Cuando alguien hace su trabajo interior (que no se entienda que por ello sean completamente mejores o superiores) es más difícil conseguir pareja. En mi experiencia, he notado que las personas prefieren a alguien infiel, que les maltrate, que sea fanático del fútbol, que se la pase de fiesta, que le guste el reguetón, que hable de chismes, temas comunes, etcétera. No muchos se interesan por su autenticidad, menos por su desarrollo personal, por eso, la mayoría de la parejas son algo más o menos así: “¡Mira, toda mi neurosis y la tuya, juntémonos así!”. Compartirlo, en lugar de progresar como personas. Hay hombres y mujeres increíbles, sin pareja, y hasta cierto punto está bien. Basta de llenar vacíos juntándose con cualquiera nada más porque sí. Como decía Bukowski: «Conformarse con cualquiera con tal de no estar solos; si tuviera que explicar en palabras la infelicidad, lo haría así».
Un día toqué fondo, me hundí completamente. Nada me reconfortaba, me sentí en el peor momento de mi vida. Hasta que un momento en donde me encontraba llorando sin encontrar solución, me di cuenta que todo pasa por algo, todos estamos destinados, nadie se puede salvar de sentir dolor y que depende de uno mismo salir adelante y tomar las riendas. En ese momento, ya no volví.
La ansiedad es un monstruo que me persigue día y noche. A veces parece que la he vencido, pero siempre regresa, más fuerte que nunca. Me hace sentir inseguro, temeroso y sin esperanza. Pero sé que no puedo dejar que me derrote. Tengo que seguir luchando, incluso cuando parece que no hay esperanza.
Cada día es como estar en una batalla contra un enemigo invisible que me oprime el pecho y me nubla la mente. A veces me siento tan cansado que quiero rendirme, pero sé que eso sería darle la victoria. No sé si hay una luz al final del túnel, ni si algún día podré liberarme de este monstruo que me atormenta.
En verdad, a veces siento que ya no puedo más, que la ansiedad me ha vencido. Pero no quiero rendirme, ni dejar de intentarlo. Por eso busco apoyo, ayuda, respuestas hasta en mis sueños y en mi fe. Aunque no sé si me ayudarán o servirán de algo, sé que no me harán daño. Aunque no sé si estoy solo en esta lucha, sé que hay muchas personas que creen, sienten y sufren como yo. Y aunque no sé si mi voluntad es más fuerte que mi ansiedad, sé que es lo único que me queda.