Tumgik
#ya vamos mas seguido pero no nomas no es igual
elbiotipo · 1 year
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Naci justo cuando mi pais se dolarizo (El Salvador) y mis papás nunca dejaron de hablar de como nos siguen pagando en colones pero esperan que compremos a precio de dolar.
Y lo mas "chistoso", como el que salio mas beneficiado fue solamente el presidente de ese entonces (paco flores, disque esta muerto pero nosotros decimos que nomas se fue a la verga) y las empresas que solo han seguido subiendo y subiendole el precio a todo.
Pero hey, por lo menos los gringos cerotes pueden venir a disfrutar que no tienen que cambiar moneda y lo "barato" que sale todo aca 😐 les entiendo 100% el empute porque no es algo bueno y ojala mejoren las cosas
Es la desigualdad económica. Usar dólar no significa que estás al mismo nivel de EEUU (aunque mucha gente acá en Argentina se engaña y realmente piensa que dolarizarse va a ser milagrosamente incoporarse a la economía estadounidense como igual). La idea de la dolarización es pagar soberanía por estabilidad, pero la estabilidad depende de como estamos internamente. Acá hacen exactamente lo mismo, confiados que la gente ya está acostumbrada a la inflación, las empresas especulan y suben los precios hasta donde quieren, porque total, que vamos a hacer nosotros? No comprar comida?
Es una situación triste y nadie sale ganando excepto los que ya tenían intereses en dólares (y verdaderos intereses, no tipo 2 billetes en el colchón)
Espero que mejore todo por allá también.
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pinguinodehelio · 4 years
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VII
-Si no la quisiera le diría que termináramos... pero más tarde vemos que pasa.
-Tranquilo weon si van a estar bien, la cuarentena la debe estar afectando así como a ti te está poniendo más sensible.
-Esperemos...
Un amigo me contaba de sus dramas con su polola producto de la separación obligatoria por la cuarentena. Cree que posiblemente terminen, ya que por cuidar a sus padres o abuelos en distintas ciudades no se han podido ver desde hace meses y la comunicación ha ido decayendo. Está difícil, bastante difícil mantener una relación en estos tiempos si no estas junto a tu pareja, necesitas afirmarte con alguien y no te sea suficiente el estar en línea. Yo mismo había estado conociendo a alguien poco antes que empezara la pandemia, pero la situación terminó por finiquitar tempranamente esos encuentros.
Tengo 25 años. Terminé la universidad pero me encuentro cesante, quizás para bien ya que sino tendría que exponerme por turnos eternos en la mina y en mi familia tenemos gente con riesgo. Afortunadamente, muy afortunadamente, en el aspecto económico puedo ser por el momento un "mantenido", aunque hacer tareas y pruebas de matemáticas ajenas me ha rentado bastante.
Juntamos familias y estamos en la casa de mi abuela haciendo cuarentena juntos. Hace ya varios meses que llegué aquí, un par de meses antes del encierro total en principio de allegado, pretendiendo trabajar en esta región del norte; hay posibilidades pero una cadena de sucesos en este país lo han impedido. Poco antes que se anunciara la cuarentena, y cuando ya era definitivo que no era para nada necesario estar en otra ciudad para estudiar, Fabián, mi primo menor por 2 años, retornó de sus vacaciones a este hogar para estar con su madre, su abuela, su tía, mi hermana, mi padre... y yo.
Luego de una frenética semana hace un par de años en que, por decirlo de alguna manera, reafirmamos nuestra complicidad e intimidad -"intimidad" que puede detallarse en alguna perdida parte de tumblr- como primos, las cosas poco a poco se fueron complicando. Llegó un punto luego de casi un año en que no pudimos seguir juntos. Lo queríamos, lo anhelábamos, pero fue imposible para nosotros aceptar que lo nuestro iba más allá, mucho más, de lo carnal, y que aún seguíamos siendo familia. Fabián fue, como siempre hasta entonces, más concreto, a pesar de mis dudas en ese momento. Quedé nuevamente solo y abandonado, si, bien dramático, en el departamento en el cual vivíamos juntos; él se fue a compartir otro con un amigo. Tal cual como había pasado con mi ex de hasta ese entonces (si bien con Fabián nunca formalizamos nada... éramos pareja en la práctica), me costó en un inicio aceptar nuevamente no poder seguir estando al lado de quien necesitaba, aunque terminé haciéndolo con, creo, mayor madurez. Caí un poco en la promiscuidad, que no se si sea muy maduro en todo caso. Fabián tenía la facilidad de dejar muchas cosas de lado y hacer como si no existieran e incluso como si no hubiesen existido, pero sé que las guarda dentro sin querer resolverlas. En el último tiempo prácticamente solo nos veíamos para ciertos cumpleaños y fiestas de fin de año, hasta que cierto virus dictó otra cosa.
-Tanto tiempo "primito" - me abrazó fraternamente mientras regresaba a su hogar. Así es como me decía siempre, y como me decía en especial mientras estuvimos "juntos". Su hermosa sonrisa siempre es un agrado de ver.
-Desde navidad nomas, no ha sido tanto tampoco- le respondí algo contrariado, pero con una sonrisa.
-Pero ahora vamos a tener que compartir más de una cena - me miró de reojo y siguió saludando al resto de nuestra familia.
Mas de una vez tenía sueños con los momentos que había compartido con él, repitiéndose en mi mente con una excitante, sofocante, brutalidad, concretándose en humedad en mi ropa interior. Pero ya eran solo sueños. Mi cama -nuestra cama- inevitablemente había sido el escenario de muchas de nuestras hasta esos momentos fantasías. Habíamos estado tan acoplados que el vacío inmediato de su ausencia fue inmenso. Ni siquiera en la universidad nos volvimos a topar, creo que él ya conocía tanto mis rutinas que podía adaptarse a evitar todos mis lugares. Incluso el Benja, quien comenzó a ser un "amigo" en común y llegó a tener cierta "cercanía" conmigo, terminó más cerca de él. Hubieron incluso celos de parte de Fabi de los que Benja no se enteró nunca, aunque este solo estaba experimentando conmigo mientras se convertía en un joven padre.
-Que raro que ustedes ya ni se hablan, si son mas hermanos que yo con el Maxi- inquirió risueña Fran, mi hermana mayor, mientras tomábamos todos tecito con completos para recibir al Fabi.
-Supongo que crecimos y cada uno tiene su vida- respondió seco Fabián. Siempre me sentaba a su lado, pero ahora estaba a la otra esquina de la mesa. Una risa burlona escapó de mi hermana. No me digné a contestar algo.
-¿Y desde cuando tan serio? No te recordaba así- le respondió ella.
-¿Te pasa algo hijo? En verdad estás demasiado serio- preguntó mi tía Camelia. Fabián la miró y terminó de masticar lo que tenía en la boca. Verlo comer un completo inevitablemente me traía recuerdos que guardaba con cariño. Se tomó su tiempo hasta que finalmente anunció:
-Voy a ser papá- todos quedamos helados. Un frío me recorrió por la espalda, llenándome de los momentos compartidos de poco menos de un cuarto de siglo "juntos", pero creo que lo acepté rápido y permanecí inmutable. Por primera vez dirigió su mirada hacia mí, observándome con una leve sonrisa en sus labios hasta que rió, con mucha menos intensidad que antes- ¡es broma! Pensé que se reirían y que me iban a felicitar, o que no me iban a creer- continúo con otra mascada a su completo mientras todos empezamos, ahora sí, a reírnos. Me miró nueva y brevemente mientras seguía masticando.
-Sería lindo conocer un bisnieto, de mi nieto menor-añadió mi abuela Iris- si es que esta weá no me lleva antes-siguió entre risas propias de su humor.
-Tranquila abue, con todos aquí cuidándola eso no va a pasar. Aunque tendría que ser de la Fran porque yo no pienso tener uno de momento- siguió rápidamente Fabi para evitar ese tema delicado, más para nosotros que para ella misma.
-Nicagando weón! - se largó a reír Fran - con cueva me mantengo yo y voy a mantener crías y en pandemia más encima- hizo reír aún más fuerte a mi abuela. Aunque, en honor a la verdad, como ingeniera informática podría mantener varios.
-Lo importante ahora es que si paro las patas, o uno de ustedes, estamos todos juntos- siguió diciendo ella entre risas.
Terminé yo lavando los platos de esa velada. En un momento mi primo se acercó a buscar algo al refrigerador, simplemente lo tomó y lo llevó a su pieza. Normalmente, hace un tiempo, cuando uno de los dos lavaba el otro venía a ayudarle. Ahora simplemente me estaba ignorando. Pasaron algunos días en que la dinámica seguía así, compartiendo la mesa en las comidas mientras que el resto del día Fabián seguía en su pieza, aunque en sus clases, mientras que yo vagaba por la casa o en la sala, generalmente acompañado por mi Switch, o "trabajaba" haciendo pruebas o tareas para otros.
Un día me encontraba mirándome un poco en el baño luego de una ducha, viendo algunos de los cambios que ha experimentado mi cuerpo en los últimos meses. Definí algo mis pectorales, mis brazos, algo mis abdominales, marcando sutilmente aquella V en mi piel dorada clara. Tocan la puerta, salgo de mi extraña autocontemplación y me topé con él, estando yo solo con la toalla a la cintura luego de una ducha.
-¡Buena Maxi! ... Estás más marcado- me miró algo sorprendido
-Menos mal te acuerdas que existo- le dije con una sonrisa. Había estado entrenando últimamente, trotando por las maravillosas playas de Iquique, e introduciéndome en la calistenia junto a un amigo, rutina que Fabián había estado abandonando junto con el gimnasio poco a poco para concentrarse más en los estudios y carretes. No había perdido su figura, pero no estaba tan definido como antes. Seguía siendo un moreno muy atractivo, delicioso. Por mi parte, el último año cercano al deporte había despejado mi mente.
-Que eres loco- me respondió con otra sonrisa y entró al baño sin querer seguir la única conversación que habíamos tenido desde que nos saludamos cuando llegó. Con un cuarto de siglo a cuestas ya creo que estoy un poco "viejo" para darle importancia a si me habla o no en las condiciones en las que estamos, pero ese pensamiento autoimpuesto solo disimula mi tendencia a "darle muchas vueltas a las cosas", como me decía él.
El tiempo pasa rápidamente en cuarentena. Al menos me podía dar el lujo de ociosidades cuando no cooperaba con la casa, como pasar leyendo, en Youtube, en Pokemon Go aprovechando una pokeparada cerca de la casa, jugando, ejercitándome, viendo porno, etc. Cuando pequeños nos criamos juntos en esta casa, hasta que en algún momento de la adolescencia partí junto a mis padres y hermana a otro hogar dentro de esta misma ciudad (que en parte nos mantiene ahora, bendito sea). A pesar de ya no vivir bajo el mismo techo, seguíamos compartiendo mucho, hasta que llegaron mis inseguridades. Volvimos a vernos más seguido cuando Fabi fue a estudiar a Antofagasta, a vivir al depa que yo estaba arrendando nada menos. Reencontramos nuestra amistad y hermandad, hasta que luego de unos meses eso traspasó demasiados límites... mi primo menor es el dueño de mi "segunda" virginidad, por decirlo con un eufemismo.
Pasaron unos días hasta que, después de afeitarme y cortarme un poco el pelo frente al espejo del baño, luego de una ducha nuevamente me encontré con Fabi. Me miró con sus innegablemente hermosos ojitos color miel.
-Envidio tu tiempo para marcarte.
-No tienes nada que envidiarme, si sigues igual-le digo mientras me acomodo la toalla a la cintura.
-Estoy mas gordo.
-¡De adonde! Tú eres el loco parece- le dije recordando la única interacción entre solo nosotros hace unas semanas.
-Tu eres el loco que no se acuerda que existo- me respondió con una cara de entre risa y pena, recordando también esa ocasión.
-Ya entra al baño mejor- le dije dándole un golpe en la espalda naturalmente. No lo tocaba desde su abrazo cuando llegó. Hubo corriente estática entre nosotros. No le hice caso y seguí mi camino a mi pieza. El se quedó ahí parado dirigiéndome su mirada mientras me retiraba. Al rato llegó a mi pieza, abriendo la puerta sin golpear, interrumpiendo mientras me masturbaba desnudo sobre la toalla tendida en la cama, mirando porno en el celular. Estaba seguro de haberle puesto seguro a la puerta. Me mira pasmado por unos segundos mientras me cubro con la toalla, y se retira cerrando. Voy nuevamente hacia la puerta a ponerle seguro para continuar con mis "labores" cuando esta se vuelve a abrir y es él quien ahora entra, cierra e intenta darme un beso. Lo esquivo.
-Oye que te pasa- lo alejo sin mucha sorpresa de mi parte. Intuía la razón de su indiferencia. No se esperaba que lo fuera a rechazar y se queda pasmado unos momentos, mirándome a los ojos. Procedo a cubrirme el torso con uno de los pijamas con los que andaba todo el día y le pido que se retire.
-No entiendo Maxi.
-Yo si entiendo Fabián, déjame terminar y después si quieres hablamos- me mira sin creer la distancia que le estaba poniendo. Sus ojos se ponen llorosos- porfa ándate
A pesar de muchas veces invocarlo durante mis masturbaciones, creo que logro -ahora- separar las cosas. Seguí con mi paja hasta eyacular, quedándome dormido y soñar, como no, nuevamente con él.
...
Estoy sentado sobre la arena mirando el mar, con la sensación vívida de estar soñando, de volver a ese lugar al que solo accedía en sueños y que no había visitado desde hace bastante tiempo. Del mar debía salir una mujer, una morena de cabellera frondosa y ojos esmeralda, la misma mujer con la que he soñado tantas veces, pero esta vez no nace brotando desde el mar. No puedo moverme. Siento una viscosidad recorriendo mi espalda, mis hombros, y tomando mis brazos. Es ella, veo sus brazos húmedos buscando mis manos. Cerré los ojos, y al abrirlos, la arena de playa era de amatistas reluciendo y brillando con la luz del sol. Eran pedazos de las piezas que se interponían entre nosotros aquella vez, ahora pulverizadas. El mar sube rápidamente a cubrirla y humedece mis pies, aun sin poder moverme. Siempre veo a la mujer correr hacia el mar y desaparecer, pero esta vez se queda conmigo, hundiéndonos juntos.
De pronto estoy en su cama, en la cama de Fabián... reproduciendo entre mis recuerdos oníricos aquella primera vez que tuvimos sexo en su cama, quizás la primera vez que hicimos el amor después de saborearnos por varios días. No lo dejo responder. No quiero que hable, ya ha hablado mucho ya este weón. Quiero sentirlo. Me acomodo para tener mi pene entre sus nalgas. Me muevo. Lo lubrico con presemen. No dejo de besarlo, solo en algunos pequeños momentos, algunos segundos, para recuperar aire. Siento como sus gemidos ahogados llegan a mi boca. Los devoro. Lo devoro a el. Mi pene se hace camino de a poco en la entrada de su ano. Nunca lo había hecho sin condón. Sé que él tampoco. Era el momento y no podía negarse. Me buscó y no lo iba a dejar negarse. Tampoco se me estaba negando el weón. El culiao me deseaba. Mi glande empieza más violentamente con la entrada de su ano. Fabián me ayuda, pone la menor resistencia posible. Suelto su boca un rato y ataco su cuello, sus mejillas y sus orejas. Oigo sus gemidos y me ponen a mil. Entro con fuerza. No le doy respiro, vuelvo a besarlo. Mis manos se afirman de su cabeza y su pelo, nuestros brazos aún atados, entrelazados. Se logra apartar de mi boca para soltar un leve grito. Un gemido delicioso. Estamos mojadísimos. Siento su presemen en mi abdomen, para nada duro como el suyo. Siento mi presemen invadiendo el comienzo de sus entrañas. Inundando nuestro paraíso. Me permite resbalar. Deslizarme de un estoque dentro de su cuerpo. Un movimiento seco y un gemido húmedo, su carne completa compactándose para luego desvanecerse. Siento como su semen golpea contra mi piel. No lo dejo gemir libremente. Lo ahogo con mis besos. Se agarra fuerte de mi. Yo sigo. Me sumerjo por completo dentro de él, violentamente. Remuevo sus aguas por completo. Lo uso. Abro los ojos. También los abre. Tiene los ojos al mismo tiempo llorosos y gozadores. Solo nos separa ese beso eterno. Siento la viscosidad entre nosotros. La saliva, el sudor, el semen, todo el líquido que nos rodea. Mi pene se desliza fácilmente dentro de él. Lo dejo por completo dentro y me dedico a golpearlo con mi cadera. Lo saco hasta dejar solo la cabeza dentro y le doy una embestida de golpe, un vaivén frenético. Lo afilo rápidamente. Doy golpes lentos pero rotundos. Sin cambiar de posición, solo varío la forma en que entro y salgo de él. Siento cerca la corriente de agua hirviendo dentro de mi cuerpo, aquella corriente que golpeará y pulverizará todas mis piezas. Me vengo dentro de él. Me derrito por completo dentro de él. Mi semen lo invade por completo. Siento como él eyacula nuevamente, mi abdomen pegajoso siente nuevo semen. Lentamente bajo el ritmo, hasta quedar inmóvil. Apoyo mi rostro en su hombro y lamo su piel. Él con sus labios acaricia mi cabello. No nos decimos nada. Solo nos quedamos abrazados. Inundados de fluidos, nuestros cuerpos aún calientes y vibrantes. Nuestro pecho aún retumba. Nuestra respiración se calma poco a poco. Hasta que perdemos la lucidez. Seguramente nos quedamos dormidos. Esa vez nos quedamos dormidos.
...
Horas después, luego de lavar los platos fui hasta su pieza. Había sido una once con él aún más callado que de su última costumbre, donde entre todos (incluyéndome) lo webeábamos por estar como nunca -supuestamente- pegado en los estudios y sus clases por zoom.
-Pensé que ya no ibas a venir a hablar conmigo - me miró directo a los ojos después de entrar, sentado desde su escritorio. Dejé la puerta semiabierta.
-¿Cómo entraste a mi pieza? ¿Tienes llave de mi pieza?
-...Si.- asintió dudoso.
-Voy a necesitar que me las pases, y que eso no se repita, por favor.
-Porque me ignorai' ahora weón.
-Es en lo que quedamos. En lo que tu quisiste quedar.
-¿Y para ti es muy fácil?
-No. Pero así tiene que ser. Tu mismo lo dijiste-abandoné mi seriedad y me reí sentándome en su cama. Se sentó a mi lado. Me miró como esperando que lo abrazara, pero no lo hice.
-No te entiendo Maxi.
-Crecimos y cada uno tiene su vida- le dije entre risas recordando cuando lo dijo. Sus bellas pestañas enmarcaban esas bolitas de miel.
-De verdad que no entiendo si me estai' agarrando pal webeo, si querí' vengarte de mi o si de la nada te vas a tirar para abrazarme.
Lo miré divertido-ninguna de las 3. No tengo nada porque vengarme de ti. Lo que vivimos fue hermoso y no lo voy a olvidar nunca, pero no puede repetirse
-¿Y es necesario que me evites tanto? ¿No podemos estar bien? Necesito que estemos bien...
-Fabián pero si eres tú el que me está evitando!
-¿Maxi hablemos en serio porfa? Ya, bien, puede que parezca que te estoy evitando. Si, puede que esté intentando como pendejo llamar tu atención... weón yo te necesito. Estoy cagado de miedo. No me siento bien. Nunca he estado tanto tiempo encerrado. Nunca weón. Me da miedo que le pase algo a la Abue, me aterra weón. No puedo estar así. Todo esto me tiene pa' la cagá. Tu menos mal ya terminaste y bakán que podái' estar tranquilo, pero yo no puedo. Necesito al menos que alguien me abrace. Necesito que tú me abraces.
Mirándolo con ternura hice lo que me pedía. Recordé porqué su papá no estaba con nosotros y la falta que le hacía, la que según él, a veces sentía que yo podía suplir, aunque yo no estaba por ningún motivo dispuesto a cumplir ese rol.
-Ya Fabi perdón. Puede que no me esté poniendo en tu lugar. Perdón.-Empiezo a acariciar su espalda y su hombro. El apoya su cabeza en el mío y se larga a llorar. Habrán pasado algunos minutos desahogándose entre mis brazos.
-¿Ya se abuenaron los tortolitos? -entró en algún momento mi hermana de la nada toda risueña. No me molestó, pero Fabi se alteró un poco
-Supongo que si, al menos yo no estoy mal con nadie- le respondí sonriendo.
-Fabi- se acercó ella apoyándo sus manos en sus rodillas- yo sé que esto es difícil. Todos te apoyamos. La weá que haya pasado entre ustedes se va a arreglar, ustedes dos son mis hermanos y no me gusta verlos distanciados. ¿Ya?
Esa noche me quedé en su pieza, allí donde nos "amamos" tantas veces. Nos habíamos quedado jugando en la Switch conectada a su TV hasta tarde, recordando y riendo momentos en Smash Bros., Mario Kart y la algo deficiente versión de Mortal Kombat 11. Luego de jugar varias partidas Fabián se paró y aseguró su puerta. Acto seguido se fue a acurrucar conmigo, apoyándose sobre mi pecho. Mi pene respondió.
-No sé en qué estaba pensando cuando te dije que teníamos que dejar de vernos- me dijo al oído mientras me abrazaba.
-En que somos primos... en que somos "hermanos".
-... Ya pero... pero weón tu me entiendes.
-¿Tu te das cuenta de lo que estás haciendo?
-Quizás no me esté dando cuenta de nada- buscó mis labios. Lo evité, nuevamente.
-Me duele todo esto Maxi- me dice aferrándose a mi cuerpo mas fuerte- yo pensé que iba a poder estar sin ti pero no pude, no puedo. Y estando acá en la misma casa contigo ya no me puedo aguantar y... y siento que necesito estar de nuevo contigo, como estábamos antes...
-¿Todavía no te das cuenta de lo que estás haciendo?
-No se de que quieres que me dé cuenta si ya me eché para atrás, te estoy diciendo lo que me pasa.
-No porque "ahora" quieras que sea así esto tiene que ser así- me miró callado sin querer aceptar lo que le decía.
-... No te entiendo Maxi...
-Tu no quieres entender nada, si es fácil.
-¿Ya no quieres estar conmigo?
Luego de sufrir por él un tiempo, ya solo en el departamento, tendí a la promiscuidad. Antes de Fabián solo había estado con Abel, mi ex y con quien por primera vez experimenté con otro hombre. Luego de Fabián he estado con muchos. Fabián era exquisito, seguía siéndolo, pero quizás tampoco era el mino mas rico con el que haya estado, que ya es decir. Quizás mis gustos cambiaron un poco tras bastantes experiencias; las que viví mientras hacía la práctica me hicieron darme cuenta que quizás lo más rico no eran los "pendejos", como estaba viendo a Fabián ahora. Aun así, la situación me estaba calentando demasiado y los límites del criterio se estaban difuminando. A pesar de todo quiero a mi primo y no quería hacerle daño.
-Fabián, yo no voy a volver a estar contigo como estábamos antes. Eso ya fue, ya te dije que no lo voy a olvidar nunca, pero "eso" que tuvimos no va a pasar.
-¿Porque me estai' abrazando entonces? Me dijo un poco entre lágrimas.
-Te voy a decir lo que quieres escuchar. Igual me calienta estar así con un weón. Pero no por eso voy a tener que hacer todo lo que tu quieras que haga.
-"Un...weón"...-pronunció separadamente -¿y qué se supone que yo quiero que hagái'?
Lo empujo boca abajo, su cara contra la almohada, y me tiro sobre él. Con mis brazos, con mas, con mucha más fuerza que antes, tomo sus antebrazos y limito sus movimientos. Acomodo mi bulto entre su hermoso trasero y me froto en él. No le digo nada. No me dice nada. Sigo así hasta que suelto uno de sus brazos para bajar los pantalones y bóxer con los que estaba. Con su brazo libre intenta tocarme, pero rápidamente vuelvo a cercarlo con mis manos. Vuelvo a dejarlo libre un momento para bajar ahora su short de pijama y dejar libre su trasero.
-¿Seguí' teniendo condones en tu velador?- le pregunto sin esperar a que me responda mientras abro su cajón, me asiente con su cabeza sin hablar mientras saco uno de la esquina donde sabía los guardaba. Me lo puse sin decirle nada. Intentando no hacer ruidos, empecé a sobar su ano con mi pene. Lentamente, cerré los ojos mientras aún tenía sus brazos contra la cama sin dejarlo liberarse y moví mi pene alrededor de su ano. Cuando notaba que algún quejido quería salir de su boca, liberaba uno de sus brazos y empujaba su cabeza para ahogarlo en la almohada. Sin mirarlo, sin acariciarlo como hubiera hecho antes. Sin abrazarlo como hubiese hecho antes. Sin comérmelo a besos. Sin devorarlo. Sin sentirlo. Eso es lo que él hubiese querido y no estaba dispuesto a dárselo. Simplemente me estaba saciando de mis ganas de culiar, cosa que no hacía hace semanas. Empecé a penetrarlo mientras empujaba su cabeza hacia su almohada, sin suavidades, directamente hacia el vaivén. No opuso ninguna resistencia. Parecía disfrutarlo ya que sus gemidos ahogados aun escapaban a borbotones de su boca. Lo penetraba cada vez mas fuerte, mas duro. Intentaba voltear su cabeza para quizás mirarme, pero no lo dejé. Seguí penetrándolo robóticamente con los ojos cerrados, aprovechándome, abusando de su pedazo de culo, ambos vestidos, solo descubiertos mis genitales y parte de sus nalgas. Intentaba hablarme pero no lo dejé. "Seguimos", seguí hasta acabar dentro. Le di las últimas embestidas hasta retirarme. Me paré de la cama, me saqué el condón y lo tiré en su basurero, sin mirarlo. Me subí los pantalones y lo miré serio. Me miraba pasmado, quizás algo aterrorizado, su boca semiabierta y una lagrimita recorriendo sus mejillas.
-¿Eso es todo? -Me dijo entrecortado
-¿No era eso lo que tu querías? -le respondí sarcástico- te dije que no iba a volver a ser como antes.
-Maxi...
-¿Fabián?
-Quería que me besárai'... que me hicieras cariño, me abrazaras, que...
-Ya te dije que no puedo hacer eso. Te puedo abrazar pero no mientras te culeo. No tengo problemas en venir a tener sexo contigo, pero no te voy a dar besos.- me miró sin poder creer lo que le decía. No se lo esperaba. Él esperaba que fuera yo el que le rogara. Él, mi primo sexual que había tenido mas experiencia que yo. Me podría a faltar el sexo en cuarentena, si, pero no me iba a faltar "él". Ya no me hacía falta romantizarlo.
-Weón yo pense que ya íbamos a estar bien...
-Entiéndelo de una vez, Fabián. No podemos estar juntos.
Salí de la pieza mientras él se queda sollozando sobre su almohada.
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ijustneedtorunaway · 5 years
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Montón de pixeles
Ayer le escribí una carta a uno. Hoy le tengo que escribir una carta a otro. Decime a mi que el departamento del amor funciona bien.
Esta vez siento que es necesario escribir nombres así que:
Esto me esta doliendo mas de lo que pensé que dolería la verdad. Hola Miguel, mi chaqueño, esta es tu carta.
No se ni por donde comenzar. Ayer hice un pacto con vos de que si para cuando vos tengas 23 y yo tenga 26 y ninguno de los dos tiene pareja nos vamos a casar. No me quise ilusionar porque como siempre te digo sos perfecto lo cual significaría que vos obvio si ibas a tener novia y yo no. Pero me ilusione igual, con vos me ilusiono rápido.
Pensé que iba a poder ser tu amiga a pesar de que me gustaras, me equivoque feo. Pensé que iba a ser como en las películas que al final te das cuenta que soy perfecta para vos y terminamos juntos, pero me equivoque horrible.
Esta carta esta siendo un asco, es que la estoy escribiendo apurada. Te tengo bloqueado ahora, es que no aguante que me dijeras que te vas a coger a la pibita que te gusta; porque no soy yo. Si no te saco ahora de mi corazón, vas a entrar en la lista de personas que amo que me lastimaron, no te mereces estar ahí, vales mucho mas que ellos.
Jamas pensé que me ibas a gustar tanto, es muy loco. Siempre digo que #M fue quien me empezó a ayudar con mi autoestima y mi ansiedad pero vos, no se que hiciste, pero con vos y por vos todo es diferente. Aunque no creas en ella, haces magia chabon, sos magia.
Honestamente, me encantas. Y capaz me sigas gustando un toque mas pero ya esta, acá estoy dejando todo. Vas a ser un montón de pixeles a partir de ahora. Que verga el amor no? O que verga yo y mi costumbre de enamorarme del que no me conviene.
Quiero que seas muy feliz en tu vida. Que te enamores. Que cumplas todos tus sueños. Que nada mas te duela, y que si pasa, que tengas a alguien que este a tu lado físicamente para poder ayudarte a que todo duela un poquito menos. Te mereces estar bien, no me voy a cansar de decírtelo nunca.
Capaz no me resista y siga fantaseando con vos un rato mas. Capaz siga pensando que nos vamos a casar en algún momento. Capaz te siga tirando onda un poco mas que se yo. Capaz la cague de nuevo por celosa, no te voy a mentir. Pero capaz, esta vez si haga las cosas bien y logre ser el buen montón de pixeles que te mereces porque para que llamar amiga a alguien que no sentís de esa manera no?
Algún día te vas a cansar de mi. Algún día las conversaciones no van a ser eternas como son ahora. Algún día va a ser el ultimo día que hablemos y sabes que? Esta bien. Como dije ayer: Acepto que no somos, no fuimos y no vamos a ser. 
Gracias por hacerme olvidar a #M. La verdad es que al principio te hablaba porque me lo quería quitar de la cabeza; te seguí hablando porque me hacías acordar a el; y después, fue como si el nunca me hubiera lastimado. Y estaba ahí nomas, hasta molestando diría. Ahora quien me va a hacer olvidar de vos? Hitler?
Gracias por enamorarme. Pensé que ya no iba a poder. Gracias por darme ganas de casarme, pensé que ya no iba a poder. Gracias por hacerme sentir. Eso no pasa seguido.
Espero algún día si conocernos en persona. Aunque sea de casualidad. Y espero que estés bien ese día, y espero estarlo yo también.
Te amo si? 
No quiero terminar la carta, siento que es muy corta por todos los sentimientos que me causas, pero no tengo mas palabras, solo lagrimas. 
Fue un placer haberme enamorado tan perdidamente de vos. Espero que ella pueda amarte así como yo e incluso mejor. Y que te ame como necesites.
Tengo varias frases para dedicarte la verdad, pero me voy a despedir con una que no debería de quedarte bien pero te la dije hoy y te gusto:
Si te pude querer con todo en contra, te voy a olvidar con todo a favor. (Solo que yo no pienso olvidarte, sino dejar de amarte así y empezar a quererte como un montón de pixeles).
Me acorde de Augustus Waters y esta no seria una carta mia si no hay un libro de john green aca. Sos Augustus Waters y yo Hazel Grace. Me enamoraste en pocas paginas del libro pero lograste darme un infinito en dias contados.
“Me gustan mis elecciones, Y espero que a ella le gusten las suyas. Me gustan, Augustus. Me gustan.”
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eldiariodelarry · 5 years
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El Huaso, parte 24: Primos
Lista de capítulos
—¿Todo bien amor? —me preguntó el Huaso entrando a la pieza con la toalla amarrada en la cadera.
—Si, todo bien —mi cara no coincidía con mis palabras. No sabía si contarle lo que me había dicho el Sergio.
—No se te nota —se acercó a mi y me dio un beso—. Es por el Kevin ¿cierto? Derrepente puede ser medio insoportable con su pará de macho, pero no lo pesques, ¿ya? —asentí—. ¿Se quiere relajar un ratito? Aprovechemos ahora porque después no vamos a poder —me dijo agarrándome el paquete, que ya estaba luchando por escapar de su prisión de tela.
—Mejor no —le dije—. Puede entrar el Sergio po.
—Ya, si, mejor —me dijo resignado—. Pero no te olvides que me encantas… y no pienses que te vas a librar de mi. Quizás nos podemos ir a algún lugar oscurito en la noche.
—Me gusta tu idea —le dije sonriendo, esta vez genuinamente—. Y también me encantas.
Nos besamos largo rato, hasta que le dije que me tenía que ir a duchar.
—Ya, pero tienes mucha ropa como para la ducha —me dijo abriéndome el short—. Es de mala educación bañarse con ropa —me sacó la polera y bajó besando mi abdomen hasta llegar a mi paquete. Me bajó el short con el bóxer y me hizo un sexo oral frustrado. Apenas comenzó a “dirigirse al país” (me puse Carolo de Moras con las analogías xd), sentimos las risas escandalosas de sus primos llegando a la cabaña—. Puta la wea —se levantó enojado—, no podemos tirar tranquilos nunca. Amor, estoy acumuladísimo.
—Pero tú no quisiste tirar en tu casa po —le respondi—. Estuvimos dos días allá y no me quisiste dar la pasada.
—Pero es que estaban mis papás. Me daba cosa tirar contigo ahí con mis viejos en la pieza de al lado.
—¿Y como en mi casa?
—Si pero a mi papá se le murió su viejita po —dijo bajando la mirada—. Imagínate nos pillaban. Se muere po.
Lo abracé y le dije que lo sentía por enrostrarle la sequía en la que estábamos. Me fui a bañar y por mientras él se vistió y salió a conversar con sus primos. Ya al salir de la ducha y terminar de alistarme, eran casi las 9 de la noche y comenzaron a llegar un par de conocidos del Kevin, todos con la misma manera de alargar las vocales al hablar en altos decibeles.
—Si te sientes incómodo en algún momento me avisai nomas —me dijo el Huaso cerca de las 11 de la noche cuando la cabaña empezaba a llenarse de gente—. Ahí por último decimos que vamos a ir a comprar y no volvemos en harto rato.
—Bueno —le respondí sonriendo, aliviado por su propuesta—. ¿Puede ser ahora?
—Aguantemos una hora por último.
Llegó la amiga del Kevin con sus 4 invitadas, y todas eran delgadas y de largas cabelleras planchadas. Se presentaron y como si estuviera designada, las mas bajita del grupo de amigas se pegó como lapa al Huaso. La miré con desconfianza y celos, pero el Kevin interrumpió mi mirada asesina para presentarme a la Camila, una chica bonita de cara, delgada y pelo negro. Conversamos un rato, pero al rato me dejó botado para ir a hablar con la amiga “designada” para conquistar al Sergio, que estaba animadamente conversando con ella. Miré nuevamente al Huaso, que estaba conversando en un grupo con el Kevin, el Dani y las tres chiquillas (la enana no le quitaba los ojos de encima a mi pololo), pero no quise ir a meterme entremedio para no quedar expuesto.
Me fui a la cocina a hacer como que me servía un copete, pero en realidad solo me serví bebida, y al voltearme caché que estaba el Sergio mirándome, sentado en la barra de la cocina.
—Pero sírvete algo más fuerte po —me dijo, señalándome el vaso—. ¿O creí que me voy a aprovechar de ti si te curai?
—Es que no me gusta el copete —inventé, para ver si esa fomedad lo espantaba—, así que no tomo mucho.
—Puta te creería si no te hubiera visto el año pasado tomarte hasta el agua de la piscina —dijo bajándose de la barra y acercándose al refri para sacar una lata de cerveza.
—¿Tu amiga no se va a enojar si la dejai botada mucho tiempo? —le pregunté cambiando de tema.
—No, le dejé en claro que estaba interesado en otra persona, y resulta que ella me dijo lo mismo. Obviamente no le dije quién era esa persona, no quería delatarte…
—¿Delatarme? —pregunté un poco nervioso—, si no hay nada que delatar.
—¡Relájate Larry! ¡Diviértete un rato! —me dijo tomándome los hombros y sacudiéndome un poco, con una sonrisa en la cara—. El año pasado te veías mucho mas alegre y relajado.
—No recuerdo haber estado muy alegre ni relajado en la camioneta —le respondí un poco mas relajado ante sus palabras.
—Bueno ahí no —se ruborizó—, pero antes si po. En la hacienda, en la piscina… te veías bien en traje de baño… —dijo mirándome a la cara, pero se podía ver en sus ojos que estaba recordando. Ahora yo me ruboricé.
—Gracias —solo eso atiné a decir.
—¿Me acompañai al patio un rato a fumarme un cañito? —me preguntó después de un rato de silencio. Miré alrededor buscando al Huaso, que estaba a puras risas tomando cerveza con sus primos y la lapa pegada a él, aunque a él parecía no importarle eso. El Sergio se dio cuenta de que busqué al Huaso con la mirada—. Tranquilo wn, si no se va ni a dar cuenta. Con la Pao colgada así de él no se va ni a acordar de ti. ¿Vamos?
—Bueno —le dije. Me respondió con una sonrisa y me guió hasta la salida.
En el patio había un par de parejas a puros besos y “bailando” un lento, y el Sergio me llevó a una banca que quedaba casi al borde de la cerca. Nos sentamos y le pregunté algo de inmediato.
—¿Cómo cachaste que yo soy…? —no alcancé a terminar la pregunta porque se rió—. ¿Soy tan obvio? —pregunté un poco ofendido.
—No wn, na que ver. O sea si, se te notaba por como mirabas al Pato. Y bueno igual me arriesgué, pero si te enojabai en la camioneta solo tenía que tirarte al camino —dijo riendo.
—Que bueno que no me enojé —dije sonriendo levemente.
—Si era broma oh —me dijo tomándome la mano. Cuando lo hizo lo me miró a los ojos y me puse nervioso.
—¿Y todo el año estuviste esperándome? —le pregunté curioso.
—Si po. O sea, igual estuve un rato con un loco. Un par de meses, en realidad, pero estaba medio loco y lo patié. Así que quedé solterito justo para el verano. Y cruzando los dedos para que nos viéramos —me acarició la mejilla y eso me descolocó. Me puso nervioso que justo nos viera el Huaso y malinterpretara todo.
—Tengo que ir a buscar mi celu… —le dije cambiando de tema para salir de ahí.
Me paré y me dirigí a la cabaña para decirle al Huaso que “fueramos a comprar”. Al entrar vi que estaba tomándose una cerveza y seguía hablando con el kevin y sus amigos, y con la “Pao” aún pegada a él. Me entraron los celos y la rabia, pero como siempre, me los aguanté y me dirigí a la pieza, cerré la puerta y me senté en la cama. La música retumbaba en las paredes, pero al menos ahí no tenía que fingir interés por conversaciones poco interesantes.
Me puse a pensar como chucha era posible que el Huaso me haya dejado botado todo el rato por sus primos (si sé, son su sangre así que tienen privilegio) y las amigas y amigos de sus primos. Me dio un poco de pena pensar en eso así que me disponía a cambiar mis pensamientos cuando sentí que golpearon la puerta. Me levante a abrir pensando que sería el Huaso que me vio entrar a la pieza con indignación.
—¿Puedo entrar? —me preguntó el Sergio al abrir la puerta. La abrí más para indicarle que entrara. Una vez dentro comenzó a hablar—. Gracias por dejarme entrar —me dijo una vez cerrada la puerta, y acto seguido me besó. Me tomó por sorpresa y lo empujé.
—No wn, ¡no!. No podemos estar juntos porque estoy pololiando con el Pato. Y lo amo, así que para por favor —la última frase la dije ahogando el llanto por la indiferencia del Huaso durante la noche.
—Ya, no wei —me dijo incrédulo—. Por último inventa otra wea. Imposible que el Pato esté pololiando contigo, si al weon le gustan las minas.
—No estoy inventando, es verdad —le dije mirándolo a los ojos.
—Le voy a ir a preguntar —dijo y salió rápidamente de la pieza, sin darme oportunidad de detenerlo. Lo seguí al living comedor, donde estaba el Huaso riendo a carcajadas de algún chiste, y vi como el Sergio le decía al oído algo que no pude escuchar, pero ambos miraron en mi dirección, y acto seguido el Sergio ayudó al Huaso a ponerse de pie y caminaron en dirección hacia mí—. Vamos a la pieza —dijo cuando estuvieron a mi lado.
Entramos a la pieza y el Huaso se quedó de pie en la puerta. Tenía problemas para enfocar la mirada y entonces habló.
—Ya po habla rápido —dijo con leves problemas para modular.
—Primo, lo que pasa es que el Larry me dijo que estaban pololeando ustedes po, y no le creo —comenzó el Sergio.
—Puta Larry, ¿por qué andai hablando weas? —me dijo el Huaso mirándome a los ojos.
—Lo que pasa es que —comencé a decir pero me interrumpió el Huaso.
—Te dije… no, te rogué que no le dijerai a nadie e igual te poní a contar la wea —estaba enojado, pero también veía la decepción en sus ojos.
El Sergio vió la reacción del Huaso y trató de explicar lo que había pasado.
—Primo, lo que pasó fue que yo…
—Cállate tú, si esto es mio con el Larry. Hiciste la misma wea con el Bryan wn —dijo dirigiéndose a mi, con lágrimas en los ojos—. ¿Cómo queri que te diga que no me gusta decir que estoy pololeando contigo? —entiendo lo que quiso decir pero igual me dolió. Me aguanté el llanto, mientras a él le corrían las lágrimas por la cara. Me acerqué para tratar de explicarle mejor, pero me corrió y salió de la pieza dando un portazo.
Me quedé ahí llorando con el Sergio de pie a mi lado sin saber que hacer.
—Disculpa, no quería que él se enojara… —me dijo dándome palmadas en el hombro—. Igual es el copete el que hablaba. Mañana voy a hablar con él y le voy a explicar todo.
Seguí llorando como por diez minutos mas, y luego me sequé las lágrimas sin decirle nada al Sergio. Salí de la pieza y me fui a buscar al Huaso. No estaba en ningún lugar de la cabaña ni en el patio, así que se me ocurrió ir a buscarlo a la playa.
Bajé a la playa y vi una silueta que estaba sentada en la arena. Me acerqué esperando que fuera él y al llegar a su lado lo vi y lo confirmé. Se me llenaron los ojos de lágrimas al verlo a el llorando aún. Miró hacia el lado e intentó pararse, pero lo detuve. me senté a su lado y lo tiré del brazo para que no se fuera.
—Déjame explicarte todo porfavor —le dije tratando de controlar mi voz sobre el llanto.
—Sale weon, sale —sonaba más ronco cuando hablaba llorando.
—No. No me voy a mover de aquí. Tuve que decirle al Sergio porque me estaba joteando, amor. No me quería hacer caso así que le tuve que contar —presionaba mi cara en su brazo para que no se fuera.
—Ahora le va a contar a toda mi familia, a mis papas —dijo soltando el llanto—, por tu culpa —sus últimas palabras me rompieron el corazón.
—No le va a decir a nadie, si él cacha lo que es ser gay y estar en el closet —traté de calmarlo, al parecer de la única forma que sé: sacando más gente del closet—. Te juro que si hablai con él va a entender. Vas a entender. Pero ahora estay muy borracho para pensar bien.
—No estoy borracho —dijo poniendo firme la voz una vez mas.
—Desbloquea mi celu —le dije pasándole mi celular.
—No estoy borracho —insistió. Suspiró muy fuerte y luego se acostó de espalda en la arena. Se tapó los ojos con una mano para que no viera que seguía llorando.
Me acosté a su lado en la arena, apoyando mi cabeza en su pecho, aprovechando que ya no intentaba alejarme. Después de un rato pasó su brazo por debajo de mí y me abrazó, aún de espaldas en la arena.
—¿Por qué me haces esto? —me dijo después de un rato.
—Lo siento —no me iba a cansar de pedirle perdón. El terror a que te saquen del closet es el peor sentimiento del mundo, y yo ya lo había hecho pasar por eso dos veces. Volví a llorar en su pecho, pero ahora él me pasaba su mano por mi hombro.
Nos quedamos mucho rato ahí en silencio, y no me di cuenta cuando me quedé dormido.
Despertamos un poco antes del amanecer, seguíamos abrazados y la playa aún estaba vacía. Se sentó en la arena y yo lo imité; me sonrió levemente y me miró a los ojos.
—¿Cómo estay? —me preguntó fríamente.
—Destruído —respondí, con un nuevo nudo formándose en mi garganta—. Soy el peor pololo del mundo —me tapé la cara para que no me viera llorar, pero era inútil. Me abrazó y me tranquilizó a pesar de todo.
—No eres el peor pololo del mundo —me apretó fuerte con sus brazos—. Ni siquiera eres el peor de Chile. Aunque puede que seas el peor pololo gay de Algarrobo —trató de hacerme reir. Cruzó las piernas y me acomodó para sentarme encima de él, y crucé las mías por su espalda. Me miró a los ojos y me secó las lágrimas de las mejillas—. Eres el mejor pololo del universo.
—No creo que tanto, pero bueno —traté de agarrar el buen humor.
—Ahora que desperté lo medité y entendí que lo hiciste porque no tenías más opción —me explicó—. Voy a tener que hablar con el Sergio después.
—¿Estás nervioso? —le pregunté.
—Un poco —respondió después de pensar un rato—. Igual ya tenemos nuestro pasado y nunca dijo nada. Hay mas probabilidades que no diga nada a que le cuente a todos.
—Perdóname —insistí después de mirarnos un rato a los ojos.
—Lo voy a pensar —levantó una ceja—. Y tu vay a tener que hacer méritos para que te perdone.
Ahora con la situación mas calmada me empezó a entrar a la mente la “Pao”, la chica que estuvo toda la noche colgada a él y por la que literalmente me ignoró por completo, pero no quise decirle nada hasta que las cosas estuvieran mas frias.
Me besó y sentí como que todo lo de la noche anterior se iba de mi mente. Me abrazó por la espalda y pasó su mano por debajo de mi pantalón. Pude sentir por debajo de mí que él ya estaba excitado.
—Espera, aquí no po —lo detuve.
—¿Por qué no?
—Porque nos pueden ver —le expliqué lo obvio.
—Mejor así po —me dijo sonriendo y caché que aún el alcohol estaba manipulando sus inhibiciones.
Miré alrededor y vi la escalera que bajaba a la arena desde el borde costero.
—Vamos para allá —le indiqué.
Nos paramos y fuimos para allá, ambos con las erecciones notorias en nuestros pantalones, pero no nos importó porque aún no había nadie cerca que nos viera.
Nos metimos en el pequeño espacio que había bajo la escalera, y me soprendió que no hubiera alguien ya durmiendo ahí. Le abrí el pantalón al Huaso y se lo quité junto con el bóxer. Tome su pene y me lo metí de inmediato a la boca. Comenzó a gemir muy fuerte, así que me detuve para que no llamara la atención.
Me acerqué a besarlo y ahora él me sacó el pantalón y el bóxer. Se sentó en la arena y yo seguí la orden sentándome encima de él. Me abrazó y acomodó su pene para que entrara en mi ano. Nos besamos mientras lo cabalgaba y el con sus manos apretaba mis glúteos y muslos.
Cuando sentí que sus besos se entrecortaban, comencé a mover mi cadera más rápido, hasta que vi en su cara que ya había llegado al orgasmo, y sentí en mi interior todo su semen esparciéndose.
Nos quedamos un rato ahí, en la misma posición, mirándonos a los ojos, yo aún sin creer todo lo que había pasado. Nos vestimos y nos dirigimos a la cabaña, donde aún había una decena de personas conversando, sentadas en las sillas y de pie junto a la barra de la cocina. Un par de dormilones estaban acostados en uno de los sillones roncando.
Vimos que el Kevin estaba prácticamente teniendo relaciones sexuales con ropa ahí en el pasillo con su amiga, y le preguntamos donde estaban el Sergio y el Dani (para disimular un poco). El Kevin nos miró enojado por interrumpirlo, pero nos dijo que ambos se habían ido a dormir.
Entramos a nuestra pieza, y ahí estaban los dos, durmiendo uno en cada cama. Nos pareció raro, pero al ir a ver la otra pieza, habían dos parejas desconocidas ocupando las camas de ellos.
Al final nos fuimos al patio y nos sentamos en una de las bancas. Como no había nadie, juntamos dos bancas frente a frente y nos acostamos abrazados. A pesar de lo incómodo de las bancas, nos quedamos dormidos al rato.
Nos despertamos como a las 10 de la mañana con el sol en nuestra cara, y ya no había nadie en pie a esa hora. Solo quedaban los que dormían en los sillones y las camas. Entramos a “tomar desayuno” y justo se levantó el Sergio. Se acercó al Huaso y lo abrazó.
—Primo perdóname. Me pasé de la raya —se le veía la culpa en la cara.
—Dale wn, pero no le digai a nadie porfa. Eso nomas te pido —le respondió el Huaso, dándole palmadas en la espalda.
—A nadie, te lo juro. Y porfa tu tampoco le digai a nadie —se dio vuelta para dirigirse a mí—. Y perdóname Larry por ser tan cargante y desubicado. Debí haberme alejado a la primera señal de rechazo.
Le dije que estaba todo bien y blablá. Nos sentamos a la barra de la cocina a tomar desayuno y conversamos un rato. Los primos se pusieron al día con sus vidas de closet mientras yo escuchaba atentamente, y un poco excitado, los relatos del Sergio.
A la tarde hicimos un mini asado para los cinco y el par de weones que se quedaron a dormir en el sillón, que al parecer no tenían ni familia ni casa porque se quedaron con nosotros todo el día (las parejas que ocuparon las camas se habían ido cuando el Kevin se quiso ir a dormir). Cerca de las 5 de la tarde bajamos todos a la playa a bañarnos.
Cuando me saqué la ropa para meterme al agua noté que el Sergio me quedó mirando y me puse rojo. El Huaso, que estaba al lado de él le dio una palmada en el abdomen y le dijo “ya, vamos a meternos”, pero en realidad quería decir “ya, deja de mirarlo tanto”. Estar ahí en la playa con ese cuarteto de mijitos ricos (el Kevin, que el verano pasado estaba perfecto, ahora no estaba tan en forma, pero igualmente seguía siendo guapo) en trajes de baño hacía que mi mente volara. Juegos en el agua con piel rozándose entre nosotros era un instant boner para mi.
Al volver a la cabaña, nos duchamos por turnos, y luego el Kevin con el Dani se fueron a comprar cosas para comer, y los dormilones del sillón aprovecharon de irse a donde sea que vivieran.
Nos quedamos los 3 miembros de la comunidad solos, y nos sentamos a tomar una cerveza. Conversamos un rato, los primos hablaban de sus historias de pendejos, sus pololas, pololos y la familia. El Sergio me contó su versión de la historia de cuando comenzaron a experimentar juntos (que era bastante fiel a lo que me había contado el Huaso), y luego lanzó una pregunta que nos dejó helados:
—Y ustedes, ¿harían un trío?
Siguiente Capítulo: Fantasías
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eldiariodelarry · 6 years
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El Huaso, parte 24: “Primos”.
Parte 1, Parte 2, Parte 3, Parte 4, Parte 5, Parte 6, Parte 7, Parte 8, Parte 9, Parte 10, Parte 11, Parte 12, Parte 13, Parte 14, Parte 15, Parte 16, Parte 17, Parte 18, Parte 19, Parte 20, Parte 21, Parte 22, Parte 23.
—¿Todo bien amor? —me preguntó el Huaso entrando a la pieza con la toalla amarrada en la cadera.
—Si, todo bien —mi cara no coincidía con mis palabras. No sabía si contarle lo que me había dicho el Sergio.
—No se te nota —se acercó a mi y me dio un beso—. Es por el Kevin ¿cierto? Derrepente puede ser medio insoportable con su pará de macho, pero no lo pesques, ¿ya? —asentí—. ¿Se quiere relajar un ratito? Aprovechemos ahora porque después no vamos a poder —me dijo agarrándome el paquete, que ya estaba luchando por escapar de su prisión de tela.
—Mejor no —le dije—. Puede entrar el Sergio po.
—Ya, si, mejor —me dijo resignado—. Pero no te olvides que me encantas… y no pienses que te vas a librar de mi. Quizás nos podemos ir a algún lugar oscurito en la noche.
—Me gusta tu idea —le dije sonriendo, esta vez genuinamente—. Y también me encantas.
Nos besamos largo rato, hasta que le dije que me tenía que ir a duchar.
—Ya, pero tienes mucha ropa como para la ducha —me dijo abriéndome el short—. Es de mala educación bañarse con ropa —me sacó la polera y bajó besando mi abdomen hasta llegar a mi paquete. Me bajó el short con el bóxer y me hizo un sexo oral frustrado. Apenas comenzó a “dirigirse al país” (me puse Carolo de Moras con las analogías xd), sentimos las risas escandalosas de sus primos llegando a la cabaña—. Puta la wea —se levantó enojado—, no podemos tirar tranquilos nunca. Amor, estoy acumuladísimo.
—Pero tú no quisiste tirar en tu casa po —le respondi—. Estuvimos dos días allá y no me quisiste dar la pasada.
—Pero es que estaban mis papás. Me daba cosa tirar contigo ahí con mis viejos en la pieza de al lado.
—¿Y como en mi casa?
—Si pero a mi papá se le murió su viejita po —dijo bajando la mirada—. Imagínate nos pillaban. Se muere po.
Lo abracé y le dije que lo sentía por enrostrarle la sequía en la que estábamos. Me fui a bañar y por mientras él se vistió y salió a conversar con sus primos. Ya al salir de la ducha y terminar de alistarme, eran casi las 9 de la noche y comenzaron a llegar un par de conocidos del Kevin, todos con la misma manera de alargar las vocales al hablar en altos decibeles.
—Si te sientes incómodo en algún momento me avisai nomas —me dijo el Huaso cerca de las 11 de la noche cuando la cabaña empezaba a llenarse de gente—. Ahí por último decimos que vamos a ir a comprar y no volvemos en harto rato.
—Bueno —le respondí sonriendo, aliviado por su propuesta—. ¿Puede ser ahora?
—Aguantemos una hora por último.
Llegó la amiga del Kevin con sus 4 invitadas, y todas eran delgadas y de largas cabelleras planchadas. Se presentaron y como si estuviera designada, las mas bajita del grupo de amigas se pegó como lapa al Huaso. La miré con desconfianza y celos, pero el Kevin interrumpió mi mirada asesina para presentarme a la Camila, una chica bonita de cara, delgada y pelo negro. Conversamos un rato, pero al rato me dejó botado para ir a hablar con la amiga “designada” para conquistar al Sergio, que estaba animadamente conversando con ella. Miré nuevamente al Huaso, que estaba conversando en un grupo con el Kevin, el Dani y las tres chiquillas (la enana no le quitaba los ojos de encima a mi pololo), pero no quise ir a meterme entremedio para no quedar expuesto.
Me fui a la cocina a hacer como que me servía un copete, pero en realidad solo me serví bebida, y al voltearme caché que estaba el Sergio mirándome, sentado en la barra de la cocina.
—Pero sírvete algo más fuerte po —me dijo, señalándome el vaso—. ¿O creí que me voy a aprovechar de ti si te curai?
—Es que no me gusta el copete —inventé, para ver si esa fomedad lo espantaba—, así que no tomo mucho.
—Puta te creería si no te hubiera visto el año pasado tomarte hasta el agua de la piscina —dijo bajándose de la barra y acercándose al refri para sacar una lata de cerveza.
—¿Tu amiga no se va a enojar si la dejai botada mucho tiempo? —le pregunté cambiando de tema.
—No, le dejé en claro que estaba interesado en otra persona, y resulta que ella me dijo lo mismo. Obviamente no le dije quién era esa persona, no quería delatarte…
—¿Delatarme? —pregunté un poco nervioso—, si no hay nada que delatar.
—¡Relájate Larry! ¡Diviértete un rato! —me dijo tomándome los hombros y sacudiéndome un poco, con una sonrisa en la cara—. El año pasado te veías mucho mas alegre y relajado.
—No recuerdo haber estado muy alegre ni relajado en la camioneta —le respondí un poco mas relajado ante sus palabras.
—Bueno ahí no —se ruborizó—, pero antes si po. En la hacienda, en la piscina… te veías bien en traje de baño… —dijo mirándome a la cara, pero se podía ver en sus ojos que estaba recordando. Ahora yo me ruboricé.
—Gracias —solo eso atiné a decir.
—¿Me acompañai al patio un rato a fumarme un cañito? —me preguntó después de un rato de silencio. Miré alrededor buscando al Huaso, que estaba a puras risas tomando cerveza con sus primos y la lapa pegada a él, aunque a él parecía no importarle eso. El Sergio se dio cuenta de que busqué al Huaso con la mirada—. Tranquilo wn, si no se va ni a dar cuenta. Con la Pao colgada así de él no se va ni a acordar de ti. ¿Vamos?
—Bueno —le dije. Me respondió con una sonrisa y me guió hasta la salida.
En el patio había un par de parejas a puros besos y “bailando” un lento, y el Sergio me llevó a una banca que quedaba casi al borde de la cerca. Nos sentamos y le pregunté algo de inmediato.
—¿Cómo cachaste que yo soy…? —no alcancé a terminar la pregunta porque se rió—. ¿Soy tan obvio? —pregunté un poco ofendido.
—No wn, na que ver. O sea si, se te notaba por como mirabas al Pato. Y bueno igual me arriesgué, pero si te enojabai en la camioneta solo tenía que tirarte al camino —dijo riendo.
—Que bueno que no me enojé —dije sonriendo levemente.
—Si era broma oh —me dijo tomándome la mano. Cuando lo hizo lo me miró a los ojos y me puse nervioso.
—¿Y todo el año estuviste esperándome? —le pregunté curioso.
—Si po. O sea, igual estuve un rato con un loco. Un par de meses, en realidad, pero estaba medio loco y lo patié. Así que quedé solterito justo para el verano. Y cruzando los dedos para que nos viéramos —me acarició la mejilla y eso me descolocó. Me puso nervioso que justo nos viera el Huaso y malinterpretara todo.
—Tengo que ir a buscar mi celu… —le dije cambiando de tema para salir de ahí.
Me paré y me dirigí a la cabaña para decirle al Huaso que “fueramos a comprar”. Al entrar vi que estaba tomándose una cerveza y seguía hablando con el kevin y sus amigos, y con la “Pao” aún pegada a él. Me entraron los celos y la rabia, pero como siempre, me los aguanté y me dirigí a la pieza, cerré la puerta y me senté en la cama. La música retumbaba en las paredes, pero al menos ahí no tenía que fingir interés por conversaciones poco interesantes.
Me puse a pensar como chucha era posible que el Huaso me haya dejado botado todo el rato por sus primos (si sé, son su sangre así que tienen privilegio) y las amigas y amigos de sus primos. Me dio un poco de pena pensar en eso así que me disponía a cambiar mis pensamientos cuando sentí que golpearon la puerta. Me levante a abrir pensando que sería el Huaso que me vio entrar a la pieza con indignación.
—¿Puedo entrar? —me preguntó el Sergio al abrir la puerta. La abrí más para indicarle que entrara. Una vez dentro comenzó a hablar—. Gracias por dejarme entrar —me dijo una vez cerrada la puerta, y acto seguido me besó. Me tomó por sorpresa y lo empujé.
—No wn, ¡no!. No podemos estar juntos porque estoy pololiando con el Pato. Y lo amo, así que para por favor —la última frase la dije ahogando el llanto por la indiferencia del Huaso durante la noche.
—Ya, no wei —me dijo incrédulo—. Por último inventa otra wea. Imposible que el Pato esté pololiando contigo, si al weon le gustan las minas.
—No estoy inventando, es verdad —le dije mirándolo a los ojos.
—Le voy a ir a preguntar —dijo y salió rápidamente de la pieza, sin darme oportunidad de detenerlo. Lo seguí al living comedor, donde estaba el Huaso riendo a carcajadas de algún chiste, y vi como el Sergio le decía al oído algo que no pude escuchar, pero ambos miraron en mi dirección, y acto seguido el Sergio ayudó al Huaso a ponerse de pie y caminaron en dirección hacia mí—. Vamos a la pieza —dijo cuando estuvieron a mi lado.
Entramos a la pieza y el Huaso se quedó de pie en la puerta. Tenía problemas para enfocar la mirada y entonces habló.
—Ya po habla rápido —dijo con leves problemas para modular.
—Primo, lo que pasa es que el Larry me dijo que estaban pololeando ustedes po, y no le creo —comenzó el Sergio.
—Puta Larry, ¿por qué andai hablando weas? —me dijo el Huaso mirándome a los ojos.
—Lo que pasa es que —comencé a decir pero me interrumpió el Huaso.
—Te dije… no, te rogué que no le dijerai a nadie e igual te poní a contar la wea —estaba enojado, pero también veía la decepción en sus ojos.
El Sergio vió la reacción del Huaso y trató de explicar lo que había pasado.
—Primo, lo que pasó fue que yo…
—Cállate tú, si esto es mio con el Larry. Hiciste la misma wea con el Bryan wn —dijo dirigiéndose a mi, con lágrimas en los ojos—. ¿Cómo queri que te diga que no me gusta decir que estoy pololeando contigo? —entiendo lo que quiso decir pero igual me dolió. Me aguanté el llanto, mientras a él le corrían las lágrimas por la cara. Me acerqué para tratar de explicarle mejor, pero me corrió y salió de la pieza dando un portazo.
Me quedé ahí llorando con el Sergio de pie a mi lado sin saber que hacer.
—Disculpa, no quería que él se enojara… —me dijo dándome palmadas en el hombro—. Igual es el copete el que hablaba. Mañana voy a hablar con él y le voy a explicar todo.
Seguí llorando como por diez minutos mas, y luego me sequé las lágrimas sin decirle nada al Sergio. Salí de la pieza y me fui a buscar al Huaso. No estaba en ningún lugar de la cabaña ni en el patio, así que se me ocurrió ir a buscarlo a la playa.
Bajé a la playa y vi una silueta que estaba sentada en la arena. Me acerqué esperando que fuera él y al llegar a su lado lo vi y lo confirmé. Se me llenaron los ojos de lágrimas al verlo a el llorando aún. Miró hacia el lado e intentó pararse, pero lo detuve. me senté a su lado y lo tiré del brazo para que no se fuera.
—Déjame explicarte todo porfavor —le dije tratando de controlar mi voz sobre el llanto.
—Sale weon, sale —sonaba más ronco cuando hablaba llorando.
—No. No me voy a mover de aquí. Tuve que decirle al Sergio porque me estaba joteando, amor. No me quería hacer caso así que le tuve que contar —presionaba mi cara en su brazo para que no se fuera.
—Ahora le va a contar a toda mi familia, a mis papas —dijo soltando el llanto—, por tu culpa —sus últimas palabras me rompieron el corazón.
—No le va a decir a nadie, si él cacha lo que es ser gay y estar en el closet —traté de calmarlo, al parecer de la única forma que sé: sacando más gente del closet—. Te juro que si hablai con él va a entender. Vas a entender. Pero ahora estay muy borracho para pensar bien.
—No estoy borracho —dijo poniendo firme la voz una vez mas.
—Desbloquea mi celu —le dije pasándole mi celular.
—No estoy borracho —insistió. Suspiró muy fuerte y luego se acostó de espalda en la arena. Se tapó los ojos con una mano para que no viera que seguía llorando.
Me acosté a su lado en la arena, apoyando mi cabeza en su pecho, aprovechando que ya no intentaba alejarme. Después de un rato pasó su brazo por debajo de mí y me abrazó, aún de espaldas en la arena.
—¿Por qué me haces esto? —me dijo después de un rato.
—Lo siento —no me iba a cansar de pedirle perdón. El terror a que te saquen del closet es el peor sentimiento del mundo, y yo ya lo había hecho pasar por eso dos veces. Volví a llorar en su pecho, pero ahora él me pasaba su mano por mi hombro.
Nos quedamos mucho rato ahí en silencio, y no me di cuenta cuando me quedé dormido.
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Despertamos un poco antes del amanecer, seguíamos abrazados y la playa aún estaba vacía. Se sentó en la arena y yo lo imité; me sonrió levemente y me miró a los ojos.
—¿Cómo estay? —me preguntó fríamente.
—Destruído —respondí, con un nuevo nudo formándose en mi garganta—. Soy el peor pololo del mundo —me tapé la cara para que no me viera llorar, pero era inútil. Me abrazó y me tranquilizó a pesar de todo.
—No eres el peor pololo del mundo —me apretó fuerte con sus brazos—. Ni siquiera eres el peor de Chile. Aunque puede que seas el peor pololo gay de Algarrobo —trató de hacerme reir. Cruzó las piernas y me acomodó para sentarme encima de él, y crucé las mías por su espalda. Me miró a los ojos y me secó las lágrimas de las mejillas—. Eres el mejor pololo del universo.
—No creo que tanto, pero bueno —traté de agarrar el buen humor.
—Ahora que desperté lo medité y entendí que lo hiciste porque no tenías más opción —me explicó—. Voy a tener que hablar con el Sergio después.
—¿Estás nervioso? —le pregunté.
—Un poco —respondió después de pensar un rato—. Igual ya tenemos nuestro pasado y nunca dijo nada. Hay mas probabilidades que no diga nada a que le cuente a todos.
—Perdóname —insistí después de mirarnos un rato a los ojos.
—Lo voy a pensar —levantó una ceja—. Y tu vay a tener que hacer méritos para que te perdone.
Ahora con la situación mas calmada me empezó a entrar a la mente la “Pao”, la chica que estuvo toda la noche colgada a él y por la que literalmente me ignoró por completo, pero no quise decirle nada hasta que las cosas estuvieran mas frias.
Me besó y sentí como que todo lo de la noche anterior se iba de mi mente. Me abrazó por la espalda y pasó su mano por debajo de mi pantalón. Pude sentir por debajo de mí que él ya estaba excitado.
—Espera, aquí no po —lo detuve.
—¿Por qué no?
—Porque nos pueden ver —le expliqué lo obvio.
—Mejor así po —me dijo sonriendo y caché que aún el alcohol estaba manipulando sus inhibiciones.
Miré alrededor y vi la escalera que bajaba a la arena desde el borde costero.
—Vamos para allá —le indiqué.
Nos paramos y fuimos para allá, ambos con las erecciones notorias en nuestros pantalones, pero no nos importó porque aún no había nadie cerca que nos viera.
Nos metimos en el pequeño espacio que había bajo la escalera, y me soprendió que no hubiera alguien ya durmiendo ahí. Le abrí el pantalón al Huaso y se lo quité junto con el bóxer. Tome su pene y me lo metí de inmediato a la boca. Comenzó a gemir muy fuerte, así que me detuve para que no llamara la atención.
Me acerqué a besarlo y ahora él me sacó el pantalón y el bóxer. Se sentó en la arena y yo seguí la orden sentándome encima de él. Me abrazó y acomodó su pene para que entrara en mi ano. Nos besamos mientras lo cabalgaba y el con sus manos apretaba mis glúteos y muslos.
Cuando sentí que sus besos se entrecortaban, comencé a mover mi cadera más rápido, hasta que vi en su cara que ya había llegado al orgasmo, y sentí en mi interior todo su semen esparciéndose.
Nos quedamos un rato ahí, en la misma posición, mirándonos a los ojos, yo aún sin creer todo lo que había pasado. Nos vestimos y nos dirigimos a la cabaña, donde aún había una decena de personas conversando, sentadas en las sillas y de pie junto a la barra de la cocina. Un par de dormilones estaban acostados en uno de los sillones roncando.
Vimos que el Kevin estaba prácticamente teniendo relaciones sexuales con ropa ahí en el pasillo con su amiga, y le preguntamos donde estaban el Sergio y el Dani (para disimular un poco). El Kevin nos miró enojado por interrumpirlo, pero nos dijo que ambos se habían ido a dormir.
Entramos a nuestra pieza, y ahí estaban los dos, durmiendo uno en cada cama. Nos pareció raro, pero al ir a ver la otra pieza, habían dos parejas desconocidas ocupando las camas de ellos.
Al final nos fuimos al patio y nos sentamos en una de las bancas. Como no había nadie, juntamos dos bancas frente a frente y nos acostamos abrazados. A pesar de lo incómodo de las bancas, nos quedamos dormidos al rato.
Nos despertamos como a las 10 de la mañana con el sol en nuestra cara, y ya no había nadie en pie a esa hora. Solo quedaban los que dormían en los sillones y las camas. Entramos a “tomar desayuno” y justo se levantó el Sergio. Se acercó al Huaso y lo abrazó.
—Primo perdóname. Me pasé de la raya —se le veía la culpa en la cara.
—Dale wn, pero no le digai a nadie porfa. Eso nomas te pido —le respondió el Huaso, dándole palmadas en la espalda.
—A nadie, te lo juro. Y porfa tu tampoco le digai a nadie —se dio vuelta para dirigirse a mí—. Y perdóname Larry por ser tan cargante y desubicado. Debí haberme alejado a la primera señal de rechazo.
Le dije que estaba todo bien y blablá. Nos sentamos a la barra de la cocina a tomar desayuno y conversamos un rato. Los primos se pusieron al día con sus vidas de closet mientras yo escuchaba atentamente, y un poco excitado, los relatos del Sergio.
A la tarde hicimos un mini asado para los cinco y el par de weones que se quedaron a dormir en el sillón, que al parecer no tenían ni familia ni casa porque se quedaron con nosotros todo el día (las parejas que ocuparon las camas se habían ido cuando el Kevin se quiso ir a dormir). Cerca de las 5 de la tarde bajamos todos a la playa a bañarnos.
Cuando me saqué la ropa para meterme al agua noté que el Sergio me quedó mirando y me puse rojo. El Huaso, que estaba al lado de él le dio una palmada en el abdomen y le dijo “ya, vamos a meternos”, pero en realidad quería decir “ya, deja de mirarlo tanto”. Estar ahí en la playa con ese cuarteto de mijitos ricos (el Kevin, que el verano pasado estaba perfecto, ahora no estaba tan en forma, pero igualmente seguía siendo guapo) en trajes de baño hacía que mi mente volara. Juegos en el agua con piel rozándose entre nosotros era un instant boner para mi.
Al volver a la cabaña, nos duchamos por turnos, y luego el Kevin con el Dani se fueron a comprar cosas para comer, y los dormilones del sillón aprovecharon de irse a donde sea que vivieran.
Nos quedamos los 3 miembros de la comunidad solos, y nos sentamos a tomar una cerveza. Conversamos un rato, los primos hablaban de sus historias de pendejos, sus pololas, pololos y la familia. El Sergio me contó su versión de la historia de cuando comenzaron a experimentar juntos (que era bastante fiel a lo que me había contado el Huaso), y luego lanzó una pregunta que nos dejó helados:
—Y ustedes, ¿harían un trío?
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