Parte III (Verano)
PARTE III
Verano
Yoongi se puso de puntillas y estiró su mano lo más alto que pudo pero aún así no fue suficiente para alcanzar las malditas manzanas. Intentó saltar, pero con poco resultado. Solo quería comer una manzana, ¿era mucho pedir?
Sus dedos casi, casi tocaron la fruta cuando los brazos de alguien lo tomaron por la cintura y sus pies se levantaron del suelo. Las manzanas de pronto están frente a sus ojos.
—Qué mierda.
—Solo tómalas— la voz de Jungkook sonaba amortiguada y venía de algún atrás de su espalda— No estoy muy cómodo ahora.
Yoongi hizo lo que le pidió. Jungkook lo dejó en el suelo gentilmente con la mayor sonrisa en su cara.
Yoongi podía decir que Jungkook era muchas cosas, pero predecible no era una de ellas. Iba y venía como le complacía. A veces aparecía dos veces en el día o desaparecía una semana entera. Se iba hasta que Yoongi escuchaba las piedras golpear las paredes de su casa. Se había acostumbrado a escuchar el silbido de Jungkook en vez del timbre.
—¿Qué diablos estás haciendo?
—¿Ayudando a un vecino? ¿Siendo un chico decente? ¿Acabar con mi miseria? Honestamente, era triste de mirar— Jungkook escondió una risa, no con mucho éxito, y Yoongi frunció el ceño — ¿De pronto te olvidaste de todas las cosas mágicas que puedes hacer?
—No lo olvidé—a veces Yoongi extrañaba al Jungkook tímido. El Jungkook tímido no era un malcriado. —Estaba por usarla, en realidad, pero apareciste de la nada.
—Fue divertido el primer minuto.
Yoongi suspiró y aunque no sabía si Jungkook se la merecía, le lanzó una manzana. Jungkook la atrapó sin problemas y la limpió en su camisa. Estaba a punto de morderla cuando titubeó y se detuvo, con los labios presionados en la cáscara roja. Miró a Yoongi y entrecerró los ojos.
—Espera. No me dormiré y seré encontrado por siete enanos, ¿cierto? No quiero esperar a que un tipo en un caballo blanco me bese.
—De verdad te encanta ofenderme con tus referencias, ¿cierto? Además, ella era la persona más linda en el mundo. No te halagues a ti mismo.
Algo en la sonrisa de Jungkook, quizás la confidencia en que mordía su labio inferior antes de sonreír, hizo que su corazón saltara en su pecho. Sin embargo, sabía mejor que eso, así que lo ignoró inmediatamente antes de que pudiera pensar mucho sobre ello.
—Uh huh, sigue pensando así. De todas formas, la próxima vez que necesites ayuda puedes subirte a mis hombros.
Jungkook se alejó y Yoongi escuchó el sonido de la manzana crujiendo bajo sus dientes. Se quedó ahí, confundido y un tanto molesto.
Qué mierda…
***
El humo de su cigarro se fue hacia arriba, y giró perezosamente antes de desaparecer bajo el techo. Yoongi dejó que su cabeza cayera contra las almohadas e inhaló lo suficientemente profundo para sentir el humo llenando sus pulmones.
Estaba demasiado caliente. Su camisa se pegaba de forma incómoda a su piel ardiente. Podía sentir las gotas de sudor recorrer su cuello hasta desaparecer bajo sus clavículas. Pasó su mano por su cabello para sentir que ya estaba húmedo y quitó los mechones de cabello de su frente con un suspiro.
Permitió que sus párpados pesados se cerraron mientras estiraba sus brazos sobre su cabeza y se arqueaba como un gato, un pequeño gemido se escapó de su boca. Sus extremidades se sentían pesadas y sus músculos dolían.
La madera crujió, y Yoongi apenas abrió sus ojos para ver a Jungkook. Estaba de pie en el marco de la puerta, inmóvil, mirando a Yoongi, sin darse cuenta de que Yoongi lo miraba de vuelta.
—Hey.
Jungkook se sorprendió al escuchar la voz de Yoongi. Miró a otro lado rápidamente y tragó saliva —No sabía que fumabas—dijo finalmente, pero su voz sonaba apagada. Se aclaró la garganta y lo intentó de nuevo, esta vez sonando más como él— Eso no es muy bueno para tu salud.
Yoongi se rió silenciosamente. Se sentó y aplastó el cigarro en el cenicero. —Solo lo hago de vez en cuando. Además, no es esa mierda del pueblo. Los hago yo mismo.
Pudo sentir como una manga de su camisa se deslizaba por su hombro mientras se paraba pero estaba demasiado cansado para que le importara —Que bueno que estás aquí. Tengo algo para ti.
Cuando Yoongi volvió, estaba sosteniendo un colgante. Era una pequeña botella hecha de vidrio delgado con una tapa decorada con pequeñas hojas plateadas que colgaban de una cadena. Debido al líquido del interior, podían verse destellos en los rayos del sol poniente que brillaba a través de la ventana.
—Debí dártelo antes. Pero la poción se demora demasiado en prepararse —estiró su mano— toma. Para tus heridas cuando no estoy cerca. No es tan increíble como yo, por supuesto, pero debería bastar para cosas menores.
Jungkook lo tomó de sus manos, sin palabras. Lo miró tanto tiempo que Yoongi sintió su confianza caer con cada segundo que pasaba.
—Se ve pequeño pero la poción no se acabará tan rápido. El vidrio es difícil de romper, también, así que no debes preocuparte por eso.
Jungkook mantuvo su cabeza tan abajo que Yoongi no podía ver su expresión. Sus dedos seguían dando vuelta la botella pero aún no decía nada.
—No tienes que usarla si no quieres. Solo mantenla cerca.
—No— Jungkook respondió tan rápido que tomó a Yoongi desprevenido. Puso el colgante alrededor de su cuello y escondió la botella debajo de su camisa, para que estuviera presionado contra su pecho — Yo, uh…lo usaré.
Tuvo dificultad para mirar los ojos de Yoongi, pero cuando finalmente lo hizo, Yoongi vio todo lo que Jungkook no podía decir reflejados en ellos.
Yoongi tomó la cadena plateada y delgada que estaba alrededor del cuello de Jungkook y la arregló con su dedo, en un lugar donde se enredó.
—Gracias— dice el pequeño asentimiento de la cabeza de Jungkook.
—De nada— responde el roce del dedo de Yoongi contra su cuello.
***
Sus caminatas se estaban volviendo más largas. Habían días, como este, en donde aún estaban en el bosque después de que el sol se ponía, y la luz cálida y dorada daba paso a la oscuridad. Yoongi no sabía exactamente como treinta minutos se convirtieron en tres horas. A veces ni siquiera notaba lo tarde que era, hasta que veía las primeras estrellas brillar en el cielo.
Jungkook caminaba a su lado, lo suficientemente cerca para que su brazo rozara el de Yoongi de vez en cuando. Yoongi notó que se volvía más atento con cada minuto que los acercaba más a la oscuridad. No estaba tenso aún, pero era como si la noche lo obligaba a enfocarse más en lo que estaba a su alrededor.
El sonido de sus pasos se vio ahogado por las hojas y el sonido rítmico de las grillos. Entonces, entre el zumbido del viento, Yoongi escuchó un aullido. Era largo, y se escuchaba casi solitario antes de que rápidamente se le uniera otro.
—¿Alguien te llama?
—Seokjin y Tae. Se sienten solos fácilmente —dijo Jungkook con un suspiro.
—¿No tienes que irte? Quizás es algo importante.
—¿Y dejarte aquí para que te pierdas? —resopló Jungkook— ¿Cómo sobrevivirías con esa vista de mierda que tienes?
—Solo porque carezco de tus poderes de lobo no significa que soy indefenso en la oscuridad.
Yoongi sintió calidez alrededor de su mano y pronto, los dedos de Jungkook se entrelazaron con los suyos.
Las manos de Jungkook, sus brazos, ese lugar entre sus hombros y su cuello, su piel en general. Siempre sentía calidez cuando la tocaba. Casi como si su cuerpo estuviera tres grados más caliente que el resto de la gente.
Por un segundo, Yoongi no supo qué hacer pero no sacó su mano. Finalmente, cerró sus dedos lentamente, dándose cuenta que sus manos encajaban juntas perfectamente.
—Sin embargo, sigo siendo mejor que tú—dijo Jungkook.
No lo miró, pues de pronto estaba muy interesado en las luciérnagas que estaban a su alrededor. Tampoco habló mucho en el camino de vuelta y Yoongi no estaba seguro si debía ser quien rompiera el silencio. Después de un rato, su curiosidad ganó, después de todo.
—Nunca había visto a ninguno de ustedes antes de que aparecieras. Solo escuchado.
—Nos gusta la privacidad—dijo Jungkook, quien por fin levantó su cabeza y sonrió— y no nos gustan los extraños demasiado.
—¿Así que soy una excepción?
—Quizá—Yoongi sintió como el agarre de Jungkook se volvió más apretado— además, dejaste de ser un extraño hace mucho tiempo.
***
Fue solo un corte pequeño y superficial en el brazo de Jungkook, como muchos otros que Yoongi había sanado antes. Aún así, cuando terminó y la piel sanó bajo sus dedos, se sintió débil. Intentó ponerse de pie, pero la habitación giró a su alrededor tan fuerte, que tuvo que sentarse de nuevo. Cerró sus ojos pero no hizo nada para quitarle el mareo.
—¿Estás bien?—preguntó Jungkook, preocupado.
Yoongi intentó tragar, pero de pronto su boca estaba seca. Sus dedos comenzaron a temblar.
—Sí—se apoyó contra el sofá y suspiró fuertemente. Cálmate, maldita sea. —Solo estoy viejo.
—Tienes 28.
—Exacto.
El fuerte sentimiento lo abrumó, desde sus hombros tensos hasta la punta de sus dedos temblorosos. Sus músculos ardían con un cansancio que no tenía derecho a sentir. Demasiado cansado para forzar a sus ojos abrirse, dejó que sus párpados se cerraran mientras se acostaba de espaldas con su cabeza en el regazo de Jungkook.
—Um…—escuchó Yoongi.
Aclaró su garganta, pretendiendo que haría su voz sonaba normal— Es hora de la siesta y desafortunadamente estás en mi camino.
Sintió a Jungkook moverse bajo él, como si estuviera listo para ponerse de pie — Me iré si estás cansado.
—Quédate— había un indicio de necesidad en su voz pero Yoongi culpó a la fatiga. Se aseguró de mantener su voz baja cuando añadió— Eres una buena almohada.
Todo estaba borroso cuando Yoongi se despertó. Le tomó un momento darse cuenta que era debido a que no tenía sus lentes puestos. Le tomó otro momento para entender que Jungkook debió haberlos quitado. La cosa cálida que sentía bajo su clavícula resultó ser la mano de Jungkook, y cuando levantó su cabeza, notó que Jungkook estaba dormido.
Después de un momento de duda, Yoongi cuidadosamente se dio vuelta, así su nariz estaba solo a centímetros del estómago de Jungkook. La mano de Jungkook se deslizó
de Yoongi en el proceso, pero antes de que pudiera cerrar los ojos, la sintió de nuevo, descansando en la parte trasera de su cuerpo. Yoongi no quería revisar si Jungkook había despertado. Quizás aún estaba dormido y ni siquiera sabía que sus dedos seguían jugando con las puntas del cabello de Yoongi.
No le tomó mucho para volver a dormirse, arrullado por el tranquilo respirar de Jungkook.
***
Las primeras conversaciones incómodas habían sido olvidadas hace mucho y el tiempo que pasaban juntos incluía más conversación ahora. Desde los temas más triviales (los clientes de mierda de Jungkook, Yoongi incendiando la cocina por culpa de un hechizo mal hecho, un perro bonito que Jungkook vio en el pueblo) a más serios. Era agradable ver a Jungkook abrirse más. Y era agradable tener a alguien en quién confiar. Jungkook lo hacía más fácil, de alguna manera. No siempre necesitaban llenar el espacio entre ellos con palabras. A veces solo estar en la presencia del otro era suficiente.
Sintió la mano de Jungkook tomando la suya. La miró con curiosidad y Yoongi levantó sus cejas en una pregunta silenciosa.
—No imaginé que las mano de brujo serían como las tuyas.
Yoongi bufó. —¿Qué mierda se supone que significa eso?
—No sé—Jungkook miró todos sus dedos, tocó todos sus tatuajes y giró la mano de Yoongi en la suya—Esperaba algo más arrugado. Y con uñas largas.
—¿Para poder revisar si los niños en mi casa de jengibre están listos para ser comidos?— Yoongi se rió— no tienes remedio.
—No dije eso.
Jungkook no soltó su mano. En vez de eso, junto sus manos para ver cuál era más grande (Yoongi ganó, pero Jungkook no lo mencionó) y luego entrelazó sus dedos y descansó sus manos tomados en su rodilla sin decir nada. No miró a Yoongi, tampoco, eligiendo mirar a la distancia.
Yoongi no lo detuvo, lo que sea que esto fuese. Sintió como si debiera decir algo, preguntar qué es lo que estaba pasando exactamente pero todas las palabras murieron en su garganta.
El pulgar de Jungkook acarició el suyo. Yoongi tomó su mano más fuerte. Decidió que no le importaba no saber por ahora.
Entonces escuchó un gruñido. Sonó fuerte a pesar de lo lejos que estaba el lobo. Se sentó y observó, grande y orgulloso, con su pelaje plateado brillando en los últimos rayos del sol.
—Oh, Tae está aquí—Jungkook apretó la mano de Yoongi una última vez antes de soltarla— Debo irme.
Yoongi miró al lobo y le sonrió educadamente, pero solo hizo que el lobo arrugara su nariz y mostrara sus dientes. Incluso desde el lugar donde estaba podía ver sus colmillos filosos. —¿No se supone que es el amistoso?
—Lo es—Jungkook sonrió— Pero no dije que era fácil ganarse su confianza, ¿cierto?
Cuando Jungkook estuvo al lado de Taehyung, acarició su cabeza hasta que su expresión se volvió más relajada. Desde lejos pudo escuchar su voz.
—Está bien. Sabes que Yoongi es un amigo.
Yoongi miró su mano. Se sentía fría ahora, vacía y de alguna forma no como se supone debería sentirse.
Un amigo. La voz de Jungkook retumbó en su cabeza. El amigo Yoongi.
***
La brisa suave revolvió el cabello de Yoongi mientras balanceaba perezosamente sus pies dentro del agua fría del arroyo.
—Vi a tu novio lobo ayer.
Los ojos de Jimin brillaban casi tanto como el agua que relucía a su alrededor. Estaba enfocado en la mariposa que decidió descansar en su dedo pero aún había una sonrisa en su cara que Yoongi conocía muy bien. Y nunca significaba nada bueno.
—Su nombre es Jungkook—dijo Yoongi, mirando las piedras coloridas que estaban en el arroyo— Y no es mi novio.
—Vino a tomar un baño—Jimin, aparentemente no satisfecho con la reacción de su noticia, movió sus cejas y añadió— Desnudo.
—Creo que así es como la gente usualmente se baña. Sin su ropa.
Jimin continuó, ignorando completamente el sarcasmo en la voz de Yoongi— trajo a un amigo, también.
—¿El que te gusta?
Si Jimin pudiera sonrojarse, sus mejillas estarían teñidas con un lindo rosado. Pero ya que no podía, solo hizo un sonido ofendido y se sumergió más en el agua.
—Solo creo que es lindo. Eso es todo.
—Así que…¿te gusta? —molestó Yoongi— Hablale. Jungkook dice que es amigable.
Jimin se sumergió lo suficiente para que el agua cubriera su boca, y murmuró a través de las burbujas —pero soy tímido.
—Estoy seguro que le gustarias.
Jimin se rió dulcemente, empujando la rodilla de Yoongi. —No sabía que de pronto eras un experto.
Después de un momento, se calló. Su expresión se oscureció y sus ojos se volvieron más serios, perdiendo el brillo juguetón. Mordió sus labios, dudoso, antes de decidir hablar.
—Tiene muchas cicatrices— Yoongi asintió— ¿lo curas a menudo?
—De vez en cuando.
—Yoongi— odiaba la mezcla de preocupación y regaño en la voz de Jimin. Lo que odiaba aún más fue que funcionó y logró hacerle sentir que hizo algo mal— Espero que sepas lo que haces.
Yoongi recordó la calidez de la mano de Jungkook sosteniendo la suya y el sentimiento que tenía cuando los dedos de Jungkook jugaban con su pelo antes de dormirse.
—Claro que lo sé.
***
Jungkook caminaba un poco más adelante que él, sus manos se balanceaban al lado de su cuerpo y su cabeza miraba hacia arriba, observando las pequeñas partes de cielo que se dejaban ver entre las ramas de los árboles. Su piel ya se estaba bronceando más por las horas que pasaba afuera, siempre yendo a algún lugar, siempre corriendo. La gentil línea de su espalda se movía con cada movimiento de sus brazos. Cada vez que caminaba bajo un rayo de luz solar, su cabello negro y corto brillaba. Yoongi se preguntó cómo se sentiría pasar su mano a través de él.
Jungkook se dio vuelta y sus ojos se encontraron por un segundo antes de que Yoongi mirara a otro lado.
—¿Estás pensando en algo? —preguntó Jungkook. Caminaba de espaldas ahora, sus manos estaban escondidas en los bolsillos de sus pantalones, y daba pasos ligeros y saltones en el camino estrecho.
—¿Por qué preguntas?
—No sé—Jungkook se encogió de hombros y la curva de sus labios se elevaron en una sonrisa gentil—estás callado hoy.
—Solo tengo sueño.
Jungkook se rió y todo pareció ser más dulce que antes, de alguna manera. Sus pequeñas arrugas en sus ojos, sus mejillas con ese hoyuelo que solo aparecía cuando sonreía lo suficientemente amplio, e incluso su nariz quemada por el sol arrugandose —siempre tienes sueño.
Yoongi metió sus manos más profundo dentro de sus bolsillos y las apretó. Apartó su mirada de la cara de Jungkook, esperando que ese sentimiento de necesidad desapareciera antes de que se asentara en su corazón— Es cierto.
—¿Estás seguro de que estás bien? —preguntó Jungkook.
Yoongi deseó poder dejar de escuchar el indicio de preocupación en la voz de Jungkook. Hacer algo para que no sonara tan cálido en sus oídos. Miró las cejas fruncidas con preocupación y los ojos interrogantes. Miró el labio inferior que Yoongi quería sentir contra los suyos.
—Estoy seguro.
***
La mano de Jungkook siguió el largo de su espina mientras Yoongi presionaba besos en la garganta de Jungkook, desde sus clavículas hasta la línea de su mandíbula. Jungkook tembló bajo él, se retorció cuando Yoongi cerró sus dientes alrededor de su lóbulo. Sus manos se posaron en el cabello de Yoongi y se cerraron ahí, su aliento caliente contra el costado de la cara de Yoongi y entonces, Yoongi despertó.
Miró el techo, sintiendo cómo la calidez del cuerpo de Jungkook, la piel suave bajo los dedos de Yoongi y la presión suave de sus labios en la sien de Yoongi se disolvian uno a uno, dejándolo solo y vacío.
Presionó su cara contra la almohada tan fuerte que era difícil respirar.
Mierda.
***
En algún punto, Jungkook hizo una promesa silenciosa, un poco innecesaria, pero dulce, de encaminar a Yoongi a su casa cada vez que tenía la oportunidad.
Yoongi se paró frente a su puerta y su mano estaba por tomar la perilla de la puerta cuando vaciló. Sabe bien qué debería hacer. Debería tomar los últimos pasos, entrar a su casa y cerrar la puerta. No pararse frente a la entrada, pensando en las cosas que quiere hacer.
Tuvo la leve sensación de que Jungkook estaba mirándolo antes de darse vuelta. “¿Quieres entrar?” sintió las palabras en la punta de su lengua. Pero antes de que puedan encontrar la forma de salir de su boca las detuvo, demasiado temeroso con el significado que las palabras pudieran llevar.
—Es tarde, Jungkook. Ve a casa—dijo en su lugar.
Jungkook subió un escalón de las escaleras de la entrada. Era raro para Yoongi tener que mirarlo hacia abajo en vez de arriba.
—No me digas que te preocupas por mí— dijo, con una sonrisa presumida. Subió otro escalón y su altura era la misma ahora, sus ojos estaban frente a los de Yoongi, sus labios frente a los labios de Yoongi.
—¿Juzgando por todas las veces que tuve que salvar tu trasero? Sí, un poco.
Todo lo que Yoongi tendría que hacer era inclinarse. Cerrar aquella pequeña distancia entre ellos para sentir los labios de Jungkook contra los suyos y finalmente satisfacer ese deseo que lo estaba consumiendo hace meses. Moverse hacia adelante. Eso sería todo.
Pero no lo hizo. Se quedó donde estaba, mirando la cara de Jungkook, buscando por algo, cualquier cosa, que le diera la certeza de lo que estaba buscando.
Duró solo unos segundos, pero de todas maneras notó los ojos de Jungkook bajando a la boca de Yoongi. Yoongi mordió su labio entonces, sin darse cuenta por completo lo que estaba haciendo. Sin aceptar esa chispa de esperanza que brilló en algún lugar dentro de él.
Jungkook tomó aire y Yoongi esperó, pero ninguna palabra salió de su boca. En vez de eso, miró hacia abajo y sacudió su cabeza ligeramente, como si se hubiera dado cuenta de fuese lo que fuese a decir, podía esperar. O quizás no era tan importante en primer lugar.
—Buenas noches—dijo finalmente Jungkook, mientras comenzaba a caminar lejos.
—Buenas—respondió Yoongi, sintiendo como su esperanza se iba, hasta que no quedó nada más.
***
Después de aquella tarde, Jungkook desapareció. No apareció al frente de la casa de Yoongi, no entró justo cuando Yoongi estaba a mitad de un hechizo muy importante que no podía arruinar, y ni siquiera se paseó cerca de su casa. Yoongi se decía a sí mismo que no lo extrañaba todos los días y a veces incluso se lo creía. Hasta que un día, después de dos semanas de silencio, escuchó un golpe en su puerta que hizo que todo su cuerpo se estremecería con la emoción que no podía contener.
Cuando Yoongi abrió la puerta, encontró a Jungkook parado frente a él, pero había algo raro en Jungkook. Mordía su labio, un hábito que Yoongi sabía que significaba nerviosismo, una acción que no hacía a menudo. Y estaba sosteniendo algo. Un pequeño ramo hecho de flores silvestres que crecían en el campo no muy lejos de la casa de Yoongi. Entrecerró sus ojos.
Raro.
—Golpeaste la puerta. Eso es nuevo— dijo. Retrocedió para que Jungkook pudiera entrar pero no parecía querer moverse. En vez de eso, estiró su brazo y sostuvo las flores a unos centímetros de Yoongi.
—Toma.
—Uh…¿gracias?— tomó las flores y a pesar de que habían cinco tipos de flores distintas se veían muy bien juntas—¿para qué es esto?
—Solo estaba pasando por aquí y pensé que quizás las necesitas? Quiero decir, para una poción o algo? O, bueno, quizás puedes hacer algo con ellas, como secarlas o quemarlas y-
Yoongi mordió su labio para esconder su risa. En serio, justo cuando pensó que Jungkook no podía ser más adorable—¿qué tal si las pongo en un florero?
—O puedes hacer eso, también. Sí.
Se quedaron de pie ahí, más bien incómodos, hasta que Jungkook carraspeó y dijo,
—Alguien me dijo que hoy es noche de estrellas fugaces.
—¿Fue ese alguien Namjoon?
Jungkook se rió pero de una forma tan nerviosa que Yoongi se preocupó un poco. ¿Por qué estaba tan raro de pronto?
—Sí. Sabe de cosas como estas. —hizo un movimiento con su pie como si estuviera golpeando una piedra que ni siquiera estaba ahí y continuó— ¿Quieres ir y ver conmigo?
Ahora que Yoongi pensaba sobre ello, el cabello de Jungkook se veía demasiado arreglado. Como si lo hubiera peinado en vez de dejar que el viento se encargara. Incluso estaba usando pantalones que no tenían hoyos. A Yoongi realmente no le importaban los que tenían hoyos. La realización lentamente golpeó a Yoongi y su corazón saltó tan rápido que lo sintió en su garganta.
Oh.
—¿Estás invitandome a una cita?
Las mejillas de Jungkook se sonrojaron aún más, como si la palabra “cita” dicha en voz alta le hubiera hecho darse cuenta de lo que estaba haciendo. Sin embargo, hizo lo mejor que pudo para mantener su voz confiada.
—¿Sería un problema si lo estuviera haciendo?
—Depende—todo dentro de Yoongi seguía revoloteando pero no se permitió mostrarlo. Se apoyó contra el marco de la puerta y jugó con el pétalo de una amapola con una sonrisa astuta—¿Tengo que vestirme bien?
Las esquinas de los labios de Jungkook se contrajeron en una sonrisa pero luchó por no mostrarla— ¿Considerando que estaremos en el medio del bosque en la noche? Creo que un conjunto casual será más que suficiente.
—Entonces no tengo problema.
Parecía que un peso había desaparecido de los hombros de Jungkook y toda su cara se iluminó con una sonrisa —Estaré aquí después de la puesta de sol, entonces.
Yoongi cerró la puerta y se paró en la entrada por unos cinco minutos. Seguía mirando las flores y solo cuando sus mejillas comenzaron a doler se dio cuenta de que había estado sonriendo todo ese rato.
—¿Ves algo?
Jungkook estaba a su lado en el césped, lo suficientemente cerca para sentir su calor. Sus ojos estaban enfocados en el cielo con estrellas brillantes esparcidas por todos lados. Esperando.
—No.
Jungkook se quejó, impaciente. —¿Tanto se demora normalmente?
—¿Qué, es tu primera vez mirando las estrellas? —se rió Yoongi.
—Sí—Yoongi sintió a Jungkook encogerse de hombros— quiero decir…veo las estrellas, obviamente. Pero nunca me concentré tanto tiempo en ellas.
—Bueno, toma su tiempo.
Yoongi sabía que la mano de Jungkook estaba solo a centímetros de la suya pero se contuvo. Al menos por ahora. Se quedaron en silencio y era un tipo de silencio agradable. Pero en un lugar bajo de él Yoongi sentía que ambos estaban esperando algo más que estrellas fugaces. Incluso si ninguno de los dos lo admitía.
—Aterrador, ¿cierto? —dijo Jungkook después de un rato.
—¿Qué?
—Solo…lo grande que es todo. Y lo pequeño que te hace sentir.
—Siempre pensé que era reconfortante. Muy aterrador, sí. Pero reconfortante.
Jungkook giró su cabeza y Yoongi sintió sus ojos sobre los de él, como si estuviera esperando por una explicación mejor. Yoongi no estaba seguro de poder darle una, pero lo intentó de todas maneras.
—Es algo como…si todo allá fuera es tan grande y nosotros somos pequeño polvo flotando alrededor entonces las cosas de las que te preocupas tanto no valen realmente la pena—Yoongi escuchó la pequeña risa de Jungkook y sintió como sus mejillas se calentaban. Hizo un puchero— Estoy intentando ser profundo y tu te ríes de mí.
Jungkook logró parar pero aún así seguía sonriendo y su voz lo delataba— Acabas de sonar como Namjoon por un segundo. Se pone muy filosófico a veces. —sus ojos se enfocaron en las estrellas nuevamente y después de un momento, añadió— Me gustaría que los conocieras algún día. Les agradarás. Probablemente ya lo hagas, ya que hablo tanto sobre ti.
—¿Hablas sobre mí?
—Duh.
Yoongi hizo un sonido ofendido pero solo hizo reír a Jungkook. Tomó un respiro profundo y lo dejó salir lentamente, sintiendo como su cuerpo se llenaba de paz— Me gustaría eso, también. Algún día.
Su mano se acercó más, tan cerca que su meñique ya tocaba la mano de Jungkook, pero en ese momento Jungkook se sentó rápidamente. Jadeó y apuntó con su dedo al lugar donde una línea brillante alumbró el cielo oscuro y luego desapareció.
—¡Mira! —sus ojos se abrieron con asombro— ¡Pide un deseo!
Yoongi se sentó lentamente cuando otra estrella cayó a través del cielo, acompañada con un sonido alegre de Jungkook.
—Sé algunas cosas sobre magia y estoy seguro de que no funciona de es-
Jungkook lo besó y por un segundo todo el mundo se detuvo. El bosque, todos sus sonidos, el cielo arriba de sus cabezas y el césped bajo las palmas de Jungkook. Todo se redujo al sentimiento de calidez y suavidad presionado en los labios de Yoongi. Ni siquiera tuvo tiempo de cerrar sus ojos antes de que Jungkook retrocediera. Se miraron uno al otro por un momento, sin palabras. Yoongi pestañeó unas cuantas veces como si de alguna manera pudiera hacer que el tiempo siguiera. Vio la duda en los ojos de Jungkook y como su pecho se movía con respiraciones rápidas.
—¿Deseaste besarme? —Yoongi lamió sus labios como si aún pudiera saborear a Jungkook pero en realidad, no sabía a nada— No necesitas un deseo mágico para eso, ¿sabías?
Jungkook se inclinó de nuevo, esta vez besándolo con más confianza. Yoongi cerró sus ojos, estiró su mano para tocar la mejilla de Jungkook y luego su cuello mientras lo besaba de vuelta, sintiendo los labios de Jungkook moverse mientras sonreía.
—No—dijo Jungkook después de separarse. No había duda en sus ojos, no como antes. En vez de eso, brillaban tanto que Yoongi olvidó las estrellas a su alrededor.
—Deseé que te callaras por un segundo.
El corazón de Yoongi se aceleró en su pecho, tan rápido que casi era difícil respirar. Sentía demasiado, todo a la vez, y su cuerpo ya no era suficiente para aguantarlo. Se rió, una vez, luego dos, hasta que todos sus sentimientos encontraron la manera de salir en su risa. Así que se rió, hasta que aparecieron lágrimas en sus ojos. Y cuando terminó, por fin se sintió en calma, a pesar del constante revoloteo que sentía en su estómago.
Besó a Jungkook otra vez porque ahora, que ya sabía sobre sus sentimientos, era mucho más difícil contenerse. Sintió la mano de Jungkook sostener su mejilla y era demasiado gentil, demasiado indeciso, como si aún no supiera que podía hacerlo. Yoongi quería hacerle saber que estaba bien. Que quería mucho más que eso. Atrajo a Jungkook más cerca de él hasta que lo sintió relajarse bajo el toque de Yoongi.
Yoongi retrocedió, reclutante y tomó la mano de Jungkook y entrelazó sus dedos.
—Sabes que son meteoritos, ¿cierto?
***
—¡Voy a matarte! —Yoongi gritó a través del fuerte sonido del aguacero. Ya podía sentir la distancia que habían corrido, sus músculos ardían y su pecho se sentía pesado con las respiraciones rápidas.
—¡Menos charla! —gritó Jungkook de vuelta, tirando más fuerte la mano de Yoongi e instando para que corriera más fuerte— ¡corre más!
Yoongi debió saber que terminaría así. Durante todo el día, desde temprano en la mañana, el aire había estado pesado con la amenaza de una tormenta cerca. Parecía que todo en el bosque; animales, árboles, incluso el viento, se quedaron quietos y callados, anticipando lo que estaba por llegar.
Las gotas de lluvia se volvían más y más grandes, al punto en que dolían cuando golpeaban la piel de Yoongi. En el aire chispeante ni siquiera sentía el frió en su ropa empapada, solo la incómoda adherencia de ella. En algún lugar, escuchó el rugido de un trueno, como si hubiera estado siguiendolos. Pozas enormes inundaban el camino y salpicaba bajo sus pies cuando finalmente llegaron a la entrada de la casa de Yoongi.
Dentro, Yoongi descansó su espalda contra la puerta cerrada. Dejó su cabeza caer hacia atrás mientras luchaba por recuperar el aliento. Intentó calmarse, pero sus pulmones no hacían caso, obligándolo a tomar otro respiro débil. Cerró sus ojos y sintió la sangre corriendo a través de sus venas a su corazón tan acelerado que podía escucharlo en sus oídos. Su pelo mojado se pegó a su frente y pequeñas gotas caían a su mejilla y cuello, frías y cosquilleante.
A través del ruidoso sonido de las gotas contra la ventana, escuchó la respiración de Jungkook, casi tan pesada como la suya. Sintió como se acercaba más, hasta que solo habían centímetros separándolos. Entonces, Yoongi abrió sus ojos y observó las mejillas sonrojadas de Jungkook, su cabello peinado hacia atrás y el contorno de su cuerpo bajo la camisa mojada. Jungkook quitó los mechones de cabello mojado de sus ojos, y movió su mano para dejarla en su cuello. Todo el cuerpo de Yoongi se llenó de anticipación.
Jungkook lo miró por unos segundos antes de inclinarse y besar la mejilla de Yoongi, y luego el contorno de su boca. Pero justo cuando los labios de Jungkook finalmente tocaron los suyos y su lengua se abrió paso por la boca abierta de Yoongi, la realización de lo mucho que deseaba a Jungkook lo golpeó de pronto.
Así que cuando Jungkook retrocedió, Yoongi tomó su cabello y lo acercó para volver a besarlo y no se detuvo hasta que ambos se quedaron sin aire. Tiró de la camisa de Jungkook para traerlo más cerca y tembló cuando Jungkook lo sostuvo más fuerte contra la puerta.
Las manos de Jungkook aún temblaban contra la piel de Yoongi pero con cada beso depositado en el cuello de Yoongi, su confianza crecía. Tomó el cuello de su camisa, y movió la tela para poder besar más abajo, hasta llegar a los tatuajes que estaban bajo las clavículas de Yoongi. Sus dientes rozaron la piel ahí e incluso si fue de forma gentil, se quedó sin aliento.
—Espera—se las arregló para decir Yoongi— No muerdes, ¿cierto?
Los labios de Jungkook formaron una sonrisa contra el cuello de Yoongi.
—Solo si me lo pides amablemente.
Que estúpido.
Tiró de la camisa, levantandola un poco. —Probablemente deberías sacarla. No quiero que te enfermes de nuevo.
Estúpido. Estúpido. Estúpido.
Era estúpido que Yoongi no pudiera parar de sonreír incluso cuando Jungkook intentó besarlo. Era estúpido como sus dientes chocaron con los del otro y era estúpido que cuando Jungkook riera, Yoongi sintiera como si su corazón fue a estallar.
Era estúpido lo completamente enamorado que estaba Yoongi.
***
Los dedos de Jungkook trazaron las líneas de su tatuaje, siguiendo lentamente cada parte de la tinta en la piel de Yoongi. Dibujó suavemente ondas en su omóplato, bajando justo al lado de la columna de Yoongi.
—Pensé que ya los habías mirado lo suficiente—murmuró Yoongi.
La mano de Jungkook subió, subió, subió hasta rozar el cabello de su nuca, provocando escalofríos a Yoongi. Su toque se volvió más suave cuando rozó una marca que su boca había dejado en el hombro de Yoongi.
—¿Toda la gente que sanas se siente de esta manera?— finalmente preguntó Jungkook en un susurro.
—¿Qué?
El toque de Jungkook se mantuvo igual, dibujando en la piel de Yoongi con su dedo. Suave y sin cambiar. —¿Tu magia acerca a la gente hacia ti?
Decepción se sitúo en el corazón de Yoongi, pero se forzó a no mostrarlo en su voz, manteniéndola casi desinteresada mientras hablaba —La magia no te fuerza a quedarte conmigo, si eso es lo que temes.
—Hmm—murmuró Jungkook mientras sus dedos presionaban cada costilla de Yoongi, contandolas, hasta que su mano se movió a su cintura y se quedó ahí, cálida y tranquilizante. —Entonces es porque me gustas demasiado.
Las sábanas se movieron cuando Jungkook se movió y el aliento cálido de Jungkook rozó la parte trasera del cuello de Yoongi antes de que sintiera la presión de unos labios suaves. Yoongi no pudo evitar sonreír cuando sintió una ola de alivio. —Bien. Porque me gustas mucho también.
Yoongi escuchó la respiración de Jungkook, ese ritmo constante y calmado al que ya se había acostumbrado.
—Es que- —Jungkook comenzó a decir después de un rato— incluso antes de que comenzaras a gustarme había algo que me empujaba hacia a ti. Podía correr por horas pero al final siempre terminaba en tu casa.
Otra pausa. Un poco más larga esta vez.
—¿Te sentías así también?
—No—respondió Yoongi y sintió como Jungkook dejó de respirar detrás de él—No exactamente.
Se giró para ver que Jungkook lo miraba de vuelta. Estiró su mano para acariciar su cara, desde la pequeña cicatriz que estaba en sus cejas, sus ojos confusos, hasta sus mejillas sonrojadas, sus labios fruncidos con preocupación, y la sangre que pasaba en su cuello. Se preguntó a sí mismo, y buscó las palabras para describir ese anhelo que sintió aquella noche que lo conoció.
—Era más como que sabía que aparecerias de nuevo después de esa noche.
Se acercó más y enterró su cara en el cuello de Jungkook, respiró la esencia de su piel después de un día soleado; pinos verdes y Jungkook. Simplemente Jungkook.
—Y a veces no podía esperar hasta que finalmente lo hiciste.
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