Prunus is a genus of shrubs and trees that includes plums, cherries, peaches, nectarines, apricots, and almonds. A lot of them have white flowers and a lot of them bloom in the spring. This species, (probably) Prunus spinosa, is in my neighbor's back garden. It seems to take the approach that 'more is better' and is totally covered in these snow white blooms.
Blackthorn was brought to North America by British settlers and it's very hard, dense wood was at one time used to make Irish shillelaghs (a cross between a walking stick and a hefty club). As a food crop it fails compared to many other members of the genus but it sure knows how to turn on the charm on a sunny, spring morning.
"La primavera le añade nueva vida y belleza a todo lo que ya existe".
Jessica Harrelson.
Arte: Émile Vernon. Francia, (1872 - 1920). Pintor muy conocido por sus escenas de bellas mujeres con flores. Estilo clásico: retratos de niños y mujeres, paisajes y bodegones florales.
El sol se deslizaba por el paisaje con una tenue luz primaveral, pintando de dorado los pétalos de las flores silvestres que crecían a lo largo del sendero. Cada paso que daba sobre la vereda empedrada resonaba en el silencio melancólico que me envolvía, como un eco de mi propia desolación. Con los dedos entreabiertos, recogía las flores que estaban destinadas a adornar mi habitación.
El viento susurraba entre las ramas, llevándose consigo el aroma dulce de la primavera. El calor sofocante me abrazaba con fuerza, pero solo lograba hacerme sentir asfixiada, atrapada en un mundo donde la alegría parecía haberse desvanecido sin esperanza de retorno.
Las sabanas en mi habitación, ahora vacía, yacían revueltas como testigos mudos de noches de insomnio y llantos solitarios. La calma que reinaba en el exterior solo servía para acentuar la tempestad desatada en mi interior.
Mis pensamientos se mezclaban con paranoias y sueños que se tornaban tan vívidos como la propia realidad. Recordaba con dolor el amor perdido, los momentos compartidos que ahora parecían tan distantes como las nubes que flotaban en el cielo, inalcanzables, efímeros.
Las abejas zumbaban a mi alrededor, existiendo entre las flores, pero a mí solo me recordaban la fugacidad de la vida, la inevitabilidad de la perdida. Las mismas flores que había recogido con delicadeza, se encontraban ahora marchitas en mi regazo, simbolizando mi propia tristeza y mi propia fragilidad ante el paso del tiempo.
Bañada por la luz del atardecer, me sentía cada vez más distante, más ajena al mundo que me rodeaba. La tristeza me invadía como una niebla espesa, impidiéndome ver más allá de mis propias lagrimas, más allá de mi propia aflicción meramente impuesta. Ahí, con mis flores marchitas entre las manos, me sentí sola, incluso cuando la primavera florecía a mi al rededor.