Tumgik
#A mí me preguntan “¿Por qué eres tan sucia?”
chicawolverine · 3 years
Text
Sobre el amor
A menudo me preguntan qué piensa un poeta sobre el amor. Dónde se le encuentra o cómo es este aparente bicho raro al que hoy todos temen, pero sin dudas, todos, aun en el fondo de su ser, necesitamos. Es más, queremos.
Bueno, me parece que hablar de este “bicho raro” requiere de una precisión previa. Existen tan diferentes tipos de amor como diferentes tipos de personas. Todas ellas sentirán y vivirán el amor de acuerdo a sus personalidades, vivencias, expectativas, creencias, miedos, influencias, etc. Aquí no trato de dar una definición y mucho menos una explicación que represente para todos una verdad. Acá intento, desde mi posición compartir lo que yo creo que es el amor. El amor, principalmente el amor romántico, el amor que provoca suspiros, estómagos con objetos voladores, lluvia en los ojos, sonrisas bobas, manos humedecidas, ese amor.
Ahora bien, me parece que el amor puede ser todo, pero no miedo. Hoy cuando el mundo es tan convulso, cuando los valores no se han ido, simplemente, han cambiado, mutado por valores nuevos que, sin más, no tenemos las herramientas para entenderlos, para armonizar con ellos. Donde aquello que nos unía hoy pretende separarnos, arrojarnos a la orilla de compasión, de la sonrisa fácil para el desconocido, el abrazo al desvalido, en fin. Hoy, en la nueva versión de valores que enfrentamos, está la creciente adoración o ponderación al miedo.
Habremos escuchado tanto decir: “prefiero un tatuaje a enamorarme. Dura más y duele menos” o en cualquier conversación cotidiana historias como “entre el amor y una cerveza, prefiero la cerveza” o la más fatídica de todas “prefiero estar sola”. ¡Vaya! Parece que algo en el pasado nos dolió tanto que acabó no solo con esa relación, sino con nosotros mismos.
Y si, cuando dejamos que el miedo se apodere de nosotros es una señal inequívoca de que hemos perdido, perdido aquello que nos hacia sentir vivos, reales, poderosos, confiados. Pero ¡vamos! Que más se ha perdido en una guerra – diría mi abuela-. No, no estoy diciendo que no doliera, que no fuera devastadora la experiencia, que las lagrimas derramadas fueran mentira o peor, que el tiempo puesto en ello regresará. No, no estoy diciendo eso. Estoy diciendo, estoy llamando a la parte viva que aun está dentro de nosotros y que nos hace leer poesía, ver más allá en cada beso o abrazo en una imagen o historia.
El amor, para mi es eso que nos obliga a dar, obliga y de la mejor manera a hacerlo. Ya sean unos buenos días, una mitad del chocolate que encontramos en el cajón, preparar la taza de café, aunque este nos quede más dulce o más simplón. El amor es saber que no existe una distancia o un país. No existe un idioma que no verse con el nuestro, una tarde apagada donde empiece a llover y esa misma lluvia nos invite a la añoranza o al deseo de compartir. El amor es eso que nos dice que por más días, por más horas con sus minutos, por más cielos o nubes, en cualquier momento, será la misma luna para vos.
Sin duda, el amor no es juego y al mismo tiempo lo es: Porque se debe tomar en serio, como en serio se toma el desayuno que fuerza nos dará para soportar el día o la cena, que nos dará el abrigo con pan y leche con café abrazador antes de dormir. Pero también es el juego más leal y honesto que jugamos. Porque nos permite crear un mundo donde las reglas intentamos escribirlas nosotros y darnos cuenta al fin, de que el amor sólo tiene una y es tan sencilla: Dar.
Si, se que ahora mismo te preguntas ¿qué pasa con el recibir?, ¿el amor no debe ser mutuo y en total correspondencia? Pues te diré que según yo lo veo, no, te diré por qué.
Cada uno de nosotros debemos siempre ser responsables de nuestras acciones, de nuestros planes, obligaciones, caídas y altos vuelos. No podemos, en ningún momento y de ninguna forma tomar responsabilidad del otro, de sus necesidades, miedos, corajes, sueños y un largo, etcétera. Siendo entonces nuestra responsabilidad, el amor se manifiesta hacia dentro de nosotros como un huracán de sucesos asombrosos. Unos creados o inventados por la emoción que este provoca y si, hay que aceptarlo, el amor a veces nos vuelve “un poco locos”, y dije locos, no ciegos, pero ya volveré a este punto más adelante.
Decía entonces, que el amor más allá de lo que provoca dentro de nosotros, no tiene más opción que dar, ofrecerse, brindarse. Él, se brinda en caricias, besos, intimidad y esas cosas que si, a todos nos gustan. Pero más allá, se regala así mismo en una llamada a tiempo, en la cobija que usamos para cubrir su cuerpo dormido en el sofá de la sala, en la carta de amor, en la cena especial que tanto gusta a él. El amor busca darse en las palabras de aliento, en el reconocimiento ante el éxito y el consuelo ante el fracaso. Busca, siempre el tono ideal en el labial o en el vestido para captar con mayor fuerza su atención. Es decir, el amor no parte de afuera, el amor parte desde adentro del que ama. Por esto, no podemos ser quienes robemos los actos de amor del prójimo o del próximo. Yo soy quien crea el amor dentro de mí, de mi capacidad para sentir y vivir y sentirme vivo. El otro, el de enfrente, cultiva sin lugar a dudas ese jardín que llevo dentro. Pero cuidado, si este jardinero se equivoca, lo descuida, el jardín se seca, las flores de la atención, las rosas coloradas de la espera entusiasmada se vuelven cadáveres de amargura y desolación. Si, eso es verdad, pero, el jardín siempre y por siempre será un jardín. ¿O a caso quien posee en sus entrañas tierra fértil, un clima excelso y una buena mano, con las semillas correctas y bien tratadas no es capaz de hacer florecer cualquier cementerio?
Yo dije algunas líneas arriba que el amor nos volvía locos y si, así es. Pero no nos vuelve ciegos. Cuando escuché por primera vez “el amor te hace cometer locuras o el amor es ciego” pensé que no quería enamorarme. ¿qué fuerza tan maligna puede hacer que yo cometa barbaridades contra otros o contra mí? O ¿qué poder tan grande era capaz de cegarme para evitar ver mi realidad?
Si, a todos nos has pasado. Escuchar o vivirlo así ¿no es cierto? Pero les tengo noticias: No, eso no es el amor. Eso es algo más humano, más mental, más mundano que el amor. No busquemos justificar nuestras locuras, tonterías, miedos, egoísmos, inseguridades, ¡vamos! Nuestra calidad de humanos con el amor. Así mismo, no culpemos a este de querer aceptar nuestra realidad. La verdad está dividida en tres: Mi verdad, tu verdad y la verdad.
En mi verdad, yo decido qué ver y que no ver. Qué acepto o que no aceptó. En tú verdad, eres tú misma quien decido lo anterior. Y la verdad, tú y yo estaremos algo lejos de ella casi siempre. Pero, eso no implica que no exista o no podamos acercarnos si con uñas y dientes luchamos por verla. La verdad siempre está ahí rondándonos, soplándonos en la nuca esperando ser descubierta. El amor, no, el amor no es ciego, el ciego soy yo.
Dejemos también a un lado el prejuicio. “No encuentro el amor”, “el amor no llega a mí” bueno, entendamos que el amor no sabe y es más, no le interesa si ella es alta, bajita, morena o rubia, gorda o flaca. Si tiene frenillos u orejas grandes. Eso solo nos atañe a nosotros, los humanos que racionalizamos todo y aquí te cuento una anécdota personal:
Una noche venía rumbo a casa con un amigo muy cercano en mi auto. Decidí que pasaría a cargar gasolina para los siguientes días y estar más tranquilo. En el transcurso del camino, él, mi amigo, me comentó que ya estaba un tanto cansado de estar solo, de no tener una pareja formal y que lo hiciera feliz. Sentar cabeza como suelen decir.
Al llegar a la estación y mientras cargaban la gasolina, le pedí que viera al otro extremo de esta, en la primera bomba. Había una chica atendiendo a otro automóvil. Ella usaba el uniforme tradicional para este tipo de trabajos, además, como es común, sucio, lleno de grasa, aceite y seguramente con olor a obvio, gasolina. Las manos sucias, el cabello con una coleta y su cara además de sucia, claramente harta.
Ella no era particularmente bonita según un estándar de belleza. Físicamente al menos no lo era, kilos de más incluso. Entonces yo le pregunté a mi amigo “Tú, ¿saldrías con ella?” a lo que de inmediato respondió con un “no” y una risa burlona. Se que estás pensando ahora mismo. Que mi amigo es un superficial, que debe estar muy guapo para cotizarse así, etc. Y mira, quizá tengas razón, pero recuerda, este ejemplo que te cuento, de una o de otra forma, todos lo hemos vivido en ambas partes de la historia.
Pero, déjame terminar de contarte.
Yo le dije “es que ese es el problema. Siempre decimos que queremos amor, quien nos ame, quien nos cuide o como dicen en mi país – nos apapachen- pero nunca decimos que nosotros queremos hacerlo. Nunca decimos que soy yo el que quiere cuidar, amar, apapachar. Además, quién nos dice que ella, es una chica que está harta de trabajar 8 horas de pie, de oler a gasolina, tener grasa en las manos, usar unas botas negras industriales en lugar de unas zapatillas. Quién nos dice que ella, no llega a casa a terminar su tarea y trabaja en la tarde/noche para pagar su escuela o mantener a su familia. Quien nos dice que ella no está tratando de ser buena hija, estudiante, madre o hermana. ¿A caso no es lo que queremos? Una mujer (en este caso) grandiosa, de buenos sentimientos, leal, noble, trabajadora, etc. Pero es triste ver que tu la rechazarías y no por ti, sino por mí o los demás amigos. Esos que temes en sus historias para cuando estemos en el bar digamos que tu novia es fea, gorda o es tan delgada que se romperá con el viento o que es ciega o tiene acné o lo que fuera. Es triste porque estarías diciéndole no a quien posiblemente te ame más de lo que todos ellos o nosotros te amemos”.
El amor, el amor no es eso, ni el miedo o el querer que te recompensen por lo que tu das o sientes. No, el amor es dar de ti lo mejor en cada momento. Ahora, es jodido vivir sin que te amen. Alejémonos de quien no nos ame. Pero ¡cuidado! Una cosa es alejarse de quien no nos ame y otra es pretender que el otro nos ame como nosotros lo hacemos hacia él.
Nunca podremos conseguir tal cosa, nunca podremos hacer que ese alguien nos ame de la misma forma que nosotros amamos. Es simple, como lo dije al inicio, cada uno piensa y siente diferente, en cada uno vive el mismo tipo de amor, pero no se expresa como nosotros deseamos, como nosotros lo haríamos. Entonces, ¿qué hacer si mi pareja no me ama como yo quiero que lo haga?, dejarla. Si, leíste bien, dejarla. Tú no amas a esa persona, tú te amas a ti (lo cual no es para nada malo) pero sin duda, buscas que ese alguien te recompense, te de como tú quieres para sentirte bien. Ahora, si en sus capacidades esa persona te hace feliz y te pongo un pequeño ejemplo:
A ti te gustaría o te haría feliz que tu pareja te escribiera un poema, pero él no lo hace porque no tiene ese talento. Pero, te dedica una hermosa canción, te hace tu desayuno favorito, aunque a ella no le guste ese platillo o prefiera otro. Es persona, te está amando como puede, como sabe, como entiende. Pero, si tu pareja, en sus capacidades no hace algo por darte, por brindarse, vete. No te ama, identifica sus capacidades, sus herramientas, su forma de amar. Recuerda que, si su forma de amar te lastima, eso, no es amor.
Así bien, una pequeña reflexión sobre qué es el amor desde mi punto de vista. Por supuesto que hay mucho más que decir, pero no ahora. Tú que me lees, sabrás más de mi óptica sobre este tema por la poesía que escribo. Te invito a que me sigas en este nuevo canal donde desde mi punto de vista siempre, te contaré sobre algún tema.
Amate, cuídate, no te traiciones.
El hombre del espacio
Alberto Viedma.
0 notes
lilacwine1 · 6 years
Text
¿Qué que es el AMOR? ¿Qué a que huelen las nubes? Al final nunca sabes quién va a ser la persona de tu vida. Hasta que la conoces y tu mundo pega un vuelco. El corazón se te para y respiras diferente. Tú y yo siempre fuimos como el barro; tú eras muy agua, mientras que yo siempre fui muy tierra. Diferencialmente complementarios, aprendimos que nuestras diferencias nos hacían sumar. Éramos de ese tipo de amor, que le hace el mar a las rocas; el choque era directo, intenso y a veces dolía. Pero por mucho que lo intentamos, la marea siempre nos llevaba ahí; A nosotros. Drogadicta de la dopamina de tu sonrisa, comprendí que te tenía que dar la mejor versión de mí. Mostrarte mi alma más pura, esa que antes de amar fue sucia y oscura. Más sabía que aunque tenías el poder de destruirme nunca lo harías. Sé que nunca quisiste hacerme daño. Eras lo que quedaba cuando no quedaba nada. De lo bueno siempre me dabas lo mejor. Que es fácil no ver, lo que uno no busca. Al final todos tenemos alguien que nos deja una huella tan grande que ni el paso del tiempo puede borrarla. Por eso, en la sombra de mis ojeras guardo tus noches a escondidas. ¿Que ha sido un asco verdad? Que hayamos nacido tan diferentes. Fuimos los perfectos polos opuestos. Pero eso no quita que cada vez que te he mirado, me he preguntado si tal vez eras tú lo buscaba. Yo ya sé que somos diferentes, no hace falta que nadie me lo diga. Mientras tú te promocionaras entre que tienes mil ‘amigas’, de esas con comillas. Que eres más feliz ahora que me fui. Como queriendo demostrarle al mundo, y lo que es peor; a ti mismo... Que no te importé nada, que incluso te alegrabas de que me marchara. Aunque a mí eso me suena a palabrería vacía. No como cuando decías de: “Yo creo que algún día, tu y yo seremos algo grande. Yo creo que sí.” Después de todo, he visto a tus ojos mirarme para parar el mundo. He sentido tus abrazos solo por el placer de sentirnos uno. Ojalá, me hubieras dedicado solo la mitad del tiempo que me prometías. Ojalá me lo hubieras puesto más fácil. Lo intenté, te juro que lo hice. Pero me cuesta creerte. Aunque lo jodido sea perderte. Que tendré que agachar la cabeza, para los que perjuraron que tú no eras para mí, me tendré que comer los dientes y las uñas que saqué para defendernos esta vez. Porque esta vez parecía que sí. Pero te apagaste como siempre. Tal vez no fui tan buena para ti. Quizás no sirvió de nada borrar mi pasado y volver a ti. ¿Amor? Amor era la puta mierda que me quedaba al dejarte ir. Amor era dejarte vivir en tu peculiar manera de ser feliz. Era morir para verte marchar. Desearte lo mejor, que cumplieras tus sueños y que encontraras a quién te enseñara a amar de verdad. Ahora sabrán que te quise; que hubo alguien que me cambió la vida y me dejó el corazón tocado. Que siete años son muchos para un corazón callado. Me siento afortunada, de poder haber visto eso que tanto escondes. Lo que hay bajo la coraza que te hiciste para que no te dañaran. Cualquier día la vida te pondrá de nuevo en mi camino, y entonces volveremos al: “Hola! Que tal?” Como si los sueños que construimos hubieran sido solos eso: sueños y ya está. Pero hoy el mundo sabrá que Roma siempre fue la vuelta que le di, a todo lo que veía a través de ti. Eras la magia que tus ojos dejaban en mis versos, por eso, los mejores escondían tu nombre. Que si entre el amor y la guerra había solo un paso, seguramente fue el que tu yo siempre dimos. Seguiremos siendo distintos, pero por si el mundo todavía no lo sabe… los polos opuestos son los que lo crean. Así que si me preguntan que qué coño es el amor; les digo que es la MAGIA que tú me dejabas siempre en el alma. Por eso me quedo con lo mejor de estos años. Recuerda que siempre te quise, que te llevo aquí entre un suspiro, un abrazo y tu mirada. Deseo que seas tan feliz como yo a veces me sentí a tu lado.
0 notes