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#Cuento Corto
instantedelibertad · 3 days
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Si pudiera regresar a aquel momento antes de conocernos, cuando la esperanza estaba en las miradas y te visitaba entre el despertar y el sueño, cuando teníamos esa inocente expectativa de poder atravesar el tiempo.
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jorgema · 6 months
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Entre Mundos: un amor a contraluz
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Mientras tanto, en un mundo paralelo, no tan distinto al nuestro: hoy amanezco a tu lado, observando el alba que se cuela por nuestra ventana. Tú me sonríes, y en esa sonrisa encuentro todo lo que tanto he anhelado, un amor recíproco, con convicción y románticamente apasionado.
— Microrrelato 30 || @jorgema
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tiempoydestino · 9 days
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La verdad puede ser cruel pero es mejor que los besos de una esperanza que la atrape el suelo, y mejor que el teatro en donde solo vuelan deseos sin nunca poder acariciarlos.
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annetorres-blog · 2 years
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NO HABRÁ DICIEMBRE, NO HABRÁ PARÍS
Cuando pienso en ti mi cuerpo se vuelve gaseoso y siento cosquillas y ganas de reír: tu aliento en mi cuello. Entonces, solo besarte la boca, las manos, los ojos. Recuerdo el viento en la cara y tus palabras de aquella noche, todavía cercana. No me queda ninguna duda: te amo. Te amo con todo mi cuerpo que es lo único que puedo ofrecer de verdad. Te llevo pegado en los tobillos, en los brazos, en los dedos. Te llevo en las sienes, en las piernas, te llevo, sobre todo, en los labios o ensortijado en el pelo... Mientras siga sintiendo tus caricias sobre la piel no te habrás ido, por eso, las voy a guardar en esta especie de santuario del recuerdo. Ahí quedarán porque no habrá diciembre y no habrá París. O, al menos, para nosotros. Ambos lo sabemos. Así, evoco a cada rato tus dedos sobre mi cuerpo. Dormir acurrucada en tu pecho, esa es la única certeza que necesito para sentirme fuerte y hermosa. Recuperar la juventud y la valentía idiota. No obstante, David: no habrá diciembre y no habrá París. Y ambos lo sabemos. Es cierto, hemos derribado un muro y... ¡Qué felicidad! Qué alegría encontrarte en la mañana y besarte despacio... Pero no quiero. No quiero ser otra más entre la media docena de amantes que encuentras en Tinder. No quiero verlo. No quiero ver como te compras una esposa filipina. Siempre, mucho más dócil y solícita. Más bella, más joven, más todo. David, mi amor, no habrá diciembre y no habrá París. Y ambos lo sabemos. Y es mejor así. Yo no quería. No quería besarte. No quería dormir contigo. Nunca responderte de nuevo, pero, paradójicamente, siempre vuelvo. Y, esta vez, te quedarás para siempre. También, ambos lo sabemos. David, mi amor, no habrá diciembre y no habrá París, porque tú quieres perderte en la selva. Y, creo, que ni siquiera sabes lo que buscas en cuestión de mujeres... Por eso, mi vida, no habrá diciembre y no habrá París... Solo ese desayuno en la churrería, cuando tú me cogías la mano, me besabas despacio y parecía que me querías...
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isatmx · 10 months
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Mi Espejo
Por: Isabel Tamés
Siempre hay una persona que nos entiende más que cualquier otra... pero, ¿qué pasa cuando esta persona se aleja? ¿En realidad conocemos todas las versiones de la gente más cercana a nosotrxs?
Ver mi reflejo es muy relajante para mí, pero no en cualquier lugar. No me gusta verme en ventanas, ni en el agua, ni en cualquier espejo. Hay un solo lugar en el que me sentía feliz al verme... ese lugar es mi Espejo. No es un espejo ordinario como todos los otros.
Lo vi en una venta de garage años atrás. Empecé a escuchar un susurro pero no había más personas alrededor. A medida que me acercaba a unos cuadros en la esquina del lugar, ese susurro se volvió un grito de ayuda. Moví los obstáculos del camino y ahí estaba. Ese miedo y desesperación se convirtió en felicidad una vez que vi al Espejo. Inmediatamente me lo llevé a mi casa y lo colgué en mi cuarto. Era el espejo más bonito del mundo. No por el marco o la calidad del espejo, sino por su esencia.
Esa primera noche que pasamos juntos nunca se me va a olvidar. El Espejo no paraba de agradecerme el haberlo rescatado de ese lugar tan terrible y que yo era muy buena persona. Ahí empezó nuestra amistad. En las mañanas me tomaba mi café con mi Espejo y me decía cosas para ayudarme a aguantar el día. Era muy lindo ver que mi Espejo creía en mí, y eso me hacía volver a tener amor propio. Hablábamos de todo y de nada al mismo tiempo. Nos confiábamos secretos, teníamos chistes locales, y a veces solo guardábamos silencio con tal de tener la compañía del otro.
Pero todo cambió a los pocos meses. Mi Espejo empezó a estar más y más callado, como si me estuviese ocultando algo. Yo trataba que me dijera qué le pasaba, pero este me ignoraba y cambiaba el tema. No fue hasta que le grité por primera vez, exigiéndole que me diera una explicación, que por fin fue honesto conmigo. Mi Espejo suspiró y me dijo que había alguien más. Una lágrima cayó de mis ojos. Me dijo que había empezado una relación con su Reflejo. Tras un ataque de rabia aventé a mi Espejo y a su Reflejo por la ventana.
Han pasado siete años desde ese día y mi vida no ha mejorado. No he podido avanzar laboralmente, sigo sin tener pareja, y me quedé sin gente que me quiera. Soy una persona estancada. Estancada en el pasado, en la tristeza, y en el arrepentimiento de lo que le hice a mi Espejo hace años. Hoy en día me la paso de bar en bar porque no sé que más hacer. Y aquí estoy, con una cerveza en la mano y años de culpa encima.
De las bocinas empieza a sonar mi canción favorita causando que mi cabeza gire hacia la pista de baile. A través de la gente ve un destello familiar. Dejo mis cosas en la barra y me acerco lentamente, dejándome disfrutar la canción que hace tanto no hacía. Uno de estos destellos familiares cruza por mis ojos y guía mi cabeza hacia el techo. No puedo evitar que las lagrimas caigan de mis ojos. Ahí están, después de tantos años, mi Espejo y su Reflejo. Están hechos pedazos, pero eso no impide que brillen y giren al son de la música. Juntos hacen que la pista se llene con el mismo amor, cariño y felicidad que yo sentí hace tantos años. No lo podemos evitar y nos ponemos a bailar los tres, como si no hubiera más gente con nosotros. Hace mucho no me sentía así. Ahora me doy cuenta que el Reflejo estuvo conmigo el mismo tiempo que mi Espejo. Antes solo me enseñaban una versión de mí, pero ahora veo que no solo tengo una y ellos tampoco.
Me fui de ahí sonriendo y sabiendo que mi Espejo, el Reflejo, y yo fuimos, somos y seremos parte del otro siempre. Aunque ahora seamos diferentes.
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sinfonia-relativa · 1 year
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Cuentos de terror y misterio
El Rosario luminoso:
Desirée rezaba al pie de la Virgen de la Catedral de Salamanca.
De pronto, un muchacho entró, la miró, se acercó a ella y dijo:
"Yo no creo en Dios"
Desirée tomó su Rosario y se lo colgó en el cuello.
Tres años después, el muchacho desapareció luego de un extraño accidente.
Nunca encontraron su cuerpo.
Solo un rosario luminoso.
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Fuente: Pinterest
Alma
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waterloopss · 6 months
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M. Motoko
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hey-im-not-human · 4 months
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🥇:Si tan solo escucharás. Detén esta locura tu tontería ha llegado demasiado lejos. Vuelve a casa y ayúdame a salvarlos, ¿es que no ves en lo que te has convertido a sus ojos?
🥀:Para alguien tan egocéntrico, es gracioso que pienses en alguien más o que tan siquiera te importe. Entonces dime, ¿qué ven?
🥇:Un monstruo, un villano, un error que no debió existir
🥀:Me alegra saber que estamos de acuerdo en algo
🥇:Realmente eres una causa perdida, ¿no te sientes culpable por todo lo que has hecho?. ¿No deseas enmendar tus errores? ¡ahora es el momento! si tan solo dejarás tu orgullo atrás...
🥀:Bueno ahora eso es lo que yo llamo divertido. El mundo nunca se molestó en ayudarme, siempre me dieron la espalda cuando más los necesitaba, ¿por qué debería yo sacrificarme por ellos?
🥇:....
🥀:...Eso es lo que pensé
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mycrazyramblings · 10 months
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Té y Galletas con Pandora 5: El Regalo Perfecto
by @ulmo80​
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Cuando salió de la oficina, el alumbrado público competía con los LED de los anuncios publicitarios. Esperaba no fuera demasiado tarde para ir a la tienda de antigüedades en donde había visto el perfecto regalo de cumpleaños para su novia.
Continúa leyendo en AO3: https://archiveofourown.org/works/47291734
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corazondemusa · 2 years
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Había una vez una niña que amaba a un rosal. La niña, deambulando una vez por el bosque, encontró un rosal creciendo salvaje en medio de hiedra venenosa. La niña vio que la hiedra estaba casi cubriendo al rosal y lo ahogaba, por lo que decidió ayudarlo. Sentada allí, en medio de la hiedra venenosa, se dio a la tarea de escarbar con sus manos, pues es lo único que tenía, y así trasplantar el rosal de donde perecía. Escarbó mucho y profundo. Cada vez que la hiedra le tocaba, la piel le ardía, sentía fuego quemarla, pero no desistía. Se quebró las uñas y se hirió las manos con las piedras filosas que encontraba enterradas, pero no le importó. Fue ardua la tarea de escarbar hasta desenterrar cada raíz. Así estuvo varios días hasta que pudo por fin encontrar todas las raíces del rosal y desenmarañarlas de las otras. Con su suéter confeccionó un recipiente y buscó llenarlo de la más negra tierra. Tenía frío, era pleno invierno, pero se contentaba con saber lo bien que crecerían las rosas y lo hermosas que se verían ya creciendo en un espacio donde se pudiera apreciar su belleza y pudieran extender sus ramas libres hacia el cielo. Caminó muchos días, tratando de buscar el lugar más hermoso y adecuado para sus rosas. En el día las protegía del ardiente Sol con su cuerpo y en las noches dormía a la par de ellas y las abrigaba para que el frío no las congelara. Cuando no encontraba agua, con sus lágrimas las regaba, hasta que al fin encontró un sitio precioso donde estaban protegidas por la sombra de un árbol y donde pudieran tener acceso a bastante agua.  Cavó y cavó hasta asegurarse de que no sufrirían sus rosas por el trasplante y, como ya era tarde, se quedó dormida como siempre lo hacía, cubriendo con su cuerpo sus rosas. Al encontrarse en un paraje tan esplendoroso, por la noche creció el rosal, tanto creció que le perforó con sus espinas el corazón a la niña que yacía protegiéndolo. Su sangre regó las rosas y su cuerpo las abonó. La niña se convirtió en parte de las rosas. Así, a pesar de estar solas, no se sienten así, y el espíritu de la niña sonrió feliz. Había cumplido lo que en esta vida había venido a hacer. Ahora muchos vienen y admiran las rosas y hace feliz a muchos el rosal.
e.v.e. ( La niña y el rosal)
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kusookawa · 8 months
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Lloro cuando veo sonreír a quien amo, y cuando los veo llorar, con ellos también lloro.
Lloro por la belleza de un atardecer, o por la parsimonia de mi gata disfruta el sol en invierno.
Lloro cuando me hieren y lloro cuando hiero. Lloro ante la bendición y, ante la tragedia, también lagrimeo.
Lloro pensando en muertes que no tocaron y en vidas que todavía no llegaron.
Lloro la vitalidad y lloro la decadencia.
Lloro el destierro de aquellos que no lo merecieron.
Lloro fracasos y lloro victorias, ya sean ajenas o propias.
Lloro los cambios y lloro la permanencia. Lloro lo que otros temen llorar, y lo que otros lloran en cantidad. Lloro cuando encuentro flores nuevas en mi camino, y cuando veo un huevo roto en la vereda, ya sea porque eclosiono, o porque se ha caído de un nido.
Lloro con música, poemas, películas, imágenes y escenarios casi perfectos. Aquellos que existen y, si no, los que son producto de mi imaginario. Debo admitir que también lagrimeo cuando saboreo la tarta de mi mamá o cuando escucho a mi papá tocar el saxo.
Lloro cuando todo se siente mucho, o cuando todo se siente poco.
Ay, los llantos cuando hago un buen café por la mañana los sábados...
¡Y cómo lloro al pensar en las veces que me ha costado llorar!
Lloro porque llorar es un acto versátil; llantos de alegría, de bronca, de vergüenza, de tristeza. Lloro porque llorar es un acto revolucionario. Lloro porque el agua tiene que fluir ¿Quién somos nosotras para negarle su naturaleza?
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instantedelibertad · 2 days
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Pudimos aprovechar esa oportunidad única de encontrarnos en el mismo lugar y con el mismo palpitar. Ambos de acuerdo en entregarnos a lo que nuestra soledad nos sugería. Tus ojos me sugerían aún más de lo que pude haber leído en tus labios.
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jorgema · 9 months
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Entre páginas y suspiros: La chica con alma y aroma a libro
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Allí estaba ella, inmersa en mundos perdidos y fantasías escritas, rodeada de miles de voces y centenares de versos. Acompañada por el dulce aroma de un té que envolvía el ambiente a la perfección y una libreta que ansiaba el roce de su grafito y el cariño de sus manos. Se encontraba allí completamente absorta, conectada en cuerpo y alma con cada página que tenía ante ella. El amor entre libro y lectora era palpable, un romance que los embriagaba y los transportaba a un mundo donde solo ellos existían. Y es que ella se enamoraba de los versos y ellos se rendían por completo a la forma tan íntima en que los leía. Observarla allí era contemplar su plena vitalidad, alimentando su alma con autores que, incluso en su muerte, le susurraban al oído y le hacían erizar la piel. Autores desconocidos que le resultaban familiares, como si fueran sus propios padres. Escritores renombrados e inalcanzables, pero a quienes ella podía saludar con un fuerte abrazo mientras se sumergía en su belleza literaria. Allí estaba, sonriendo con dulzura, suspirando con ternura abundante, sollozando con profundo sentimiento y derramando lágrimas sin temor ni inhibiciones. Sentada a la vista de todos, sosteniendo un libro en sus manos como si su vida dependiera de ello, pero también oculta detrás de cada oración que leía con pasión. Sí, allí estaba ella, desvelando su alma en cada página, creciendo con cada párrafo, fundiéndose entre las líneas y radiando belleza con esplendor. Y yo allí junto a ella, como un espectador completamente enamorado, cautivado por todo eso y por todo lo que ella era en esos instantes de lectura. Porque verla leer era una fuente inmensa de felicidad, porque yo amaba observarla ser en completa libertad: La chica con alma y aroma a libro, la musa de mis sueños; la mujer de mis versos literarios.
— Cuentos y relatos cortos || @jorgema
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tiempoydestino · 2 months
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Cuento - Las Cartas
Brillaron los destellos del camión sobre el asfalto, como tu recuerdo que siempre me encuentra. ¿Fue demasiado tarde? ¿Alguna vez no lo fue? Era la temporada de los girasoles y sus ramas me invitaban a realizar este peregrinaje.
Arribé a la ciudad, diminuta, pero solo tuya. Transcurrió un año más, las calles han cambiado más de lo que imaginarías. Hice la caminata de siempre, sintiendo tus pasos en los caminos que alguna vez recorriste.
Volví a pasar por esas avenidas qué tú recorriste como criatura nocturna, en las que buscabas tu sentido. Tus fotos eran las migas y pistas hasta tu destino. Presencie esa escena en la estación del metro y el influjo de la gente y las palomas que ahí posaban que te inspiraron a escribir tan libremente. Pisé las calles empedradas por las que saliste a hacer esa llamada por teléfono público, algún alma afortunada qué tuvo la dicha de escucharte. También ese techo del edificio con bar en el cielo. Desde ahí miré el atardecer hasta que se consumió. Cerré los ojos y conversé contigo. ¿Me escuchaste?
Llegué a tu departamento. Tu habitación. La puerta estaba abierta, aunque había una madera que bloqueaba el paso. El aire era corroído, rancio. Las cortinas estaban desgastadas . Todo lo que había contemplado en tus fotos ahí seguía. Tu cama individual cerca de la cocina, en donde posabas como si no querías. Ahí escribiste en tu blog esa carta a tu “yo” más joven. Dejaste el rastro de tu vida que se volvió mi mapa para encontrarme entre tus pensamientos
Tu última foto fue aquí, desde tu balcón, ese atardecer que admiraste ya no existe. Se fue contigo. Nadie conoce este lugar sino solo yo, porque para mí es un santuario, y soy el único que peregrina cada año para dejarte flores en tu habitación abandonada, en tu cumpleaños. Soy el único que viene para espantar a los mapaches y a las ratas de tu templo, para sentarme en tu mueble en donde me mostraste tus botas. Desempolvo la televisión. Acomodo las ventanas y cualquier otra cosa que esté fuera de lugar. Las sillas. Los libros. Debajo de tu colchón te dejo una carta más que es solo para tus ojos, la apilo junto con las otras que te he dejado y me retiro. Toco el marco carcomido por el tiempo y volteo una última vez por si acaso estás ahí.
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annetorres-blog · 2 years
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Nuestro fracaso como seres humanos (notas de viaje)
El cielo, verde y violeta, presagio de una noche llena de estrellas, rabiosamente iluminadas. Me sacudí la lluvia del cabello y el barro de los zapatos. Estaba inmensamente cansada. Encendí el aparato de radio, las noticias hablaban de nuestras desgracias. No puedo recordar que sucedió después. Sé que pensé en el frescor de la nieve, en el azul del cielo, el olor a café de las mañanas. Y todo desapareció a mi alrededor, como si viviera en un sueño. Me quedé extrañamente en paz. La vista me alcanzaba a lo lejos, más allá de la línea que difumina el horizonte. Gaviotas sobrevolando los cielos. Me estremecí. Mientras tanto, las tropas norteamericanas entraban en territorio sirio, dejando a su paso el regusto de amargura que sucede a la muerte. 
Un grito se extendió por la dimensión de los mares. La luna brillaba orgullosa en el cielo. No había ni una brizna de viento. 
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pep0mty · 11 months
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Dicen que las paredes oyen y si es así espero que también tengan el sentido de la vista porque de esta forma habría al menos un testigo para un hecho de lo más "curioso" que sucedió el día de ayer… 
Al despertar ya entrada la madrugada, me encontré fuera de la cama pero sobre ella extrañamente también estaba yo, o al menos "alguien" con exactamente mi apariencia.
Cualquiera pensaría que aquello era un sueño o por cenar muy pesado o muy tarde por la noche y que de un momento a otro iba a despertar, pero no fue así.
La escena era un tanto incómoda con una iluminación azul un tanto espectral que entraba por la ventana, nosotros solo estábamos allí sentados con las piernas cruzadas viéndonos directamente a los ojos sin decir nada, había cierta tensión casi palpable interrumpida solo por el cantar de un insecto que en cualquier otro caso no sería más que un ruido molesto, aunque he de admitir que también se sentía en el aire una extraña calma.
— ¿Qué eres? 
Pregunté pero no hubo respuesta.
— ¿Qué somos?
Intenté de nuevo.
— Nosotros somos tu, más, tu no eres nadie.
— ¿A qué te refieres?
— Soy materia, polvo, energía, carne y alma dirán muchos, más tú puedes hacer esa pregunta a cualquier persona que veas en la calle y ten por seguro que pocos te responderán algo más allá que su nombre o profesión.
— Entonces déjame intentar con otra cosa, emm… ¿Por qué estás aquí?
—Una pregunta igual de abierta que la anterior e igual de difícil de responder para la gran mayoría, pero, estoy aquí porque siempre has buscado la perfección y no soy más que eso.
— Eso sería estúpido, no se puede ser más que perfecto.
— Y eso es correcto, justo como asevere, el asunto aquí es que tú quisieras ser yo.
— Pero tú dijiste que eras yo, eso me haría perfecto y no creo serlo.
—Nuevamente estoy de acuerdo.
Hubo silencio por unos segundos, esa oración no hacía más que darme la razón, pero de alguna forma hiriente, focalizada por esa extraña mirada con una pizca de arrogancia.
— Así que enserio eres mi versión perfecta, pero, ¿Por qué apareciste? 
Dije porfin.
— Estoy cansado de tus preguntas, esto no es divertido.
— Tampoco lo es para mí, debes entender que es normal que tenga mis dudas y cuestiones.
— Oh pero si lo entiendo, de hecho, yo entiendo todo lo que tú entiendes y se todo lo que tú sabes.
— ¿Diversión es lo que buscas?. No me parece algo tan perfecto, y esa nariz menos, por lo mínimo es normal y por lo normal es fea.
— Tu nariz es tu problema y en efecto, diversión es lo que busco pues todo lo demás lo tengo.
— Si eres yo no tienes nada, ni pareja, ni carrera, ni dinero, ni belleza.
— Soy yo y lo tengo todo, pero de eso no necesito nada, simple perspectiva. Tu quieres algo que nunca podrás ser, lo sé porque tú lo sabes, yo en cambio soy lo que soy y soy feliz, tu piensas en que la muerte viene y te abruma pensarlo, yo solo pienso en vivir y divertirme.
— Bah! Qué sabrás tú de la muerte, de hecho me has abierto los ojos y eso no es ser perfecto, es ser conformista. Vaya decepción, considerando lo que dices seguramente soy mejor tú que tú mismo.
— Decepción es lo que sientes dándome la razón, al escucharme hablar de perfección dudaste de ti mismo,  pensaste en lo que tal vez yo si podría lograr, pensaste en morir.
¿Que qué sabré de la muerte preguntas?, pero, ¿que te hace pensar que no soy ella?.
— No eres ella y nunca serás nadie.
— Está arrogancia francamente si me es divertida !ha! y claro que lo soy o por lo menos tanto como tú.
— Vaya diversión, solo venir para decirme eso a la cara, ni siquiera debes ser mejor que yo en los videojuegos.
— ¡Videojuegos! Me encantan los videojuegos, pero eso ya lo sabes.
Te propongo una apuesta, un videojuego, tu vida si pierdes.
— ¿Mi vida?
— ¿A dónde se fue esa seguridad?, pero ¡hey! no hay mucho de qué preocuparse, nadie lo notará, solo quedará entre nosotros.
— ¿Quieres decir que tomarás mi lugar?, conveniente para ti.
— Tomaré tu lugar solo si aceptas y pierdes, de todas formas tu no quieres tu vida.
— Además, ¿que te hace pensar que ese lugar es tuyo?.
Mira, estos son los escenarios, tu ganas y sigues tu vida infeliz de sueños rotos o pierdes y sigo con mi vida a mi manera.
— O muero o me convierto en un fracasado conformista, vaya trato.
— ¡Fracasado ya eres! Haha, eso no tiene que ver con esto, en cambio si pierdes desde cierto punto de vista serías perfecto y feliz.
— ¡No eres perfecto!
— No tendrás que verlo, podrás por fin descansar.
— No podrás vencerme.
— ¡Que sea Mario kart!
— Aún no sé que eres, solo sé que morirás.
— Morire, moriras, pase lo que pase creo que una vez más estás en lo correcto.
Una escena que era incómoda pasó a ser tan solo extraña y tensa, una carrera de vida o muerte contra mi mismo, algo tan importante como una vida en algo tan arbitrario cómo un videojuego y más aún siendo este Mario kart, diseñado para crear eventos random pero muy divertidos carrera tras carrera, pero el trato estaba hecho.
Para la carrera sin planearlo elegimos al mismo piloto, mismo vehículo y ruedas, ¿la pista? una senda arcoiris, tanto color se tornaba de cierta forma tétrico ante mis ojos debido al contexto.
La habitación ahora parecía más oscura debido a la luz de la pantalla, nuestros rostros iluminados por los diferentes colores  centelleantes, cada quién con un mando en las manos, francamente en cualquier otro momento estar en ese ambiente era de las pocas cosas que podía considerar "perfectas".
La carrera tuvo lugar y la competencia era buena, ambos teníamos exactamente la misma habilidad, era divertido pero no duraría mucho, por momentos se ponía a la cabeza uno, por momentos el otro pero al final lo que definirá al ganador era la suerte por los objetos que salieran de las cajas.
Fue una experiencia única, pero, para el final de la segunda vuelta la carrera ya mostraba a un claro ganador, sentenciando el tiempo en el mundo de alguno de los dos a tan solo unos cuantos segundos. 
Yo iba ganando la carrera como es lógico, pero sentía cierta angustia pues mi rival sonreía, pensé en que tal vez no le importaba morir o tal vez ocultaba algo. Quien gane tiene que ser alguien más cercano a la perfección ¿no es asi?, ¿Quien de los dos es perfecto?, Aquello no existe, ni debería existir me dije.
Así que antes de ganar solté el mando, tomé su cuello y no deje de apretar hasta que dejó de moverse.
La carrera nunca acabo, el rostro de aquella persona ahora no se parecía a mí pues no tenía más vida, yo lo asesine así que creo que al final no puedo decir ser perfecto, él murió aunque de todas formas lo haría pues perdería la apuesta ¿no? así que puedo asegurar que perfecto tampoco era a pesar de su extraña expresión que con esa sonrisa inquietante intentaba demostrar lo contrario.
Sin apagar la pantalla me recosté en la cama a intentar dormir, cosa que no fue del todo fácil.
Para el amanecer nadie estaba en mi habitación, aunque todo se sintió muy real, al parecer nadie había muerto aunque claramente algo no estaba bien, al parecer nada ha cambiado aunque ahora dudo sobre que hubiera sido lo mejor.
Los días solo pasan y yo solo me preguntó si las paredes podrán escuchar.
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