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Ya no te conozco.

No se cómo estás en realidad, con quién compartis tus historias.

Si pensas en mi. No se si me extrañas o si me lloraste.

No tengo idea de quién sos. Si tus metas siguen siendo las mismas.

Ya no recuerdo tu voz cuando me decías "Te amo", me estoy olvidando poco a poco de tu risa y de lo segura que me sentía en tus brazos.

Eligo creer que ya no sos vos, que sos otro, y que no puedo extrañar a alguien que ya no conozco.

Ya no te conozco pero espero que estés mejor, que a quien le cuentes tus historias se sorprenda, que sigas haciendo lo que te gusta, que si un día piensas en mí me recuerdes feliz, que si me extrañas recuerdes lo mucho que te quise y que puedas contar conmigo aunque ahora seamos dos extraños.

No tengo idea de quién sos pero ojalá no seas tan diferente al que conocí, ojalá tus metas sean más y que las cumplas, que tú voz siga siendo fuerte y que grites cuándo lo creas necesario, ojalá estés riendote y que te sientas seguro.

Eligo creer que ya no sos vos que sos otro y que no puedo extrañar a alguien que ya no conozco.

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Yo si hablé de ti

Le hablé de ti a mi almohada entre sueños, pensamientos de madrugada, y con lágrimas.

Le hablé de ti a esa gran bóveda celeste, a las estrellas, a la luna, al sol, a las nubes, y también quizás a las galaxias.

Le hablé de ti a mis demonios, ellos dijeron que tú también eras uno. Pero para mi sos un ángel.

Le hablé de ti a las canciones, poemas o versos que ahora tenían sentido para mi.

Le hablé de ti a alguien que no conocía, diciendo cuán feliz fui a tu lado, sin embargo excluí aquel final.

Le hablé de ti al techo de mi cuarto, a cada rincón, mientras me secaba las lágrimas con tus camisas que un día me diste.

Le hablé de ti a mis nudos en la garganta, cabeza, y estómago, y sabes me dijeron que tú también eras uno pero que debía desatar.

Le hablé de ti al espejo donde observaba mi reflejo preguntándome por qué con ella sí y conmigo no.

Le hablé de ti a un reloj que esta en pausa... Preguntándole sobre si no podía hacer eso pero en la vida real cuando teníamos nuestros momentos..

Hoy fui al mar y le hablé de ti a la tranquilidad del mar, pero luego comenzó a agitarse al igual que lo hacía mi corazón cuando estábamos juntos. Cuando nos sentábamos enfrente del mar, en silencio.

Le hablé de ti a mi cuerpo, piel, y ropa, todos testigos de nuestra desnudez. Y lo que para mí, fue amor real.

Le hablé de ti a tus fotos, mencionándole halagos. Deseando poder volver a esos momentos donde lo que un día fuimos "momentos" ahora son recuerdos plasmados en fotografías.

Le hablé de ti a mis sueños, afirmaron que tú eras uno de ellos pero también sostuvieron que cuando finaliza uno comienza otro. Pero que difícil es dejar ir un sueño ¿No? Cuando lo querías de corazón. Sin embargo hay que aprender a dejar ir esos sueños que ya no se cumplirán para darle espacio a esos nuevos sueños que quizá sí se cumplan.

Le hablé de ti a un aeropuerto, quien me dijo que hoy empiece mi propio viaje. Qué empiece de cero, que en mi viaje ya no estás tú.

Le hablé de ti a un camino nuevo, y éste agregó que ya es momento de recorrerlo pero sin ti.

Le hablé de ti al comienzo de un nuevo día, y me dijo que todo alguna vez también termina. Como el día, como la noche, como la vida misma.

Le hablé de ti a cada cosa, a cada lugar, a cada persona.

Le hablé de ti al mundo.

¿Y tú? ¿Le has hablado de mi a alguien? Lo dudo, con suerte tal vez recuerdes mi nombre.

Pero, sin embargo, yo hablé de ti.

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Un día pasa qué te das cuenta de que las cosas solo ocurren una vez, y por mucho que te esfuerces, ya nunca volverá a ser lo mismo. Ya no hay vuelta atras. Y no es fácil aceptarlo pero sin duda alguna que reconocerlo si que es un gran paso.

Por primera vez en mi vida estoy aprendiendo a soltar, a dejar ir, y me doy cuenta que todo esté proceso si que es un arte, no es fácil dejar ir eso que querías con el corazón, esos sueños o metas que deseabas en algún momento de tu vida con esa persona.

Pero se llegó el día que menos quería.

Me llevo en el alma, el peso de no saber si algún día me quisiste en realidad. Si me amaste de la forma en como creí en algún momento. Me marcho y es que no quiero cambiar mi destino. No quiero luchar lo que ya he perdido. No quiero llorar por algo que no voy a vivir. Me marcho. Te dejo mi vida en esas cartas que un día te escribí. Te dejo mi recuerdo en alguna foto vieja, en una que sonreías, en alguna que tal vez, tu sentías que eras mío. Me marcho. Espero que un día recuerdes que eras mis latidos. Que tenías de mí, el cielo entero, Que tenías aquello, que nunca te dieron. Me marcho. Sin prisas, pero sabiendo que ya no te veré a mi lado. Me marcho y espero que cuando te acuerdes de mí en algún momento de tu vida recuerdes que yo si te queria de verdad.

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Todo, absolutamente todo lo que conocemos en algún momento de nuestras vidas, acabará irremediablemente distanciándose de nosotros para terminar desapareciendo.

A veces, ese distanciamiento se hace en cuestión de segundos. Lo único que mantenemos para siempre es nuestra memoria. Lo que guardamos en nuestra cabeza. Las imágenes y los recuerdos.

Eso es lo único que mantiene vivo todo lo que hemos conocido alguna vez. 

Incluso considerar que eso es eterno debe ser una necedad. Puesto que el día que damos nuestro último respiro, ese día, todo lo que guardamos, se va con nosotros.

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No sé si tú intención era ilusionarme pero lo hiciste, no sé si prentendias devolverme la fe en el amor pero también lo hiciste, y ahora lo único que sé es que el haberte ido sin más te convierte en todo aquello de lo que siempre quise huir y que creía haber dejado atrás.

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Acércate a mi, querida Yo.

Hace mucho tiempo que no hablo contigo.

Se que estás esperando respuestas de cómo estoy viviendo.

No sé qué responderte, no se qué decirte, no me salen las palabras para expresarme.

Sinceramente, no recuerdo cómo hice para haberte amado tanto.

Siento tu mirada, sé que me esperas, yo no sé qué decirte, solo se me ocurre responderte con un llanto.

En un momento se qué nos perdí, y perdón, ha sido culpa mía. Te olvidé, te descuidé.

Me alejé de ti, tu que estabas ahí cada día.

No recuerda como hice para amarte tanto tiempo.

Necesito que me digas cómo puedo conectar contigo.

Ojalá vengas a mi, y me cuides como antes y perdones mis errores porque yo te necesito. Y tu también a mi .

Sin ti no soy nada, sin mi no existirías.

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Llega un momento de tu vida donde te detienes a pensar en que es lo qué está sucediendo en esos momentos, como es que llegaste a ese punto… Ves todos estos acontecimientos a tu alrededor y te sientes satisfecha por como algunos asuntos se han desenvuelto, no con el final que esperabas pero si con los que necesitabas, como personas se van de tu vida muy rápido y también como otras que creíste que jamás volverían hoy están en tu presente nuevamente. La vida da tantas vueltas en un abrir y cerrar de ojos todo puede cambiar, desde una relación de cualquier tipo hasta como piensas y la manera en que ves al mundo.

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Me siento mejor cuando estoy rodeada por sus brazos, sintiendo su calor, convirtiéndonos en uno sólo. Realmente se siente mágico. Puedo resumirlo brevemente en "me siento bien" y aún así, ni millones de palabras lograrán explicara la inmensa paz que me transmite con el simple hecho de estar a mi lado.

Y es que, me pierdo en él, en su risa, en sus camanances tan perfectos, en la forma en que me mirá, o en el tono de su voz. Me pierdo en su locura.

Sí el se viera de la forma que yo lo veo, hasta el mismo se enamorara de él.

Julio 14, 2021

2:21 AM

Para ti, L.R

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Somos costumbres.

Acostumbramos a escribir todo aquello que no diremos, y es que solo así se descifra lo que no entendemos.

Acostumbramos a volver a escuchar una y otra vez las canciones con las que nos identificamos, las que nos ayudan cada vez que caemos.

Acostumbramos a admirar el arte que nos comprende, aquel que nos desconoce pero aún así nos entiende.

Acostumbramos a soñar sin esforzarnos lo suficiente para lograr lo que queremos, sin embargo, somos felices soñando.