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#snkfanfiction
ally-rivaille-blog · 2 years
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Some Say (Jean Kirstein X Reader) (on Wattpad) https://www.wattpad.com/story/257945254-some-say-jean-kirstein-x-reader?utm_source=web&utm_medium=tumblr&utm_content=share_myworks&wp_uname=allyrivaille&wp_originator=IKllIyzDaU5glrhRsmk1B%2BM%2FIdCvZE9IKl59v2YA80z%2FKd8WcuiBB2TdCYijfHi3YOiLufSCnQ8%2Fo%2BndA%2B%2FbHvH7NW%2BEg5C4nLzjcnCLvfoLIbyHkK%2BGf0IiaTMRS69M Jean and (y/n) have been friends since training but after Marco's death, they're drawn even closer to one another. But will a relationship survive the life in the Survey Corps? Contains spoilers for the anime and the manga!!! Warnings: Foul language, character death, smut, mature themes. A HUGE THANK YOU TO simppforkatsukii FOR CREATING A NEW COVER FOR THIS STORY! Playlist: 1. Some Say- Nea 2. I Found - Amber Run 3. Paradise (feat Dermot Kennedy) MEDUZA 4. Call of Silence - Hiroyuki Sawano 5. Unstoppable - Sia 6. Let You Down - NF 7. The Greatest - Sia 8. Soldier - Fleurie 9. All Who Remain - Beware of Darkness 10. Can We Kiss Forever? - Kina, Adriana Proenza
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oinkawawho · 3 years
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A Marleyan Warrior{Attack On Titan X Reader} 
(on Wattpad) https://www.wattpad.com/story/256215232-a-marleyan-warrior-attack-on-titan-x-reader?utm_source=web&utm_medium=tumblr&utm_content=share_myworks&wp_uname=4nim3_Is_L1f3&wp_originator=tAWICrt3V8BzQW1LGYI%2F03jEzj28M641UDh6LbAIcD2TQ5EaZt8pUzMW04RqGdWzHsx9sM%2BPdPAQwy85mx2%2BmzJUjjx%2B6dDQThPJzj8L9f6puq14WFEaMSJkTvyjDI8E
 {WARNING: -I DO NOT OWN AOT/SNK -FOWL LANGUAGE -COVER ART DOES NOT BELONG TO ME, ONLY EDITED BY ME.} .
I FINALLY HIT 1K!!
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Regalo Inesperado: Capítulo 3.
Gracias a los lectores de este fic. ¿Quieres seguirlo por este módulo? Bueno, sólo debes de recordar los # como el de #watashiwauridesu y aparecerá (entre otras cosas) el fic. Al final pondré los capítulos anteriores. ¡Saludos!
Capítulo 3: Encuentro.
Paraíso es una isla pequeña que colinda con naciones consideradas poderosas. Somos un reino pequeño, con conflictos políticos tan confusos que ni los mismos profesores de historia se toman el tiempo en explicar. Enfocándose, por el contrario, en la idea de que somos una de las pocas naciones con filosofía ecológica. Esto, gracias a la colaboración entre algunas familias poderosas con consciencia “verde”, quienes decidieron crear una empresa enfocada en productos amigables con el ambiente; generando independencia energética a tal punto, que nuestras reservas petroleras no son necesarias para la producción de electricidad en esta pequeña isla.
Esa independencia ha mantenido intacta esos recursos naturales con alto precio en el mercado mundial, convirtiéndonos en una isla deseada para aquellas naciones sedientas por algo de petróleo. Por ello, es vital, mantener una flota marina poderosa, una buena relación con los vecinos y la presencia de una cabeza de gobierno que tenga como prioridad, proteger el oro negro oculto en ciertas zonas claves de Paraíso. Con el fin de evitar una guerra innecesaria que, en caso de perder; nos quitaría los pozos de la fuente de energía más utilizada a nivel mundial. Pozos aún no explotados en nuestro reino desde su descubrimiento hace más de un siglo atrás.  
 -Señorita -indicó la voz ronca de ese joven de cabellera castaña y con un rostro muy semejante al del chico rebelde -. Las maletas han sido colocadas en el carruaje. Usted irá en el primer carruaje junto con un par de soldados que la resguardarán hasta su destino.
-Ya veo… -respondí con un rostro inexpresivo, sintiendo poco interés por el tema en ese momento, al estar más preocupada por el bienestar de mis padres.
 “Las malditas maletas pueden esperar” pensé; girando sutilmente mis ojos en dirección a mi padre, para regresar hacia donde mi madre se había movido con el fin de observar la posición de cada uno dentro de esa sala de estar.
 -Por cierto… -dije en voz alta, posando mis ojos sobre la mirada amigable de ese joven - ¿Qué hay de mi gato? –le pregunté como modo de desviar la atención en mis padres y en el hecho que; cualquier movimiento extraño, pudiese implicar la muerte innecesaria y repentina de mis progenitores en sólo segundos.
-Su felino ha sido colocado en el carruaje junto con las maletas -respondió, sujetando suavemente mi mano derecha para que caminase un par de pasos junto con él -. Espero que no haya ningún problema -continuó -. Uno de sus acompañantes es alérgico a los felinos, y no es saludable que su gato permanezca cerca. Dudo que desee pasar todo el viaje escuchando estornudos, señorita.
 El sonido era lo de menos, en realidad. Las babas sobre mi rostro no era tampoco un problema, mas no quería que culpasen a mi gato por incomodar a un soldado.
 -No hay problema… -murmuré, mirando fijamente la espalda ejercitada de ese soldado al caminar en dirección a la salida de mi casa.
 La estatura de ese joven era menor a la de ese musculoso rubio amante de las pinturas, mas no debía tomarse a la ligera esos centímetros menos. Su cuerpo estaba muy bien ejercitado, y no lo sabía únicamente porque su mano sujetaba la mía con fuerza, sino porque esa tela negra dejaba entrever fácilmente su musculatura, esa espalda ancha como consecuencia de los ejercicios; y esas piernas bien torneadas por el constante entrenamiento que debía realizar diariamente en su cuartel.
 “Rayos, eso no es bueno” me dije al ser arrastrada a la entrada, comprendiendo cada vez más que eso de escapar no me sería nada fácil con tantos hombres jóvenes fuertes, musculosos y altos a mi alrededor.
 -Me gustan los gatos -indicó, interrumpiendo mis pensamientos. Manteniendo su mano alrededor de la mía al caminar -. Aunque prefiero a los perros -dijo algo divertido al final -. Son más… Como decirlo… ¿Sociables? -preguntó más para sí mismo que para mi persona.
 Como si hubiese chocado con un muro invisible, ese joven se detuvo de forma repentina.
 -Señor… -murmuró, soltando mi mano para inclinarse.
 No comprendí nada de lo que estaba pasando. Era como si todos esos locos vestidos de negro, repentinamente hubiesen visto a un Dios; inclinándose rápidamente para saludarlo.
Mirando de un lado a otro con el fin de entender quién esa esa persona tan importante que había ingresado, decidí caminar unos cuantos pasos hacia adelante, rebasando al joven amante de los perros para ver al invitado.
 -Deténgase, señorita -indicó, colocando su mano sobre mi abdomen, manteniendo su posición inclinada con su rostro agachado -. Detrás de mí, por favor.
 Su rápida reacción me tomó por sorpresa.
 “Con que esa es la manera en la que actúa un soldado bien entrenado” pensé, colocándome detrás de él como me lo había sugerido.
 -Buenas… -murmuró ese hombre de baja estatura al ingresar a mi sala.
 Las cosas comenzaban a ponerse color de hormiga.
 -Espero que todos la estén pasando de maravilla -indicó algo altanero el varón, mirando primeramente el piso, luego el techo y por último las pinturas sobre la pared -. Ah… -murmuró, girando rápidamente su cuerpo en mi dirección -. Finalmente… -expresó sonriente, quitando el sombrero de su cabeza.
 El hombre que había aparecido repentinamente en mi sala, tenía pocos cabellos de color negro sobre su cabeza, era regordete y tenía ojos de una tonalidad muy particular.
 “Creo que su coloración es semejante a los ojos de Kenny” maquiné, levantando involuntariamente mis cejas al ver que su mirada se había encontrado con la mía.  
 -Hanji -exclamó, dando un par de pasos hacia adelante.
 La persona que se dirigía hacia mí no era cualquier individuo. No en este reino, ni mucho menos en las afueras de Paraíso. Su sangre cargaba poder político, económico y según las malas lenguas; poderes ocultos.
 -Príncipe -murmuré, imitando la reverencia de los soldados vestidos de negro.
 No era simplemente el príncipe del reino de las murallas quien había entrado a mi puerta. Ese hombre quien vestía unos elegantes zapatos de cuero fino de color negro; era el hijo mayor de los Fritz, y si la suerte le acompañaba, sería el siguiente en portar la corona sobre esa cabeza medianamente calva.
……………………………………………….
Gracias por pasarte por este canal ~
Capítulo 1
Capítulo 2
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sayriinablack · 5 years
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Hangeweek - Day 7: free spot
"Cita a ciegas."
Hange volvió a ver su atuendo mientras avanzaba en el taxi. Levi le había dicho parecía Superman con esa combinación: traía un vestido amarillo, una chaqueta azul y unos botines, cinto y bolso rojos. Ella creía se veía adorable y Petra había opinado lo mismo. El problema de Levi era realmente que ella iba a ir a verse con un hombre no había visto nunca y estaba preocupado.
Ella y Erwin se habían conocido en un sitio de citas en línea. Hange había hecho su perfil solo para quitarse a su madre de encima, que no dejaba de decirle tenía 30 años y seguía soltera. A ella realmente no le importaba eso, viajaba por el mundo a sus anchas y era feliz. Así que solo por complacer a su madre, le dijo tendría citas mediante internet, lo que había sido hasta el momento un total desastre: había ido a una cita con un chico llevaba a su madre con él; otro le entregó un montón de papeles debía llenar antes de casarse, Hange leyó una de las preguntas y el hombre pedía fuese virgen. Y otro le pido fuese vestida con ropa de látex. Habían sido completos y absolutos fracasos.
Con Erwin las cosas fueron diferentes. Empezaron a platicar por el chat que la página ofrecía. Nunca vio una foto de él, como era requisito en el sitio, pero en su lugar estaba una visita hermosa de la ciudad por la noche. No le había molestado no conocerle la cara, eso para ella no era realmente relevante. Con que no fuera un psicópata con fetiches demasiado extraños para su gusto, se daba por bien servida.
Luego de los chats siguieron los mensajes de texto y por último las llamadas. Estas siempre eran por la noche. Erwin le decía en el día se volvía loco con su trabajo y solo en las noches podía respirar. A Hange le pasaba algo similar. Cuando estaba en el centro de investigación, solo se enfocaba en su trabajo, si alguien quería contactarla sabía debía ir a buscarla en persona o mandar a su asistente con el mensaje, dado que ella nunca revisaba su teléfono.
Levi le decía Erwin probablemente era un hombre feo, gordo y calvo. Y ella le decía que lo dudaba; el hombre tenía una voz profunda, grave y masculina. Lo imaginaba de muchas maneras, pero feo no era una de ellas. Petra le dijo antes de salir del departamento, que Levi solo estaba celoso y tenía miedo de que Hange lo fuese a olvidar si se conseguía un novio.
“¿De la misma manera en la que él me olvidó a mi cuando se casó contigo?” Había preguntado con sarcasmo, dado que Petra y Levi vivían en el mismo edificio que ella y se veían literalmente todos los días.
Al llegar al restaurante se había citado con Erwin se sintió un poco fuera de lugar, dado que la mayoría de las personas ahí estaban vestidas en trajes o ropa formal en colores oscuros y ella con su brillante vestido amarillo era difícil de perderse. A menos Erwin la identificaría de inmediato. Se sentó en una mesa y observó su reloj. Se habían citado a las 5 p.m. y eran las 4:50. Una mesera se le acercó y ella le dijo estaba esperando a alguien más.
Pero llegaron las 5:05 y Erwin no llegaba. Sacó su celular con la intención de enviarle un mensaje, pero él había quedado demasiado formal en que llegaría a esa hora. Tal vez tenía trabajo.
No pasó un minuto de ese pensamiento cuando recibió un mensaje de Erwin:
Llegaré un poco tarde, disculpa. Junta de último momento.
Hange entendía esas reuniones de último momento en viernes, así que no se molestó. Llamó a la mesera y le pidió un té para beber mientras esperaba y de paso saco el libro llevaba en su bolso. Empezó a leer y rápidamente se perdió en el, no supo si pasaron 10 minutos o media hora, pero escuchó como alguien le hablaba y sería imposible no recocer una voz con la cual tenía cerca de tres semanas hablando.
Levantó la vista y se encontró con todo lo contrario a lo que Levi le había descrito: el hombre era alto, con el cabello rubio y bastante guapo.
Una parte de su cerebro pensó ¡en tu cara Levi! No podía esperar a decirle Erwin era todo lo contrario a lo que él había pensado.
“Lamento haberte hecho esperar.” Le dijo él con una sonrisa.
“¿Cómo sabes soy yo a la persona ibas a conocer?” pregunto Hange cerrando el libro.
“Ya había visto una foto tuya,” respondió Erwin tomando asiento. “Y en este lugar rara vez se ve a alguien con un vestido amarillo o leyendo algo no sea desde su celular. Aparte me dijiste iba a saber eras tú en cuanto entrara y tenías razón.”
Hange sonrió. “Bueno, tú ciertamente no eres lo que esperaba.”
“¿Y qué esperabas exactamente?”
“No lo sé, alguien no tan alto, tan rubio y tan guapo. Estoy sintiendo debí usar más maquillaje que un simple brillo labial, pero luego recuerdo que no me gusta usar nada más y se me pasa.”
Erwin rió ante el chiste. “No habrías sido la Hange que conocí si hubieses venido con mucho maquillaje. Si algo me gustó de ti, fue honestidad y naturalidad en las fotos que subiste a la página.”
“No se de qué hablas Erwin, todas esas fotos tienen un filtro para que mi cara se vea brillosa a propósito.”
Los dos se rieron de las palabras de Hange.
“¿Tienes algo que hacer mañana por la noche? Un compañero de trabajo cumple años, su novia le organizará una fiesta y me gustaría que me acompañaras.”
“¿Una segunda cita tan rápido?” pregunto Hange en tono divertido. “¿Tan urgido estás o realmente te caigo bien? Ni creas que mañana voy a acostarme contigo.”
“¡Oh, no! Mi plan para llevarte a la cama ha sido descubierto.” Le dijo Erwin con sarcasmo y dramatismo.
Ella sonrió y puso los ojos en blanco. “Bueno, dado que el sexo quedó descartado, supongo que no tengo nada que hacer mañana por la noche, pero tendrás que pedirle permiso a mi padre para salir.”
“Supongo que cuando dices tu padre, te refieres a tu amigo Levi, ¿cierto?”
“Es correcto, así que vete preparando para muchas preguntas incómodas y comentarios con muchas malas palabras.”
“Ya me ha respondido un par de llamadas cuando te hablo, así que estoy preparando.”
Hange podía recordar ese par de veces muy bien, eso sirvió para que continuaran la plática y que el nerviosismo que sentía desapareciera poco a poco.
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averdia · 5 years
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Hange Week -Day 2. Post apocalypse-
Sacrificio
Los Ángeles, CA. Año 2119.
Sentía los ojos pesados y una gran somnolencia, estaba acostada. Como pudo se reincorporó no sin antes sentir un mareo intenso y nauseas. La cabeza comenzó a dolerle a causa del brusco movimiento que hizo al querer levantarse. Miró la pared sin mirarla, intentó recordar por qué estaba ahí.
Una tenue luz iluminaba la habitación, pudo distinguir que estaba canalizada. ¿Acaso estaba enferma? Buscó sus anteojos con la mirada y no logró encontrarlos.
—Qué diablos... pasó —sintió la boca seca.
Escuchó pasos y la puerta abrirse.
—Hange, ¿cómo se siente? —era Jean Kirschtein.
—Jean, ¿qué me pasó? No me siento bien —Hange se sentó con dificultad.
—Me alegra que despertara, líder.
—¿Cuánto tiempo llevo aquí? ¿Qué me pasó? —repitió y frotó sus ojos. Jean suspiró mientras tomaba asiento al lado de la cama de Hange y la miró con pesar.
—Lamento lo sucedido, por más que tratamos de ayudarla en ese instante, nos resultó imposible, pero no sabe lo agradecido que estoy de que la hayamos encontrado.
—No has respondido a mi pregunta —Hange se puso seria, tanto que Jean le apartó la mirada.
—Una enfermera vendrá para quitarle el suero, vístase y la espero en la sala de control. Ahí le explicaré todo lo que sucedió —Jean se levantó y abrió la puerta para retirarse—, las cosas han cambiado mucho, espero pueda entenderlo.
Jean salió y cerró la puerta, dejando a Hange un tanto perpleja, ¿qué sucedió para que las cosas cambiaran? ¿Cuánto tiempo había pasado? Dejó de pensar en cuanto una enfermera llegó para auscultarla.
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—Disculpa la tardanza, no podía mantenerme en pie —Hange permaneció observando cuan cambiado se encontraba el lugar. Ladeó un poco la cabeza al ver que Jean ocupaba el asiento perteneciente al Comandante.
—No se preocupe, Hange. Tome asiento —Ella obedeció, aun no entendía lo que sucedía, sentándose justo al lado de Jean.
—Quiero saberlo todo, te escucho —Hange levantó la cara y cruzó los brazos sobre su pecho.
—¿Qué es lo último que recuerda? —Ella lo miró, confundida, entonces él continuó— En el último ataque, tuvimos muchas bajas, la baja más fuerte e importante fue usted —ella no dijo nada, dejó que el joven terminara de explicar—. Una nave enemiga atacó nuestra base de apoyo en el sector 9, usted se encontraba ahí con un grupo de soldados preparados para el despliegue de fuerzas militares para el siguiente sector. Mientras usted fraguaba el plan, uno de los enemigos se adentró a la base y confundió a todos adentro. Prendió fuego a las instalaciones y se dirigió al cuarto de investigación, usted se encontraba realizando algunos cálculos para el ataque masivo que se llevaría a cabo en un par de meses, entonces, sin preverlo, la capturó. Los soldados que estaban cerca del área no pudieron hacer nada, pues la criatura utilizó su campo magnético. Con el prototipo de arma que usted creo, logramos atravesar ese campo, hiriéndolo de gravedad, lo que no nos esperábamos fue que utilizó algo parecido a la teletransportación, que solo hemos escuchado rumores, lanzó un rayo hacia usted y desapareció. De eso pasó un año y dos meses. A usted la encontramos en el Gran Cañón hace dos semanas.
Hange escuchaba estupefacta mientras un par de lágrimas descendían por sus mejillas. ¿Cómo fue posible que ella se dejara capturar?
—A partir de ese día —Jean prosiguió—, el equipo de investigación se dedicó a desarrollar el prototipo, quizá no pudieron hacerlo tan bien como usted, pero nos ha ayudado bastante. El Comandante en Jefe me nombró el sucesor de Hange Zoë, soldado caído en batalla. O eso es lo que creímos todos. Utilizamos todas nuestras herramientas para rastrearla pero no encontramos nada. Lamento no haberla buscado lo suficiente, sin usted no somos nada. Las investigaciones que nos dejó han dado sus frutos pero no como lo esperábamos, ya que usted es el cerebro, nuestro cerebro. Fue un alivio haberla encontrado —Jean guardó silencio un par de segundos, dejando que Hange tratara de asimilar la situación— Usted, ¿recuerda donde estuvo, lo que le sucedió?
—Yo —Hange cubrió su boca, de pronto sintió ganas de vomitar—, lo siento, no puedo recordar nada —en un acto de nerviosismo se rascó la nuca, acto que hizo que lanzara un chillido. Jean se puso de pie.
—¿Sucede algo? ¿Llamo a la enfermería?
—No, todo está bien, es solo que, siento algo que me lastima en la nuca, supongo es alguna herida.
—Es extraño, en la inspección médica no se le encontró ninguna herida ni cicatriz. ¿Puedo? —Jean se colocó detrás de ella, pidiendo permiso para revisar su cuello. Hange asintió, Jean despejó el área y frunció el ceño— Esto es raro —él tocó delicadamente el área del cuello, haciendo leve presión para ver si había algún abultamiento cerca de esa pequeña punción roja.
Hange se quejó un poco y Jean dejó de manipular el área para después disculparse.
—Duele un poco, creo que es mejor que vaya a la enfermería —ella se levantó.
—Bien, déjeme acompañarla —Jean abrió la puerta y salió junto con Hange.
Caminaron por el pasillo del cuartel, Hange sonrió al ver a Jean en un importante puesto, se lo merecía, era un joven con un gran potencial en batalla y también con un buen corazón. Llegaron a la enfermería donde los recibió una enfermera. Al poco tiempo entró un doctor y comenzó a explicarles algunas cosas que ella no escuchó por estar ensimismada en sus pensamientos, la mano de Jean posándose en su hombro derecho la sacó de su estado de ensoñación.
—Perdonen, no escuché nada de lo que me dijo.
—Comandante, explíquele por favor a la doctora Zoë el procedimiento, prepararé el equipo de resonancia.
Jean asintió y explicó a Hange que debía quitarse sus ropas para ponerse un traje de suave tela ya que sería ingresada en la cabina de resonancia. Ella obedeció sin objetar. Una vez lista en la camilla del aparato la fueron ingresando lentamente. Escuchó que Jean le decía que estaban por comenzar y que se relajara.
Cuando encendieron el equipo y comenzó a trabajar, Hange soltó un grito desgarrador, contorsionándose en posturas imposibles, la electricidad comenzó a fallar y el equipo emitió sonidos terriblemente fuertes.
Jean gritó para que el doctor apagara el aparato, pero nada funcionaba. La enfermera entró corriendo y quitó el suministro eléctrico de la sala para que el aparato no siguiera funcionando pero ni así se detuvo. Jean corrió, se introdujo en la cápsula y sacó a Hange como pudo. Una vez fuera observó que la mujer estaba con la vista en blanco y un hilillo de sangra salía por su nariz.
—¿Qué pasó, doctor? —exigió saber el joven comandante.
—No lo sé, el equipo está en perfectas condiciones. La doctora no ingresó con nada metálico o parecido, no sé cuál pudo haber sido el problema —el doctor trató explicar la situación.
—¡Doctor, venga a ver esto! —la enfermera gritó asustada.
Hange recuperó poco a poco la conciencia mientras tosía fuertemente, Jean la mantenía en brazos, ella observaba aterrada lo que aparecía en las imágenes proyectadas en la blanca pared.
—¿Qué mierda es eso?
Aparecían y desaparecían imágenes del cuerpo completo de Hange, mostrando un punto rojo en el área de la nuca, a lo que ella instintivamente se tocó el cuello, sintiendo cómo el área estaba muy caliente. Jean observó moviendo con sumo cuidado los cabellos de la mujer para darse cuenta que la zona donde ella tenía antes una pequeña marca, ahora había una protuberancia con mal aspecto.
Volvieron su vista a la pared cuando la enfermera ahogó un grito. A la altura del estómago de Hange se podía observar como algo se removía en su interior. Ella se estremeció y de pronto se sujetó la cabeza con ambas manos, dejando escapar un grito agónico.
—Hange, ¿qué pasa? —Jean intentó que la mujer quitara las manos de su rostro. Era imposible.
—Está en mi cabeza, está en mi cabeza. Van a destruir el planeta, ¡puedo verlo! —de pronto los ojos de Hange cambiaron a color blanco. Jean la cargó en brazos y la recostó en la cama, iba a cubrirla pero Hange lo detuvo y se aferró a él.
—Doctora, debe descansar.
—No, ellos no van a descansar hasta vernos desaparecer, nos quieren destru... —Hange fue interrumpida por un fuerte dolor en su estómago, alzó la blusa para mirar y sintió morir. La piel se estiraba y se abultaba a distintos tiempos, ocasionando mucho dolor en la científica.
—Está dentro de usted, ¡es uno de ellos!
—Jean, date prisa, ve por un detector de metales, no pierdas tiempo, yo me quedaré aquí —ordenó al tiempo que apretaba el bulto en su estómago.
El joven comandante obedeció sin rechistar, no sin antes pedir a la enfermera y al doctor que estuvieran pendientes de Hange. Jean no demoró más de tres minutos, ya que a pocos metros de ahí se encontraba un cuarto de inspección y ahí contaban con ese instrumental.
Jean derrapó cuando ingresó al cuarto, Hange estaba empapada en sudor.
—Rápido, pasa el scanner en la nuca —él obedeció. El aparato comenzó a sonar estridentemente mientras ella se cubría los oídos.
—¡Doctor! —gritó Jean— Necesito que realice una extracción, ¡de inmediato!
El médico, tembloroso, caminó hacia el alboroto, no había tiempo para anestesiar, se lo hizo saber y ella aceptó. En cuanto sintió la fría hoja del bisturí, la cosa que estaba en su estómago se movió violentamente. Entonces Hange arrebató el bisturí de las manos del médico y lo hundió en su estómago.
Ella quedó en shock, para después hablar con voz ronca, una voz que no era suya: —No le hagas daño.
—Hange, ¿se encuentra bien? —Jean se acercó con cautela.
—En los más de cien años que llevamos en este planeta, hemos visto de todo. Pero seres como esta mujer, son contados.
—¡Quién eres! —Jean desenfundó su arma y apuntó hacia Hange.
—Humanos, no se librarán de nosotros. Esta humana lleva en su interior un valioso prototipo de nuestra especie, pensamos que sería mejor que estuviera dentro de un humano que es egoísta y que jamás se haría daño a sí mismo, sea la situación que fuera.
—Creo que nos están subestimando, criaturas. ¿Qué es lo que quieren? Hace más de cincuenta años que no se comunican con nosotros.
—Desaparezcan.
—Estoy seguro que Hange no dudaría en darme la orden de acabar ahora mismo con eso que está en su interior, aunque ella salga lastimada.
—No te atreverías.
—No tienes tu suerte —Jean colocó la mira de su arma en la frente de Hange.
—¡Basta, basta! —Hange volvió en sí, mientras se mesaba los cabellos, había recuperado el control sobre sí misma.
—Hange, ¿se encuentra bien?
—Jean, ya sé con qué los podemos... —ella dejó de hablar y caminó hacia la puerta. Se detuvo y con un rápido movimiento, estrelló su codo contra el cristal, haciendo que varios trozos salieran volando.
—¿Qué va a hacer?
—Ayudar a detenerlos. Quiero que analicen bien lo que estoy por entregarte. Hay información que es muy valiosa y nos ayudará. Jean, eres un excelente comandante —se agachó y con manos temblorosas sujetó un trozo de vidrio y lo clavó en su nuca mientras un grito agónico emergía de su garganta.
Jean no salía de su asombro; en cuanto reaccionó, sujetó a Hange de las muñecas ensangrentadas. Su mano derecha estaba en un puño, cuando lo abrió, se sorprendió. Ella se había extraído el objeto metálico que estaba implantado en su nuca. Hange sonrió mientras se asía de la cintura de Jean, arrebatándole un pequeño artefacto.
Entonces de la nada apareció una luz blanquecina cegadora.
—Jean, ¡lo dejo en tus manos! —ella gritó al tiempo sonreía y desaparecía con la luz. Minutos después se registró una gran explosión en la nave nodriza que estaba anclada en la Tierra.
.
Seis meses después de la desaparición de Hange, se dieron lugar muchos eventos clave que determinaron que la Tierra estaba por liberarse de esa raza alienígena que llegó para mantenerlos prisioneros.
—Como todos saben, la guerra que comenzó hace 101 años está llegando poco a poco a su fin gracias al valor y sacrificio mostrado por la doctora Hange Zoë. La Tierra, de ser un planeta pacífico, con sus bien sabidas diferencias entre países, pasó a ser el blanco de los “titanes espaciales” y fue ahí cuando la gran mayoría decidimos unirnos contra un enemigo en común. Fuimos pisoteados, devorados y humillados. Nuestras casas destruidas, nuestro planeta desolado. Es hora de reconstruir nuestro mundo, llevando en nuestros corazones el sacrificio hecho por la doctora Zoë. Gracias a ella, se descubrió un arma capaz de hacerles frente y diezmar su población. Ahora, nos toca a nosotros devorarlos.
Un gran sector de la población vitoreó las palabras dichas por Jean, quien recordó que Hange arrancó ese pequeño trozo de metal de su nuca, este contenía información sobre los “titanes espaciales”, información que se utilizó para crear armas, escudos y naves capaces de frenar los ataques del enemigo. El sacrificio de Hange no fue en vano.
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nuggeten69-blog · 4 years
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LEVI ACKERMAN X READER ONE-SHOTS (on Wattpad) https://my.w.tt/DMP011PFm2 So this is my first story ever haha I hope you guys like it tho. <3 Author chan .
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linkeroktober · 4 years
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Lo amaba tanto que debía dejarle volar lejos de allí. #fanfic #yaoi #snk #snkfanfiction #reibert #wattpadyaoi #wattpad (en Panama City, Panama) https://www.instagram.com/p/B54NYxJBrkM/?igshid=lxs2dsxseylo
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angelmaxxen · 2 years
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𝐏𝐄𝐑𝐅𝐈𝐃𝐈𝐎𝐔𝐒 - [𝟐𝟑] "𝐈'𝐌 𝐒𝐎𝐑𝐑𝐘" (on Wattpad) https://www.wattpad.com/1128457135-%F0%9D%90%8F%F0%9D%90%84%F0%9D%90%91%F0%9D%90%85%F0%9D%90%88%F0%9D%90%83%F0%9D%90%88%F0%9D%90%8E%F0%9D%90%94%F0%9D%90%92-%F0%9D%9F%90%F0%9D%9F%91-%F0%9D%90%88%27%F0%9D%90%8C-%F0%9D%90%92%F0%9D%90%8E%F0%9D%90%91%F0%9D%90%91%F0%9D%90%98?utm_source=web&utm_medium=tumblr&utm_content=share_reading&wp_uname=hoeanimeweb&wp_originator=682XfQPAMKAtmhqkmuUHy%2BrCTQ2lO1tq4nlewLSKFQJ15pn8Z5paxLPWewe5LiBvuyYkw5%2BfqwPC%2FFty6jYGK4fV5Br4fdcTZ1%2FZwz3AkVnkRewFBEX5wgW5R%2F3DM5np [𝐄𝐑𝐄𝐍 𝐗 𝐑𝐄𝐀𝐃𝐄𝐑] [𝐈𝐍𝐅𝐋𝐔𝐄𝐍𝐂𝐄𝐑 𝐀𝐔] (y/n) has always thought of Eren Jaeger as a fboy/player because that's how the media portrayed him so it had to correct right? During a trip to LA (y/n) starts to spend more time with Eren and Eren starts to take a liking to (y/n) but are his intentions pure or malice? "I need to tell you something and i know it's going to hurt you but you need to hear it from me" - E 𝐒𝐭𝐚𝐫𝐭𝐞𝐝 - 𝟐𝟗/𝟎𝟕/𝟐𝟏 𝐅𝐢𝐧𝐢𝐬𝐡𝐞𝐝 - 𝟏𝟐/𝟎𝟐/𝟐𝟐 𝐈𝐦𝐩𝐫𝐞𝐬𝐬𝐢𝐯𝐞 𝐑𝐚𝐧𝐤𝐢𝐧𝐠𝐬 #3 - 𝙀𝙧𝙚𝙣𝙭𝙧𝙚𝙖𝙙𝙚𝙧 (14/10/21) #5 - 𝙎𝙖𝙨𝙝𝙖𝙗𝙧𝙖𝙪𝙨 (30/12/21)
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crystalpierrot-blog · 7 years
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My King [Demon!Erwin Smith x Princess!Reader] (on Wattpad) http://my.w.tt/UiNb/f0sjZorHzE (Y/N) and her twin were princesses. And being a princess comes with a future prince. Left in a mansion where all princesses of all kingdoms live to meet their future prince, (Y/N) and her twin waits for their future lover. Years pass and (Y/N) was left behind, still waiting for her prince. However, the growing loneliness grows inside her each pass…
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Fanfiction del universo Snk:
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Capítulo Uno.
Escribiendo el capítulo uno. ¿Qué te pareció el capítulo? También puedes seguirme si desea en Fanfiction.net.
PD: El capítulo otorgado es el cero LOL. El siguiente a publicar es el uno -__-
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sayriinablack · 5 years
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Hangeweek - Day 5: fantasy/fairytale
"Un deseo cumplido."
Hange era un elfo que vivía en el exilio.
La razón de eso, es que los elfos no deben tener contacto con otras razas, eso era un ley elfica, pero ella sentía mucha curiosidad y le gustaba ayudar a otras criaturas con sus pócimas y brebajes. Los elfos tenían un gran conocimiento de las hierbas: cuáles servían para curar cualquier herida, hasta cuál podría ser mortal.
Y gracias a su curiosidad y su afán por quebrantar reglas, había sido expulsada del reino de los elfos y ahora vivía en el bosque, en una pequeña cabaña. Los primeros años los pasó feliz, le encantaba su nueva libertad de ir y venir; de ayudar a quién ella quisiera y no tener que ser regañada por alguien. Pero luego de 500 años empezaba a sentirse sola.
Siempre estaba ocupada atendiendo a alguna criatura, pero cuando regresaba a su pequeña cabaña solitaria, se ponía melancólica, lo que no era bueno para un elfo, dado que podría morir de tristeza y si moría, ya no podría ayudar a nadie.
Así que decidió pedir un deseo. Sabía que había hadas que vivían en las estrellas y algunas veces, si les pedías algo de corazón, te lo concedían. Y Hange empezó a pedir con fervor a las estrellas encontrar a alguien para ya no estar sola, les pidió le enviaran a su alma gemela.
Luego de varias semanas, creyó su plegaria no había sido hecha con suficiente fuerza y se resigno a que nada pasaría. Pero al llegar a su cabaña, se encontró con un hada sentada en la entrada. O mejor dicho, un hado, dado que era un hombre. Tenía el cabello negro, los ojos grises, unas alas cristalinas tornasol y parecía enojado.
“Hasta que llegas.” Dijo el hada de mal humor.
“Lo siento” se disculpó Hange. “Necesitaban mi ayuda unas driadas y fui a auxiliarlas.”
“Si, da igual. Tengo cosas que hacer, ¿sabes? Pero no puedo hacerlas dado que tengo que concederte tu deseo.”
Empezó a sentir su corazón acelerado al escuchar eso.
“¿De verdad me vas a conceder mi deseo?” preguntó emocionada.
“Si, apurate a decirlo, que ya lo olvide.”
Hange tomo aire antes de hablar.
“Quiero a mi alma gemela, a ese ser me hará feliz y que yo haré feliz por el resto de nuestras vidas.”
“¿Estas segura?” pregunto el hombrecito. “Sabes que si ese ser no es un elfo, perderás la inmortalidad y vas a morir.”
“Lo sé, no me importa porque habré vivido feliz a su lado.”
“Bien, si eso quieres.”
El hada levanto su varita, lanzó unos polvos al aire y luego de un puff, una persona apareció en medio de los dos. El hombre era alto, de cabello rubio, con una barba poblada y anteojos.
Hange se quedó sin habla al verlo.
“Debes estar bromeando, ¿verdad?” Dijo asomándose a un lado para ver al hada.
“¿Te parece que soy un ser bromista?”
“¿En dónde estoy? ¿Quiénes son ustedes?” pregunto el hombre, pero tanto Hange como el hada ignoraron sus preguntas.
“No, pero, ¿sabes quién es? Es el príncipe del reino que esta al Norte, él no puede ser mi alma gemela.”
“Pues lo es, eso pediste, eso obtuviste y te aguantas. Ahora, si me disculpas, tengo cosas más importantes que hacer que buscar almas gemelas.”
Sin decir más, el hada desapareció. Hange se quedó sola con el príncipe y no sabía qué hacer.
“Hola.” Lo saludó ella. “Lamento todo esto, si me das 5 minutos iré a buscar unas cosas y te guiaré a tu reino. Calculo tardaremos unas dos semanas en llegar.”
Hange avanzó a su cabaña, pero él hombre la detuvo.
“Espere un segundo, ¿quién es usted?”
“Mi nombre es Hange y pedí un deseo y ese era encontrar a mi alma gemela. Y no es por insultar, pero usted no puede serlo.”
“Eres un elfo, ¿cierto?” pregunto él y Hange lo vio inspeccionar sus orejas.
“Lo soy, ¿por qué?”
La respuesta del príncipe fue abrazarla y besarla.
“¡Al fin te encontré!” Exclamó él. “Soy el príncipe Zeke, del reino del Norte y al nacer me dieron una profecía: que me casaría con un elfo, que me ayudaría a llevar al reino a una gran prosperidad y paz.”
Hange estaba tan sorprendida, que no sabía qué decir.
“Te casarás conmigo, ¿cierto?” preguntó él contento.
“Lo haré, únicamente si admites que técnicamente yo fui la que te encontró a ti.” Dijo Hange sonriendo.
“Me encargaré de que todo el mundo lo sepa una vez regresemos al reino.”
Y así, Hange pasó a ser la princesa Hange del reino del Norte, la persona más querida por todos, no solo de ese reino, si no de los demás también.
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averdia · 5 years
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Hange Week Day 3. -School-
Preescolar
—¡Buenos días, niños! —la joven profesora con anteojos entró al salón.
—Buenos días, profesora Hange —los niños se levantaron y corearon el saludo a su profesora.
—Tan lindos, tomen asiento —la joven fue directo a la pizarra, tomó la tiza color azul y comenzó a escribir un nombre, colocando alrededor florecitas, estrellas y caritas sonrientes. Los niños comenzaron a cuchichear entre ellos.
—Profesora —un niño rubio levantó la mano.
—Dime, Armin —ella siguió trazando más figuras en torno al nombre escrito con las tizas de distintos colores.
—¿Usted nos va a abandonar? —al escuchar la pregunta, Hange dejó de escribir para mirar a su pequeño alumno con los ojos tristes.
—Por supuesto que no, pequeño, solo tomaré un par de días, a cambio de eso, un amigo mío se quedará con ustedes.
—¿Usted qué va a hacer? —otro niño de cabellos castaños y ojos verdes se levantó de su asiento.
—Voy a visitar a mi hermana que va a tener un bebé, Eren.
—¿Cómo se hacen los bebés? —otra niña levantó la mano.
—Sasha, creo que a mí no me corresponde impartirles ese tema, más adelante lo sabrás —ella le guiñó un ojo a la niña.
—¿Cuánto tiempo nos va a abandonar? —otra niña con cabellos y ojos negros la miró directo a los ojos.
—No los voy a abandonar, Mikasa. Solo iré un par de días y no se quedarán solos —Hange caminó hacia la puerta, trayendo consigo a un joven de cabellos claros— Niños, saluden a Moblit, él será su profesor durante mi ausencia.
—¡Siii! —gritaron todos al unísono.
—Ahora, vamos a darle la bienvenida al profesor Moblit. ¡Es hora de los abrazos! —Hange abrazó a Moblit, después lo soltó rápidamente, pues una estampida de niños de entre 5-7 años se abalanzaron sobre él para apapacharlo.
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Al terminar el día escolar, Hange se reunió con Moblit en una cafetería.
—¿Listo para tu primer día mañana? —Hange bebía un frappé moka sin crema batida ni chispas de chocolate, pero sí con muchos malvaviscos.
—Esos niños, Hange, ¿cómo puedes estar todo el día con ellos?
—Vamos, no seas exagerado —ella agitó la mano despreocupadamente.
—Son demasiado hiperactivos —se quejó él.
—Inteligentes, eso es lo que son. Además, solo serán tres días de permiso.  
—¿Sabes, Hange? Desde que estábamos en preparatoria, pensé que tu camino era seguir en la ciencia, no en la docencia y menos en un jardín preescolar —Moblit tomaba su expreso cortado.
—A veces tomamos decisiones que no estaban previstas, supongo que me gusta correr riesgos —ella se encogió de hombros.
—¿Por qué no retomas la ciencia?  
—Creo que así estoy bien, estos niños me hacen sentir muy bien, me gusta enseñarles el mundo, las cosas que los rodean, estoy feliz así como estoy —finalizó con una sonrisa.
—¿Segura? —él frunció el ceño.
—Completamente segura, Moblit. Creo que no cambiaría esto por nada del mundo.
—Siendo así, me alegra que estés feliz.  
—Gracias —ella sorbió ruidosamente el escaso líquido del vaso— es hora de irnos, yo invito. Hange dejó dinero sobre la mesa y ambos salieron del lugar.
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Días después, Hange regresó a dar clases, los niños la recibieron con muchos abrazos y besos, la habían extrañado mucho.
—Muy bien, niños —ella aplaudió—. Ahora todos me van a contar cómo se portaron con Moblit —el aludido sonrió mientras observaba cómo Hange se colocaba su delantal con estampados de animalitos.
—¿Puedo decirlo yo primero? —el pequeño Eren gritó emocionado.
—Claro, comienza tú, Eren, pero primero vamos a reunirnos en una mesa redonda, ya saben cómo, ¿verdad?  
Los niños respondieron al unísono con un sonoro ¡Sí!  
Moblit la miró embelesado, Hange reía, hacía aspavientos con las manos, iba de un lado a otro y procuraba a los niños. Estaba siempre pendientes de ellos, que no comieran pegamento, papel y demás bisutería que ocupaba para las manualidades escolares.
Limpiaba muy bien las pequeñas manos de los infantes, todo lo hacía con cariño y eso se notaba en cómo los niños la querían mucho.  
Definitivamente Hange era una profesora especial.
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linkeroktober · 4 years
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