Se sintió como ese gol en Acapulco, con una lluvia arrasadora, el campo era un lodasal y el pasto apenas se notaba, pero fue así corriendo libre por la maleza de la costera, persiguiendo un grito de la luna, mientras me lanzaba girando el cuerpo mientras se detenía todo, quedaba levitando por unos segundos ahí, sólo en la lluvia de Acapulco, mientras el tiempo se esfumaba y la gritadera de mudos me ensordecia, entendí que podía lograr lo que fuera.