Al principio se hacía el sordo, así que he entrado de todos modos. Una intenta ser educada, pero no me lo ponen fácil… No me dijo mucho aparte de que lo dejara en paz y no nos metiéramos donde no nos llamaban. Que si Cris se había hecho responsable de su carro, no era su problema. Imposible hablar con él, así que me volví a mi cuarto. Espero que no se le ocurra hacer nada raro por la noche, no me da confianza tenerlo de vecino.
Al menos la ciudad es bonita, las vistas desde mi ventana son agradecidas. Se puede ver el mar y la luna reflejándose en su superficie. Lo echaba de menos. Ojalá estuviera Cris aquí para verlo, no se merece estar ahí encerrada.
Rezaré y me iré a dormir.
Mentira, no me ha ido a dormir aún. Es que acabo de oír a Emett hablar “solo” en la habitación y no me da ni pizca de confianza. Creo que tiene una piedra mágica como la nuestra. Hace nada ha dicho “estoy comprometido, necesito instrucciones", pero no he conseguido oír la respuesta. Pienso usar nuestra piedra por la mañana para hacer lo mismo, a ver si me entero de algo nuevo. Mejor ir un paso por delante de él.
Día 19
Por la mañana
Cómo se nota que ya no estamos en un pueblo, porque las mañanas aquí empiezan con abstante ajetreo y barullo. Tengo que bajar a la vista del juicio, pero antes, descubrimiento mañanero: he hablado con la piedra de nuevo. He repetido las mismas palabras que Emett, y la respuesta ha sido “purifícate cuanto antes. Ánimo, hermano”. No me suena nada bien, no pienso quitarle ojo de encima.
A mediodía
La vista no ha sido muy concluyente; tenemos el juicio esta tarde. Emett sigue mintiendo como un cobarde, aunque no sé qué me esperaba de él a estas alturas.
El capitán a cargo de la vista se llamaba, William Illirion, de rasgos élficos y seguramente unos treintaypocos años a la espalda, al menos en apariencia. Con los elfos nunca se sabe. Iba muy formal, con su pelo azul rapado de un lado. En cuanto pude, me senté junto a Cris. ¡Cuánto me alegro de ver que está bien! Hemos tenido suerte con esta ciudad, a pesar de todo.
No toda la vista ha sido en vano, al menos nos hemos enterado de quién era la víctima. El pobre infeliz era un ciudadano que estaba, cito textualmente “en la noche de autos embriagado en el camino en el río”. Ni idea qué es eso de los autos, pero creo que más o menos me enteré. Espero que no sea al que vimos durmiendo en un apeadero...
Al volver a la habitación tuve que ponerme a meditar, porque fue… intenso. Emmet no paraba de mentir una y otra vez, ahora diciendo que perdió el carro en la batalla contra los grifos y Cris le dejó el suyo. ¡Sucio mentiroso! ¡Nunca hemos tenido un carro! ¿¿Viniendo del Páramo?? Es una coartada terrible, pero parece que le funciona por ahora. Ya veremos esta tarde.
Eso sí, al salir de la sala lo vi llevándose la mano al bolsillo al salir. Estoy segura de que lleva la piedra encima, lo cual pienso usar en su contra en el juicio. No pienso dejar que se vaya de rositas y que Cris pague por unos pecados que no son los suyos.
Por la tarde, en el juicio
Estamos en un receso del juicio. Este no es en el mismo edificio, sino en uno mucho más señorial. A la entrada estaba guardada por las columnas más altas que he visto en mi vida.. Por dentro es circular, con una cúpula acristalada y una mesa semicircular. En ella hay sentadas más personas de las que creía que sabrían de nuestro caso, todos arreglados y con túnicas. El del centro es el juez, un enano de barba trenzada y mirada penetrante. Parece como si lo supiera todo.
Nosotros, en cambio, estamos en una mesa más pequeña, en el centro de todo el espectáculo. Demasiadas miradas. Cris parece estar mucho más animada de lo que pensaba, esta chica tiene una reserva de alegría inagotable. Si hasta se ha hecho amiga de su abogado, Barlovento, ¡y de uno de los guardias! Que le han prestado un libro para que pasara el rato. Y qué libro… ¿Amor de colmillos, me ha dicho que se llamaba? No para de decir que necesita comprarlo en cuanto solucionemos esto, que está muy interesante. Sí, es ese tipo de libros. No, no voy ha hablar de ello. Pero si le sirve para estar más contenta, no seré yo quien le diga que no lo lea.
Respecto al juicio, por ahora Emett sigue con la misma lengua afilada que siempre, pero creo que se va a quedar sin engaños muy pronto. ¿Qué quiere seguir manteniendo que el carro no es suyo y cargar a Cris con el asesinato? Suerte convenciendo a Valeria, Maruja y Emilio de eso. Los hemos llamado a declarar.
De esta ya no se escapa. Solo espero que no le dé por hacer ninguna tontería. No tengo mi espada conmigo, y siendo él un mago, no sé si sería capaz de hacerle frente solo a base de conjuros. Confío en que no se necesario.
Gracias a la sinceridad de nuestros amigos, parece que las cosas van a acabar bien para Cris. Hemos conseguido que el cuaderno de magia de Emett salga a la luz y lo han revisado. Resulta que había una receta para un veneno que requería un corazón humano... Menos mal que lo vimos. Emett cada vez está más nerv
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diariodeclamp · 2 years
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La vida en caravana
Día 8
Viajar en compañía siempre es mejor, y mejores compañeros de viaje no hemos podido encontrar. Los conocimos en el mercado, cuando estaban a punto de partir hacia Ravenna, que es el pueblo que nos separa de Flavia Renata. Son cuatro comerciantes muy amigables. Bueno, la mayoría, porque uno de ellos es un poco tímido, pero tampoco es algo malo.
Una es Valeria Colzione, una vendedora de jabones y músico. Su tienda se llama “Jabones y Mazmorras”, que me parece un nombre chulísimo. Y para nombres, el del carromato de Emilio Abedul y Maruja Buganvilla, que se llama “Telas tela buenas”. Al mediano se le iluminaron los ojos cuando le dije que me encantaba, creo que su mujer no termina de encajar su sentido del humor. ¡Hasta me regaló una muestra de tela! Pero parecen una buena pareja, ojalá ser así algún día. Y en el último carromato viaja Emett Stovug, un comerciante de pociones. Parece algo más introvertido que sus compañeros, pero cada uno es como es.
Precisamente a Emett intentamos comprarle alguna poción de curación, porque tras los últimos encuentros, no quiero que Cris se quede sin ayuda si no puedo estar ahí para ofrecérsela yo. Sus precios son algo caros, pero al menos tenemos esa protección ahora.
En ese rato también descubrimos cómo funciona una piedra redonda con vetas grisáceas y con runas extrañas grabadas que encontramos ayer entre las ofrendas. Cris habló al aire, diciendo que nos habíamos encontrado esta piedra, por si su dueño quería recuperarla. Al frotarla, se iluminó un símbolo en su superficie, aunque la respuesta que recibimos no fue tan maravillosa: una voz tenebrosa nos dijo que la dejáramos, que no la usáramos. Así que claramente, nos la vamos a quedar. Tampoco quiero que se la encuentre alguien sin querer y se meta en líos. A Emett le llamó la atención y quiso saber dónde la encontramos, pero Cris y yo nos coordinamos por casualidad para decirle que la vimos tirada en la calle. Creo que ha servido.
Así que con ellos hemos partido hacia Ravenna, cruzando el cañón de obsidiana que hay a las afueras de la ciudad. Antes de salir fuimos a por Coliflor, que ya lo echaba de menos, y me aseguré de llevar todas mis cosas. Especialmente un collar de tonos anaranjados, con una flor y simulando el atardecer. Lo encontré entre las ofrendas y he pensado en regalárselo a Serissa. Seguro que le gusta, es tan bonito como ella.
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Días 9-13 (?): el viaje hacia Ravenna
Por la noche
El viaje ha sido bastante tranquilo… hasta hoy. Pero primero, las cosas buenas.
Echaba de menos las cenas con tanta gente, con tantos amigos y con tan buena comida. Los medianos sí que saben cocinar. Por el camino he podido ir buscando flores para mi cuaderno y, por suerte, las guardias han sido bastante tranquilas, incluso nos ha dado tiempo a conocernos un poco mejor entre todos. Creo que Cris se ha hecho bastante amiga de Maruja y de Emilio, e incluso le ha dado tiempo a aprender a tocar algo el laúd de Valeria. Parece que sus talentos ocultos nunca se acaban. Del que menos sabemos es de Emett, que siempre se retira pronto, pero con lo delgaducho que está, no me extraña que necesite descansar más.
Ha sido hoy cuando las cosas se han puesto más feas: nos han atacado tres grifos. De los que vuelan, no de los de agua. En la lejanía parecían pájaros normales, pero descendieron raudos sobre nosotros y casi no tuvimos tiempo ni de reaccionar. Valeria no se desenvolvía nada mal, pero en más de una ocasión tuve que pararlos cuando se abalanzaban sobre Cris y Valeria. Lo que sea por protegerlas, aunque lo que sea escueza bastante ahora en el cuello. Por suerte, contamos con la ayuda de Emett, que ha resultado tener más habilidades mágicas de las que mostraba. Por su manera de lanzar los hechizos, apostaría a que es un mago, y no precisamente malo. Fue capaz hasta de arrebatar vida a uno de los grifos, algo que no había visto antes. Su ayuda nos ha servido de mucho.
Entre todos pudimos con los grifos, para alegría de Maruja y Emilio, pero yo terminé con dos de ellos. Hace un rato pasó Cris con la comida e iba canturreando algo de “Lady Clamp, la matagrifos”. Con lo que habla esta chica, en un par de días se han enterado a tres reinos de distancia. Aunque tampoco me voy a quejar si termino siendo material de leyenda, la verdad.
La última guardia la estamos haciendo Cris y yo, para poder descansar después. Ha sido una guardia curiosa, porque nos hemos encontrado con un enano que caminaba hacia Ravenna a altas horas de la madrugada. Le hemos ofrecido un asiento junto al fuego, pero prefirió seguir andando. Decía que ya iba con retraso, pero que, si llegábamos a Ravenna, que visitáramos la taberna El Ferry dijéramos que lo conocíamos, que se llamaba Bill El Zanahorias. Que ponen una trucha con patatas que está de muerte. Ya se me está haciendo la boca agua solo de pensarlo.
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Día 14
Por la tarde
Hoy ha sido nuestra última jornada de viaje a Ravenna, pero eso no significa que se hayan acabado las sorpresas.
Nada más llegar nos topamos con la taberna El Ferry, como nos mencionó el enano viajero. Fue al mencionarle a la tabernera a nuestro fugaz conocido cuando nos llevamos la sorpresa. Aparentemente, hace ocho años que falleció. Solía hacer la ruta en la que nos lo encontramos cuando aún vivía.
¿Qué más misterios nos aguardan en estas tierras del sur?
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diariodeclamp · 2 years
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Los guardianes de Catal Hüyük
Dia 6
Por la mañana
Catal Hüyük no solo tiene un mercado plagado de tiendas, sino que además está llenito de templos. Bueno, pues no me extrañaría que Cris y yo nos los vayamos a recorrer todos. Pero empecemos por el principio.
Antes de volver a la ciudad, Cris dejó una carta para Jen. No sé qué le contará, pero espero que puedan llevarla hasta el pueblo, porque Cris parecía estar muy contenta mientras la escribía.
El primer templo que visitamos fue el de Mistra. La verdad es que era muy bonito; en esta ciudad se preocupan mucho por las creencias de sus habitantes, lo que me parece un detallazo. Lo llevaba un hombre mayor muy somnoliento. Creo que padece de “narcolepsia”, un extraño padecer que no se ve mucho por el norte, pero me suena de haberlo estudiado. Era muy majo y me dio pena que estuviera perdiendo todas las ofrendas, así que le dejé alguna moneda de oro. Espero que le vaya muy bien, a ver si podemos resolver este misterio.
En el camino de vuelta a la taberna nos encontramos con una manifestación. Creo que es la primera vez que veo una, y ¡menudo espectáculo! Son bastante originales con las rimas y las reivindicaciones, eso no se lo niego. Me dio un poco de vergüenza tener que repetirle a Cris lo que decían de un tal “Enlil”, porque ella no los veía siendo tan bajita. Si no me falla la memoria, Enlil era una de las casas más poderosas de esta ciudad, pero no recuerdo mucho más de las intrigas políticas de Catal Hüyük. Eran demasiadas casas; ese tema se me daba fatal.
En la taberna también pasé otro poco de vergüenza, porque se me cayó algo de cerveza a noche. A la tabernera no pareció importarle mucho por algo de que compré tres botellas, pero aún así me sentí un poco mal por ella. En lo que nos servía unas gachas estuvo despotricando contra Enlil y sobre cómo hacen que la religión tenga demasiado poder sobre la ciudad. Aunque ella fue bastante más… explícita, estoy de acuerdo con ella. La religión se lleva por dentro, en el espíritu. No debería ser una lucha de poder, ni de dinero. Es parte del alma y de los templos, de la vida, de la naturaleza y los cielos. Así lo querrían los dioses benévolos, así lo querría Syl.
Por la tarde
Al final dimos con el templo de Syl y he de decir que me siento de las personas más afortunadas del mundo ahora mismo. ¡He hablado con ella!
Le clerigue de Syl que cuidaba del templo era un amor y el templo era precioso. Estaba decorado con esferas brillantes y velas moradas y amarillas iluminando la estancia. Había incluso una flor morada a la entrada. Digno de Syl.
La verdad es que me alegro mucho de que Syl sea nuestra diosa. Últimamente la he sentido un poco distante, lejos de mí, como si no pudiera alcanzarla. Quizá tenga que ver con el Ocaso, o quizá se arregle cuando encuentre a Serissa; seguro que juntas podemos solucionarlo. Por ello me sorprende que hayamos podido hablar algo con Syl en el templo. Tan solo hubo un inconveniente… se me olvidó preguntarle por las ofrendas. Estaba tan emocionada y nerviosa que solo pregunté por el Ocaso y por si Serissa se encontraba bien. Creo que Cris va a estar chinchándome con eso hasta el fin de los tiempos.
Apunto las preguntas antes de que se me olviden:
- ¿Lo que le pasa al ocaso es malo? Sí
- ¿Es algo que podamos resolver? No está claro
- ¿Está bien Serissa? Probablemente sí.
En esa última pregunta pude ver el sol saliendo tras el invierno, como cuando se recuperó de su enfermedad en Vinterhal. La echo mucho de menos. Poder comunicarme con Syl y sentirla de nuevo me ha hecho añorar a Serissa más aún. Ojalá saber los días de viaje que nos separan para poder contarlos, para saber cuándo podré verla de nuevo. Pero me tranquiliza pensar que cada día, queden lo que queden de camino, estoy más cerca de estar con ella.
Por otra parte, sé que debería hablarle un poco más de mí a Cris… pero prefiero no ir diciendo quién soy, que puede que nos traiga más problemas que beneficios.
Después fuimos a un templo un poco menos amigable. No digo que su clériga no lo fuera, pero era exactamente lo que esperaba de Musk, el dios de los ladrones. Esconder bien el monedero en la armadura no sirvió para mucho poque al salir vi que me faltaba algo de dinero. Pero bueno, que se las quede. Que con todas las ofrendas que habrán perdido, lo necesitarán.
Al principio estuvimos peleándonos un poco con la puerta, porque ni tirando ni empujando se abría. Ahí fue cuando salieron a la luz los talentos ocultos de Cris. ¡No sabía que era tan buena forzando cerraduras! ¿Seguro que solo adora a Tymora? Porque parece que es más del dios de los ladrones, a menos que el poder de Tymora sea aún más poderoso de lo que pensaba, o que Cris está especialmente protegida por ella. Cris es una caja de sorpresas.
Otra caja de sorpresas: Faddel, la clérigo de Musk. En el momento en el que se entró de que Cris había abierto la puerta y que la vio forzar la cúpula donde protegen las ofrendas, no paró de intentar… hacerse amiga de ella, digamos. Lo de la “magia con los dedos” me dejó sin palabras. Este templo es un peligro en demasiados sentidos.
Y como no habíamos visto suficientes templos, decidimos dormir en el de Mistra, no sin antes dejar una campanita en el de Syl por si entraba alguien por la puerta. Y aquí estamos, preparándonos para dormir. Bueno, yo aún tengo una guardia por delante. Mañana más.
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Día 7
Por la mañana
Han robado en los templos de nuevo y se nos ha pasado. Puede que en parte sea culpa mía, pero es que había sido un día muy intenso. El hablar con Syl me llevó a pensar en Serissa de nuevo, en qué será de ella y en si seguirá igual que cuando la conocí… Le quedaba muy bien el pelo largo, ¿se lo habrá cortado? Bueno, seguro que le queda igual de bien.
Volviendo a los robos: tanto en el de Mistra como en el de Syl y el de Tymora, que visitamos después, habían robado. Que, por cierto, había un elfo con un acento muy cerrado que nos intentó vender algo llamado “física cuántica”. No me suena de nada, pero parecía complicada.
Fue allí donde nos fijamos en algo que se movía junto a un pequeño desagüe. Así que iremos a las alcantarillas. Lo malo es que su entrada está justo al ladito del puesto principal de la guardia de la ciudad. A ver cómo nos las apañamos para entrar.
Por la tarde
Vaya suerte la nuestra, pero para bien, porque pudimos colarnos sin que nos viesen. ¿Será cosa de Tymora? Aunque he de decir que lo pasé un poco mal pensando en que la guardia nos iba a escuchar, lo cual resultó ser más bien un problema de la Clamp del futuro.
Si la ciudad ya era sorprendente en la superficie, más aún sus alcantarillas. ¿¿Por qué había esqueletos con espadas de obsidiana escondidos en cestas de mimbre?? Cómo no, no querían saludar e indicarnos el camino. Lo bueno: recordé un dato curioso de esta ciudad, y es que son famosos por sus exportaciones de obsidiana. Lo malo: uno gritó y aparecieron varios esqueletos más que me cayeron encima. Con solo huesos una pensaría que no pueden hacer mucho daño, pero vaya si lo hacen.
Por suerte nos libramos de ellos y, siguiendo unas luces que vio Cris, al poco de caminar por los pasillos encontramos un pozo en el que se escondían unos seres feéricos de imponente nariz que no habíamos visto jamás. Los pobres se alteraban al mínimo ruido y explotaban, así que se comunicaban con telepatía. Otra de las experiencias más extrañas que he vivido, cuesta acostumbrarse a tener vocecillas flotando dentro de tu mente.
Fue ahí donde revelamos el misterio: estos seres pensaban que las ofrendas eran el pago por limpiar las alcantarillas, así que se las llevaban. Intentamos convencerlos de que no lo hicieran más, pero a cambio nos pidieron que nos libráramos de las ratas que viven en esa zona de las alcantarillas. Parecía sencillo… pero no lo fue.
Intenté hablar con ellas, pero no sirvió mas que para descubrir que sus voces son un sonido que preferiría no haber escuchado nunca. Un eco vacío, agudo y penetrante, cuyas ondas reverberan en cada rincón y en tus huesos, helándote por dentro. Además, arañaban y mordían como demonios. Me puse algo nerviosa y lancé un hechizo de rayos que no había probado antes, el cual resultó hacer bastante más ruido del que me esperaba. ¿Y creo que Cris hizo una brocheta de ratas? Está todo un poco borroso.
En cuanto nos libramos de ellas, empezamos a oír pasos acercándose. Menos mal que los seres feéricos nos ayudaron a escondernos de ellos. Y por eso decía que el ruido era un problema de la yo del futuro. Antes de irnos corriendo de allí con ayuda de una ilusión de Cris, nos dieron parte de las ofrendas como pago por que vengan a deshacerse de las ratas de vez en cuando.
Así que una vez que salimos, lo hablamos con la Tía Agatha. También nos ha dicho cómo se llamaban esos extraños seres: Killmoulis. No son típicos de esta zona, pero harían un templo en su honor para poder mantenerlos contentos y proteger las alcantarillas. Así que, con un misterio resuelto y el nuevo broche floral mágico de Cris, volvimos a la taberna. Cenamos unas croquetas deliciosas antes de irnos a dormir. Menudo día… Mañana partiremos hacia Flavia Renata, hacia el mar.
Cada día más cerca.
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diariodeclamp · 3 years
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Más allá del Páramo
Día ??
Por la mañana
Cuando me he despertado, el suelo de mi habitación seguía tan torcido como siempre. Cuando entras es divertido, porque es como un tobogán, pero al salir hay que trepar un poco. Dudo que el molinero, el Dr. Blake, diga de arreglarlo algún día, ya que la mitad de los suelos están igual, pero si el molino sigue en pie, será que funciona. Ah, y si a estas alturas no me he envenenado desayunando de los matraces que tenemos en el molino, no creo que lo haga a estas alturas. Creo que este estaba limpio. Bueno, espero, porque no me he fijado mucho. Sabe bien.
Cada vez que bajo del molino hacia el pueblo me dan ganas de salirme del camino. Alguna vez me he alejado un poco, porque hay flores bastante bonitas, pero tampoco quiero preocupar mucho al molinero. Así que al pueblo de cabeza, que hay que darle unas medicinas a la pobre Jen, que está hecha polvo. Aún así, sigue trabajando en la taberna, aunque claro, es el negocio de su familia… Se puso muy contenta cuando se las di, así que puede que me pusiera nerviosa y se me olvidara que tenía que cobrárselas. Pero tampoco va a ir a ningún lado en este pueblo perdido en medio de la nada, ya se lo pediré otro día.
Con quien no esperaba encontrarme hoy es con.. ¡Cris! Hacía mucho que no la veía, sigue siendo tan bajita como siempre. La verdad es que ya me estaba preocupando, tanto tiempo en ese castillo sin salir… pues no es bueno. Y la dueña del castillo que odia el rojo y las armaduras tampoco me caía nada bien. Creo que no debí usar la excusa de que era familia lejana mía solo para ver si Serissa estaba por allí…
El caso es que, ¡¡por fin nos vemos!! Resulta que al final Cris tampoco estaba muy a gusto en el castillo, porque con un hechizo chulísimo se ha llevado todas sus cosas de allí. Lleva una mochila tremenda (¿¿cómo puede con ella siendo tan pequeña??), pero parece que sigue yendo con el mismo horrible vestido blanco.
Ah, cosa importante número uno: puede que la señora del castillo sea una vampiresa.
Cosa importante número dos: tengo una carta. De Serissa. (!!!)
Me la ha dado Jen antes, no me lo podía creer. ¿Cómo se las ha apañado esta chica para encontrarme? Es increíble… A Cris le he dicho que es una amiga mía, creo que no se ha dado cuenta. Aunque a lo mejor estaba demasiado emocionada cuando la he leído. Apunte: leer las cartas de Serissa cuando no esté Cris. ¡Todo ha sido muy precipitado!
En resumen: que algo extraño le ocurre al Ocaso, y para esas cosas, me fío de Serissa (pero para recoger setas no, la pobre tiene un sexto sentido para encontrar solo las venenosas). Casi me caigo de la silla cuando he visto que me pide que vaya a Dolis a ayudarla. ¡¡Ya sé dónde encontrarla!!
Cris se va a venir conmigo, no puedo dejarla aquí sola. Bueno, sola no estaría, porque tiene a Jen, que seguro que estaría encantada de ayudarla… Pero no me fío del castillo, así que nos vamos de excursión juntas. Jen nos ha deseado suerte, dice que es su pueblo y no puede dejarlo así como así. Creo que Cris querría que se viniera con nosotras. Cuando encontremos a Serissa tenemos que venir a buscarla. Toma nota, Clamp del futuro.
Más tarde, en el molino.
¡Las zanahorias! Se me ha olvidado comprarlas, me siento fatal por el Dr. Blake, porque las necesitaba para cocinar. O para experimentos suyos. A veces creo que son lo mismo.
Nos lo hemos encontrado colgando de unos arneses extraños. No sé cómo no he visto venir que si Cris quería salirse del camino, iba a querer subirse a los aparatejos del molinero también. ¡Estaba tan graciosa ahí arriba!
Le hemos dicho al molinero que no íbamos del pueblo. Lo he visto triste y la verdad es que me duele dejarlo solo, porque el hombre está mayor (aunque a veces no lo parece) y me gustaba ayudarlo. Pero tengo que encontrar a Serissa… Para compensar, he ido corriendo al pueblo a por zanahorias. Aunque sea un último favor. Él nos ha dado un mapa de la región. ¡Sale Vinterhal! Pero está muy lejos, aún no entiendo bien cómo acabé en este páramo. Ni Cris.
Luego he subido a por mis cosas a mi cuarto. El armario nunca me ha dado confianza, así que todas las tengo debajo de la cama. Ah, y ¡ya sabía yo que a Cris le iba a gustar mi suelo-tobogán!
Y así nos hemos ido. He cogido a Coliflor, uno de los caballos, y hemos tomado el camino sur del pueblo. Podríamos haber atravesado el páramo por el norte, es un camino más corto, pero el Dr. Blake no parecía muy convencido de la idea. Hablaba de cosas del páramo y aunque esté un poco loco, me fío de él. Así que al sur. Nos esperan varios días de camino hasta la ciudad más cercana, Catal Hüyük, y luego, todo recto hacia el ocaso. ¡Hacia el mar! Lo echo muchísimo de menos.
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Día 1 (¡de viaje!)
Mediodía
Este sitio es aún más extraño de lo que recordaba. Anoche acampamos a un lado del camino cerca del anochecer… Pero la noche no llegaba a caer del todo. El ocaso estuvo congelado durante horas. No sé si es porque el páramo está tan vacío que hace ver cosas o si es esto a lo que se refería Serissa.
[Caballo] nos ayuda a cargar con todas nuestras cosas. Cris a veces también se sube, así vamos a mejor paso. La verdad es que no quiero pasar ni un minuto más del debido en este lugar…
Día 2
De madrugada
¿¿Qué acaba de pasar?? Unos arbustos extrañísimos han intentado atacarnos. Estos pequeños demonios con ramas han ido a por [caballo] y a por Cris y casi me da algo. Yo estaba durmiendo, pero dice Cris que al principio parecían arbustos normales y corrientes. Que luego han empezado a moverse por sí solos así de la nada. No me gusta ni un pelo. Al menos todos estamos bien…
Más tarde
El resto del día ha ido mejor. Hoy el sol no ha hecho nada extraño, aunque Cris está algo despistada. No sé si será por el castillo. Espero que no, cuanto más nos alejemos, mejor.
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Día 3
Por la noche
Lobos. Huargos. Menos mal que no tomamos el camino del norte, a saber cuántos días más habríamos tenido por delante y cuántos peligros más. Al final nos hemos librado de ellos, pero me he puesto tan nerviosa que no ería capaz de aclararme con qué ha pasado. Algún rasguño nos hemos llevado, por un momento pensé que perdíamos a [caballo], pero estamos bien. Entre el ocaso y las criaturas, este lugar no nos va a dejar dormir ni unas pocas horas seguidas…
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Día 4
Por la mañana
El páramo sigue igual de vacío que el resto de días, para contrastar con las noches, que parecen que van a seguir siendo bastante moviditas. Y no precisamente por nada bueno. Ya nos queda poco para llegar a Catal Hüyük. Me intriga mucho ver cómo son las ciudades del sur, nunca había llegado tan lejos. Apenas había salido antes siquiera a los reinos circundantes al mío.
A veces lo echo de menos, sus campos eternos inundados de flores en primavera y las explanadas nevadas que se funden con las montañas en invierno. Aquí todo está seco, vacío.
Espero que Serissa no pasara nunca por aquí.
Por la noche
Si llego a presenciar sola lo que Cris y yo acabamos de ver, me habría convencido a mí misma de que eran imaginaciones mías. Distorsiones culpa del infinito páramo, pero no. Estaba ahí de verdad.
Una figura alargada y gigantesca ha aparecido a lo lejos, cerca del horizonte. Se movía con calma, pero no se detenía. Parecía que se acercaba inexorablemente hacia nosotras pero no ha debido vernos; ha pasado de largo.
Creo que se me han quitado las ganas de dormir esta noche.
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Día 5
A mediodía
Nunca acercarse a pueblos abandonados. Nunca jamás.
Estaba lleno de casas vacías, podríamos haber pasado de largo, pero no lo hicimos. Cris quería mira dentro de una de las casas, así que allá fuimos. Bueno, pues todo parecía normal hasta que de repente, ¡zas! Tres sombras salieron de la nada. Normalmente las sombras no hacen nada más que seguirte a todos lados y huir de las luces. Pero estas no, las luces no le importaban y para nada simplemente se pegaban a tus talones. No sé ni cómo pudimos con ellos, porque en ocasiones, las armas no les hacían nada. Era como si no estuvieran ahí, pero nos atacaban de todos modos. No sé cómo lo hicimos, aún no sé qué realmente los dañaba y qué no. Cris acabó fatal…
En cuanto salimos de la casa, ya iba pensando en un descanso. Pero no.
Al entrar al pueblo vimos un espantapájaros. Nada extraño, si no fuera porque esta tierra no tiene la suficiente vida como para albergar cultivos. Pero no lo pensé. Pues nada más salir, ¡se nos echó encima! ¿He dicho antes que Cris estaba mal? Pues ahora peor. La pobre lo dio todo y pudimos acabar con él, pero podría haberla matado… Claramente, paramos a descansar.
Mientras hago la guardia escribo estas líneas y me da por pensar… Estas cosas no pasarían su fuera más fuerte, si practicara más los hechizos. No puedo dejar que le pase nada malo a Cris. Ni a ella ni a nadie.
Nos iremos en seguida, pero tampoco nos moveremos hasta que esté mejor.
Más tarde
¡Hemos llegado a Catal Hüyük! ¡Qué sitio más increíble! Es como una ciudad construida sobre las propias casas, jamás había visto un lugar así. ¿No les molestará que la gente ande zapateando por sus tejados?
Ah, por un momento ha parecido que desaparecía el páramo. Ha sido bonito, los campos verdes han vuelto a invadirlo todo y me recordaba a casa. Pero esta vez de verdad. Ojalá habernos quedado en ese paisaje para siempre, pero no ha durado apenas. No entiendo este lugar.
Coliflor se ha quedado en un recinto más abajo, él sí que no puede subir a la ciudad. Cris es majísima, ha pagado un montón para que ¿¿ esté bien. Podría haberlo pagado yo (tengo de sobra), pero tampoco quería decirle que no lo hiciera.
Eso sí, la gente de esta ciudad lleva un poco regular lo de dar indicaciones. O nosotras lo de seguirlas. Tienen mil y un templos (¿habrá uno de Syl? Tengo que ir), pero parecen casas normales. Lo malo es que los usan para dar indicaciones y no sé yo si encontraremos la taberna para pasar la noche.
Cris ha bajado a dejar unas ofrendas a uno de los templos. No me he enterado muy bien de quién era, porque el señor de la entrada hablaba muy raro. Así que aquí estoy, esperándola y aprovechando para seguir con el diario de viaje.
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Por la noche
Las habitaciones de la taberna no están mal. Es curioso cómo aquí construyen todo hacia abajo. Además, el concepto de puertas no creo que lo conozcan, pero las cortinas que cierran la habitación son bonitas. Nos han dicho que están vigiladas, pero por si acaso yo echaré un ojo.
Cris me ha convencido para dar una vuelta por la taberna. ¡La gente en esta ciudad parece muy animada!
Día 6
Por la mañana
Qué. Dolor. De. Cabeza.
Creo que anoche me pasé un pelín… ¿¿Qué le echa la gente del sur a la bebida?? No sé qué pasó. Espero no haber hecho nada extraño, tendré que preguntarle a Cris.
O mejor no, no quiero saberlo.
Más tarde
Ya me duele menos la cabeza, así que vamos a aprovechar para ver mejor la ciudad. Claramente hemos ido de cabeza al mercado. La explanada está plagada de tiendas, cada una más extraña que la anterior. Tienen objetos de lo más diversos, no sé lo que son la mitad de ellos. La otra mitad brillan mucho y hay telas preciosas. Seguro que a Serissa le encantarían y ser haría un vestido precioso con ellas, un vestido lila lleno de flores brillantes. Y le quedaría genial. Todo le queda genial…
Bueno, centrémonos. Es un sitio muy bonito, aunque no sé yo si los precios son muy justos. Hemos comprado un jabón que olía genial para Cris, pero da igual lo que cueste, todo para ella que se lo merece. Nos hemos recorrido el mercado de arriba abajo y no sé cómo, hemos acabado en una tienda llena de objetos únicos. Cada uno tiene un poder o habilidad distinto y la mujer que los vende es casi tan misteriosa como ellos… Se llama Tía Agatha. Nos ha ofrecido un trato: nos dará un broche que puede adoptar la forma de cualquier flor a cambio de que vayamos al templo de su diosa, Mistra. La pobre lleva dejando ofrendas mucho tiempo pero siempre desaparecen, pero como está todo el día en el mercado, no puede averiguar qué está pasando con ellas. Entiendo su preocupación, porque nadie quiere honrar a su diosa y que la diosa no la escuche porque alguien se lleve las ofrendas. No es justo. Así que allá vamos.
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