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Just a horny little love-sick mess...
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n0madv
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cityboyuniverse
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OK, being on my knees worshipping you may be a bit much but you are rather awesome
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Am I cute or no?....likes get a titty pump video 😈💯
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ELENA
1/5
Tengo trece años entrados a catorce. Soy flaco, tez blanca igual que las cuizas, pelo güero, ojo azul. Descubrí una vez estando en la regadera, que al estimular mi pene de escasos 10 cm., tenía un placer indescriptible al emanar un líquido blanquecino. Con el tiempo aprendí por compañeros de la escuela, que a todos los muchachos nos sucede eso. También supe que, que el líquido que emanamos se llama semen o mecos y que manipular mi miembro de esa forma se nombra onanismo, masturbar, o más vulgar, hacerme una puñeta, paja, chaqueta, jalármela, matar el ganso o, entre otros, jugar con manuela.
Considero que la puñeta me ha dado el placer más grande que en esta etapa de mi vida he podido experimentar. Me he aficionado tanto que a diario me masturbo. He llegado a contar hasta quince veces al día el juego con manuela. Todo el tiempo estoy pensando en estar a solas para jalármela. Cuando lo hago, hablo en silencio con manuela y le pido que no sea malita, que me de un poco de su licor dulce y suave al que me tiene tan enviciado.
Los fines de semana vivo en una casa de campo muy grande, de varias hectáreas de terreno. Una vez, estando ahí, sabía que estaría solo toda la tarde. Por ese motivo me recosté desnudo en el sofá de la sala, con una revista de viejas encueradas. Me propuse romper mi record de tres puñetas por hora. Lo cierto es que no tenía ninguna prisa y más bien quería, por primera vez, llevar mi juego con mucha calma. Acomodé frente a mí la revista con la mejor vieja y comencé a matar el ganso por el cuello muy despacito.
Tan absorto estaba que no me di cuenta que llegó una visita totalmente inesperada, Elena, comadre de mi madre. Ella, al ser persona de confianza, tiene llave para entrar. Llegó hasta donde yo estaba justo en el instante en que emanaba mi primer balazo. Ella se quedó estupefacta al presenciar aquel espectáculo. Yo, muy apenado, sin saber qué hacer. Lo primero que se me ocurrió fue taparme con una almohada. Ella se encaminó rumbo a su recámara sin decir palabra.
Me vestí lo más pronto que pude meditando, con mucha vergüenza, lo que pasaría por la mente de la comadre al haberme sorprendido en esa actividad. Decidí enfrentar el problema. Fui a buscarla para disculparme y pedir su discreción. [...] estoy muy avergonzado y quiero pedirle [...]. No me dejó concluir mi frase. [...] seré tu cómplice con una condición; que me permitas hacerte lo mismo, pero de otra forme [...]. ¿Qué otra?. Mira, quítate toda la ropa. Me da pena. Deja te ayudo, no hay de qué avergonzarse, todos los muchachos, incluso las chicas, hacemos eso. ¿Nunca has estado en la intimidad con una mujer?. No. Pues entonces yo seré tu primer mujer.
Pero antes debemos sellar un pacto de discreción, nadie debe saber lo que pase hoy entre nosotros. ¿Cómo haremos el pacto?. Dame un beso en la boca. Así. Acaríciame y mámame las chichis, concéntrate en los pezones; cuando a las mujeres se nos paran, es que estamos calientes. Bésame en la boca de nuevo. Esta vez quiero un beso largo y cálido. Mete tu lengua en mi boca. Ahora mírame desnuda. Me pondré en varias posiciones para que puedas apreciarme toda, sin esconder nada, tal cual Dios me trajo al mundo, hasta que sacies tu curiosidad. Acaricia mi entrepierna y agarra todo lo que quieras. Ahora voy sacar tu leche de una forma distinta a la que acostumbras.
Estando yo sentando con las piernas abiertas al borde de la cama y ella hincada frente a mí, la comadre metió mi verga en su boca, toda, hasta adentro, casi hasta los güevos. Sostuvo mis piernas y se balanceó hacia mí con suavidad; no aguanté ni tres segundos, me vacié dentro de su boca sin retirarme. Ella estaba a punto de separarse pero yo agarré con ambas manos su cabeza para retenerla. Aquella forma era tan especial y única que en ese mismo instante ya estaba de nuevo listo para una segunda descarga.
Esta vez duré mucho más, al menos veinte minutos sin sacarla de su cálida boca. Luego ella me hizo la seña con ambas manos para indicarme que estaba lista para que me viniera de nuevo dentro de ella. Aceleré los movimientos para darle lo que quería. Se tragó de nuevo todo mi semen sin desperdiciar ni una gota. Continuó pegada, mamando igual que una becerrita, por al menos media hora, hasta dejarme seco. Sólo me miraba a los ojos de vez en cuando mientras mamaba, besaba toda mi verga y chupaba mis güevos con avidez.
Ya separados, limpió con cuidado y esmero el sudor de mi cuerpo. Me dio además masaje relajante con manos, pies y chichis. Me sentí tan bien que caí dormido por unas horas aferrado a sus chichis y culo. Cuando me despertó succionando mi verga, dijo [...] disponemos aún de un par de horas; acabo de hablar con tu mamá. Van a llegar pasadas las 8:00 p.m. y no son las 6:00. Si quieres, puedo enseñarte algo nuevo [...].
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