Mezclar cloro con jabón es una práctica más habitual de lo que se debería, ya que es sumamente peligrosa para la salud. Te explicamos por qué no debes combinar este químico con otros productos y cuáles son los riesgos que conlleva. 👇
Muy buenas noches!~ sjsjsj se que no he publicado nada en como 3 o 4 meses creo.. lo siento por eso.. se me olvida mucho publicar aquí además de que últimamente no he podido dibujar mucho como me gustaría pero~ sjsj aquí les dejo un dibujo que realicé hace unos meses atras~ me ayudó a desahogar y sacar mi frustración atraves de un dibujo y.. debo admitir que nunca me esperé este resultado.. sjsj espero les guste!~ suelo estar más activa en mi INSTAGRAM por si les interesa~ bueno~ por ahora jsj les deseo unas muy buenas noches!~ Descansen Bien!~ jssj~ >W< 🌹✨💜
La pedofilia también puede verse así (en muchísimos casos así empieza). El abuso de menores también se puede ver así.
Nunca somos “muy maduras para nuestra edad”.
Maravillosas ilustraciones de: @guadascribbles en Instagram
Si tu gato te ha dejado algún "regalito", como un ratón o un ave, no te preocupes; es su instinto asesino aflorando. Un estudio reveló que los gatos son los animales que más cazan y son responsables del 25% de las extinciones. Conoce el estudio aquí👇
En un mundo donde la atracción se presenta en diversas formas, existe una dualidad intrigante. Peligrosa es aquella persona que seduce con su cuerpo, despiertando pasiones intensas pero efímeras. Sin embargo, más allá de la apariencia física, emerge una figura aún más temible: la que cautiva con su mente.
La seducción mental es un arma poderosa, capaz de penetrar en lo más profundo de nuestra psique. Esta persona letal teje redes invisibles, manipula emociones y controla voluntades con sutileza y astucia. Sus palabras se convierten en susurros hipnóticos, sus ideas en veneno que se filtra en nuestras mentes desprevenidas.
Mientras que la atracción física puede cautivarnos momentáneamente, es la seducción mental la que nos deja cautivos en un laberinto de pensamientos. Nos sumergimos en un juego peligroso, donde los sentimientos se mezclan con la confusión y la razón se nubla ante el encanto maquiavélico.
La persona que seduce con el cuerpo puede satisfacer nuestros deseos superficiales, pero la que lo hace con la mente puede moldear nuestra percepción del mundo. Sus intenciones pueden ser enigmáticas y sus motivaciones ocultas. Nos enfrentamos a un enemigo invisible que se adentra en nuestro ser, explorando nuestras vulnerabilidades y manipulando nuestras decisiones.
la apariencia puede desvanecerse con el tiempo, pero las cicatrices mentales perduran. La verdadera peligrosidad radica en aquellos que dominan el arte de la seducción mental, aquellos que nos hacen creer que somos libres cuando, en realidad, estamos atrapados en su telaraña.