En el bosque encantado vagaba
el guerrero solitario y valiente,
buscando una señal que le mostrara
hacia el amor que su alma siente.
No temía a las sombras ni a las fieras,
ni a los hechizos de la noche oscura,
pues llevaba en su pecho las quimeras
de hallar a su elegida en la ventura.
Y un día, al fin, vio entre las brumas
la silueta de una dama resplandeciente,
que le tendió sus manos como plumas
y le besó con pasión ardiente.
Era ella, la que tanto había soñado,
la que le daba sentido a su existir,
la que le hacía sentirse amado
y le llenaba de dicha y de vivir.
Y desde entonces, en el bosque encantado,
el guerrero solitario ya no está solo,
pues junto a él camina su elegida
y con ella comparte su destino.
Algunas de mis fotografías del Quetzal en El Triunfo, en la Sierra Madre de Chiapas, México. Los dos primeros son una pareja el macho y la hembra, que no tiene cola. La última foto muestra mi rostro de cansancio después de varios días caminando a mucha altura y sin descanso por los bosques y selvas. En mi libro La Profecía de los Jaguares describo el mágico encuentro que tuve con este fascinante animal. Te invito a leerlo comprando mi libro en estos enlaces: