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#sorteando
chepib3 · 1 month
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q mierda le pasa a la gente q ventila su vida en GRUPOS DE LA FACULTAD conseguite amigos hacete un tumblr o comprate un diario igual con la mejor eh ojala se resuelvan todos tus problemas pero q carajos me importa q no llegaste a hacer la guia pq estabas en clase de aleman
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daeluin · 3 months
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xq estoy viendo esta bosta de independiente-racing
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thiagofancr7 · 1 year
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si quieren participar hagan esto delen like a este anuncio y siganme en mi cuenta de Tumblr envienme un mensaje que diga participo y el ganador se vera en el 5 de diciembre 2022 aqui mismo por el chat de Tumblr yo les estare avisando esto es un pack que contiene los 40.000 sobres y 3 album del mundial no saben el poco de dinero que me gaste comprando esto
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badnyfa · 15 days
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Te doy hasta para llevar belleza 😈
Dame una suscripción 💋 estoy sorteando un encuentro gratis entre mis suscriptores más leales... El premio.. Yo arriba tuyo dándote unos ricos sentones 🤤🤤...
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kelltchup · 1 month
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Oii mo! Já imaginou poder sair comigo pessoalmente? 😍 Você pode realizar esse sonho, eu tô sorteando um encontro comigo e o melhor, com tudo pago! E se vc não quiser me ver, vc pode escolher ganhar R$1.000 no seu PIX! 🥰
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Boa Sorte amorzinho, espero que vc ganhe pra gente se divertir bastante juntinhos! 😋
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skzoombie · 6 months
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Tive uma ideia meu povo mas preciso da opinião de vocês (socorro que meu cérebro não para)
Estava pensando em criar um grupo no discord (todos tem?) e escolher alguns de vocês para escreverem uma história comigo, nós juntinhos criando um imagine. Escolheremos o idol, gênero da história e tudo mais.
O que acham da ideia? Preciso da opinião de todos, porque dai já posso ir sorteando um pessoal pra entrar no grupo.
Gostam de ter vocês bem ativos no blog junto comigo
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caostalgia · 2 years
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Trato de apegarme a tus deseos y disfruto sin recelo los días que decides que mi compañía es lo único que te satisface. Cuando no es así, me descartas y la añoranza del pasado no te deja respirar. Vas y vienes, me amas y detestas, me atraes y repeles. Guardo distancia y silencio.
Navegas en la indecisión sorteando las crisis e insatisfacción. Mi cercanía te inflama y mi lejanía te pesa. Temeroso, inquieto y alerta estás todo el tiempo aferrándote al pasado sin soltar el futuro. Por eso nuestro presente es tan incierto: me tienes caminando hacia adelante y después hacia atrás, dejándome en la peor posición -No avanzo ni retrocedo; mis pies de sal, adoloridos, se clavan al suelo-
Te juro que intento todo, para no salir huyendo.
-Cinthyacabalga
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clakistan · 1 month
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Aguas vivas (PARTE 1)
El islote se alzaba como una gigantesca y deforme columna de piedra cuyos bordes eran acariciados por la espuma de las olas. En algunos puntos aparecían verdes salpicaduras de hierba, o blancos puntos florales, pero nada mayor que eso. Las gaviotas se reunían en su cresta y desde allí lanzaba desesperados trinos antes de lanzarse a volar sobre la superficie de las aguas en búsqueda de peces.
Entre las blancas explosiones, sorteando las filosas rocas en las que yacían varios naufragios, podía advertirse el extremo de un boquete. La mayor parte de este se encontraba sumergida. Algo nadó con la corriente y se filtró por la abertura para adentrase en una enorme caverna. Tenía forma de cono, con una pequeña isla en el centro rodeada por aguas repletas de peces y tiburones cuyas negras siluetas se veían a través de la superficie.
De las altas paredes brotaban balcones de piedra ocupados por objetos diversos: el cráneo de una ballena, un barco casi intacto, cofres repletos de ostentosos tesoros que resplandecían bajo la luz que se filtraba por los agujeros que hacían de ventanas. Velas de barcos con diferentes dibujos y colores colgaban como tapices, cañones y balas, redes de pesca, el caparazón de una tortuga tan grande como un barco. La pieza más tétrica de todas, las fauces de un tiburón capaz de devorar a dicha tortuga.
Una columna de agua se elevó como lanzada por la ira de un volcán y quedó suspendida por varios segundos cerca de la islita. Fue ganando forma, se dividió en un torso, dos brazos y una cabeza. El agua perdió su apariencia liquida hasta convertirse en una especie de gelatina temblorosa. Su aspecto turbio le dio lugar a uno más sereno hasta tal punto que se volvió casi transparente. Manchas de colores empezaron a brotar en su superficie y se extendieron sobre ella a la vez que ganaba más y más  densidad. El agua dejó de serlo y en su lugar se convirtió en piel, cabello y escamas.
La parte humana era la de una joven de cabello rubio con corte bob enmarcando un rostro de mentón delicado. Grandes ojos tan grises y relucientes que parecían plata pulida y cejas delgadas que le daban a su rostro un toque de elegancia. Desde su cuello gruesas escamas de un violeta oscuro formaban un vestido sin mangas que corría hasta el agua para perderse en esta. Podía vérselo enroscado bajo el agua de la cueva en una larga cola. Su extremo asomaba del otro lado de la islita, como dos largas y ovaladas aletas caudales transparentes como el cristal.
A lo largo de su cola brotaban otras aletas similares a las de un pez betta, del mismo color que el vestido pero rojas en las puntas. Se mecían en el agua como los pliegues de un vestido. Más surgían de su espalda, y otras más pequeñas iban de los hombros hasta los codos. Sin embargo estas últimas eran casi transparente y daban la impresión de ser un chal tan delgado que flotaba a su alrededor en la brisa que entraba por las ventanas. 
De ente todos sus rasgos, sin embargo, el más asombroso era su tamaño. La mitad humana parecía ser de unos quince metros. Su cola superaba los treinta y alrededor de ella nadaban tiburones de cuerpos plateados y cabezas monstruosas. Los escualos no se atrevían a atacarla, pero tampoco mostraban temor por su presencia. De la misma manera, para ella no eran más que otros habitantes de las profundidades. Lo que tenía entre sus manos, en cambio, si era objeto de toda su atención y fascinación.
Una extraña criatura como nunca había visto en toda su vida en el mar dormía entre sus dedos. Era similar a ella con la notable diferencia de que no tenía cola, sino dos largas cosas que no supo nombrar. Su piel estaba tostada por el sol, y su cabello era de un castaño tan claro que rosaba lo anaranjado. Usaba las mismas ropas que en ocasiones había visto entre los naufragios. Recordó los esqueletos que en más de una ocasión había descubierto en lo profundo, entre los restos de los barcos.  “¿Qué pez más extraño?”, había pensado al principio, pero pronto unió los puntos y entendió que así deberían verse los esqueletos si conservaran la carne. Por lo tanto, aquello que tenía en sus manos era un humano, un morador de la Frontera Seca. Una de leyendas, culpable en el pasado de realizar los actos más terribles junto con las maravillas más surrealistas.
Lo había encontrado antes del amanecer, cuando nadaba sobre las olas bajo aquella oscuridad pálida que precede la salida del astro. Un repentino fulgor llamó su atención y al dirigirse hacia éste, se topó con un navío que era consumido por las llamas a gran velocidad a la vez que se hundía. Era una pena, el fuego destruía todo y no dejaba nada que pudiera agregar a su colección. Ya iba a retirarse cuando vio el pequeño bote que se alejaba con lentitud de aquella destrucción.
Lo alcanzó con un par de aleteos y se alzó sobre este para ver su contenido. Fue ahí que se topó con la criatura. Inconsciente, pero a simple vista intacta. Nunca había llevado algo vivo a su caverna, pero aquella era toda una novedad. La envolvió con cuidado entre sus manos antes de lanzarse al agua de espaldas, levantando grandes olas. Fue ahí que se convirtió en agua para viajar más rápido y mantener segura su nueva adquisición. Esta se encontraba a salvo dentro de una burbuja hecha con el aire que había dentro del cuerpo de la giganta.
Lo depositó en el lugar de honor de su caverna. La islita que se elevaba a unos cinco metros del agua. A orillas de esta se alzaban árboles de coral de numerosas y delgadas ramas; sus raíces se derramaban hasta caer al agua formando una jungla espesa y colorida que funcionaba como santuario para los pequeños peces. El centro se hallaba ocupado por una almeja gigantesca, abierta y exhibiendo su carne rojiza. Sobre esta depositó a la criatura, aquella sería una cama suave y más importante segura, pues el animal estaba muerto. Solo evitaba la descomposición gracias a un ungüento que ella le había aplicado el día que la agregó a su colección. La perla aguardaba en uno de los balcones, le gustaba jugar con ella entre sus dedos cuando se sentía tensa o necesitaba meditar sobre algún asunto.
Lo mejor hubiera sido dejar descansar a la criatura, pero su curiosidad pudo más que ella. No conocía tierra firme, pero sabía que ese ser provenía de ahí. Por eso su primera indagación fue acerca de los apéndices que debían servirle a la criatura para desplazarse en tierra. Tomó con delicadeza cada extremo de estos y los manipuló con delicadeza. A los lados la movilidad era limitada, pero al llevarlos hacia adelante se encontró con que eran mucho más flexibles.
—Así ¿O así? No, así.
Empezó a realizar movimientos cada vez más rápidos, fascinada por la forma de desplazarse que esa criatura tenía. Desde luego, era un avance demasiado hipotético y necesitaría una prueba real de lo que podía hacer. De momento solo podía decir que no avanzaba de lado como los cangrejos a pesar de que sus apéndices eran los más parecidos que conocía. Tanta era su curiosidad que olvidó la fragilidad de ese cuerpecito, sacudiéndolo en una especie de juego descabellado e impredecible.  Si hubiera ejercido un poco más de presión, los pies se habrían convertido en manchas rojas sobre las yemas de sus dedos. Tampoco se percató de que el repentino ajetreo estaba reanimando a la criatura.
Él despertó, se estremeció y alzó la vista al cielo por reflejo. Sus ojos entrecerrados no tardaron en abrirse. Una expresión de terror se dibujó en su rostro mientras lanzaba unos gritos que le indicaron a ella que lo había despertado.
—¡Oh, no! ¿Lo habré lastimado?
Dijo al tiempo que soltaba las piernas y contemplaba al humano con preocupación. Este se incorporó a medias y empezó a arrastrase sobre su espalda en un intento de alejarse de ella. Cuando empezó a flexionar las rodillas para poder usar las piernas es ese maltrecho avance, ella alzó sus cejas sorprendida y lanzó su enorme rostro sobre él. 
—No esperaba que fuera así como te desplazabas.
Tener ese rostro tan cerca de repente era malo de por sí, pero ver los movimientos de su boca cuando hablaba fue peor. Vio los dientes los poderosos dientes que eran capaces de destrozar su pequeño cuerpo y recordó de inmediato las historias de los viejos marinos sobre las aguas vivas. Si querían comerte y lograban atraparte ya no había nada que hacer salvo pedir la muerte menos dolorosa.
Las lágrimas se derramaron por sus ojos para recorrer sus mejillas pálidas mientras maldecía el momento en que decidió convertirse en grumete. Aquella era una salida rápida a la vida de vagabundo. Entregarse a un orfanato con su edad y en aquellos tiempos significaba ser comprado por alguna compañía que necesitara mano de obra barata para las minas. El mar le ofrecía una alternativa y un futuro en el que no terminaría con los pulmones llenos de polvo tóxico. Las posibilidades de encontrarse con un agua viva no eran muchas dentro de las rutas comunes. Pero una tormenta los había llevado más allá de la seguridad del territorio.
Un dedo de la criatura se colocó junto a su mejilla recogiendo varias lágrimas. Ella las acercó a uno de sus ojos y las examinó con cuidado. Él aprovechó el descuido para mirar rápidamente a su alrededor buscando una ruta de escape. Pronto comprendió su realidad.
—No creí que estuvieras hecho de agua.
— ¡¿Por qué nací con esta suerte?!
Su grito desesperado la hizo formar un círculo casi perfecto con la boca.
— ¿Puedes hablar? ¿Entiendes lo que te digo?
— Si va a comerme hazlo de una vez y deja de jugar así conmigo. Solo te pido que no me devores vivo.
Se dejó caer en la islita y cerró los ojos con fuerza para no ver lo que sucedería. Había decidido entregarse a su destino sin oponer más resistencia.
— No te pido mucho. A cambio de ese poco de misericordia puedes darte un festín con mi carne, criatura.
Sintió unos dedos que lo tomaban por el hombro de su camisa y lo alzaban por los aires. Allí, suspendido solo por los caprichos de un ser tan terrible como aquel, se dio cuenta de lo pequeños que eran todos los humanos de Avarquia. Las aguas vivas no podían ser seres comunes, tal vez aquellos cultos del este tenían razón y ser devorado por ellas solo era una forma de trascender a otro estado de la materia. Ser asimilado y convertido en una parte más de una multitud de consciencias que recorrían los océanos de su mundo sin temor a nada. Ningún peregrino había regresado de sus barcos rituales para corroborarlo.
— ¿Quieres ser devorado?
Abrió los ojos y contempló el rostro que lo observaba con calma, ligeramente de lado y con la sombra de una sonrisa.
— ¿Por qué querrías eso?
— Es lo que vas a hacer. Lo sé. Es lo que ustedes hacen.
— Yo no…
Hubo una ebullición en la cueva tan repentina que forzó a la giganta a voltear en su dirección. Supo lo que estaba pasando y por reflejo cerró su mano alrededor del humano. Lo sintió estremecerse entre sus dedos pese a que no uso demasiada fuerza. La pobre cosita debía estar muerta de miedo y podía imaginarse la razón. Por desgracia no tenía tiempo de esconderlo en los balcones, estaría más seguro cerca de ella. Acercó al hombro izquierdo el puño del que sobresalía su cabecita y le habló con la mayor clama que pudo.
— No digas nada. Te mantendré a salvo. Y tienes mi palabra de que no voy a comerte. Nunca lo haría.
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redcomunitaria · 7 months
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Pacto en las sombras
En la noche más tenebrosa del año, Mario se encontró en un laberinto de pasadizos subterráneos tras un repentino apagón energético en su barrio. Con su valentía a cuestas y un corazón latente de intriga, se adentró en la oscuridad con la esperanza de encontrar una salida y, lo más importante, recuperar su bicicleta robada, su única fuente de libertad en la bulliciosa ciudad. Mientras exploraba el laberinto, sus pasos resonaban en el silencio sepulcral, acompañados por un eco misterioso que aumentaba su nerviosismo. De repente, una figura sombría emergió de las sombras. Era un vampiro de mirada penetrante, vestido con ropas antiguas, cuyos ojos centelleaban con un brillo inquietante.
El vampiro se presentó como Lord Vasile, antiguo habitante del pasadizo secreto, le ofreció su ayuda para encontrar la bicicleta robada a cambio de un pequeño favor. Intrigado y necesitado de ayuda, Mario aceptó, prometiendo cumplir la petición del vampiro en cuanto recuperara su preciado vehículo.
Juntos, recorrieron los intrincados pasillos, sorteando trampas y criaturas de la oscuridad que acechaban en cada esquina. La complicidad entre Mario y Lord Vasile creció a medida que luchaban codo a codo contra las fuerzas del mal que intentaban detenerlos. El vampiro reveló su conocimiento de los secretos del pasadizo y su habilidad para ahuyentar las amenazas sobrenaturales que acechaban en la oscuridad.
Finalmente, tras superar un laberinto de trampas ancestrales, descubrieron un salón antiguo con un altar oscuro. Allí reposaba la bicicleta de Mario, protegida por un conjuro maligno que solo el vampiro podía disipar. Con un susurro antiguo y una mirada comprensiva, Lord Vasile rompió el encantamiento y devolvió la bicicleta a Mario.
Con su valiosa posesión de nuevo en sus manos, Mario agradeció al vampiro por su ayuda y, cumpliendo su promesa, accedió a la petición de Lord Vasile. Juntos salieron del pasadizo, dejando atrás las sombras y los misterios que habían compartido, mientras la luna llena se alzaba en el cielo, iluminando su camino de regreso a la superficie.
El favor que Lord Vasile solicitó a Mario era la entrega de un antiguo medallón, un objeto de valor incalculable que le habían arrebatado siglos atrás. Este medallón poseía un poder místico que el vampiro necesitaba para romper una maldición que lo había atormentado durante siglos. A pesar de la gravedad de la tarea, Lord Vasile aseguró a Mario que el medallón sería de gran ayuda para la humanidad en general, no solo para él.
Mario, con una mezcla de curiosidad y determinación, aceptó la misión y juró encontrar el medallón perdido para devolvérselo a su nuevo aliado. Con la promesa de su lealtad, Mario y Lord Vasile sellaron un pacto de amistad, prometiendo ayudarse mutuamente en tiempos de necesidad.
Después de recuperar la bicicleta, Mario y Lord Vasile emergieron del pasadizo en la fría noche de Halloween, con la luna llena iluminando su camino. El vampiro, agradecido por la valentía y la lealtad de Mario, prometió guiarlo y protegerlo en sus futuras aventuras, ofreciéndole su ayuda en cualquier desafío que pudiera enfrentar.
Con un apretón de manos en señal de camaradería, Mario y Lord Vasile se despidieron temporalmente, con la certeza de que su encuentro había marcado el comienzo de una conexión duradera y un vínculo inquebrantable entre un valiente joven y un poderoso ser de la noche.
Después de abandonar el pasadizo secreto, Mario se embarcó en una búsqueda ardua y peligrosa en busca del antiguo medallón, siguiendo las pistas y leyendas transmitidas por generaciones. En su travesía, se enfrentó a numerosos obstáculos y desafíos que pusieron a prueba su valentía y determinación.
Finalmente, tras meses de búsqueda incansable, Mario descubrió la guarida del oscuro culto que había saqueado a Lord Vasile siglos atrás. Luchó valientemente contra los seguidores fanáticos del culto, desafiando a su líder en un duelo épico para recuperar el medallón perdido. Con habilidad y coraje, logró vencer al líder y arrebatar el medallón de sus garras malévolas.
Regresando triunfante al lado de Lord Vasile, Mario le entregó el medallón con solemnidad. El vampiro, con un brillo de gratitud en sus ojos, tomó el objeto entre sus dedos pálidos y pronunció un antiguo conjuro para liberarse de la maldición que lo había atormentado durante siglos.
Una luz blanca purificadora envolvió a Lord Vasile, disipando las sombras que habían oscurecido su espíritu durante tanto tiempo.
En un gesto de amistad y agradecimiento, Lord Vasile otorgó a Mario una reliquia especial que le otorgaría protección en sus futuras aventuras. El objeto, un amuleto tallado con símbolos protectores, se convirtió en el talismán de Mario, infundiendo en él una fortaleza sobrenatural y una protección contra las fuerzas malignas que pudiera encontrarse en su camino.
Con el medallón devuelto y el amuleto en su poder, Mario y Lord Vasile juraron mantener su amistad eterna, dispuestos a enfrentar juntos cualquier desafío que el futuro les presentara. Juntos, compartieron una sonrisa de camaradería, sabiendo que su unión había fortalecido su determinación para enfrentar las sombras que se avecinaban en la oscura noche de Halloween.
Don Ggatto | Grupo soy Don Ggatto ¡Feliz Juagüelin!
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diamantar · 1 year
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RESCATE
→ Aemond Targaryen x Targaryen!OC [Eleany Targaryen]
✦ Sinopsis: Eleany desciende a lo profundo de lo prohibido para salvar a su hermano.
✦ Advertencias: Mención de desnudos y sexo / ¿Hurt? / Confort / Fluff / Relación familiar/platónica.
✦ Palabras: 1563
✦ Nota: ¡Comentarios, likes y reblogs son muy apreciados! ♡
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El verano llega y las calles en Desembarco del Rey se tiñen de calurosa actividad, el alcohol fluyendo tanto como el sudor en los habitantes interesados en pasar un buen rato. Amigos, parejas y solitarios cruzan la ciudad omitiendo a la joven e inexperta figura que se escabulle entre la multitud. Las pupilas agitadas y piernas temblorosas delatan lo ajena que es a ese ritmo de vida, ruidos y olores abrumándola mientras intenta apegarse al objetivo inicial.
—Permi… —empezó a decir cuando llegó a un bloqueo alrededor de un escenario improvisado, aunque el bullicio impidió que su cohibida voz sonara.
—Muévete, mierda —gruñó un adolescente antes de empujarla.
Eleany cayó y se sorprendió por la fuerza con la que chocó el suelo, asustada mirándolo y notando que le veía desdeñoso antes de agresivamente abrir paso. Rápido acomodó el pañuelo que ocultaba las mechas platinadas y tomó postura, con precaución sorteando la gente y frenando cuando observó a quienes rastreaba entrar a una casa de placer.
El estómago dolió e inmediatamente dudó la continuidad del plan, ya que ignoraba el rango etario permitido, la seguridad existente o si el género femenino era bienvenido. Las incógnitas se mezclaban con la ansiedad y engendraron el pánico, en un segundo empezando a jadear como si hubiera corrido desde la Fortaleza Roja. Se abrazó por el helado escalofrío que la bañó y retrocedió un paso, pero el recuerdo de su hermano la detuvo de huir y cargar con la culpa de haberlo abandonado.
Inspiró profundo y se esforzó en mantener el control como tantas veces su madre le enseñó, a los minutos permitiéndose avanzar y espiar la puerta abierta de par en par. Con alivio apreció que la custodia consistía de un único guardia ubicado en una vieja silla de madera, el cual expresaba absoluto desinterés al permitir que los clientes ingresaran sin siquiera revisarlos.
Aquella actitud envió un rayo de esperanza y, en un golpe de adrenalina y falsa confianza, anduvo hasta el interior.
—¡Alto!
El grito le cerró la garganta y giró pensando que la monotonía fue un acto para engañar a ingenuos como ella, pero el adulto frenó cualquier acción cuando vio el color de sus ojos.
—¿Sucede algo? —preguntó, sinceramente confundiéndose cuando él regresó a la posición original.
—Nada. Continúe.
Asintió sin animarse a indagar la razón del cambió y descendió por los escalones, en el apuro trastabillando un par de veces.
Una vez allí, el ambiente que la recibió fue mucho peor de lo que su inocente mente hubiera llegado a imaginar. Cuerpos semidesnudos vagaban y se enredaban en actos de absoluto pecado, risas, conversaciones y gemidos mezclándose en una sinfonía que la alteraba hasta lo más profundo. Tragó y desvió los ojos sin saber dónde enfocar, ya que cada sector era ocupado por clientes y espectadores que perversamente sonreían si enlazaba miradas.
—¿Estás perdida? —inquirió una de las trabajadoras, al inclinarse logrando que ambos senos colgaran a centímetros del rostro.
Las mejillas infantiles imitaron el fuego y por reflejo negó, pero a su vez separó los labios dispuesta a obtener información.
—A-Aegon —tartamudeó entumecida—. ¿Está aquí, v-verdad?
La señora elevó ambas y dubitativa miró hacia un costado.
—Reside al fondo, trajo un visitante, por lo que hoy no debe ser fastidiado.
—No interrumpiré —prometió, en eso distrayéndose al ver como un adolescente bastante desaliñado se acercaba—. Hasta luego —despidió queriendo evitar cualquier contacto masculino.
—¡Niña…! —llamó con cierta urgencia, pero enseguida fue asaltada por las necesidades del chico.
Sin mirar atrás avanzó y cuidó de no pisar ninguna extremidad, con desagradable tensión omitiendo cuando alguien intentó agarrarla del tobillo. Colocó una mano en el estómago y suspiró pesado, a la fuerza obteniendo clarificación explícita a cada pregunta del tema que sus profesores a propósito evitaban.
—¿Cómo te gustan?
La inconfundible voz de Aegon la sacó del ensimismamiento y rápido volteó en dirección al sonido. Expectante se sumergió en aquel eterno laberinto de pieles y finalmente halló el tesoro que tanto anhelaba: Aemond.
De pie y con la cabeza gacha, el joven oía como el primogénito de la familia llamaba a distintas prostitutas para que eligiera a la que más le gustaba en un supuesto regalo de cumpleaños. Reía mientras bebía y era un claro contraste con el menor, quien se mantenía ausente en una postura que no señalaba alegría alguna.
Eleany inspiró desde un rincón en penumbras e intentó averiguar cómo sacarlo sin que Aegon sospechara, en eso recordando los aretes que escondía bajo el pañuelo. Eran de oro y poseían pequeñas esmeraldas, con seguridad deduciendo que alguien la ayudaría si los ofrecía.
—¡Tú! —llamó la mujer de antes limpiando el bálsamo rojo que se desparramaba fuera de los labios.
Saltó en el lugar y observó espantada ante la posible reprimenda, pero entonces comprendió que la fortuna le acompañaba.
—Hola —saludó ilusionada al encontrar su cómplice.
—No es local para pasear, vamos, te llevaré a… —empezó a decir amagando a tomarla de la mano, pero ella le esquivó.
—Tengo un trabajo para ti, te pagaré —soltó de sopetón y casi sin parpadear.
—¿Disculpa?
Manteniendo el misterio y haciendo un gesto, Eleany la guío atrás de unas cortinas desde donde tenían plena vista de los hermanos.
—Aegon está presionando a aquel chico a escoger a una de tus compañeras y yo solo quiero llevarlo a casa —explicó en volumen bajo—. Necesito que te acerques, hagas que te siga y lo conduzcas al pie de las escaleras principales.
—¿De qué manera? No sabe quien soy, desconfiará —dijo, en el proceso usando un dedo para mover la tela y atestiguar como el mayor pedía otra jarra de vino.
Realizando una pausa, Eleany miró el suelo y formuló un código que lo intrigara lo suficiente para aceptar.
—“Vhagar aguarda, sigue la corriente y te ayudaré a salir” —indicó, la mención del preciado dragón de seguro logrando el cometido—. Asegurate que Aegon no escuche.
La mujer frunció el ceño y lentamente cruzó los brazos, por primera vez luciendo seria e intimidante.
—¿Cómo piensas pagar?
—Oro y esmeralda. Te daré el par cuando lo traigas a mí —prometió, en el proceso enseñando uno de los pendientes.
—¿Es real? —cuestionó asombrada.
—Absolutamente —validó, los dedos cerrándose y ocultando la joyería—. ¿Aceptas?
Conectaron miradas y el resto del labial rojo se estiró en una gatuna sonrisa, provocando que Eleany imitara la mueca y entregara el aro.
—En unos minutos estaré en la entrada —anunció antes de guardar el elemento y salir hacia los Targaryen.
Desde el escondite la niña observó como se acercaba y adelantaba a las trabajadoras alineadas, en un andar sensual saludándolos e inclinándose al hombro del menor. Aegon rió y comentó algo que no llegó a identificar, pero no analizó más al enseguida regresar sobre sus pasos.
Se sentó en un escalón y, aunque tensa, en silencio admitió que estaba aliviada. Acarició sus piernas en un gesto inconsciente para calmarse y miró las interacciones alrededor, la vergüenza dejando paso a la intriga y animándola a aprender. La manera en que el sexo se expresaba difería en cada pareja o grupo, en algunos notándose que las mujeres no disfrutaban y fingían por dinero.
Diferenciar lo falso de lo real no era complicado, pero lo ficticio incluso servía de ejemplo del tema que su madre y las septas de la Fortaleza Roja preferían guardar bajo llave.
—¡Señorita!
Inmediatamente desvió la atención y vio a la femenina acercarse con Aemond, el cual dejó de fruncir el ceño y abrió su único ojo de par en par.
—¿Todo bien? —preguntó mientras se ponía de pie y sacudía el polvo.
—Perfecto, ningún inconveniente —confirmó feliz.
—Me alegro —sonrió en paz—. Escóndete y has como que están juntos, si más tarde Aegon pregunta... dile que terminaron y él se fue —ordenó gentil en el proceso de darle el pago restante.
—Entendido —respondió, sus ojos brillando ante el accesorio.
—No olvides cobrar tu turno —añadió, de reojo notando que el chico daba un paso hacia ella.
Alegre, la mujer aceptó cada detalle y en breves despedidas fue a ocultarse a seguir con el plan.
—¿Qué haces aquí? —enfrentó Aemond poniéndose delante, nuevamente arrugando el entrecejo.
—Salvándote.
—¿Cómo supiste?
Eleany encogió los hombros y apretó los labios desviando la mirada.
—Los espié…
—Por supuesto —negó decepcionado.
—Sé que no te gusta, pero no pensé seguirlos hasta que hoy te oí decirle a Aegon que no querías venir —explicó con ligera angustia y pena—. Te veías tan abatido… No podía dejarte.
Aemond quedó pálido y tragó con dificultad, cualquier indignación esfumándose.
—Odias las multitudes y eres miedosa por naturaleza, ¿aún así…?
—Temblé todo el camino y sentí que vomitaría el corazón, pero seguí adelante por ti —confesó entre un leve sonrojo.
El pecho del Targaryen se encogió y, por alguna razón, tuvo ganas de llorar.
—Gracias.
—Siempre podrás contar conmigo —anunció, acto seguido extendiendo un brazo y ofreciendo la mano—. Vamos a casa.
Aemond apreció la luz y el cariño que transmitía comprendiendo que ella lo protegería incluso si debía pelear con sus propias limitaciones. Aquel momento, dentro de la casa de placer, no era más que una prueba a la promesa de cuidarlo, y así su alma fue completamente cautivada.
Con un leve temblor en el labio, entrelazó los dedos y la sostuvo con fuerza jurando que él también haría lo mejor para salvarla de todo mal.
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lostoneshq · 1 month
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Estarei sorteando os dormitórios agora. Lembrando que a estrutura dos dormitórios são apartamentos (duas suítes, sala, cozinha e lavanderia) e os quartos dos perdidos foram montados com mágica para que eles tenham o quarto de seus sonhos, então fica à critério de vocês a decoração! Assim como a decoração do apartamento, ela combina com os desejos de ambos os perdidos que ocupam o local. Não haverá restrição de gênero.
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conobarco · 3 months
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no voy a nombrar nombres, pero estoy sorteando piñas y hay uno de aca que se esta comprando todas las rifas
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annihilorak · 4 months
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"Transforming your mind from the inside out Overcoming fear that made you doubt Observing what is stored in the subconscious Trusting what you feel with your gut response." Death - Within the mind. Descripción gráfica del MMXXIII.
Complejo, de caminos sinuosos y vertiginosos, pero lleno de expansión, aperturas, construyendo nuevos senderos/posibilidades, (auto)conocimiento, (re)conexiones y sorteando limitaciones internas/externas 🔥 Bienvenido lo que sume, que para las restas están las Ciencias exactas.
Berliner Medizinhistorisches Museum der Charité. Deutshchland. 2023.
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amour-et-fleurs · 1 year
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Oi lindeza , começou nosso segundo sorteio! Desta vez estamos sorteando uma caneca ! Você pode escolher a que mais amar ! Vem participar 🥰🌵🤍
https://www.instagram.com/p/Crtm6N2OaGv/?igshid=YmMyMTA2M2Y= 🩵
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outroraoutono · 1 year
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Uraz na feira do amor (2022)
do dia que acompanhei minha amiga tayná uraz, artista visual incrível, sorteando seu almoço em meio a um arco-íris de legumes e verduras - e o doce da maçã caramelizada.
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skzoombie · 2 years
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S(ong) C(haracter) - YUTA
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Eu não posso desacelerar
Eu sou novo recorde
Parece um brinde simplesmente porém muitos eram iniciantes nas corridas ilegais, entravam no ramo pensando que tinham o truque perfeito para vencer o japonês, todos quebrados a procura de dinheiro fácil, mas como poderiam comprar um carro novo se não tinham nem para o aluguel dos apartamentos de 3m² que viviam, yuta tirava qualquer chance destas pessoas tentarem ultrapassar seu nível.
Parece um brinde simplesmente porém muitos eram iniciantes nas corridas ilegais, entravam no ramo pensando que tinham o truque perfeito para vencer o japonês, todos quebrados a procura de dinheiro fácil, mas como poderiam comprar um carro novo se não tinham nem para o aluguel dos apartamentos de 3m² que viviam, yuta tirava qualquer chance destas pessoas tentarem ultrapassar seu nível.
Parece um brinde simplesmente porém muitos eram iniciantes nas corridas ilegais, entravam no ramo pensando que tinham o truque perfeito para vencer o japonês, todos quebrados a procura de dinheiro fácil, mas como poderiam comprar um carro novo se não tinham nem para o aluguel dos apartamentos de 3m² que viviam, yuta tirava qualquer chance destas pessoas tentarem ultrapassar seu nível.
Este estava sendo um dos momentos de maior confiança na vida dele, depois de todas as vitórias consecutivas ainda no inicio de temporada das corridas, estavam finalmente sorteando um prêmio em dinheiro vivo. Yuta estava com o ego por quase explodir para fora, vocês dois já caminhando em direção do valor para comemorar mais um momento de grandeza, até um homem impedir o caminho.
Akira, o maior corredor da década passada, havia boatos correndo de sua visita a Seoul para competições grandes, mas todos sabiam de seu costume de se exilar por uns dias para evitar ser preso, não podia ficar atrás das grades sem antes mostrar para o que veio. O homem mais velho escutava a um tempo no Japão, sua origem, de um mais jovem da região que fazia sucesso em outro país, Coreia do Sul. Akira usou de uma das competições grandes do ano para conhecer pessoalmente o quem sabe, futuro rival.
"Japão? Contente em saber que as noticias sobre mim correram tão rápido a ponto de chegar em outro país."
Yuta a um tempo vem evitando de falar de sua terra natal, os sofrimentos que causou e as consequências que teve que pagar por suas atitudes lá, fez com que ele mudasse para outro lugar, porém ele sabia como os japonês se sentiam ofendido quando as pessoas não eram patriotas o suficiente. O fato de alguém de lá não estar mostrando sua grandeza representando sua própria terra natal incomodava akira muito mais que qualquer fetichização de grandeza do garoto.
"Aqui e agora? Por mim tudo bem, mas deve imaginar quem vou representar, não é mesmo?"
O tom de ironia na pergunta cresceu uma raiva no homem que parecia se espalhar pelo corpo todo, mas ele sabia do quão provocativo japoneses poderiam ser quando o assunto era o sentimento de poder e grandeza.
"Sua aposentadoria se eu ganhar! Ele(a) todo(a), se você ganhar!"
Nakamoto não poderia ser mais ridículo do que naquele momento, propondo seu par na primeira corrida com a possibilidade de oitenta por cento de chance de tudo dar errado, não havia um plano b se desse errado para os dois. Você começar a chorar foi uma situação não surpreendente para ele, na verdade isso até o ofendia um pouco, a forma como não mostrava confiança nele, para akira era uma cena decepcionante, a situação na qual você tão jovem estava realmente se abrindo para alguém tão arrogante, mas seria o sujo falando do mal lavado, o mais velho lembrava de cada uma das pessoas que perdeu ao longo dos anos por sua mentalidade infantil do passado.
"Você já me viu perdendo alguma vez?"
Única frase que yuta sussurrou no seu ouvido encarando o homem do outro lado se preparar para entrar no carro e tentando acalmar seu choro com a fala.
O público que assistiu toda a conversa dos dois japoneses se afastaram para a calçada da estrada abandonada para terem visão privilegiada deste momento épico já visto nas corridas de rua, o novo enfrentando o velho, o antigo e o atual, experiente e novato.
Mas a pergunta que não calou para todos, ambos estariam abertos a aceitarem o resultado, qual seja ele, preparados para terem seus egos enormes quebrados, de combo mais uma vez machucar pessoas inocentes no caminho disto tudo? Porque sabemos que no final não era sobre o prêmio em dinheiro, era sobre um status de poder, ser idolatrado e amado, a única coisa diferente entre os dois, é que um sabe esconder seu egocentrismo e outro nem tanto.
"Nem pense em encostar nele(a)"
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