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#mujerona
peacelovewho · 2 years
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edgar-edmundo · 3 days
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Frank… soy yo…
Cuando Frank tenía nueve años, su papá lo disfrazó de Marlon Brando para Halloween. No fue muy difícil, se limitó al pequeño traje que usaba los domingos en el servicio de la iglesia y le rayó un escueto bigote. Para la quijada le compró una bolsa entera de chicles e hizo que los mascara todos juntos hasta que perdieron sabor. Una vez que esa gigantesca plasta de goma dejó de tener sabor hicieron dos ovillos con ella y los dejaron endurecer; por la noche Frank se las puso en los costados de la mandíbula.
Se dirigían al centro del pueblo para pedir dulces, cuando pasaron frente a la casa de la señora Liudmila, su papá se escabulló hacia su jardín para arrancar una rosa. La señora Liudmila salió a corretearlo
—¡Es para un disfraz! — Gritaba el papá mientras zumbaban las piedras que pasaban rozando su cabeza.
La señora Liudmila apaciguó su coraje cuando se percató del niño de traje. Caminó enternecida hacia él y le preguntó:
—¿Quién serás?
El niño, impresionado por aquella mujerona que por inercia aún sostenía una piedra por lo alto, se limitó a apenas emitir, con desconcierto, un leve
  — Yo…
  —El padrino – Se apresuró a completar su papá, avergonzado aún por el hurto cometido, mientras colocaba la rosa en la solapa del pequeño traje.
Al ver completado el outfit, Liudmila no pudo más que soltar la piedra e inclinar su torso para pellizcar suavemente la mejilla del niño…
—Se ve muy guapo, se parece más a Marlon que al padrino.
Desde entonces ella lo llama Marlon cada vez que lo ve. El día de hoy, mientras pedaleaba su bicicleta de camino a casa de Karina, escuchó ese grito amable - ¡Adiós Marlon! – Frank volteó, y ahí estaba Liudmila, tan entera y vital como hace tantos años, cuidando ese mismo jardín en el que decidió cambiar las rosas por tulipanes, claveles y un par de enredaderas que enmarcan la escena como si fuera un cuadro, al que sólo quien lo pintó sabe que le falta una rosa.  Frank le devolvió una sonrisa que, por la distancia, difícilmente percibiría ella; así que decidió despegar su mano del manubrio para agitarla por el viento en un adiós cuando súbitamente oyó el claxon de un tráiler color naranja.
Frank alcanzó a recuperar el manubrio y giró rápidamente hacia la derecha, zigzagueando unos cuantos metros, y cayendo sobre su tobillo derecho. Mientras veía al tráiler alejarse con ese claxon desvaneciéndose en la distancia, volteó, a ver si Liudmila se había percatado del ridículo percance que acababa de tener. Pero en ese momento ella estaba de perfil y en ese jardín no había más movimiento que el agua que caía de la regadera que Liudmila sostenía tranquilamente. De inmediato Frank recuperó la dirección de su viaje y siguió pedaleando.
Poco antes de llegar a casa de Karina entró a una panadería a buscar una rebanada de mil hojas, el favorito de ella. Si no la encontraba se conformaría con un par de madalenas. Cerca de los bísquets se le acercó un hombre musculoso que le dijo – Yo te conozco. – Desconcertado, pasó de largo al pasillo siguiente. Con la mirada furtiva entre las teleras notó cómo el sujeto se secreteaba con otro de mediana estatura y aspecto juvenil. Se apresuró a tomar un par de panqués y fue rápidamente a la fila de la caja. Detrás de él se formaron un par de señoras que lo veían de forma un tanto lasciva. La incomodidad llegó a tal punto que sintió la urgencia de soltar el pan en la barra y salir de ahí cojeando, pues la caída de la bicicleta ya empezaba a dolerle. Se encaminó hacia la puerta por donde en ese momento entraban un hombre y su hijo de nueve años, completamente indiferentes a la escena que ahí se desarrollaba; incluso a pesar de que, en su apresurada y descontrolada huida, Franka dio un ligero empujón el hombro al papá.  Al salir, aquél hombre musculoso le alcanzó a gritar desde la puerta de la panadería —¡Tú eres el mejor!
Al llegar a casa de Karina noté que se había cortado el cabello, se ve muy guapa así; al mirarla, por dos breves segundos, me sentí como un náufrago que no sólo toca tierra sino la superficie más hermosa nunca vista. Le pedí disculpas por no llevar pan como lo habíamos acordado. En cambio, ella sí había preparado nuestro acostumbrado café de olla. Me dijo que no me preocupara y me preguntó si había tomado “mi” pastilla para el dolor, antes de que siquiera le contara por qué llegué rengueando. Eso me gusta de ella, que es muy observadora.
Ella no dejaba de ver mi mano que temblaba mientras le conté lo sucedido: desde el tráiler hasta la panadería. Terminado el relato de mi travesía, ella dejó de ver mi mano y apuntó hacia mis ojos. Su rostro me parecía diferente, algo había o algo faltaba, pero no atinaba a saber que era. Sin embargo, su mirada me parecía conocida, eterna. Sentí vértigo porque supe que sólo eran unos instantes, esa mirada furtiva se iría como siempre, como el embrujo de algo que se aleja para ser buscado, dejando pistas en diferentes rostros para nunca dejarse atrapar.
—Ay, Frank…lo que te voy a enseñar... parece que no te ayuda mucho. Es como si reiniciáramos cada vez desde cero, en lugar de dejar correr la historia desde este punto. Se que, si no lo hago yo, fácilmente lo puede hacer cualquiera. Pero por alguna razón siempre vienes para acá.
Dejó de mirarme y prendió su celular. Escribió mi nombre en el buscador. Empezaron a salir fotografías que no recuerdo haberme tomado más joven: con esmoquin, en la playa con mejor tono muscular del que he podido tener nunca, y tantas otras como si fuera un modelo o algo así. Creí que era una broma hecha con alguna clase de aplicación. Siguió scroleando la pantalla y había fotos de un hombre tirado en el concreto a escasos dos metros de una bicicleta hecha añicos bajo las ruedas de un tráiler que se había impactado contra una barda, no lejos de ahí había grúas, luces y cámaras y hombres vestidos de negro con letras amarillas en sus camisas que decían “Los pasos de Marlon Staff”. Se supone que Los pasos de Marlon es una película en la que yo actuaba de protagonista. Y que cuando estábamos filmando una escena en la que yo llegaba en bicicleta a casa de una chica, los de Staff, que mantenían cerrada la calle, y los stunts dejaron pasar, por descuido un tráiler naranja que se tenía contemplado para otra escena. El tráiler me interceptó en la esquina de una cuadra por donde la cámara me iba a tomar desde un plano general. Aún siguen buscando al verdadero culpable. Google también daba entradas a entrevistas con la directora de la película, con el operador de cámara, con el staff, y otras personas que no conozco.
Karina me preguntó si me sentía listo para ver un extracto de la película. Nos mentí y dije que sí. Y es que seguía sin sentirme parte de esa situación que describía toda esa supuesta y aparente evidencia. Me era ajena la existencia de una película que por casualidad me ubicaba como Marlon, el mismo apodo con que me conoce la señora Liudmila. Y, sobre todo, me era ajeno el accidente. Karina abrió Youtube y me mostró una secuencia:
Un párvulo joven camina por un callejón (me niego a que sea yo, sólo es alguien más joven que se me parece). El chico llega a la esquina de una casa, saca un par de piedritas de la bolsa de su pantalón y las lanza a una ventana volada que está en un segundo piso. Por entre las cortinas se asoma la sombra de una mujer joven de cabello largo, le hace señas de que se vean en la entrada principal. Él brinca una barda y llega a la fachada de la casa. Detrás de una de las columnas que flanquean la puerta de la casa sale la joven. Ahí está esa misma mirada furtiva. Me dice que es difícil para ella decirme que ya no me quiere ver más, que su novio se puso muy violento la última vez que escuchó mi nombre, y que tiene planeado irse mañana con él a la frontera en su tráiler. Nos abrazamos y a ella se le salen un par de lágrimas; está a punto de besarme, pero nuestro abrazo se desintegra por el grito de su mamá que nos sorprende. Ella (una actriz que se parece a la señora Liudmila) cree que yo he andado “sonsacando” a su hija Kristina, yo lo niego todo y la señora empieza a tirarme manotazos, mientras me reclama haberle dado alcohol y drogas a su hija, yo me asusto porque no recuerdo cosa alguna relacionada con eso. Kristina, mientras llora bajo la luz de la puerta de su casa, le dice que no me pegue, que no soy yo. Logro escapar por la barda. Después hay una toma cenital de mi con ese rostro joven contemplando el techo. Un fundido encadenado muestra un amanecer, le quito el candado a mi bicicleta, me trepo y salgo de cuadro.
Se acaba el video y Karina apaga su celular antes de que se reproduzca ese molesto anuncio de seguros de siempre. Yo me quedo con la intriga de saber qué pasó en la película, más que saber lo que pasó después del accidente. Pero dice que quedó inconclusa, que ese y otros fragmentos se filtraron cuatro años después, y la gente los sube y los baja de la red intermitentemente.
Después me contó que “mis” pastillas para el dolor son porque a veces vuelve el dolor de las operaciones reconstructivas en gran parte del lado derecho de mi cuerpo. Llegando aquí, antes de sentarme a escribir, me desnudé y lo comprobé, no he tenido valor de ver un espejo. También me sugirió tomar el antidepresivo que guardo en el cajón de este escritorio, y me sugirió buscar en ese mismo cajón mi acta de adopción que, se supone, comprueba que no tuve familia sino hasta los diez años. Ya los tomé, pero el acta y mis otros documentos legales los revisaré más tarde.
Cuando Karina empezó a contarme cómo es que nos conocemos voltee a verla y me perdí buscando aquella mirada, pero no había nada, sólo un rostro que me hablaba como a alguien conocido. Salí del trance cuando ella dijo —He pensado que el hecho de que me sigas encontrando aquí tampoco ayuda mucho a tu memoria. Será mejor dejar este florero vacío. — Mientras señalaba un rosa.
Alguien toca a la puerta│
—Fran. Soy yo,│
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midnyh · 4 months
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Que esa mierda de gente no te afecte, solo tiene envidia de una mujerona como tu
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Graciass corazón de melonn
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happynoesjapiojo · 1 year
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MI HISTORIA CON LA MERCA (parte 2) Asi conocí a Pato, una pulposa rubia, macanuda, divertida, con una exagerada admiración por mi y mis actividades, pero con ella me pasaba al revés: era divertido tomar con ella (a veces, tomarle de esas enormes tetas operadas o de su cintura) pero más allá de algún otro pico… de la excitación sexual, ni noticias. Quizás provocando inconscientemente a mi resilencia y casi sin darme cuenta noté que me estimulaba más la mente morbosa lograr que, a solas conmigo, una chica tome cocaina que tener sexo ya que, como dije y muchos saben, la cocaína es un potente vasoconstrictor, que disminuye el calibre de las arterias, lo que produce una reducción del riego sanguíneo, haciendo que la sangre llegue al pene en un volumen y presión insuficientes para mantener una erección. A sabiendas de esta circunstancia natural, mi morbo se modificó y mi idea sexual primaria pasó a ser: coger con mujeres que tomen o intimar con mujeres que no y hacerlas consumir. El solo pensamiento de ver a una principiante tomar, ya movia todos mis nervios. Y asi conoci  a Romina, una morocha muy sexie quien para su desgracia me confesó que su ex marido la habia inducido a tomar y que el recuerdo de “trasnoches de varias parejas, luego de dormir a los hijos tomando cocaina y charlanodo” le producía deseos de vomitar. “Cocaina, nunca más” me dijo. Pero… noté que siendo ella una mujer muy fuerte y determinante, tenía su costado débil cuando yo me ponía firme. Una noche de vino y besos y manoseos le pegué un chirlo muy fuerte en un cachete. Me miró con una cara que nunca le había visto. La lectura casi perfecta de ese gesto tras la nalgada fue “Ay… me dolió mucho pero en vez de enojarme… bajo mis defensas: acabás de ser mi dueño… soy tuya”. Esa fue mi ocasión: la arrastré a la cama y comenzé a cojerla. Ella gemia de una forma nueva: como gimen las mujeres que estás complaciendo a su macho, una mujer complaciente, entregada. Y fue en ese mismo momento que me paré, abri el cajón, saque el vidrio, la bolsa y le peiné dos líneas. “Tomalas las dos” le dije. Y esa tremenda mujerona, valiente, decidida, que nadie llevaba por encima… caliente, entregada, sumisa como estaba se las tomó las dos de un saque y acabó tan caliente que ella misma se sorprendió. “Sos un hijo de putas” llegó a decirme y no supe hasta dias después que más que un halago o un titulo de nobleza, había sido el comienzo del final… Poco tiempo después, chateando con una agente de prensa de Buenos Aires, comienzo a tirarle onda y ella, que minutos antes se había reconocido en pareja, me siguió el ritmo. Tanto y tanto forzamos el asunto, que se vino (dejando a su novio allá) un fin de semana en el que cojimos muchisimo. ¡¡¡Como tomaba esa mujer!!! Me habia asegurado que hacia rato habia dejado, pero se tomó toda la merca, se puso reputa, me pidió que le escriba todo el cuerpo: “Puta”, “Sos mia”, “Merquera”, “Infiel” y ella tomaba. De solo recordar que su novio la aguardaba en Buenos Aires, pensando que ella venía a trabajar y ella estaba en mi cama, cojida y llena de leche, toda escrita con insultos y llena de merca es otro punto más para mi morbo deforme. Vale "escapadita" con merca y sexo.
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chipichop · 2 years
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La mujerona machiruli más guapa del planeta
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deycorsworld · 10 months
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Otro 8 de junio que se suma. Ella fué la primera en saber que yo existía, aunque no fue la única sorprendida, fue otra pasó que lo dió sin miedo. Estuvo 9 meses soportando dolores, nauseas, patadas, bailes en su vientre. Pero en lugar de quejarse, me amaba cada día más.
Tantas horas en el hospital recuperándose y aún así esperando para conocerme y tan pronto como pudo, en lugar de reclamarme por todo lo que la hice pasar esos días y las semanas siguientes, me tomó en sus brazos y me sonrió.
Me tuvo paciencia cuando aprendí a comer, a caminar, a correr… Se alegro cuando aprendí a leer, a escribir y más cuando aprendí a hablar.
21 años pasaron 21 largos o cortos años en los que tuvo que aguantar llantos, gritos, desveladas, preocupaciones, enfermedades, regaños, enojos, castigos, reclamos, miedos, enseñanzas… Pero al final del día siempre le dio gracias a Dios por mi.
Tampoco crean que soy la peor hija del mundo, le di bastantes alegrías, orgullos, porque hasta la fecha gran parte de mi motor es ella. Porque aún cuando ya no está atrás de mi, todas mi decisiones son pensando en las enseñanzas que ella me dejo, junto con mi padre, pero estoy bastante lejos de ser la hija modelo. Sin embargo para ella siempre fui la mejor. No importa cuanto discutimos y aunque no lo aproveche siempre, yo sé que pude confiar en ella, pues ella siempre busco lo mejor para mí!
Lloró, sonrió, gritó, caminó, se festejó en nuestro mes y bailó conmigo, desde que me enseñó sus pasos. Fue la mejor maestra que he tenido, pues no me enseño cálculo, estructuras, diseño, lenguas, leyes, computacion, ni mucho menos arquitectura, pero me enseño su gastronomía, me enseñó amar a los animales, me enseñó del hogar, me enseñó todo sobre el amor y la vida, la amo! Porque ella me amo a mí, porque ella me enseñó a amar, porque se lo merece y porque sin ella, yo no estaría aquí, compartiendo esto. La amo y no se lo dije todos los días, pero ella lo supo con sus instintos de mamá.
Después de 6 años de su despedida, dejo de escribir aqui. Porque se que todo esto no es necesario. Ella está en mis pasos, está en mi vida, en cada gusto que me dejo, mania y cada decisión que me enseñó a tomar. Les agradezco su tiempo de leerme y su cariño por mi madre, porque madre, amiga, hermana y confidente nunca me faltó.
1970 - 2013 Martha Deyanira Ceballos Cavazos. La mejor madre y esposa del mundo, luchadora y sufridora nata. Una auténtica señora. ('Mujerona" como escuché de algunos conocidos)
Me sigue sorprendiendo el amor que aún guardamos aquí tu familia, para ti madre. Orgullosa plenamente estoy de nuestra familia. Te amo demasiado y siempre será asi. Un día te veré madre.
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cartasesina · 2 years
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hiroshimaharuki · 7 years
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Rocío Jurado. #domingo #verano #verano #zzz #photography #vintage #españa #cantantes #rociojurado #dimanche #sevilla #unvozarron #women #papelcuché #revisteo #faraonadechipiona #mujerona
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yo escogiendo videos para asignarlos a mi estudiante de clases particulares de español, y una mujerona de uniforme bien estúpida me viene con "Bueno, la semana pasada hemos visto que todo el mundo tiene una familia". Por nomás escuchar esa tontería paso por alto el video porque ni siquiera la idiota analfabeta de mi estudiante merece tragarse una mentira tan descarada.
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