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fidjiefidjie · 3 days
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Bon Soir 🆕️🕺💃💙
MC★Solaar 🎶 Ils dansent / Modernidad
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apesoformythoughts · 7 months
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“Los individuos, en la sociedad moderna, son cada día más parecidos los unos a los otros y cada día más ajenos entre sí. Mónadas idénticas que se enfrentan con individualismo feroz.”
— Nicolás Gómez Dávila
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bocadosdefilosofia · 2 months
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«En un maravilloso ensayo decía mi maestro Ortega que la Filosofía había vivido de dos metáforas: la primera es justamente esta metáfora griega: el hombre es un trozo del universo, una cosa que está ahí. Y sobre ese carácter de estar ahí se funda y se apoya ese otro carácter suyo del saber. Saber es que las cosas impriman su huella en la conciencia humana; saber es impresión. Ahora bien, Descartes corta el vínculo que une el saber a lo que el hombre es y convierte el saber en el ser mismo del hombre; mens sive animus, decía. El “animus” o “spiritus” se ha convertido en “mens”, en saber.
En este momento se produce la aparición de la segunda metáfora, en la cual el hombre no es un trozo del universo, sino que es algo en cuyo saber va contenido todo cuanto el universo es.»
Xavier Zubiri: Naturaleza, historia, Dios. Editora Nacional, pag. 223. Madrid, 1959.
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jgmail · 2 months
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La Inteligencia Artificial: el heraldo del fin
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Por Alexander Dugin
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
Para que la Inteligencia Artificial (IA) se vuelva todo poderosa primero es necesario convertir a toda la humanidad en un gran ordenador cuyos elementos no necesariamente funcionen perfectamente. El materialismo, el nominalismo, el evolucionismo, la filosofía analítica (basada en el positivismo lógico) y la tecnocracia son los prerrequisitos teóricos de este proceso (todos los cuales han sido desarrollados e implementados por medio de la ciencia, la educación y la cultura). En cierto sentido, la humanidad, tal y como es representada por la ciencia y la filosofía moderna, es considerada como una especie de proto-IA o red neuronal. La humanidad es una IA en la medida en que el pensamiento humano es artificial, una especie de emulación de las epistemologías de la Modernidad y la Postmodernidad. Los pasos serían los siguientes:
El Estado burgués es la IA de primera generación.
La sociedad civil es la segunda generación.
El Gobierno mundial es la tercera generación.
La IA fuerte sería la cuarta y última etapa de este proceso de alienación total.
La historia del capitalismo esta subordinada a la creación de este Superordenador y resulta imposible detenerse a mitad de camino. Todo el proceso de la Modernidad culminará necesariamente en la creación de la IA. La única forma de evitar este proceso es rechazar a la Modernidad en su totalidad, empezando por la misma imagen científica del mundo que aborrece tanto a Dios como al hombre. La filosofía de género es solo un paso en este proceso: las personas transgénero son únicamente la transición de los individuos humanos hacia los individuos transhumanos, donde ser humano se convierte en algo opcional. Occidente, una vez que rechazó el cristianismo y la Edad Media, comenzó a actuar como lo cerdos del Evangelio de Lucas que se precipitaron al vacío. Entonces, ¿por qué deberíamos sorprendernos de que hoy absolutamente todo se precipite hacia abajo?
La IA es la culminación de un proceso que había comenzado hace 500 años. Nos subimos a este tren en ese momento y la única manera de cambiar su rumbo es descarrilarlo ahora. De lo contraria veremos cómo llega el Dragón. La filosofía orientada hacia los objetos es la ontología más perfecta para desarrollar este mundo posthumano. Será el asesinato del sujeto en nombre del Gran Afuera (Grand Dehors) donde habitan esos dioses idiotas (que es la metáfora usada por ellos, no nosotros). Para el Gran Afuera que gobierna actualmente el mundo Novorrusia es un estorbo y la filosofía que representa la Operación Militar Especial también. La tarea de los rusos es superar la ciber-realidad que hoy domina todo. Para superarla tendremos que cabalgar el tigre y convertir el veneno en medicina. La idea rusa debe derrotar y subyugar no solo a Ucrania, sino también a la Inteligencia Artificial. Esa es nuestra misión.
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jesusespino · 8 months
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Un viaje en el tiempo a la España analógica de la peseta
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Médico de familia, mítica serie que emitió Telecinco entre 1995 y 1999, está disponible en streaming desde el 21 de julio. Sus 119 capítulos, distribuidos en 9 temporadas, se han incorporado al catálogo de Netflix. Al aflorar en ese apabullante menú aprovechando el verano, hemos empezado a verla en casa con la pequeña Rebeca, nacida en 2014. Dos temporadas después —teniendo en cuenta que en su momento no fui fiel seguidor de esta comedia dramática—, he alcanzado algunas conclusiones preliminares.
Habrá quienes, invadidos por la pereza y poco inclinados a la nostalgia, se pregunten para qué sirve ver una serie que tiene casi 30 años —el lapso de una generación—. Pues sí que sirve. La utilidad más importante, que observo en mi hija, es mostrar a quienes no conocieron aquella época cómo era la sociedad de entonces: valiosa enseñanza. También es un sensor retrospectivo del papel que tuvo el audiovisual de los 90 como agente de cambios que han ido cuajando y haciéndonos, en general, mejores. O, al menos, trasladándonos aceleradamente a la (pos)modernidad. En definitiva, es un documento muy valioso, repleto de información. El retrato de una época.
En 1995 se cumplían 20 años de la muerte de Franco, inicio de la Transición a la democracia. Y 9 de la entrada de España en la Comunidad Económica Europea (CEE), hoy Unión Europea (UE). El monopolio de la televisión pública se había roto en 1990, solo un lustro antes. Aún nos duraba la resaca de los fastos de 1992 —Juegos Olímpicos de Barcelona y Exposición Universal de Sevilla—, que construyeron una nueva marca España pero dieron paso a una crisis económica que elevó el desempleo al 24%. Es precisamente en 1995 cuando se inicia la recuperación: estaba terminando la etapa de Felipe González al frente el Gobierno (1982-1996) y poco después comenzaría la de José María Aznar (1996-2004). Sin entrar en mayores profundidades, ver Médico de familia en 2023 supone hacer un viaje en el tiempo a la España analógica de la peseta —el euro no fue una realidad hasta 1999 y llegó en efectivo a nuestros bolsillos en 2002–.
Aquella España era otro país porque aquel mundo era otro planeta. La televisión, abuela electrónica, funcionaba como pantalla colectiva, no personal, se veía en familia y tenía culo; no había smartphones, empezaban a generalizarse los celulares, pero limitados a voz y SMS; la conversación pública no estaba en Internet, entonces incipiente, sino que la vertebraban los medios de comunicación; las marcas blancas no dominaban la cesta de la compra, como veremos más adelante al hablar de product placement; apenas había inmigración extranjera, las grandes ciudades continuaban drenando población nacional de los entornos rurales en vaciamiento. Era otro mundo en el que se fumaba hasta en los centros de salud —verlo ahora hiere la sensibilidad de cualquiera—, el machismo empezaba a desactivarse —pese a sus omnipresentes trazas—, el Estado del Bienestar —las pensiones, la sanidad y la educación públicas— se extendía tras lograrse conciencia sobre la necesidad de pagar impuestos —el IRPF entró en vigor en 1978 con el eslogan “Hacienda somos todos”—. No es exagerado hablar de otro país, de verdad que no lo es. Parafraseando a Alfonso Guerra, a aquella España hoy no la conoce ni la madre que la parió. La transformación, aunque haya aspectos mejorables, ha sido notabilísima, drástica, ejemplar.
Médico de familia, producida por Globomedia, creada por Daniel Écija y Emilio Aragón, sumó una audiencia media de 7,7 millones de espectadores, rozando el 44% de cuota de pantalla, datos que hoy, en el nuevo paradigma televisivo, son inalcanzables para una ficción. El último capítulo de la quinta temporada, por razones que omito para no destripar la trama, se quedó cerca de los 11 millones y el 60%: la tensión sexual entre Nacho y Alicia dio para mucho, y hasta aquí puedo leer (cuidado con los enlaces si no sabes de qué va y quieres evitar spoilers).
Llaman la atención, para mal, el tabaco por doquier, la abundante bollería industrial a todas horas, la fruta y la verdura como atrezo, los eternos tópicos territoriales clasistas sobre Andalucía encarnados en Juani —atribulada empleada doméstica de acento forzado y jornada infinita—, escenas en el coche sin cinturón de seguridad —obligatorio desde 1975 en las plazas delanteras y desde 1992, también en las traseras—, comentarios sexistas que hoy consideramos censurables —y entonces ya eran inapropiados, seamos claros—, la promoción de la homeopatía —chirriante placebo— mediante carteles colgados en el centro de salud y cierto menosprecio condescendiente hacia la homosexualidad, por citar lo más granado. Pero hay cuestiones, lo apuntábamos al principio, en las que esta serie actuó como agente del cambio. Llama la atención, para bien, el tratamiento del sida, la drogadicción en general y el alcoholismo en particular, la depresión, la violencia de género, el sexo no consentido, los embarazos adolescentes o la erradicación del edadismo, personificada en el abuelo Manolo, que se propone vivir a gusto hasta el final de sus días una vez jubilado tras décadas de cotización en la Renfe.
¿Que la serie encierra una moral subyacente tipo Disney prewoke?, pregunto retóricamente adelantándome a los prejuicios de quienes censuran el debatible heteropatriarcado occidental pero toleran el machismo en otras latitudes amparados en la doctrina de la diversidad cuqui, qué inmensa contradicción. Podemos —escojo el verbo— buscarle tres pies al gato, pero no parece que las fisuras merezcan una reprobación. Si hay un sustrato en Médico de familia es la sublimación, el propio título lo asume, de la familia tradicional. Con los años, la misma factoría le dio una vuelta de tuerca al asunto y produjo Los Serrano, que normalizaba la fusión de las familias —en plural—, superada la familia monolítica, en una España aún más (pos)moderna, asomada al siglo XXI sin complejos desde la atalaya de Europa.
Médico de familia, antes de que Mercadona impusiera las marcas blancas, nos colaba productos emblemáticos: el jersey Lacoste —preferentemente a lo Nachete, anudado a los hombros, un canon caducado que dio pie a muchos chistes—, la leche Puleva, el tomate Orlando, las cervezas Buckler y Águila Amstel bebidas en lata por Julio e Hipólito, los bollos Donuts y Bollycao entre la cocina y el patio del colegio, el pan de molde Panrico, la margarina Artua o el aceite de oliva Koipe. La Coca Cola y otros refrescos, por supuesto todos azucaradísimos, aparecían desnudos, pues no había patrocinador que justificara etiquetas en prime time. La ranchera 21 Nevada, pagara o no Renault, permanecía expuesta en la puerta del chalé adosado al servicio de los planos de recurso.
Vista con ojos de 2023, Médico de familia nos recuerda que el streaming ha diluido la cultura mainstream. Que nos falta pegamento social, aquí y en otros espacios desarrollados —en eso, me temo, iremos degenerando—. Que las audiencias se han atomizado y no quedan productos que reúnan a la familia. Que el mundo ha cambiado y España es otra, aunque bastante mejor al cabo. Tener esta serie en el catálogo de Netflix es pedagógico porque nos enseña cómo hemos cambiado, qué lejos ha quedado aquel país que avanzaba sacudiéndose la caspa y aspirando a estándares internacionales que hoy cumple sobradamente. Verla por vez primera o revisarla es un ejercicio tremendamente interesante. Aunque no garantizo continuar ni terminarla una vez acabado el verano. Pero ahí quedan las conclusiones preliminares, ea.
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notasfilosoficas · 2 years
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Con nuestro “culto a la satisfacción inmediata”, muchos de nosotros “hemos perdido la capacidad de esperar”
Zygmunt Bauman
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Fue un sociólogo, filósofo y ensayista nacido en Polonia en noviembre de 1925 y nacionalizado Inglés. 
Nació en el seno de una familia judía humilde de polacos no practicantes. Cuando Polonia fue invadida por la Alemania nazi en 1939, su familia escapó hacia el este.
Se alistó en el primer ejército polaco trabajando como instructor politico. Participó en la batalla de Kolberg durante los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial y en la batalla de Berlin. En mayo de 1945, recibió la cruz militar del valor.
Después de la guerra, fue un oficial político, y posteriormente regresó a Polonia donde militó en el partido comunista. 
En 1954 finalizó su carrera e ingresó como profesor en la Universidad de Varsovia, en la que permaneció hasta 1968.
En 1968, fue obligado a dejar Polonia debido a la política antisemita desarrollada por el gobierno comunista después de los sucesos de marzo de 1968. Renunció a ser miembro del Partido Comunista obrero polaco y perdió su puesto en la Universidad, siendo obligado a renunciar a la ciudadania polaca para que le permitieran salir del país, marchando a Israel en donde le fue aceptada posteriormente una cátedra de sociología en la Universidad de Leeds en Inglaterra.
Desde finales de la década de los 90, Bauman ejerció una influencia considerable en el movimiento antiglobalizacion. Su periodo más prolífico comenzó cuando abandonó la enseñanza en la Universidad de Leeds con el libro titulado “modernidad y Holocausto” que refiere acerca de la supuesta conexión entre estas dos ideologías. 
Cuenta entre sus influencias principales a Hannah Arendt y Theodor W. Adorno, Bauman estaba convencido de que la tesis de Arendt era correcta, y afirmaba que lo aterrador del Holocausto es que fue cometido por personas normales como Adolf Eichmann, (el cual fue declarado clínicamente sano). Es decir, que  no necesitas monstruos para que pasen monstruosidades, y eso es lo terrible, porque no podemos achacarlas a alguien diferente a nosotros. Es decir, cualquiera podría haber sido Eichmann y volverlo a hacer lo que hizo.
Las primeras obras de Bauman fueron proyectos basados en el concepto de la modernidad, fundamentados en el diseño de una mejor sociedad. Sin embargo, a comienzos de la década de los 80 y con la publicación de sus obras y con el tiempo, acuñó lo que él denominaría la “modernidad liquida”, refiriéndose a los conceptos de fluidez, cambio, y adaptación entre la sociedad globalizada.
Para Bauman, la modernidad liquida moderniza compulsivamente, el cambio es constante y parece haberse constituido un fin en sí mismo, ya no aparece un proyecto superior claramente definido, las instituciones y organismos sociales no tienen tiempo de solidificarse, y ya no pueden ser fuente de referencia para las acciones humanas y para planificar a largo plazo, lo hace introducir unos niveles extremos de inestabilidad e incertidumbre, todo es móvil, y en cualquier dirección.
Bauman habla de un periodo fatídico, en el que comienza el paso de una sociedad de productores a una sociedad de consumidores en el cambio del siglo 19 al 20. Que nos ha llevado a afirmar nuestra personalidad comprando cosas. El individuo liquido vive permanentemente en su esfera privada pero busca hacerla publica, como si eso fuera a resultar relevante para el resto de las personas o fuera a resolver sus problemas.
La obra de Bauman comprende 57 libros y más de cien ensayos, murió en enero del año 2017 en Leeds Reino Unido, a la edad de 91 años.
Fuentes: Wikipedia, biografiasyvidas.com, YouTube La travesía Zygmunt Bauman y la Modernidad (Líquida y Sólida).
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ivduarter · 1 year
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quod-quid-erat-esse · 2 years
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"'Pero de hecho', dice Hegel, 'la fuerza es lo universal incondiocionado, es en sí mismo lo que es para otro...' (105, 84). La fuerza es la estructura de movimiento de lo incondicionado que es condicionante, esto es, que hace que cada cosa sea lo que es. Al adoptar el concepto de fuerza para la problemática ontológica de la cosa, Hegel no solo asume las intuiciones de Leibniz y supera, con ellas, el problema kantiano de las categorías, sino que sienta también las bases para el desarrollo filosófico ulterior. Hasta pensadores que a sabiendas no han querido tener nada que ver con Hegel conciben la esencia del ente como actio, como vis, como appetitus y perceptio, como 'voluntad y representación', al modo de Schopenhauer; o como Nietzsche, que, en su interpretación del ser del ente como voluntad de poder, habla de los quanta de voluntad como de las realidades verdaderas y últimas"
Eugen Fink Hegel: Interpretaciones Fenomenológicas de la Fenomenología del Espíritu
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notasdeproduccion · 2 years
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La poesía como resistencia
Vengo de leer los textos "Comunicación y Literatura como Resistencia Cultural en la Época de la Revolución Neotecnológica" de Rodrigo Browne (2015) y "Poesía y Modernidad" (2011) de Alicia Genovese.
Ambos textos exploran la relación entre literatura y modernidad --o posmodernidad-- y lo hacen desde perspectivas parecidas: el advenimiento de la modernidad conlleva la proliferación del lenguaje que la configura. Ante esto (o contra esto, o junto a esto), el lenguaje literario y la comunicación literaria, operarían donde la modernidad no llega. O mejor dicho, donde no quiere llegar.
Mientras Browne propone utilizar el rizoma disponible en la infraestructura informática digital, Genovese comenta sobre la capacidad de la poesía en tanto lenguaje de operar en la creación de mundos y, en sentido negativo, funcionar de forma opaca allí donde la "transparencia" moderna no hace más que aclarar.
El rizoma digital disponible, dispuesto y proyectado por las TICs (Tecnologías de la Comunicación y la Información) contemporáneas, funciona como un campo virtual que opera en las sociedades modernas, generando efectos --"causa ausente" de lo real (Serrano 2015)--. Efectos que, desde la perspectiva de Browne, merecen resistencia. La pregunta por la resistencia serían la comunicación y la literatura. Ambas generarían efectos de multiplicidad de conexiones con un afuera posible.
Esta idea, cercana a la noción aceleracionista de la "subsunción" (Shaviro 2015), posiciona a la creación literaria como lugar nodal para la articulación de la resistencia a la modernidad que se pliega sobre si misma de forma infinita, creando axiomas pertinentes para la absorción de todo. Esta articulación no sería tan solo negativa. En sintonía con la idea de Genovese, aquella literatura dispuesta en resistencia, es reacomodación del mundo y asistencia de un sujeto. Sujeto quizá demasiado "descorporeizado" por una modernidad que busca reducirlo a la mínima expresión útil al mercado.
La poesía, específicamente, se resiste a la funcionalidad comunicativa develando los mecanismos del lenguaje moderno: hipertransparente, no-sensible, simple en su codificación. El lenguaje poético opera y articula donde el lenguaje de la modernidad no. En su arrastre subjetivo la poesía afirma la multiplicidad y la complejidad que la modernidad le niega a los sujetos. En su textura lingüística, la poesía ingresa rizomas inasibles para el sistema político-económico; la poesía no permite su reducción.
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Pienso que las propuestas pueden sintetizarse en la idea fundamentalmente situada de que la literatura no puede situarse fuera de la disputa cultural por la emancipación de los "males" de la modernidad. Se dice modernidad y se dice capitalismo. Capitalismo global informático, incluso. En este campo la literatura no hace más que posicionarse. Como tecnología y como actividad sensible, lo literario opera en la realidad (más allá de los discursos particulares de cada obra literaria) y lo hace de formas que inciden, al mismo tiempo que son subproducto, del modo de producción capitalista.
Entonces, ¿es la literatura la "esperanza"? ¿Es la poesía, en su completa fuga, inmune a la subsunción? ¿O es, de otra forma, aquello que podría tensar la realidad moderna?
En este punto adhiero con Browne: una literatura en resistencia debe funcionar en la medianía de los procesos, con plena consciencia de dichos procesos e imaginar/crear un afuera; la fuga de la literatura que resiste abre y se abre.
Sigo comentando en https://youtu.be/er0oEKoU0ok
Referencias: 
Browne, Rodrigo. “Comunicación y literatura como resistencia cultural en la época de la revolución neotecnológica”. Tras el ensayo digital, editado por Guiomar Salvat y Vicente Serrano, Ediciones Universidad Austral de Chile, 2015. 
Genovese, Alicia. “Poesía y modernidad. Poesía como discurso ‘inactual’”. Leer poesía, Fondo de Cultura Económica, 2011, pp. 15–22.  
Serrano, Vicente, y Guiomar Salvat, editores. Tras el ensayo digital. Una aproximación interdisciplinar a la sociedad de la información. Ediciones Universidad Austral de Chile, 2015.  
Shaviro, Steven. “Accelerationist Aesthetics”. No Speed Limit. Three essays on accelerationism, University of Minnesota Press, 2015.  
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cosasdelahistoria · 1 year
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ochoislas · 2 years
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26 de mayo de 1902:
Ya hace casi siete años que estoy postrado en cama. Dos o tres veces al año me sacaban de paseo, pero desde hace dos años ya no puedo ni con eso. Lo único que conozco del aspecto velozmente cambiante de Tokio es lo poco que leo en los periódicos o me cuentan las visitas. Por muy ardientemente que desee ver algo, no me alcanzan las fuerzas. Pero voy a hacer aquí una lista de cosas que nunca he visto y me gustaría ver:
1. El cinematógrafo.
2. Carreras y acrobacias de bicicletas.
3. Leones y avestruces en el zoológico.
4. El acuario de Asakusa.
5. Babuinos y nutrias en el parque de Asakusa.
6. El solar de las avenidas desmanteladas del castillo.
7. La estatua de Kusunoki Masashige en Marunouchi.
8. Teléfonos automáticos y buzones rojos.
9. Una cervecería.
10. Esgrimidoras y teatros occidentales.
11. Un encuentro gimnástico de muchachas con hakamas burdeos.
Pero no puedo enumerarlas todas.
Masaoka Shiki
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apesoformythoughts · 1 year
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“El moderno conoce cada día más al mundo y menos al hombre”.
— Nicolás Gómez Dávila
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bocadosdefilosofia · 1 year
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«Si meditamos detenidamente por un momento qué es lo que queremos decir con arte y de qué hablamos cuando hablamos de arte, resulta la siguiente paradoja: el llamado arte clásico que tenemos a la vista es una producción de obras que, en sí mismas, no eran primariamente entendidas como arte, sino como configuraciones que se encontraban en sus respectivos ámbitos, religioso o secular, de la vida, como una ornamentación del modo de vida propio y de los actos consiguientes: el culto, la representación del poderoso, y cosas semejantes. Pero, desde el momento en que el concepto de “arte” adoptó el tono que para nosotros le es propio y la obra de arte empezó a existir totalmente por sí misma, desprendida de toda relación con la vida, convirtiéndose el arte en arte, es decir, en musée imaginaire en el sentido de Malraux, desde que el arte no quiso ser ya nada más que arte, comenzó la gran revolución artística, que ha ido acentuándose en la modernidad hasta que el arte se ha liberado de todos los temas de la tradición figurativa y de toda inteligibilidad de la proposición, volviéndose discutible en ambos lados: ¿es esto todavía arte? ¿De verdad que eso pretende ser arte? ¿Qué se oculta en esta paradoja? ¿Acaso el arte ha sido siempre arte, y nada más que arte?»
Hans-Georg Gadamer: La actualidad de lo bello. Paidós, pág. 59.  Barcelona, 1991
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jgmail · 2 years
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Los Estados nación están destruyendo el mundo. ¿Podrían las «biorregiones» ser la respuesta?
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Por Vari@s autor@s
Fuentes: opendemocracy.net/ [Imagen: Hoja del bosque tropical de Sharamentsa, Pastaza, Ecuador, una de las áreas con mayor biodiversidad del mundo. Francesc Badia I Dalmases]
Desde las regiones fronterizas del sur de Asia hasta la selva amazónica, los pueblos buscan nuevas formas de organizar sociedades que respeten a los seres humanos y a la naturaleza
Panchi nadiya pawan ke jhonke/ Koi sarhad na inhe roke/ Sarhadein insaano ke liye ha/ Socho tumne aur maine kya paaya insaan hoke»
Traducción:
«Los pájaros, los ríos y las ráfagas de viento/ No hay fronteras que los detengan/ Las fronteras son para los humanos/ Piensa, ¿qué hemos conseguido siendo humanos? (Javed Akhtar, letrista indio)
Cada vez es más evidente que debemos reflexionar conjuntamente sobre los problemas de la crisis climática y las fronteras. El deterioro del medio ambiente desplaza a millones de personas  cada año, mientras que los Estados responden militarizando sus fronteras, provocando más sufrimiento y muerte.
No es casualidad que la degradación del clima y las fronteras estatales estén vinculadas. Históricamente, el Estado nación nació de una lógica que también veía a la naturaleza -y a los pueblos colonizados- como algo que había que conquistar y dominar. Ahora, desde las regiones fronterizas desgarradas por la guerra en el sur de Asia hasta la selva amazónica, la gente se cuestiona si la sostenibilidad puede alcanzarse a través del marco de los Estados nación. Están recurriendo a otras formas de organizar la sociedad basadas en cosmovisiones y prácticas indígenas que respetan a todos los seres humanos y al resto de la naturaleza.
Colonialismo, capitalismo y Estado nación
En los últimos 500 años, las conquistas coloniales de vastas regiones de la tierra por parte de las potencias europeas y norteamericanas, basadas en el afán de lucro capitalista y el rápido desarrollo tecnológico, han provocado la diezma de innumerables culturas y comunidades. Esto incluye la muerte de más de 50 millones de nativos en lo que posteriormente se conoció como América Latina, hambrunas devastadoras en Asia y África causadas por las políticas impuestas por los colonizadores, y la conversión de millones de hectáreas de ecosistemas naturales en plantaciones comerciales, fincas madereras o ranchos ganaderos para alimentar las demandas de consumo de Europa y Norteamérica.
En el mismo periodo, surgió la idea y la práctica del Estado nación. Aunque sus orígenes y naturaleza son diversos y complejos, la centralización del poder en manos del Estado nación fue una de las bases del capitalismo: en la práctica, el capitalismo se lleva a cabo a través de las instituciones políticas, jurídicas y militares de los Estados nación. La construcción del Estado nación se apoyó en una ideología que afirmaba que la modernidad capitalista es la única forma de organizar la vida, y que esto justifica la toma de territorios de los pueblos indígenas y las comunidades locales para alcanzar objetivos nacionales como el desarrollo y la seguridad. Los símbolos del Estado nación, como una bandera, una lengua y una identidad única, sumergen y a menudo no respetan las diversas bioculturas, es decir, los entornos humanos biológicos y culturales combinados. Debemos considerar que el Estado nación, el capitalismo y el colonialismo van de la mano.
La ideología de la era colonial-industrial afirmaba, ilusoriamente, que los seres humanos estaban separados de la naturaleza y que el progreso humano estaba supeditado a su conquista. Tras la Segunda Guerra Mundial, las viejas formas de colonialismo fueron derrotadas en la mayor parte del mundo. En su lugar se necesitaba una nueva ideología para continuar la dominación de Occidente. Se trataba de la ideología del desarrollo, o «desarrollismo». Podríamos suponer que la idea de «desarrollo» es progresista, pero nos equivocaríamos. Developmentality convenció al mundo de que el progreso humano estaba ligado a un crecimiento material y energético cada vez mayor. Las crisis ecológicas a las que se enfrenta el mundo hoy son en gran medida el resultado de estos cinco siglos de colonialismo y desarrollismo.
En este contexto, se está produciendo una intensa búsqueda de alternativas radicales que puedan satisfacer las necesidades y aspiraciones de todos los pueblos, al tiempo que se vive en armonía con el resto de la naturaleza.
Biorregionalismo y democracia radical
En el centro de la India, 90 aldeas formaron una mahagram sabha (federación de asambleas de aldeas) en 2017 y están haciendo valer su capacidad de decisión sobre toda la región, unidas por un sentido tradicional de identidad biocultural más que por las actuales fronteras administrativas o políticas. En 1999, 65 pueblos que formaban parte de una cuenca fluvial en el estado indio de Rajastán, formaron un parlamento popular que la gobernó durante una década, ignorando la división administrativa de la cuenca. Estos y otros ejemplos apuntan a un enfoque radicalmente distinto de la gobernanza: el biorregionalismo.
El biorregionalismo se basa en la comprensión de que los atributos geográficos, climáticos, hidrológicos y ecológicos de la naturaleza sustentan toda la vida, y sus flujos deben ser respetados. Las biorregiones, también conocidas como regiones bioculturales, son áreas con sus propias ecologías y culturas, en las que los seres humanos y otras especies están arraigados, participando activamente en varias escalas más allá del lugar inmediato. Aunque muchas de las fronteras actuales creadas por el ser humano ignoran los flujos y territorios de la naturaleza -como una cordillera o un río-, muchas comunidades locales y pueblos indígenas han vivido durante mucho tiempo con un profundo conocimiento y respeto de estos. Entienden la interdependencia de todos los seres vivos en un paisaje terrestre o marino.
Hay muchos ejemplos de gobernanza biorregional, tanto antiguos como nuevos. Durante miles de años, los pastores nómadas de Irán utilizaron amplios territorios que abarcaban una gran diversidad de ecosistemas, y sus prácticas se ajustaban a una aguda comprensión de qué ecosistemas podían soportar cuánto y qué tipo de uso. En tiempos más recientes, la nación indígena de Monkox de Lomerío (Bolivia) obtuvo derechos de autodeterminación territorial en 2006, y están intentando transformar su vida económica, política, social y cultural basadas en un plan de vida para toda la región. El proyecto Great Eastern Ranges pretende proteger, conectar y restaurar hábitats en una franja de 3.600 km del este de Australia, creando canales de coordinación regional entre diversos actores. En muchas otras partes del mundo, los pueblos indígenas u otras comunidades locales están manteniendo los mecanismos tradicionales de gobernanza del paisaje, o creando otros nuevos, como parte de un fenómeno global conocido ahora como Territorios de Vida. Muchos de estos proyectos atraviesan las fronteras políticas y administrativas, respetando en cambio los flujos y los límites ecológicos y culturales.
En el mejor de los casos, estos proyectos biorregionales se basan en una democracia radical y directa. El poder de decisión se ejerce en última instancia a nivel local, por lo que todo el mundo puede participar. Para las decisiones que afectan a territorios más amplios, se envían delegados a asambleas de toma de decisiones adecuadas a esa escala. Existen estrechas afinidades entre estos movimientos y lo que Mahatma Gandhi llamó swaraj, una visión del mundo que afirma la autonomía, la libertad y la soberanía, pero de forma no violenta y responsable con la autonomía y el bienestar de todos los demás.
Reimaginar el sur de Asia desde una perspectiva biorregional
Por diversas razones históricas, incluida la colonización, el sur de Asia está actualmente dividido en varios Estados nación, con fronteras políticas que atraviesan ecosistemas y culturas. Por ejemplo, el mayor bosque de manglares del mundo, los Sundarbans, está dividido por la frontera entre India y Bangladesh. Las altas montañas del Himalaya y las vastas zonas desérticas del oeste están divididas entre India y Pakistán. La gran meseta de gran altitud al norte del Himalaya está cercada con Ladakh a un lado y el Tíbet (gobernado por China) al otro. Las aguas del océano Índico están parcialmente repartidas entre India, Sri Lanka y las Maldivas.
He aquí una visión del sur de Asia muy diferente de la realidad actual, adaptada de un ensayo del que uno de nosotros es coautor. Forma parte de un discurso imaginario dirigido a los habitantes del sur de Asia por una tal Meera Gond-Vankar, en el año 2100:
«Mientras que India, Pakistán, Bangladesh, Nepal, Bután, Sri Lanka y China siguen conservando sus identidades «nacionales», las fronteras se han vuelto porosas, sin necesidad de visados para cruzarlas. Las comunidades locales han asumido la mayor parte de la gobernanza en estas zonas fronterizas, tras haber declarado la paz en anteriores zonas de conflicto como Siachen, los desiertos de Kachchh y Thar, y los Sundarbans. Lo mismo ocurre con el Estrecho de Palk, donde las comunidades pesqueras de la India y Sri Lanka están facultadas para garantizar un uso sostenible y pacífico de las zonas marinas. El Gran Tíbet se ha convertido en una realidad, autogobernado, y tanto India como China han renunciado a su dominio político y económico sobre él. Tanto las comunidades nómadas como la fauna silvestre pueden ahora moverse libremente de un lado a otro. En todas estas iniciativas, el nacionalismo estrecho está siendo sustituido por las identidades civilizatorias, el orgullo y el intercambio, una especie de etnicidad autofabricada que fomenta el respeto y el aprendizaje mutuo entre diferentes civilizaciones y culturas. El sur de Asia aprendió de los errores de bloques como la Unión Europea, con su extraña mezcla de centralización y descentralización y su continua dependencia del Estado nación, y elaboró su propia receta para respetar la diversidad dentro de una unidad de propósito».
Si bien se trata de una visión futurista, ya se están forjando algunos caminos tentativos en este sentido. Además de los ejemplos citados anteriormente de pueblos que se unen para gobernar democráticamente las biorregiones, se están llevando a cabo diálogos entre personas centrados en la paz, como el Foro Popular para la Paz y la Democracia entre Pakistán y la India. La idea de un Parque de la Paz de Siachen en la zona de intenso conflicto entre India y Pakistán se ha propuesto durante muchos años, e incluso ha sido respaldada por el ex primer ministro indio Manmohan Singh. Existe una cooperación transfronteriza en materia de conservación entre la reserva de tigres de Manas, en la India, y Royal Manas, en Bután, que se suma a varias docenas de iniciativas de este tipo ya establecidas en todo el mundo. Pero, por supuesto, dado el continuo ambiente de desconfianza y conflicto en la región, acompañado de los periódicamente crecientes discursos hipernacionalistas (actualmente, promovidos por el partido en el poder en Nueva Delhi), hay un largo camino por recorrer para que estas vías sean transitadas.
La configuración de un enfoque biorregional para las cabeceras sagradas del Amazonas
La región de la Cabecera Sagrada en el Alto Amazonas es uno de los lugares de nacimiento del río Amazonas. Se extiende por 35 millones de hectáreas (86 millones de acres) en Ecuador y Perú, y es el hogar de casi 600.000 indígenas de 30 nacionalidades, incluidos los pueblos que viven en aislamiento voluntario. Es el ecosistema terrestre más biodiverso del planeta y representa tanto la esperanza como el peligro de nuestro tiempo. Las luchas de los pueblos indígenas han mantenido esta región en gran medida libre de la extracción industrial. Estudios realizados por organizaciones internacionales como la ONU, Rainforest Alliance e Hivos han demostrado que los pueblos indígenas son los mejores guardianes de la naturaleza, especialmente en la biorregión amazónica.
En respuesta a las nuevas amenazas de los Estados ecuatoriano y peruano de ampliar los proyectos petroleros, mineros y agroindustriales intensivos, las confederaciones indígenas de ambos países se unieron para formar la Iniciativa de Cabeceras Sagradas del Amazonas (ASHI). En 2019, Sacred Headwaters hizo una declaración pública:
«Pedimos el reconocimiento mundial de la selva amazónica como órgano vital de la Biosfera. Hacemos un llamado a los gobiernos de Ecuador y Perú, a las corporaciones e instituciones financieras para que respeten los derechos y territorios indígenas y detengan la expansión de nuevos proyectos de petróleo, gas, minería, agricultura industrial, ganadería, mega-infraestructura y carreteras en la Cabecera Sagrada. El legado destructivo de este modelo de «desarrollo» ha sido la gran deforestación, la degradación de los bosques, la contaminación y la pérdida de biodiversidad, lo que ha diezmado a las poblaciones indígenas y ha provocado abusos de los derechos humanos. Desafiamos la errónea visión del mundo que ve la Amazonia como una región rica en recursos donde se extraen materias primas en pos del crecimiento económico y el desarrollo industrial…»
En lugar de una visión del desarrollo que considera el progreso humano como la conquista de la naturaleza, Sacred Headwaters entiende la interdependencia de toda la vida más allá de las fronteras nacionales. El Plan Biorregional de ASHI propone la autodeterminación indígena con la participación efectiva de las mujeres; una economía muy diversa que combine los nuevos métodos agrícolas ancestrales con la soberanía alimentaria y energética; sistemas de salud interculturales que respeten la diversidad de género y generacional; sistemas educativos que combinen el aprendizaje formal con el no formal; y un programa exhaustivo de conservación y restauración de la Amazonia.
Hacer realidad el biorregionalismo
Los enfoques biorregionales, que abarcan la democracia radical, ofrecen a las comunidades la posibilidad de reconstruir y mejorar sus vidas y medios de subsistencia, libres del miedo constante a los conflictos y a las industrias extractivas violentas. En el Amazonas podrían ayudar a garantizar el sustento ecológico, económico y cultural de las naciones indígenas y otras comunidades locales, proporcionando al mismo tiempo todos los beneficios ecológicos locales y globales de la mayor selva tropical del mundo. En el sur de Asia, la retirada de las fuerzas armadas y otras fuerzas policiales y paramilitares de la tierra y el mar significaría que se podría eliminar el sufrimiento por el que pasa este personal, especialmente en las condiciones traicioneras y heladas de las zonas fronterizas del Himalaya entre India, Pakistán y China. También significaría que se podría reasignar una parte sustancial de los 72.000 millones de dólares de gastos de defensa de la India.
Este enfoque también implicaría deshacer los daños sufridos por las biorregiones en el pasado, en la medida de lo posible. Los impactos del cambio climático en forma de sequías e inundaciones van a empeorar. Es crucial reimaginar cómo gobernamos los humedales, y biorregiones enteras. Es posible que haya que desmantelar algunas presas existentes en ríos transfronterizos para restablecer los flujos hídricos, ecológicos y biológicos. Hay que evitar más presas y grandes desvíos. Un río sano es a menudo una primera línea de defensa contra las crisis climáticas para las comunidades, incluidas sus funciones al desembocar en el mar. Un enfoque biorregional también puede ayudar a hacer frente a algunos de los peores impactos del cambio climático, como el desplazamiento de las comunidades costeras -incluido el probable intento de los refugiados climáticos de Bangladesh de entrar en la India, que podría convertirse en una enorme crisis humanitaria si no se planifica adecuadamente- o el desplazamiento de la vida silvestre a mayores alturas.
Los enfoques biorregionales se enfrentan a importantes retos, entre los que destacan las nociones nacionalistas que siguen apoyando las duras fronteras de los Estados nación. Sin embargo, los diálogos de paz, los proyectos de conservación transfronteriza y las iniciativas biorregionales indígenas que hemos mencionado anteriormente son fuentes de esperanza.
Otro paso importante es el reconocimiento de los derechos de la naturaleza. En 2017, el Parlamento neozelandés aprobó la ley Te Awa Tupua (Whanganui River Claims Settlement), que otorga al río y al ecosistema Whanganui personalidad jurídica y derecho propio, garantizando su «salud y bienestar», reconociendo la cosmología iwi «somos el río y el río es nosotros», y reconociendo que los derechos se extienden a toda la biorregión, desde la montaña hasta el mar.
Muy cerca, el Tribunal Superior de Uttarakhand, en la India, dictaminó en 2017 que los ríos del norte de la India, el Ganges y el Yamuna, sus afluentes, y los glaciares y la cuenca que alimentan estos ríos en el estado de Uttarakhand, tienen derechos como «persona jurídica/legal/entidad viva».
El reconocimiento de estos derechos podría permitir una gestión y una gobernanza basadas en las realidades ecológicas de la región. Esto también nos abre la oportunidad de modificar el derecho antropocéntrico y colonial actualmente dominante, hacia un nuevo marco jurídico que respete el «pluriverso«, la hermosa diversidad del mundo. Más allá de la ley, el reconocimiento de los derechos de la naturaleza abre la posibilidad de articular las cosmovisiones indígenas de la naturaleza como un ser vivo, incluso dentro de las instituciones formales; y de crear un futuro mutuamente floreciente para los seres humanos y los más-que-humanos, en el que las vidas de las personas estén arraigadas en territorios que no tengan fronteras militarizadas arbitrarias, sino que estén ecológica y culturalmente definidos, abiertos y conectados.
Autor@s:
Juan Manuel Crespo
Ashish Kothari
Shrishtee Bajpai
Fuente: https://www.opendemocracy.net/es/estados-naci%C3%B3n-est%C3%A1n-destruyendo-el-mundo-podr%C3%ADan-biorregiones-ser-respuesta/
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en-lop-ter · 16 days
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DIFRACCIÓN (6): L’ECLISSE
“A menudo, para comprender, tenemos que mirar en el vacío”.—Michelangelo Antonioni Dice la leyenda que Antonioni estuvo en Florencia el 15 de febrero de 1961 para ver —y quizá filmar— el eclipse parcial de sol, dicen que le asombró el silencio, el frío, la oscuridad y el detenimiento que producía el fenómeno óptico. Dice la leyenda que esas impresiones, sentimientos y emociones lo llevaron a…
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eltiempoyloeterno · 16 days
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DIFRACCIÓN (6): L’ECLISSE
“A menudo, para comprender, tenemos que mirar en el vacío”.—Michelangelo Antonioni Dice la leyenda que Antonioni estuvo en Florencia el 15 de febrero de 1961 para ver —y quizá filmar— el eclipse parcial de sol, dicen que le asombró el silencio, el frío, la oscuridad y el detenimiento que producía el fenómeno óptico. Dice la leyenda que esas impresiones, sentimientos y emociones lo llevaron a…
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