Tumgik
#como no me llevaron de viaje con ellos ahora dicen que me llevan a pasear
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Tras una larga travesía en carro, Ahriel finalmente divisa la ciudad que recibe el nombre de Töke. Al irse acercando a la ciudadela ve como unas impresionantes murallas se alzan delante de su vista protegiendo lo que parece ser el palacio y sus alrededores. Ahriel se baja del carro dando las gracias al hombre que la ha transportado hasta la capital del reino y decide empezar a caminar por la parte exterior de la muralla. Decidió merodear para investigar el lugar y lo que vio le dio un primer horrible pensamiento de la capital y de cuán podrido podría estar el reino. El barrio exterior a la muralla estaba rodeado de pobreza y miseria por metro cuadrado, cuánto mas miraba más pena le daban las personas que allí vivían, quienes la miraban por las extrañas prendas y tatuajes que llevaba por toda su piel. Hasta aquellos mismos momentos no se había dado cuenta de que ella destacaba tanto como aquel chico que había conocido el día anterior en Byeol, Aiden; por su llamativo pelo rojo, y ahora entendía por que había decidido cubrir su rostro con una capucha negra. A medida que pasaba por las calles más murmullos oía sobre su persona, y más vergüenza le daba pasearse por las calles con tanta normalidad. -¡Mira que chica tan rara mamá! ¡Tiene tatuajes por todo el cuerpo y tienes la cara muy diferentes a nosotros! -dijo una niña-. -¡Calla niña que te va a oír! ¿No ves que puede ser una asesina que viene a despacharnos? -dijo la madre riñendo a la niña-. A Ahriel le invadió la tristeza y su rostro, que en Byeol había sido endulzado después de tanto tiempo; Töke había hecho que volviera de nuevo a su dura y desconfiada expresión de siempre. Decidió salir del barrio lo antes posible y se dirigió a la muralla donde descubrió un mundo totalmente diferente al que había visto hacía unos momentos. Unas calles y edificios lujosos se presentaron ante su mirada como si de un festival se trataran. Ahriel empezó a pasear por los alrededores y a observar con atención todo. Más tarde llegó finalmente a las puertas del palacio y con admiración observó la tremenda construcción donde debía de vivir una persona muy importante. Por mera deducción, supuso que al igual que en sus tribus existían los jefes y los cuales vivían en las casas mas lujosas; en Hecatia debía de pasar lo mismo, pero a una escala mucho mas grande, y ahora lo acababa de comprobar. Decidió dar la vuelta y seguir explorando las calles del barrio de los ricos. Ahriel se acercó a varios puestos donde descubrió donde se compraban diferentes artefactos tales como lo que parecían ser vestimentas, diferentes armas, todo tipo de hierbas curativas y comida. En uno de los puestos, vio a una señora muy mayor y a su izquierda había un cartel que ponía "adivinadora". -Jovencita, ¿quieres que te lea el futuro? -dijo pícaramente dicha adivinadora-. -No hace falta gracias -dijo Ahriel cortante-, eso es lo que menos me gustaría saber. -Vaya, vaya, una chica con un pasado oscuro eh... -dijo la anciana metiendo el dedo en la yaga-. -Cómo haya sido mi pasado a usted no le importa señora, y con su permiso, muy buenas tardes -dijo Ahriel un poco molesta-. -Oh querida lo siento, no he sido muy educada hablándole así a una completa desconocida, déjame recompensar te hablándote de las armas legendarias. -¿Armas legendarias? -Si, se dice que fueron creadas por nuestra diosa Hecatia y que están repartidas por todo el reino, y que hay que resolver los diferentes acertijos para conseguirlas, yo nunca he conseguido resolver ninguno de los que aquí tengo, pero espero que a ti esta hoja te sirva de algo -la anciana le da una hoja de aspecto antiquísimo y se despide perdón de nuevo y deseándole un buen día-. Ahriel decide seguir caminando por las calles mientras desenrolla el folio descubriendo que puede leer perfectamente lo que ahí pone. Escoge uno al azar y lo lee detenidamente: -“Donde aquellos que cometen crímenes mueren, esta pulsera se encuentra. 018.” -dijo Ahriel para si misma-. En esos momento un joven que venía corriendo choca contra ella y la tira al suelo. Ahriel se levanta y guarda el pergamino en sus ropas. Unos segundo mas tarde siente como dos personas la agarran fuertemente por los brazos. -Joven, por orden real, quedas detenida por robo de comida y por ello serás enviada a la cárcel. -¡Pero si yo no he hecho nada! -exclamó Ahriel enfadada-. Uno de los hombres la golpea en el estómago haciendo que un agudo dolor naciera de ese mismo lugar y se la llevan a rastras hacia las cárceles del palacio. Es trasladada hacia su celda y cuando finalmente llegan, Ahriel es lanzada al suelo y automáticamente cierran la puerta del calabozo con llave y la dejan allí. Ahriel se levanta rápidamente y agarra los barrotes intentando hacer algún tipo de movimiento que pueda hacer ceder la puerta, pero nada es capaz de mover esos gruesos y fuertes barrotes. Derrotada se deja caer y deprimida observa el antro en el que se encuentra, donde ve colgado 018 en la puerta. Sorprendida se acuerda del acertijo de las armas legendarias y empieza a buscar la pulsera por la celda pero a simple vista no la encuentra. -Piensa Ahriel, sé lógica, si tu tuvieras esa pulsera, ¿donde la dejarías escondida? Entonces, una idea le vino como se de la luz se tratara y veloz se dirigió a los barrotes que hacían de ventanuco y tocando vio como había un saliente en una de las piedras. Con fuerza tiró de ella y dentro de la piedra vio una hermosa pulsera con diferentes piedras brillantes. Se la puso en la muñeca y dejo la piedra en su sitio. -Al menos he acabado aquí pero he encontrado algo que seguro que me ayudará mas adelante -dijo con algo de cachondeo Ahriel-. Muerta de frío, se acurrucó en una de las esquinas de la celda intentando resguardarse del viento que pasaba por el ventanuco. Unas horas mas tarde varias personas entraron a la celda y la llevaron con extrañamente, mucha más amabilidad hacia dónde parecía ser el exterior. Una vez llegado al exterior Ahriel se encontró con varias personas que parecían tener cierta importancia en Töke. -Lo sentimos joven, el niño con el que tropezaste nos acaba de confesar que el fue el que robó el pan. -...-Ahriel quedó en silencio mirando al niño quien se encontraba llorando-. -Pero para compensarlo, aquí tienes esta capa para resguardarte del frío y de las malas lenguas, pues tu cara y tatuajes me dicen que no eres de por aquí. Te prometemos que el niño recibirá su merecido castigo, será enviado a prisión. -No culpen al niño por favor, solo es un crío, yo pagaré el precio del pan que ha robado -dijo Ahriel seria-. El niño sorprendido por la amabilidad de la desconocida fue a darle un abrazo llorando desconsoladamente a lo que Ahriel respondió con una sonrisa. Ahriel sacó 2 monedas de oro para pagar el pan y se despidió de los guardias. Decidió llevar al niño junto a sus padres quienes se encontraban desconsolados en una de las casas del barrio de los pobres. Al ver a su hijo sano y salvo lloraron de felicidad. -Muchas gracias joven, no sabes cuanto te lo agradecemos -dijo la madre del joven-, ¿que quieres que te demos a cambio? -No hace falta, de verdad, no ha sido molestia -dijo Ahriel intentando no darle mas importancia a la situación ya resuelta, pues no le gustaba ser el centro de atención-. -Por favor, debe de haber algo que necesites, no seas tan amable, simplemente pídelo. Ahriel sabia que le hacían falta muchas cosas esenciales para vivir en lo que seria su nuevo hogar, pero no quería pedir nada, porque sabía que a esa familia no le faltaban las cosas como para andar regalando nada. -Mi marido trabaja con el cuero, si quieres podemos darte uno de los zurrones que ha fabricado para que guardes lo esencial para tu viaje. También podemos darte una manta y un cuchillo pues nos sobran uno de cada -dijo la madre poniendo dichas cosas dentro del zurrón y extendiéndoselo a Ahriel-. No acepto un no por respuesta. Ahriel vencida antes tal insistencia, aceptó los regalos de la familia y se despidió de ellos deseándoles una buena noche. Ahriel convencida se dirigió de camino al bosque para cazar con el nuevo cuchillo lo que sería su cena. La joven decidió ponerse escondida entre los matorrales cerca de un claroscuro a la espera de una presa que cazar. Finalmente, dos horas mas tarde, divisó lo que parecía ser una cría de venado. Rápidamente y sin dudarlo, se abalanzó contra la criatura dejándola sin escapatoria y le asestó una muerte rápida e instantánea, sin dolor. Ahriel, un poco apenada, cogió la presa y se la llevo a rastras hacia el sitio donde haría la cena y finalmente empezó a despellejar y a diseccionar la cría de venado. Con los métodos que había aprendido en la tribu, Ahriel empezó a hacer fuego cogiendo ramitas de los alrededores y dos grandes piedras. Una media hora mas tarde, Ahriel finalmente consiguió cenar. Muy hambrienta devoró dos de las piernas del venado y el resto de la carne la guardó para el día siguiente pues siempre había tenido una mentalidad muy previsible a falta de comida. Ahriel recogió todo y avivó el fuego para que le durara toda la noche. Finalmente cogió la manta y se puso el zurrón como almohada y mirando boca arriba empezó a mirar admirada por su grandiosa belleza las estrellas. Finalmente, Ahriel se quedó profundamente dormida ante tal extremadamente hermosa visión.
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